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.^A ¿•■•I7&.--1 /
HARVARD COLLEGE LIBRARY
SOUTH AMERICAN COLLECTION
THE GIFT OF ARCHIBALD CABY COOLIDGE, '87
AND CLARENCE LEONARD ¡lAV. 'q8
DESCRIPCIÓN t 1ST(M
WL 9k Jm
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Wk. ^Xm w^ wM//\ m
Y DEL RIO DE U PLATA.
DESCRIPCIÓN É HISTORIA
Y DEL RIO DE LA PLATA.
lirigiiJIír it \i hil irmada, y anlor de laj nbns lituUdjs iJpniílM pan
h Uislorii lie los cuadrúpedos y pájaros del Paragunyi-, j de viras.
u puBLici SU mmn y heredíro
El SE^Oa DON AGUSTÍN DE AZARA,
mar(|ucs de Nibbíaiio, caballero de la órdea k Carlos III, h. &c.
BAJO LA. DIRECCIÓN
DE D0?1 BASIUO SEBASTIA!^ CASTüLLAKOS ñ LOSADA,
Cabillerode Issórdrnes de Isabel laCalúlica, y de San Genaro.
Anticuaiio de la Biblioteca Nacional, etc. etc. autor de rarias
obras lilfrarias, de la bLograü* de dicho autor cod que conduje
la obra j de las notas que la ilusttau.
TOMO II.
B SlNCIllZ, CALLE BU JAKDI.NB
SASMTH.'y?
Harvard CoIIeRe Llbrary
Clft of
Archrbald Cary Coolldge
and
Clarence Leonard Hay
Apríl 7, 1909.
* 4
SSL PAS.A0-1JA?
Y DEL RIO DE Li PLATA.
CAPITULO XVIII.
Del defteubrlnileiito y conquista del
rio de la: leíala 9 lieenela del rey y
Iprimera espedlelon.
1 . SúMi Diaz de Solís natural de Lebrija y
pñloto mayor en España, poseído déA entusias-
mo eomon en su tiempo de hacer descubrí-
naientosy pidió al rey licencia , y se la dio para
satisfacer sus deseos. £n consecuencia dispuso
con so caudal una embarcación, y con ella sk
gaiendo los pasos de Vicente Tañez Pinzoiv
pasó al cabo de san Agustín el año de 1512^
Desde alli fue reconociendo legiia por legua.
la costa dei Brasil, hasta que hallándoíse en los
cuarenta grados de latitud austral, reflexionó
que baUa dejado por los 35 y 36 grados una
Tono u. ^ i
— í -^
Abra grandisiina. Retrocedió pues a recobo-i
cerla principiando por la costa que le estaba
iñas ceVca, que érá Iti meridióilal; y fue fijando
en sus árboles algunas cruces que atestiguasen
haber estado állt Trató ámigabltimfeate coa los
indios guaranís , que encontró á donde están
hoy Buenós-Airés , san kidró^ las Cpnéhas é
islas inferiores del rio Paraná: y lo que de ellos
y de la dulzura de aquellas aguas pudo com->
prender fue^ que aquello no era Abra ni golfo
del mar^ sino Uti hO llamado Paraná ^zúy que
significa Paraná grande. Reflexionó Solis^ que
aquél rió de caudal tan enoroitp > debía atrave^
sar preóisamente dilatadas y teniotiis 'lregk»p
nes, cuyo rebonocin^cSito prodttciriii de seguro
mucha gloría y quizá grandes riquezas á quien
lo hiciese^ pero considerando que su embarca-
cioiiy gente y {preparativos no eran 'Sufíbientes
para tan ardua empresa, se salió i la mar^^y •
cargando al paso su buque de palo del Brasil
llegó felizrifienle á España.
2; Francisco López de Gomera en su his-
toria gen^eral de Indias, cap. 89¿ y Martín del
Kirco Geíitenera en el canto 1»*^ de su Argén-»
tibá dicen, que Solís impuso al citado rió el
ÉdmbrH de rio de la Plata , por las muestras
que en el vio de este metal, y el padre Jesuilai
Lozano líb. 2, cap. 1 de su historia maGuo»*
críta del Paraguay, escribe que lé Hámó
* ■ ' ' ■ i
de Soli^. P^ro Solis qo pudo ver lo que si}p(Mí|e9
y 4ii(^9s deaominagiones se dierqn de&pu^^ 9}
rio por motivos diferientes. .
3. Dio jSolis cuenta al riey de lo ocurridt
en su viaje, pidiéndola la privativa m el descut-
brímientO; conquista y gobierno de Jos países
regados por aquel rio; y habiéndole sido acor-
dada sin facilitarle ausilio alguno, alistQ por su
cuenta tres naves: una de treinta lipneladas y de
la mitad cada una de las otras , con sesenta
hombres ademas de las tripulaciones , y víveref
para dos a^ps y niedío. Listo todo salió de Ler
pe el 8. de octubre de 1515, y llegando i la
boea. del mencionado rio, entro reconociendo
su orilla mas pE'óxima, que era la septentrional^
Vio en .«Ua algunos indios obarruas que le obr
«enraron, y figurándose fatabnente que eran,d9
la misma nación, ó á lo jmenos de la misj)a2t
buena índole que los guaranis que en su viage
pseoedénte iiabia f r^^tado en la ribera ppMesjt^;
quiso haUarJes y no tuvo .r;ep9ro<en s^iv afuera
én el bote con algunos españoles. Pero apenas
h^bi^li flesemb^f^do junto á Ja boca de un ar-
i^yOj puando d¡€;bos,in(lÍQS 9on.Ql|rp^,que 4e ini-
, |)FO«i«Ot^(^on,.searrojfirop sol^r¡e ellos y J95
f^fHi§fQfi á toóos f 016^093 i ujao que ^e pudo
IMIv;^. P^ es(a desgracia con^^rva ^un ,dich.o
ftffffkfoel Qono^brie.de Ánoyo de Solfs entre Mop-
MUfiim Y AW49«*49- XtQs niefluyipíí^dos iesorír
— 4 —
teres López y Lozano ibidy y Antonio León P¡-
nelo en su representación hecba en 1623 al
Consejo de Indias^ añaden que los charrúas se
«comieron asados á los españoles muertos; pero
no les creO; por que no habiendo cosa tan du*
rabie como las costumbres entre los bárbaros,
81 lo hubiesen hecho lo harían y no es asi y ni
conservan memoria de semejante comida. Esta
Toz la esparcieron sin duda un hermano del So«
lis y su cuñado Francisco Torres ^ que iban de
¡»lotos y fueron testigos del desgraciado suceso,
del que quedaron tan atemorizados ^ que al ins^
tante tomaron la vuelta de España , donde hi-*
cieron del caso y del pais la pintura tan triste
y fea, que por algunos años quitaron á otros la
tentación de repetir el reconocimiento de aquel
río , al cual con mucho motivo denominaron
entonces Rio de Solis.
Segunda e«pedlcloii por el Bene-
etade Sebastian Gaboto.
4-. El prímero que siguió la derrota ó viaje
de Solis, fue el veneciano Sebastian Gaboto. Es*
to sirviendo al rey de Inglaterra, había buscado
infructuosamente aunque con perícia y vader,
un paso á la India Oriental por el Norueste de
la América; y habiendo venido poco satisfecho
á España, ofreció al rey conducid «na espedí^
— 5 ~
ckm para la citada india por el estrecho de Mar
galkHsesw Aprobó el rey la propuesta nombrab*
do {^oto mayor á Gaboto, y contratando con^
á 4 de marzo de 1525, que le proporcionarifi
tres embareacienes con víveres y todo lo que
dijese Gbboto ser necesario. Fue nombrado pa^-
ra su segundo Martin Méndez^ para alguacil ma*
yor Pascual Rivas, y para piloto mayor faltan**
do GabotOy Miguel Rodas. En la nave capitana
Francisco Concha era contador , y Hernando
Calderón tesorero. Dé la llainada Santa María
del Espinar, era capitán Gregorio Caro, conta«*
dor Miguel Yaldés,' y tesorero Juan del Juncob
y los mismos empleados en la nombrada Tríní»
dad, eran Francisco Rojas, Antonio Montóya, y
Gonzalo Nuñez Balboa hermano del que primea
ro vio el nfór. Pacífico. Otra embarcación sé
aprontó por cuenta^ de Miguel Rufís confidente
de Grabóte; y la gente ascendia á unos doscien-
tos eíncfnenta ó trescientos hombres , entré los
cuales hdbta estantes hijós-dalgo^ como Gaspar
Celada , Rodrigo Benavides, Juan Goncha> San*
cho de Bullón , Gerónimo y Juan Nuñez dejBal-
boa^ hermanos de Gonzalo, Martin Rueda^
Francisco Maldonado, Martin Hernández de
UrquiziS, Crístoval de Guevara , Hernán Mén-
dez, Rui Mosquera^ Ñuño de Lai^, etc.
5. Mientras se alistaban las cósias, algunos
envidiosos hablaban' muy nis(l de Gaboto, y re^
— . 6 —
^edkmdo^estft le . qoHaciea m ddstino : los <qi|e jcón
^«isiyor efliipenp>lo pr6íteo4íao«ae»leróaM4^
ipoúÚQúB^j «aflNi iiwó ^ooa \m dípofeíaiW' kealies
|K>rqaé^ noi se clabaa priesa, pí I0 0{Hrmtii W^lOs
Trfyer* pedidos. Viendo q»e «»» eaamigos . g<M-
in4)an' j]erreoo «ñ: la 0Mñte# ideiariniíié hAowmÁ
4a yela^ aun &ll4nfkfte fitnoh» lOdsMr.S^ltóqme»
•de SevHla á; f>PÍmepo9 de abrtt xie 15^ y-^eip
üiieñdo qvte ie faltasen los i^heiíais^ ^e^litéfe^
«uídado estraordinaríi^ y 'doonomía .éa m ^istü-
bucíúñ. Estd pradnj^ entM ai» fMtes «ütictüi
nmvfDuraciotí^ re$»ltaiido al £a ^e^ por •esp^ka
Je hideraa «o ceqwutniienjtQ , i^cijiiDitMi^Q Cuii^
i lomar vieres eo la iCMta de)l ^asü. INsieMül^
€^tD el di^iOfiloqjAe te litaba ^8(é: HK^d^Ule^
y £rey^idotidrdf¿)ai!bftí}eri(^^aeQ«A, MmbóJi
k islade Santa C»tidlna,d09il4 pi9irdid la iiAi^y^r
é» sus (eixibaneajpiíQAe$; qijM^> Umá .^ h «nsM ni
•tomar jpuertíQu Se .saM la^get^it^ f sie jl^ jnMí^h'qii
£iip^pii]»^ Mojiieftijr Makbc* ftermr^i^ i^ifim»
«e)ia los í«dt0s, ^iiJüiendo ideij^ i»}; b0f maiaO ide
$ptís.o»todo)fpúdeQ^lí mM ne^em^i ^p«tq$(^
iro eap&ñoles:A^sQirtt)ms40 «itaa eisippdkrt>a fíW
4ba á las Moliícas ]v^j^d¡iáhífiWf JS^Qár\%^ Am^u^
jGpinprá-Jk)s tíver^ ipi.e jwBfJo «de a^aelIosív^Q^
guaranía, y ywiiíIo qw »P lebístsbali fpfiir?i A|i
Viaje, para^ oiHll r(«iiabi0R le bacía gr^ind^ ifal-
ta Ja eiatoetíacíoa^p^dída^ (te)Mtflioi^«bandiWjMr
— 7 —
SU ntkfialfiMmQ^ ú^h^l^^
la^iMAtlnuaiidoeldesoiri^riiiiionto del rio deSo«i^
Ikk T<>¿bB .aplaudi^roa el pensamieato meaani
Mttrliá Midüdezv AprancisocKBojoSvy Miguel <B0it^)
dts e<Mitttty{>ocoB soldados que prefiríerotique^v;
d4M6'tdÜ>ipa9i pasar Iivego al Brasil de dotuÜ
eMrtbbroii ^L rey contra Gabota El padre Lo«f^
Ml^t^ú lugar oitado dice^ que.Gaboto dejéil
abanídciAada díobA gente en la isla de £loi«Z| sin »
adhreirtif ^ era imposible tirír eii ella porqtt*:
mi bá3f^ ^ue^ itomar > y ! también lo er» el poíiefú
sldiir« •*)..'* i-'- ■ -• ; • -. » m . . -• ■ .i.m
- i&,^ íMientraa duraroní lo» debates sobre 'ir ;4Ü(
o» tablas! Molucfl»i cbnsCruyó GaboCo unaigalecir!.'
Uá'/f iie.lúao ¿la tek el 15 de febrera de i&^^:
pamirva fondearen el puerto. de los Pato» ^.]|>
MMÍk'badmde Todps Santos siaguadíbeJ4>pí4e>
Gompiió álU i^unosiáiKerea d^ aquellos guai^i
lii^ jUieraá^dove^^^^ muchactos^ .para due.ie«i;
adblMrif k airweflidD de' intórpietes*. Cootinóái»
jTittErtiwidu. pott ^ rié de Sótífli, .reconcibiá Jueg^
kiJil^ée^^ElorQz pero liaftándolá ^desierta, yi^iai
piiwrtp/ M. filé ¿fondear en la cb &hi Babdi^
DasdeJtUi^^fpacbóisiis^ botes eui iSaÜdliid: de-
pMMb^ma^ui^ro^ y con^ ia aotíeia ^que le tca^
geron^ se fueádar £ondo el 6 de<abrl éü la bft^
eaidewi río i(ue denunmíp San Laitnm y boy
Baofonde^Siii Juan, enfrente deifioeases fAínesi!
IleÉiádtetfOJtres de^Kisievbivcftcioiieat^d^p»;^
-. 6 —
^edkmdo este le. qaitMen 30 ddstíno los 4ii|e jcón
^^ni^yor empeñpJo pí'ébw4kiJi»>,.tít»hrÁ mtid»-
ÍKMÍcioá08^ j aim fvmá ¡coa lo» úip^í9dm^ toeales
|KMt{ae no 96 dsAaa prien, pí loaprwtubua^lo^
Tívepá» pedidosw Viendo iopi& wb enamigos , g«f-
«a|[)Qn teireoo «á la oi&fte# léeiennmé haowmá
4a Tehí^ aun &ll4ndc3e fitnobM jeOsM^.S^Vé^pn^
-de Seti^Hla á f>rimeP09 de abrtt 4e I^Sfi/y^ef*
mieñdoqvteie faltastn kis ffiwrm^ ^fi^títíB^
euídado astraordhiari^ y 'doononya :éa m 4ktííi'
¿ucion. Estd pradnjo entM am fmtes «ütiólU
nuirmuracion^ resultando al fin ^e por •escrito
Je hícSeraa mot eeqinmomnjto / iMlU^it»ildQ Cihiíí9
i lomarir vKirttnag eo la iCMto ^al Bf9^ IN$íwííI^
€^l;o el dbgufilo qw^h itJat)» ^slei kiPMlQ&ti^^
y £rey^ido fiid ídf^ illK^er lOttaeofA ^ M!ribéii
k isla de Santa C»tidlna,d(mil4 pi9irdid Ia«iifiy9r
és sus teixibat^ajpiíQAe^, qm^, tfm .en h «os(«iil
lomar {)uerÉ[Qu Se .$ak4 la^geiMíe f ^ )^pg^í»cm
Btimsm Monttbif JKakbor ^«mVei^^^fViM^
«e)ialosi«dU0s,Miefldoi^ 4e
$ptís .(wlindo^fprtdeQ ^U mm Re!gi\M9 ii ^p«tn»»
iriisible»^e«Q^i>Ai^-.y/«^ ktify^^m ¿o^Hros q»i^
136 eep{iñoles:A^Qirtt)ros40 «imap eisip»dkrt>a iqii^
fha :á Jas Mo)iíc9s )máQd|^dhípQi')lladrig4i^:^QWv-
jGpinpró-Jk>s tíveráa»iq«.e piBfJdfde a^aelIo»í«^Q$
gnaranís,' y .^enlo iqw »P le bíst%b»|i íPBrji W
viaje/ para ^ oiHll rUii)í)^i$«ji le baeingrAnd^ ¡fal-
la kendametíack^nip^didll^ (tettf tflíoi^AbandAniNr
- 7 -
8tt iiafbipokia á la India Oriental^ y competisari
la iMAUauapdo d desoiri^riiiiionto del rio deSoíú
lisi» TiddbB «aplaudi^roa el pensamieato meaos ^
Mttrti& Midüdezv AFranc¡6ocKfiojo8.y Miguel Hcn^i
das tímoMf pocoB aoldadc» queprefiríerotí que^vv
dtOM^td^ipaPá pasar lii«ego al Brasil de dotuÜ
eMi^^PiVüii ál rey conirá Gabota El ps^dré Lo^^
aMttOttH^I Itt[^r citado dicoi que.Gáboto de^Á\
dbanídaÉada diolia geiite ea la isla de£loi«Z| sia»
ad^attif ^e era imposible tiñr eii ella pon|<iar
mI báy ^ue^ itome» > y ! también lo era el podeit»
• iík^ illieatriis duraroni loa debates sobre'ir .ótf
na iáilasl Malucfl»á ebnstruyó Gaboio anaigaleci»!
ta^y^áe.Uaoá.la tek el 15 de febrera de IS^í!^^:
púa. ir á fondabr en oei puerto ^de los Patios > .)|^
wMlia'bdMide Todps Santo^aegyin.djbel4>p¿9<>
Compila UU Jolinos /líívtres d^ aquellos guar^i
lü^ tfsiá^pibse JÓüaJbco machacbSos^ .para ^uaiea.
ijilaasy^b sirwqaeg de^ mbárprotes». CootifimuÉ»
yienbnwfo pott €irm de Sótís;^ .»coabbió« .l«egdf>
k^ñhMé^t^lorQz pero liaftándolá desierta^ yisioi
pMftp^aalaódl fondear en la cb &« Babdi^^
Desda allMofpatcbóisiis botes ea^ isetidlad; de'
pMMb.msM^tt^ro^ y concia aotiei^ iqne le.tca^
geroQy se foeádan^ndo el 6 desabrí éh la. bo^^
eada^. rio que tleewimp &m; J^ y boy
Ibopai áecSan luán, bafirente deifioeases fAínssi'
lisÉiádtetfOjCres de JM^iembércacioneat d^pa;:
— » —
i'faudo k cvarU coo . el capítaa Juan Alvarex
BflMUOQ i feconocer el rio Uruguay^ que. desem-
bocft ^f y á buscar uu bueo puerto. Mientras
Hato «dificó una ¿asa de paja circundada d^
pftiiíada* para custodiar las embarcaciones y
^Gmos que le embarazaban contra, los indio»
ohambs^ que no sé lé dejaron ver. Eatonódsse
In presentó Francisco del Puerto, que babiendo
esnpado.de la matanza de Solis se juntóla los
indios yarósi los cuales lé admitieron á yiTir li-
kreoMote entre ellos por la costumbre de todo
indio silvestre de recibir y tratar con igualdad
i todo hombre que se les presenta volontam*
MMle no siendo en acción de guerra. El citado
JUv^rez Ramón navegó el. rio Uruguay, bs^ta
^pe^ una tormenta al tercero dia> le arrojó sobre
4 ÍMico de arena que hay poco rácima de dos
íiIm que están enfrente del rio Negro, donde en
afnaa baja» .se descubren aun los restos de tal
— ihircacion» sabiéndose por tradición que son.
d» la de Alvarez. Salvóse la gente ^ y! regresa-
ka parte en elboteeillo y el resto á piépór«ja
orilla oriental ^1 río, cuando los indios yaros
ka acometieron, y mataron al capitán con al-
ipinos otros ; pero los demás llegaron adonde
estaba Gaboto.
7, Instruido este por los náufragos y por los
iMtes que habia despachad^ á reconocer aquel
|aUb| d9 que el rio Oruguay no era el de má^
— 9 —
yor caudal, ni el mas aprópositó pai'á navegar*
86, dejó en San Jnan la mayor de sus embar-
caciones con algunos efectos; que se figuró no
mrle necesarios» con cuarenta y dos hombres á
la orden de Antón Orageda, y él dia 8 de niá-^
yo de 1527 navegó con la galeota y cara vela*
Atravesó el golfo hasta entrar por el brazo mas
austral del rio de Soifs, llamado J?2oe/e /as Pa/**
masyj siguiéndole trató aitoistósaménte con lo^-
mdm ulbegüas y otros que después se reduje-
ron en el pueblo del Baradei^. También com'^
pro de ellos algunos vivera, sirviéndole de in<^
léépretes k» cuatro tnucbachos que habiá l»et-
esMlo'4el'pnei^tó did los Patos en' la costa dcfl'
BrasH qué todos eran güaranís. Después tomó'
á mano izquierda el qde llaman/fmfcAo ye^brS^^
xodeA Paraba que tiene dé Goiñoitdá, hásta'^^eti^
eo&ttw en los 32^ 25' 1Í^' de latitud la bóéll'
<lel rio €^amtraiiaí^ asi llamado ^rque viviaü-
9iiy los gaaranís llamado» ca^caiús. De éstos f
dé \m HmbÚ9 que habitaban poco más arríbala
isla enfrente de Corónda, dice Üldérido Schimí^'
dM^cap. tBi que eran quince mil guerreros al tdfl/
y grandes; qtie usaban caftoas largas deoehen^^
«a ffés y que las mugeres llevaban heridas éte
la cara; pero todo es mucha ponderación;^ y
las que llama heridas^ ératf la^* marcas aznlei
<|a»tisaii Iris muger^ de áquelbs naciones síi)-
/¥éMrés. Bairco Cemenera canto t.^ yierrtf dt^
~ li —
liando no tenerles cuenta ^ se escosaro» con*
testando al ano sigiñenle ; pero S. M. mudó
nueyamente que por cuenta de sa Erario: se
ausiliase a Gaboto*
10. Este mientras tanto ayndado de los in«
dios Caracarás se puso á edificar encima de U
boca del rio Carcaranal y pegado i eUa , un
fuertecillo llamado Santispiritus ; que según sos
restos era cuadrado rodeado de foso y palizada
con los ángulos elevados con terra[den. Al vm*
mo tiempo construía un bergantin; y estando de
vuelta la caravela con los efectos de san Joan,
despachó á cuatro españoles, el uno llamado
Cesar para que caminando por tierra acia ^ 1
Sudueste, descubriesen lo interior del paia, y
volviesen al fuerte á los cuatro nieses. Puso rr*
mos á la galeota y bei^ntin , y d^ando eii
Santispiritus la caravela con 60 hombres mwa^
dados por Gregorio Caro, solnrino del obispo
de Canarias, principió á navegar <M>n lo8\ dos
buques de remos el 23 de diciembre de 1527
^guiendo el brazo ó riacho del Paraná qne
pasa por Coronda, hasta salir por el llamado Cdn-
lastine al rio principal Compró víveres y tr^tó
amistosamente con los indios timbas ,. cakhiH
quis, quiloasas, colastines y otros, todos guar^»
nís. Continuó después por el rio Paraná hasle
que le impidió ir mas adelante el Ytuó.Sako^
que es un arrecife por los 27^ 27^ 20'f de la<-
~ 1S —
«ttttd y 59 gradoa . dé kWgttad geográfica. Allí
tafloUéfi. coflipró víveres de varias parcialidad
des ¿ |)iild>loa gHafanú que «ncdotró en aque^
Uaa iDmediaciones y ea la iala de Apipé , que
tiene treinta Jegaas de largo. De estos ¡adiós
se formó después el ' actual pueblo de Yiati^ y
los mismos informaron entonces con verdad á
Gaboto por medio de los in^rpretes, que aquel
rio tenia roas arriba saltos ó arrecifes insupe^
rabies para sus embarcaciones. Con ésta noti**
cia denominó (srábpto á aquel sitio puerto dé
Santa Aaa ; y después de haberse detenido uíí
mes, retrocedió el 28 de. marzo de 1528, en
sárfidtnd del rio Paraguay, cuya boca habia
Tisto^antes ai pase y dejado étras por parecerlo
menos caudaloso que el Paraná como eñ efecto
lo es. Se introdujo pues, por dicha boca basta
encontrar por su iequierda la del río Tpitá 6
^rbejo. Pero su bergantín que estaba algo
adelantado, reconociendo la orilla ópíuesta íi
or¡ei^# descubrió en ella algunos iridios aga-
ce» d paíagnas^ cuya toldería ó pu^lo . portan
til estaba «orea -de allí en el ba&ido dé Ñen»-
hanóL No pudieron los españoles comutaibáráe
eon ellos sino por senas; y la idt^retacion
4Ée leí .dieron determinó á unos' quince á
iramle y unco es[<áñoleS:C<9ta los oficiales Gonr
ido Nnfiés^Balbóay MignélRufis á tomar tieH-^
rm^y seguir -á. losj^ottosjagaees'qnei.casniíiabao
— li-
diante hacia SQ pueblo. Pero apenas 'ee ápai^
taron de la orilla lo bastante para noptfder ser
socorridos del bei^ntin, faeron asaltados y
muertos todos por los agaces que salieran de
una emboscada. Esta desgracia hizo conocer á
GabotOy que aquellos indios* eran en fuersasy
Talor muy superiores á los guaranís que haaCi
entonces habla únicamente visto; y por oobatX
guiente que si continuaba mas adelante» lé opoñf»
drian dific^ultades que no podria vencer con
las fuerzas que tenia. Esta juicíoia reflexión fe
determinó á retroceder sin poder satisfacer «C
venganza. A las treinta leguas bajo de la boca
del rio Paraguay encontró á Diego García
que subía navegando con la pretensión de dis-
putar a Gaboto la gloria de aquel descnbrK
miento* Le hizo Gaboto relación puntual de
todo) y no anteviéndose Garcia á irmas ade»
lante, retrocedió y ambosse bajaron }ántQS<'ü
Santispirítus. ' \\ ' r.
tl^ Rui Diaz lib. i, cap. 6, y el padre Lo-
zano )ib. 2, cap. 1 dicen que Grabóte subió na-
vegando por el rió Paraguay t hasta que por kto
25"" 38' 38'' dé latitud en el sitio; llamado la
Angostura, le dBeron los agaces uiñ bataNa na-
val con 300 canoas logrando coger un botedHo
en que iban luán Fuster, Héctor de Acuna y
Antón Rodríguez;' de loé cuales losados ij^me^
ros dicen fueron encomradadieros muy peritos^
— 15 —
Iji létigna piíígi^ ciuinto se rescataren; quQ (des-
pae^rMilÚó Gaboto. ba^ta, el sitio llamado la fron-
teta que éstáenJos^^'T SS^dO^delatitud/^op-
de adqi9Í)^ió da I03 guaraúí^ las piezas de. plata
y ;orO' que epyió lútoy ; con stis agent^s. ,Y qonio
^qtufeUcf^. países ;qo produbei^ .metales, - dice B,ui
Ditai cap, 1 , lijb^. % qii0 ;1q3 írajp/ .del ¿ Feí4 del
mgtdo que espÜca el poí tugues . Alejo i^arcia, á
quiep matamii k^ guaraoís robáudoler : Peyro to-
cio, es increíble pQiHju^/eloitado Diego Garci^
qpie 0ii4;f(«Dtró:á:Qaboto saliendo del iTÍO jparai
guay dice«ii su relaeicln liecba al .rey:,qMf^,Gafr
tK)to no pa^ de los. 27 grados; por «OQsiguieqt^
no pudo tener otra batalla que la citada de Ñem-
b^j^ nj Y^r ,111» . Mp guajf an^ ea ^í fi^ JP^aguf ^
diiuüad de ^tar jdesda^dpnde^ aup^iiet»! t¿M>;]li|9r
ga qué }Í0géái9M&S^H\Ms^p6rqm»B(M^dmpx!i
dieron UegáFf k^afió^'d^ S/ MÍ:'afílé& del fin de
octubre de 1527, según dije en el nüm. 9: esto
eftcoanJdofíaboto^AttnnoJitibÍAientriido.e^ el
4o Parüguay. Siepdo pwes,fe)sp;;4fter..lísj planr
cbucilas d» plala^ reiiiitidasf,aJir&y:p0r, .'Q^l^
fueroa* adquiridas, por esjt^^htQi^adH ^[s^terf^#
MftOltftqKfté k;i»a»t<<^i»;;«U9^ 0»^rilí9í|^^^
ÜbiiJi^ e»fk^i^^\M .i»ftíJt)oyelaic«xi iMp<»$i)i>il^
4«k: é iáoonei^onea ' qile , no : piíeden i0poyai:$^
.coma pt^ndedy att^asandOr^^uatjno^dncis la salida
d^.GíátQjtQr de Gspana#;pií.cQa:4i%€ur. q^e.iAl^^
^ í(t ^
Garda ftlé muerta m Tabaré d«J8Bd4 M hijo á
qoieii él eoüc>oi¿i nt eoii-hi traofliiiiginieimí de;
loé chJHguaflr». P(m)ué GAbotóisalidde B$pala'
ál mismo tiempo y qoízáe antes qiief el 8t>piie§»
to Alejo García de Sao Vicettteí' ponjue eat«r
Alejo regresó sano á Sao Vicetite am dejw fa^
eb ei Fata|;iia]r «e^n dicwt Íífaip''Nim4a Cdbie^
¿a de Vaca éá el eapi 50 de rasGomexit|R-ids, y
porqae iniicboa aoasi atRea eraoí ytk loé ^sfaárfglMsp
liafr taiNittúa del ItHiii' tapaiQií|oii iej^ Oardbn
ab lib. 7#^p. 17: bwta dé ctiíUéa y<¥oy á ine
cer'ctmoceír el objeto del vii^i de Diego 0am
tía d qoe tropefcó con Gabo¿ eiid rio Paraoái
líiér^iuiites, ■teataate Mirtraito «iMÍi
lié ifetéiliÚMlbtt á Í5^r lá» pÍM^M :d€iriícÍ6Íit-
jgÍ^«éiá¿lo<S(»Ilíí^ UÓ^-düjábAí 1* • tórtd' #1 niegotüo de
lá tíJÉdd»! hiditábiloloBVttaáttfiqdd iiógpró quelaé
dB^cÜuM¿» H6AiMkI<»> Andradft^ €á»idbal dé
iíaM»¡ Riti Bastaofte'if «AUttiso SaUmafc» «bu^-
^üDn en'la «b^«oU| bijo éé! «aa o«|íiuiUicúóm aitti>-
^aé ignoro k ^[óMf fitéipero és^dir pr«tai^
Aria dos poh» |i!ú»n <iiaiÍBto§r ^ lipy aiirarúi á
— n —
países para ensanchar sus dommios,
y el de los comerciantes al aumento de susga-^
nancias. Estos en consecuencia equiparon una
embarcación de cien toneladas » un patache de
Teinte y cinco, y un bergantincillo en piezas pa-
ra armarle donde conviniese. Se dio el mando
al piloto Diego Garcia, hijo de Mogner , y por
segundo y socio á Rodrigo de Área. Listo todo
salió de Fínisterre el 15 de enero de 1526, to*
có en Canarias saliendo el 1 de setiembre para
él cabo Verde , continuando hasta el cabo de
san Agustin.Xuego costeó el Brasil y; el 15 de
enero de 15^7, fondeó en san Vicente que era
un pueblo portugués fundado por Martin Alfon-
so de Sousa el año (jie 1 506. AUi tomó víveres
é hizo el comercio^ que era su objeto predilecto^
€Qft)pró nn bergantín y fletó su ' mayolr embarr
^eacion'pata cpnducir^negros á Europa á un bá-
chiller^ ofreciendo enviársele desde el rio de So-
lía. ,De alli fue costeando el Brasil y comercian?
.do'.eft todas píartes hasta que entró eA dicho ri(^
dé^Solb ó de la Plata y fondeó en San Juan^ dé
donde al momento despachó su mayor embar?
cadon con el citado bachiller que se hábia em*
liarctfdd é iba con él. Lozano lib. % cap. 2#'ha-
.ce safir á Gbrcia de san Vicente á finés de se*
tiembre pafa hacer posible qi]fé%ti:el pUertod^
JoBÍ P)ito$ se «nconjcrase <ion jGraJbpto; pelrolos fOr
mercAM^y.ftema fin todo de García^ 'j la áetivi-
Tomo ii. ^
— 18 —
dact dé Grabóte^ que salió de santa Galalié^ lat
t5 de febrero; hacen incretbles la sálrda tan re-t
pentiná de áqaet dé san Yicerrte, y él encüén^
tro de ááibos en el puerto de loS Patos.
' 13. Árn^ó García en san Juan su bérgdntiní
y siguió Tas aguas de Gaboto hasta Saofis'pfrítiiír/
y después liasía (Jue le encontró de regreso.?, "y
bajaron Jttñtbs. Continuó Garcia hasta España
y se quedó iGraboto en dicho Santispirítus espe-
jeando resultas de sus emisarios en la corté. Es^
ta's^guíl iñmós en el nüm. 9 estaba tiinj áeéí^
dídá á fav^r' de Gaboto ; pero no piíd&eiidoel
érstr\(y ét^fi^tav k> pedido por* éí^ adelantaban
poco sus agentes. Esta tardanza teniaí impaciente
áGaboto; ignorando que lo podría pensarsede^^
basta que finaímeÉite recogió todo lo que lenfá
e« *« JH0n>b«idonándólo,ydq-an<fe en 8«tí^
tispiritifS 'éíetrfo ¿iez soldadora! tnaádo'de^Nafio.
de-Láiiay con su alférez Menilo lleídríguez de
Oviedo y el sargento mayor Rui Pérez de Var-
gas; se embarca y llegi) áí^paM^ año dé t530.
Lopeo^ (Ja Gomera; cap. 89 dice kjue se ' rétíi^
8Íki hacer cosa buena; peroporloristoiiite-dotiii*
te qti'e hizo bastante. » ' rM- . i-i • > r^i- ;>
94s Dicho Nuák> de Liara coiisertd'*fcr>pai
túú: ÍM lAáioB eaífacarás y timban; hasitaf4|oé ^n
t^afid dci fó32/lait(iH>ó el easd ^gqiéfli^ul^
-émmo^ MMgáfé cacique d^ los timbiIsVdé £m-
ciá^Mipiínda intiger legíiiñiar^el sol^átlí'lSd^
*/...'• j
« I» — .
8Q,«a|í^£;^pQ^ ¿fuerza a^rovecbaí^^ í% «H^
3B$Í9])i. 4í>. k^t saMdo del fuerte ea el. i^^rgaa;^
tín. ^wcflfHtan Rui García Mosquera cm.^^ah
r^Haie|S|^Q^W «á buscar tíver^ por affujeUas
islas f ;ñ^4K^. Juntó Magoré i su geate , y la
€^s¡4l4í^i¥§^ sauces que auo se v^n á uu tir^
dfl hfitfrs f íi: de Santispi ri tus y acercándose d^ nor
c;jl^y(up4i^A<i<H:^ indios y llamó á la puerta dir
ci^g)^o< tf^raiaque comer. La guardia, quelecq*-
o0<¿a.yíeQdo que yenj^ii pocos V les abrió^pero
^Iwpgofé;} los,;iiHiyps se opusierou i que se ^arr
rase f y acudkaido de repente los de \p^ sauj*
«pfr^ ;«e iabnodüjerou y mataron á todg^ : los
9§fimoh$ J9»9iiosiá dicha Lucia aq sin pérdida
üqfm iMtrque Kuno de Lana y algunos qué pur
díetoA eiopuSar ws armas, imataroa ¿ MaQgch
ré y. i otros mucbóa indios. No tardó fnuQbo^eo
rcsgreisar «di bérgantm , y Tieado !los oadávieresi
Uoravon h que es de figurarse; pero Sebastíaii
qtie«o 6ncoi4ré di de a» muger, como loco sa-
lió lal cwnpo 4 busparla. Em efecto la eacoi\tni|
entra ios iaiüos, iqüe le, habrían .muerto á 9Á
mediar las li^riiñas de Lucia, de quien se bar
bia yii: aqiro|)iado Sir¡pto# iiermaAo de Mangoré^
y no.oimlia diljgenbia 'fuara- interesarla 'ed sus
.deseos. Asi pasaron algunos días hasta que^^aur*
3add :ó celoso Siripio, la hizo quemar viva, pre<-
•eote Sebastian atado i un árbol y.inuecto en
- no —
•egnida á flechazos. El «Uo del fuerte f Uñ éisr*
canias Uevmi aun el nombre de Rineim <fe Ga^
bata; f Domingo Rios, que las hit héreéádo de
sus antepasados^ me hizo la relación de este Ach
cesó según lo he escrito, diciendo haberle* móo
contar muchas veces á su madre, que murió muy
vieja. El mismo me mostró el sitio |MrecÍ86don«
de murió Lucia con su esposo, en el bos^pñ del
Bragado á la orilla del riacho de Goronda cooio
una legua al Norte de la capilla de este Boni«'
bre. Rui Diaz hb. 1, cap. 7, cuenta de otro fno«
do este suceso, y supone sé suWaroa icinco mu^
geres y cuatro ó cinco muchachos.
1 5. Rui García Mosquera y sus compaoüm
del bergantín, enterraron los muertos y nmrpn
roa hasta salir á la mar; pero como la embarpii
cion no era propia para llevarlos a España, eos»
toaron de muy cerca el Brasil, hasta que tonu<^
ron tierra en la bahia de Igflá distante veinte
y cuatro leguas de san Vicente. Allí se fijaron
y vivieron en buena correspondencia con los iii»
dios comarcanos y con los portugueses # hasta
que en 1534 dieron acogida á Duarte Pcki»
bachiller portugués, desterrado por su corte
á san Vicente con toda su üaunilia. Este apoyad
do de los españoles» hablaba mal de»su rey y
ministros, y picados sus compatriotas de san Vi^
cente, le reclamaron con la alternatíva de en-
tregarlo jurando todos vasallaje á' Portugal, é
ó^mpsnr el sitió en élténmVio de treintaf
&ki: Loé <»páñ6les contestaron negándóise á t(H
do, yqtiedó la guerra declamada; Jostaibenté énl
esta ocasión Ue^ un na vio 'francés corsario ^de
fondé6 fuera de lairista del paébfo lespáñol; pero
óbsenrando qué en el bote salían álgúikos mari-»
ñeros á examinar la tierra, los sorprendieron los
#í^paioles y entrada la noche/ se acercaron al
eotsario ^fingiendo ser los qne' salieron en el bo»
te que Tolrian con canoas calcadas de víveres,
logrando abordar y tomar la embarcación á cos¿
la de algunas cuchilladas. Asi se proveyeron de
armas y municiones y de algunos cañoncitos qtíps
eolocaron en tierra oportunamente, por si Iléga4
hák los portugueses; En efecto llegaron dos coiiii^
(Nifiias de ochenta hombres cfada una con mti^
chos guaratíis auxiliares; pérb encontraron tan
iftopíAada resistencia, qué con gran desorden ié
retiñron dejando bastantes muertos y prisiones
.froéy JBÍntre estos el comandante Pediro Goes. hoá
e^Mifiotes siguieron al alcance Kastá*^ eñtirtir y
saquear á san Vicente, rearándose coa algunos
pOirtugueses que eran sus amigos secretos, y
tritego todos juntos se dieron á la vela y fueron
'á establecerse en la isla de santa Catalina.
' 16/ Poco después de haber abandonado 1
'Sántispiritus, llegaron á él de regresó aquel Cé-
sar y sus 'compañeros despachados por Gabótó
i rseónócér los páises interiores; y viéndolo dé-
de PÍ2arro..LlMiiaD0A,i este vmot l^Mngmiía
laJGibula^de IfmyCé^tfis^qwftn^.f^
.. 17«. Iast4Üia48ptret3iUQ.G;aboti^^^ W
p^ra. ,qu6^JUi,a{u*oqti|^f^ ^ a^s^ÍQ»,q^a t^^^
poáido^. .<^>^ N*i^ec9awo& .4 ,1» , coiuí^ttacípit
to deí rey, .nj*cU. le pcKtiai |iapU|ui;. . JRa q^íM^
cirpiiA3taocjas incitado d^.la^ jpá^ndfítj^íf^^^^
Gabato^ se !«; ojiejió eA la pabeza á don , |pQ^
de Jüfeodoza geiuil bi»iobre..dQ cámara^de 3, JA,
y uayorazgpir^eo d^Gdadíf^hac^i^ xe^ 'H^L^.
«úejíjtos IjM^V Ía$ siguientes cpodif i<^Qs,. 1 .*. .(^«
9e le a#al^$ii do^ n^. duca^QSi 4q du^a^^
gaderpa d^l prpd«icfo de ja, oqaqfxis^U^ y, ^« ^
prodapjjrloi^^ ^ ^ Erario «no ^ .f)bligaba á pag^
nada á lí^p .4a jiiieido99 jadfsaDBis^acioQ nj ^tro
.aj[giHiQ..2.fvQ9/^< se.^díesp título 9 honores; j¡f.£^
€ulta(|ea4a Adelantado. del jáf^r^M ^^)^* 4**^
Qoe su jurisdicción principiase al ^or^e d(^ U
yíkfíh ÉttiNfl^^Catalijui/l si^ienda ¡la icost» del
itfitttJdabéé(^etei- blieabéidafieniM yétéi
áklíltíÁ ihg^ mBAféñítii aiaripaeífíco, hasiáí
éáíMytvíi1r<-doii'él''g«Bi0nioidé «Biego Aim^ti
ett'^é^; i.*^ Oüe «¿ obfi^b» á «ooaátruir xl«ad«
híéjÉ6 tt<éi»- 'fb^talezas iipara:<lelen«l«r. «I paó&vié
pb^íiKi cktíñtü árnia» ^ «m tudonesi vif eres j \ ñoh
éá^ifAéitéM)2A\^y ye^aBv'0€h4>l¡hDÍie^/iñó^
parrad y' sqsf liere(]em|^ la teneoda, de¿ irieáide
détbüííúé fesfortulesás-á sife ^leccioii^ j lá?vM?a
de afgo^üttayóp mteipoeblojoessttresiclaiiciau
l&24:;'<Ctfti? éwulickin'cíe'pennaneceil itnkd mQ^
él»(¡^is6iq}3ÍÍBiaifi pasada» loslcúsA^pQimtUpt-i
ifhe á 'Esfpáifií^'déjatKKieofnr Ifagaó peMiav^iN
'49;':'>!l^aM!adtttibi6á:ar latoallBheifeDdayfaonr
bt^elrfty'ái Íaei»rC!ark«s'db C^jvéiRini^'alitoKr
ée\'diÁf^''ái-<fÍm»kiei\ ¿dé édadttfmlii ¡hjfa^
fOMftbrd: >ttibbi<»i atíktáé >da>lai<ffeHÉe]ra < fortjaH:
1é^á;Ífa§d''dé^^k«/,'^ j^v^icMÑlklelM
lÚ^SilJM^, Lttlíf)&aHé^ji;i{iari kiBtaGeaj;,
Otiedo # Hernabdo' dé Maütia^ iBIikIw 'Rulm
Gaspar Qnevédo» Hemailido.de Castro 9' Juan.
Cienfuegos Tedpode Gaellar^Aotoob d$ Al^ihtai
Herrera y AlTárb Aknada/LiMS Martin^Zy JPJogft
AirmayOy Alonso ¿Hurtado, Rodrigo ViUidfiílH^
Antonio Ayala^ JoándeiJuDCo, AotonÍQ .Cas:!
tillo, Pedro Ventura, TomasiCastro, Tpiaa%¡Ajfv<
meo teros y Martin Héredis^, Juan.de.íiegovji^,
Luís Asturias 9 Juan de Omé y Ju^n Qrd^^^
Se nombró almirante á don Diego heroico, 4^
adelantado y ; alguacil mayor á. JiO^n d^Oy Asf^
TiEcaino favorito : del adelantado "y su ;m9j/aiv
domo,* y sargento mayor á Luis d^ J^j|$ . y
SaudpTaL Los demás capitanes y o6f ifiloft jerjSMf:
iuanOsorio naturald^ Avila,. Juan Sala:;a(ii:40
BqptdMa , hijo de la villa de Pomar; Fran/f^sAQ
ilt|¡z- Cralan; de , León., Oooiingo . Martines .^
Isak, de Vergara, Gonzalo d0:IA.en^0z3.dfi¡]34^
*ia I' Jorge Lsxáb^ Die^; A Vafoia ;> <d pt» .f raníetMx>
xle Mendorar hijb dblícAvid^ii^Siiti^i^^^
IjenUliioaíbrácb SwM. y •fiW5:0r4iw^
tfe rofflfuiós|l)iég<^j%rb^ (Í9fh^:¿\^^^^^
ñista» HermMido deios Ria»^^ Aodn^ ^^WWr
defiB el iRomdy Ids dbs de 'Cdid6f>aj$Pie^ id§
Rivera ; HémanAo^l^ i Rivera Vi Jiwa Jlwi^r
que^Diego 4^»%; ?®d«^ Rw^W^^^
mMr Jkmdacor'seAttQs;»]F^íp% :^^^
hermano del . oónM»^^ Juan, €s«r^^
no delr obispaide'I^limnffipi ; luan^ (iV^g^^íM^
— 25 —
Hernández de Züñíga^ los dos montañeses;
Francisco Ayalos Piscina; de Pamplona; Her-
nando Arias i de Mantilla; Gonzalo Aguilar y
el'caípitan Medrano^ de Granada; Hernando
Lais de la Cerda, Sancho del Campo pariente
del adelantado ; Agustín Ocampos los tres de
Almodovar; Diego Lujan ^ don Juan Ponce de
León, hermano del duque de Arcos ^ los dos
de Osuna; Juan Romero, Francisco Hernández
de Górdova, los dos del marquesado de Priego;
Antonio de Mendoza, Bartolomé Bracamente,
los dos salamanquinos ; los hermanos Pedro y
Diego de Estopiñan, el capitán Figueroa Alon-
so l^aréz de Ayálaf, Juan de la Vera , los cinco
de Jere¿ de la Frontera; Jaime Resquin valen-
ciano; Garlos Dubrin hermano de leche del em-
perador Garlos V , Simón Táqnes de Ramón,
los dos < flamencos ; Bernardo Genturion geno-
tés, Qdadralvo de las galeras del príncipe Do-^
ríd; Pedro Beíiavides sobrino del adelantado,*
^ Lbis Pelmez de Cepeda hermano de santa Te-
resa de Jesús. Estas genteis fueron sin duda las
mas*d»tingií¡das é ilustres entre los conquisa'
tadorés de indias.
19. Afinque Rui Diaz lib. 1, cap^ 10, y Lo-^
peÉ dé Gomera cap. 89 hacen salir á está ar-
mada él año de 1535, yocreomás bien. por ve-
nir en ello Schimidéls y Lozano que dicen salid
er24 de agráto de 153i de Sevilla y el 1 dese^'
Tomó 11. ' i
— 20 —
tirmbro (le san Lucar, Se componía de catorro
embarcaciones con setenta y dos caballos y ye*
guasy dos mil quinientos españoles y ciento cin-
cuenta alemanes» sajones y flamencos. Entre
ellos el soldado raso Ulderico Schimidels natn*
ral de Stranmbinga en Baviera, él cnal vnelto
á su patria después de veinte años escribió la
historia del descubrimiento del rio de la Plata
como testigo presencial. No tardaron en sufrir
un temporal que hizo arribar unas embarcación
pes á la islai Gomera> otras con el adelantado á
la de Tenerife, y tres á la de la Palma, estanda
cuatro semanas en reunirse y separarse. Luego
en diez dias fondearon en Ift isla de Santiago
del cabo Verde* deteniéndose cinco. Después
navegaron deis meses sin ver mas tierra que I»
oJa de la Aseensioff , poblada solo'dd pájaros,
donde estuvieron tres dias , y saliendo . de allí
separó á la arAiáda una toi*menta , dirigiéUdme
^1 almirante y otros al rio de la Plata^ y ios de*
más al rio Janeiro. En este puerto ; hallándose
débil y enfermo el adelantado , nombró por su
maestre de campo, para que mandase, á Juan
de Osorio, lo que escftó tanto los celos de los
denras oficiales, 'que estos Heiiaron dé cbnubes
la eabezía del adelantado. De modo qué iMta--
do este, mandó á cuatro capitanes Juaní de Ayo-
las, Juan de Salazar, Joi^e Lujan y Lázaro Me-^
''árátio que matasen á Q$oríó. Este se paseaba
— 27 —
por la playa con Carlos de Guerara, cuando
Ayolas y sas coaipañeros le arresUutan y €on-
dogeroQ adonde estaba rodeado de mudia Irq-
pa el adelantado, á quien dijo Ayolas que ae ha*^
bia adelantado; ya está arreHadoj disponga vd. l^
fie s€ ha de hacer. Entonces lleno de eáojo áy
)0 el acblantado: cumplan lo que be mandad^i
y volviendo Ayolas á encontrar á 080199^ '^ ^^^
9Íbt á puñaladas ayudado de sus >tlíj|(|i4NKnipa^
ieros. Luega fue espuesto el cadái^r en hk
f)laya sobre un repos^ro con un papel qttd
decía : por traídbr y alevoso; y e) adelantado
poUtcó un bando con pena de muerte al qué
tonase la demanda ó defensa del difiínto, cu-
ya arrogancia y soberbia deoia hábian becha
necesaria su muerte. Mas nada bastó para que
no se sintiese y murmurase tnticho est0 asesH
nato, porque Osorio pasaba poríntegro^, soU
dado fuerte, kábil, oficioso # liberlil y apacible
con los soldados y compañeros: Uegó á tanto e)
descontento, que algunos comenzaron á deser-*
tnr, prefiriendo el qvfedarse en aquéllas costas-,
á servir bajo uo gefe tav violento, el cnat lue-
go que adviirtió estoy sedió prisa dando á la ve«*
la á los catorce dias de su arribo , y 41egó príu-
tupiado el año de 1535 ala iski de Siáií Gabriel
émde le esperaba su- hérmatió. '
'-'- 20. Inmediatamente ordenó el adelantadlo
cpe la gente desembatc^a^ etf^ la> costa dondt
— 58 —
está hoy la colonia, y lo hicieron sin dificultad,
no habiéndose presentado los indios charrúas á
oponerse ni á parlamentar. También mandó re-
conocer la misma costa y la opuesta ; y final-
mente se determinó á fundar en la costa aus*
Ural á donde hizo pasar toda la espedicion. En
ella construyó un fuertecillo con tapias sobre la
misma biMrranca en los 34^ 36< 28^ de latitud y
60^:/^fcCf<pifc»de longitud con el nombre de Puer*
to de Swtá Jiaria de Buenos Aires. La primera
parte del nombre alude, á haberse fundado el
2 de febrera ó cerca de él, del año de 1 535# y
la segunda á haber dicho, tomando el primero
tierra Sancho del Campo: que buenos aires son
estos. Entre tanto se introdujeron las embarca*
cioues en el riachuelo para estar mas seguras y
no muy dÍ9tii»tas. La ciudad de Lima se fundó
al mismo tien^po.
21*. Loj indios guaraní^ y los querandis que
eran los nu^. cercanos, supieron el arribo de
los español!^- se les presentaron pacíficos y Icb
vendieron víveres hasta que conociendo su pro«
yecto de)fijar^e, se ale§aron. Viendo^ esto etnvió
el adelantado al alcalde Juan Pabon ó < Juan
Bomban X^on algunos soldados á persuadirle^
qoe ooqtijÉjiasen su [amistad f. comek^cÍQ^i Hisb-
biendo encontrado á cuatro Leguas á los indJOA»
eiítos ]p5 acometieron y persiguieron hítala
nueva ciudad^ cuyas obraa intentaron arruinar
v
— 2^ —
é ímpedu" :Goa. repetidos asaltos^ liasta que'al
fió fúei^.reciíassadbB^ Para castigar este atem^
tadOpidespaabóal.'adelantadoásu heraiaiio cotí
3O0iiii&nté9.- y doce de/á caballo, entre Joieí
cuále» .ae>3e^fi(a. á sí mismo Schimidels. Los
ofí^ialesopiHBcipalcte eran ademas del gefe^: Pe^
rafaAide Biieera^ Fraocisco :Bui^ Gaiany Bar^
toIoméBracumonte^ Juan Manrique ^^ PedrQ Ra*
miro . 4e Güzmaa > i SáD^eho .dql Campo^^ : Diégó
Lujin. y;. Pedro Beoayides* .Llevaban ademas
la orden de híicer oirá fortatétsa ¿donde Jes -pá*
rédese oportuno. Camina esta tropa ; do» job»
nadas y; descubrió la parte ó^ueáta dé una cá^
nada , qm creo sea la. de z£scobár».;pbrr donde
desigual ima lagunaí ó ^tero y á una' multitud
da indbs guaraoísí y qnerandis ó! paoKpa&v.qite
aparentaban; querei^ücoaíeteH Maiídó' el gfelé
atacarlos pasando la i^nada j[]ue;iera muyifanl-
gosa^ y: viendo los iridios cuan íembarazadoB: es^
taban. los ieápanoles en el denou los! embistieron
en :niedíiá Iwa^ iarrójá£úioIes<:muehab; flecba8>
dardos y bolas, logrando tmatariial comandante
dám, Diego de Mendoza:» i Bartoloúié . Brac»-
mmiú á Perafan : de ; Bivera con sii aUerez
<l|afmolQJ», á 3mú Mantrique ^ á Pedeoi >Bbr
miro derGuamabj iá Pedro Benávidesw XkmMen
-ptrecÍQ .Diego Xujan y otros^ouyps buesoé sfe
eneoñtraton después : en Ja orilla de ua «*¡o>'}¿
quien por esto llamaron y llaman rio .de> LiijaíL
/
— 50 —
icdemas de los citado» oficudet, nrarierop co«
mo vemta aoldados; babíendo ocasknuido ki de
Mufttos oficiales el habef los indios coa WA bolad
hecho caerá los caballos^aredáiidi^his* pier^
nas. Los indios .perdieroo mucha gante, y Sae^
roa perscfgttidos basta su toldeiiií^ 6 pqeblo qtte
saqaearon los españoles^ sia encontrar sino al-^
gun pescado y pieUs de qiiiyi;; pus» aunque
Schknidels dice qiíe también haaiúM y maniecaf
son cosas estas qae no producía, el pab. Tres
días estuvieron syiifi^lra&do el campo y eli-
gieroo el sitio en freate de la capilla del Pilar^
Ibunado hoy tos; jCerrütos, para coMtrpii^ w
fuerte, dejando para etto cien bonbres, que
en efecto le construy won de tapias esa su io^
cnyas nmas he visto. La gente restajile volvió
í Buenos Aires. Rui Dial lib. t, capv 1 1, cnraíta
la batalla comoi^l sé ht^üró^ haciendo moríp
en elkt á todos los españoles menos a ochenta,
y sin dejará ninguno en el nuevo' fuerte. Pero
.yo sigo al testigo- Se&i»ídels sin aüadar sino la
coostruccion del fuerte f por que lo he visto^
y porqueta Irádíoion dice ser de aquel tiempoi
22». La trisieísa psi^ lo sucedido f no deteiMa
el-ciraundar de tapias á Buenos Aji^ peno
4S0ma hechas de priesa y el clima propende á
la bttmedady se d^orotiaíbán ládilmc^te^ aun}-
jque ecan gruesas^ tres* pies y aXaS' una: lañad,
fistaado en estovima noche se eocontró: muer-
~ 51 ^
U) en ]a oama con cuatro ó cinco puñaladas
al dapítm* Lázatú Medratio> oofifidente del
adelantado , qtfren por sospechas arrestó á aU
ganos amigos y parientes clel diñinto Osorio;
más nada pudo averiguar. 9e pu60 niuy triste
j caviloso^ anntentando sd melancolía una epi*
demia de que morían muchos y' la escasea
de TÍvereg que se comenzaba a esperímentar^
P^ra obtenerlos despachó una embarcación
con Jorge Lujan á las islas inferiores del Para-
ná , otra con Gonzalo de M^doza á la costa
del* Brasil, y otilas dos y una bafda con Juan
de Ayolas'á descubrir rio al'riba y fundar ett
éitio oportuno ^ tef cer fuerte que le ordenaba
Hú contrata con el Rey. Schimidels que marchó
con Lujan, ignoró la salida dé ks otras embar-
caciones^ ó se olvidó de escribirla. '^"'
' 23. Estaba el adelantado melaneólico , me-
droso y resuelto á irse á Espafki, esporámlo
sdláméíife el regreso de Ayolas \ pero para di«
simular/ ^parció la voz de que quena ir al
Brasil en basca de víveres y ansilios , y sin per-
der instante , aprontaba lo preciso para esca^
parse. Mientras tanto regresó Lujan con la gen«
te enferma y sin víveres ; porque los guaranís
de saír Isidro , las Conchas é islas inferiores del
Paraná , habian abandonado sus pueblos sin de-
jar nada; temerosos de que Lujab fuese á cas-
tigarios por haberse hallado juntamente con los
— 54 —
pampas ó querandis en la batalla iMtimd, y. por
que ienian ya resuelto tolver á atacar á Bué^
nos Aires. Ea efecto la misma confederación de
indios, reforzados cuanto pudieron , embistieron
el 24 de junio de 1535 á Buenos Aires y á los
navios del riachuelo á un . tiempo, arrojando
mechones de paja encendidos y atados á las bo-
las y flechas, logrando quemar algunas embar-*
Daciones, y cuasi todas las casas de la ciudad que
estaban ¿ubiertas de paja. Mas al fin fueron re-
pelidos con mucha pérdida, siendo la de los es-;
panoles treinta hombres con un alférez. Schi*
mideb capítulo ' 1 2 pone á los timbus y char-*
rdas en esta batalla, y no hubo tal, porque los
primeros estaban én paz con Ayolas entonces y
los charrúas no tenian cauoasni podían comu-
nicar con los. que^aadis. Dice también qué la
casa .del: iaidjí^lantado era de piedra , cuando hEiIIí
!]»> hay ninguna. ': \
/ .24, Afligido el adelantado con tantos tra-
bajos^ y de. ver que aumentaban las enferme-
dades y la escasean de víveres , resolvió escaparse
sin esperar á áyolas; piero habiendo llegado éste,
la noche antes de marchai*se, haciendo salvas y
dípieodo haber edificado en tierra de los timbus
Un presidio llamado Puerto de Corpus Cristi por
haber llegado á él este dia del ano 1535 añadien-
do la bella índole de los timbus que le vendie-
rpn;niuchos comestibles y le ayudaron á edifi^
— 33 —
ear el presidio en que habia dejado cien solda-
dos á la orden de Francisco Albarado y mudó
dé parecer y determinó pasar á dicho presidio
qae estaba cinco leguas bajo de Coronda en la
naboia costa ^ y mas arriba de Santispirítus¿
Tales fueron las esperanzas que concibió con es-
tas noticias de Ayolas , que mudó el nombre al
puerto llamándole Puerto de Buena Esperanza.
Nombró por su segundo á Juan de Ayólas, y
por comandante de Buenos Aires á Francisco
Ruiz Galán y y se hizo á la vela en cuatro ber.
gantines y otros buques menores que habia he-
dió construir, llevándose mas de la tnitad de
¡agente^ de la cual murieron cincuenta en los
dos meses que tardaron en llegar á Bueña £s^
peranra, porque muchos iban enfermos. Tam*
bien los hallaron en el presidio donde habían
ya £dlecido algunos de la epidemia y miserias
y otros pensaban en desertar para vivir entre
los indios incitados de Gonzalo Romero deser*:-
tCMrde Gaboto, según dice el san Lozano lib. 1>
cap. A.
: 25. Cómo el artículo cuarto de su contrata
le obligaba á buscar comunicación con el Peni
de^pai^ó á dos soldados voluntarios por tierra
ea solicitad del camino; pero no volvieron, aun^
tpe se dijo habian llegado á su destino, y des*
pues á España. También alistó embarcaciones y
tret ó cuatrocientos hombres al mando de Juan
toM II. 5
— 54 —
Ayolas para que huscasen la misma contun¡ca««
cioQ con el Peni por el río arriba. En esto se
pasaroq cuatro meses, y no cuatro años, segon
dioe Scliimídels cap. 14« y salió Ayolais el dna
de 1536 con orden de volver á los caatro- m^
ses; pero como no regresaba pasado mu ddí ^b*-
ble dicho término, se fué el adelantado triste y
cuasi baldado de manos y pies á Buenos Airas.
Alli creció su melancolía viendo la miicba gen*
te que habia perecido de epidemias j> y no de
hambre, como con estremada ponderación coen-»
tan Schimidels, RuiDiaz, Barrio y Loxano^poes
la caza era tan abundante, que bastaría para
alimentarlos á todos, y el pescado lo mismo. El
propio deseo de exagerar el hambre, y deaérn
minar injustamente la dureza increible . del ce^-r
mandante Ruiz Galan« hizo inventar á Rui iDias^
lib. 1, cap. 12 y 13, y al criminal Lozanoim
cuenta que no merece refutarse por ser ridi»a-^
Jo por contradicciones y snposicio»es felsM;
26. Después que el adelantado llegó á Biie^
nos Aires^ arribó del Brasil Gonzalo de Mend<>-
za con víveres y con dos embarcaciones mas
que se le habian agregado en que venían Huí
Garcia Mosquera y los que se habian fijado; en^
santa Catalina ; todos bien armado» y suriidos^
de criadas tomados entre los gnaranís del Bra-
sil. Mucho celebró el adelantado estei refuerzo^
y poco después despachó á Juan de Salazar y
— 35 —
al mismo G(Hizalo de Mendoza en dos bergad-
tínes con ciento cincuenta hombres en busca
de Ayolas^ A penas habian salido viéndose e) ade-
lantado absolutamente tullido é inútil para todo,
alistó las dos embarcaciones que quiso le lleva-
sen á España.
27. Mientras disponía este negocio, reco-
metidó á Rüiz Galán la justa economía de los
víveres confirmándole en el mando de Buenos
Aires, para sucederle en el empleo de adelan-
tado á Juan de Ayolas. Dispuso también que
eslQ no libramiento se despachase á Ayolas rio
arriba, llevándole al mismo tiempo una instruc-
ción f que seguti Lozano lib. % cap. 4, decia
én silstancia t 1 .^ que dejando las embarcacio-
nes en paraje donde pudiesen encontrarlas los
auxilios que pensaba enviarle de España, des-
cubriese por tierra las riquezas del Perú. %^
que prefiriese á los que le habian sido fíeles, sin
exasperar á los demás: 3.® que fuese moderado
justo y prudente: 4-.^ Que aunque por bullicio-
so se llevaba á Juan Cáceres, que tratase bien
á &u hermano que quedaba con el empleo de
contaddt* : 5.^ Que no consintiese que los con-
quistadores del Pérd le usurpasewparte alguna
de su gobierno, sosteniéndose con la fuerza, y
á no poder roas con protestas sin permitir que
stts soldados se fuesen á unir con ellos: 6.^ que
dédiese á Diego Alm<igro, si lo quería, el gobier-
— se-
no del río de la Plata por cíentq ó. ciento cin-
cuenta mil ducados cuya décima i^rte sería pa«
ra él; pero que si en sus descubrimientos. hacia
alguna presa considerable, se acordase que sn
adelantado habia consumido sn mayorazgo y
sufrido grandes trabajos: 7.® que conservaría
toda la vida el gobierno si cumplía bien y se
acordaba de quien se lo daba. T S.^ que le des*
pachase á Francisco Ruiz Galán con el oro y
plata que en su descubrimiento hubiese adquir
riik> á informarle de todo.
Re|siHM# y muerte del adelantadle
dea Pedre de Mendoza. Signe la es-
pedleion y desenbrlmientos een et
mismo lítalf» j antoridad don Jnan
JkjolaH.
28. Salió el adelantado para España j cuya
navegación agravó sus males , y hallándose ina-
petente , sin víveres frescos» hizo matar una
perra, y comió su carne resultáqdole un gran*
de desasosiego y dos dias después la muerte
sobre las islas Terceras. Los que iban con él
llegaron feli;^ente á España á fines de 1537»
y Juan de Cáceres notició á la corte de todo lo
sucedido.
29. Salió Juan de Ayolas según vimos en
el numero 25 con tres ó cuatrocientos hom*
— 37 —
bres entre ellos Ulderico Schimidels , y á las
cuatro leguas eucoutró los indios corondás que
creo vivian en el bosque llamado hoy Colastiné
como una legua debajo de la capilla de la Co-
ronda. Se detuvo dos dias comprando víveres
y llevándose dos indios para intérpretes, con-
tinuó hasta encontrar los indios colchaquis en la
orilla de la laguna llamada hoy de Setubal. Es«
tos indios y los precedentes eranguaranís; pero
Schimidels capítulo 16 y 17, exagera su nu-
mero y les cambia los nombres. Cuatro dias
ge detuvo Ayolas comprando víveres á los cal-
chaquis, y habiendo navegado diez y ocho sin
ver á nadie , encontró en la isla que hay en-
frente de la primera fundación de santa Fé , á
los indios quiloasás, que eran guaranís, aunque
Schimidels les da idioma diferente abultando su
numero. En los cuatro dias que se detuvo Ayo-
las vio el culebrón llamado Quiriyü descrito en
el capítulo 8, niim. 4, de quien Schimidels ha-
bla con escesiva ponderación» Continuó la es-
pedición, y á los cuatro dias encontró á los
guarams llamados tucaqués, que creo habi-
taban^entro del bosque de Mocorota , de don-
de se habian acercado á pescar en el rio. Dé
todos los indios que vio hasta aqui Ayolas y de
los timbüs y caracarás, se formó sobre el Car-
carañal el pueblo de Calchaquí^ que se ha es<
pafiolizado.
— 38 -^
30. Solo an dia se detuvo Áyolas bon Iob
tucaquési y nayegó hasta encontrar en la orilla
occidental del río muchoB indios abipones por
los 28 gi'ados de latitud. Quiso Ayolas hablar^
les ^ y le contestaron á flechazos y precisándole
á matar algunos con las bocas de fuego, de
cuyas resultas se retiraron una legua tierra
adentro donde estaba su pueblo ó toldería» Los
siguieron los españoles saltando en tierra; pero
se retiraron sin pillar nada. Schimidels cap» t8
exagera su numero > y añade falsamente que
los abipones eran canoeros , y que la citada
batalla fue naval. Continuó Ayc^, y metién^
dose por el río Paraguay , vio por sU izquerda
el rio Ypitá que viene de Salta y Tarija atra-
vesando el Charco^ Mas adelante se detuvo
tres dias en buena dtnistad con los indios mo-
cobis, á quienes Lozano lib. 2^ cap. 5^ da er-
radamente otro nombre y los hace » de su ea«
beza, canoeros. Schimidels yerrra también poN»
niéndóles una pluma en la nariz; por lo menos
hoy lio la usan.
31. Siguió la espedtcion hasta que ^ según
Rui Diaz, en la angostura que esta ^5^ 38^
38^^ de latitud y tal vez antes según Schimidels
la acometieron los agaces con sus canoas tan
desesperadamente, que lograron matar á qi^iicé
españoles aunque perecieron muchos de ellos
escapándose los demás por tierra donde motila
^ 39 »
mtnUt Im persiguieron- Coatínuó rio an^iba
hasta la YiHeta^ Itaitiada también la Frontera^
m ké 25^ SI' 50'< de latitud. AlH vio bastantes
ifidi^s acia la parte oriental en el valle de
Guaráipitan que no se acercaban á parlamen-
tar^ y deseando tratarlos, desembarcó su gente
dejando 60 hombres con las embarcaciones
y se dirigió a los indios. Estos le esperaron; y
ttietitras Ayolas les hablaba por sus íntéiv
jMretes /comemaran machos á tirarle flechas^
Asi principió una batalla la cual duró hasta
que muertos muchos por las cicadas y arca*
boees , se desordenaron los indios y se metie^
peñ en el bosque inmediato al eerrito de
Lambaré logrando matar á 16 españoles des**
de detrás de los troncos. Tres días los tuvo
Ayolas eomo bloqueados > sin omitir dtKgeñcItt
para componer una paz> y la consiguió. Se dio
esla batalla el 1^ de agosto de 1536 isegtjnli
Lozano lib. If capillo h^ y según lo dal'é
Mitender Rui Díaz lib. 1 , cap. 13 , y no él aña
de 1539| como dice á mi ver equivocadamente
Schimidels cap. 2^. Los indios pñncipaies enlá
batalla fueron Lambaré y Nandüa > cuyeá ntjftú^
bres ann conservan tos pequeñísimos eei¥es dón«*
de tenían sus puel^os^ que seguramente nóerétí*
ehKfades grandes ni estaban forttíkaihis como
suponen Schimidels y Loeai^. Eslds mdies se
redo^sroft iformandoel pueblo de Ylá dMkleatífi
— 40 —
cdnservaa la tradición de la batalla y del sitia
en que se dio que se llama Guarani-ejñtá y síg-
B^ca, donde se dejó la pelea ó bataUay aunque
le han alterado algo llamándole Guami^ñtán.
Gomo había entonces otros muchos pueblos de
esta misma lengua y nación, se puede ,presu«
mir llamasen á estos, los de la batalla ó guaranisj
que es lo mismo, y que de aqui viene el namr
bre de guaranís que se ha dado á la nación en^
tera, porque antes de la batalla eran conocidos
por el de caries.
. 32. La paz concluida , se buscó sitio aco-
modado para hacer una casa fuerte, y se halló
en los 25^ 16^ W^ de latitud en la orilla orien-
tal del Paraguay. Se le dio el nombre de la Asun*
eion , por el dia de la batalla , aunque se dio
mas abajo. La hizo fabricar á los indios ^ y es-
tos incitaron á Áyolas a destruir, los agaq^s que
0ran también sus enemigos. En efecto marcha-
ron los españoles y guaranís confed^riados, y lo**
grande encontrar doi^midos á loa agaces, los
atacaron al alba, matando cuantos adultos en*,
centraron, tomándoles muchas canoas y que-
mando su toldería. £n seguida regresaron á la
Asunción, adonde al cabo de un mes llegaron al-
gunos agaces á pedir la paz que se les acordó.
33. Pasaron los españoles algunos nieses
en la Asunción reponiéndose de las fatigas y*
acopiando víveres de los indios de Ttá és Ta-
^ 4i -
gtiaf(m y de Acaai / que también se lea sometie-
iSoQ yolüntariatiieote : y dejando alguna guarní-
ciotí en la casa fuerte V se hicieron á la vela río
afriba llevándose touchcls criados guaranís. A
las cinco leguas^ les sacaron á vender en lá
orilla del lío algürios víveí*es los indios mongó-
las qae teniáti sú pídeblo en Tapüa. Eran tam-
bién gu^rahls^ y éon díOs se formó el pueblo
actual de Aregua; mas nlo críaban gallinas , ga*
mos y dbejas , corno eri'adaitiénte dice Schimi-s
• - * ^ • . •
deis cap. 23 , pues nada dé esto había en el
pais. Siguieron los eápañotes hasta los 22 gra*
dos de latitud^ y tomaron Víveles de tos ülti-
mos guai^mís de k costa oriental del río Ifánia-
dos l^artís y Bombois que después se redujeron
en Ids pueblos dé sania María de Feé y Simtia-
go. Alyai^ Nuñez cap/ 47, llama á esté sitio
Gnaviaño. Continuaron^ y en los 2t® 22' de la-
titud y eiicontraron en lá cdsta Oríental un cer^
rito notable en aíqüella llanura dé pais» á quieit
llamaron monte de S. Fernanda. Hoy le dan
Icta españoles el nombi^e de pan de azúcar, y
los guaranís él de Ttapucu-gaazt!. Finalmente
el dos de febrero de 1537 fondearon en los 2t^
5^ de latitud llamando al sitio Puerto de Can^
delaria. Alli se hallaban pescando algiíños paya-^
fuM sarígues que eran de la misma nación que
los tigaces } ellos condujeron á los espaííoles a
su pueblo que estaba cerca en la orílla de nna(
Tomo n. 6
r- 4Í —
laguna que poco después se llamó de Aifela$p
y creo qqe hoy es conocida por laguna de la
Cruz. Desde este paraje determioó Ayolas ir
por tierra al Peni. Con este objeto bajó y ane-
gó algunas embarcaciones y dejó el mando def
todas con algona gente á Domingo Martínez
de Irala con orden de esperarle seis mesQs , se-^
gun dicen Rni Diaz lib. 1 , cap. 13 ^ y Loisano
lib. 2.^ cap. 5. Schimidels cap. 24, dice que
la orden fue de esperar cuatro meses y Herre^
ra dic. 5^ lib. 1, cap. 15 1 que h.asta queje faW
tasen los víyeres. Luego mandó cargar lo que
quiso Ueirar á 300 indios de los que llevaba
de la Asunción 9 y no á los payaguas como
dicen Schfmidels y Lozano , porqud^es incneir
hh: lo hiciesen ; y el dia 12 del mismo nies y
año, marchó con dos ó trescientos espafioles^
porque en esto varian los citados autores. Le
acompañó y condujo un payaguá ó algún 0M^k^
yo suyo hasta el pueblo mas inmediato que era
precisamente de iodios guanos ó albayas , y sa-^
cando nuevos guias, continuó y atravesó las
provincias de los Chiquitos y de santa Cruz de
la sierra hasta llegar á las faldas de la tordüle-^
ra del Peni padeciendo mucho y venciendo en
muchas 1>atallas.
34. Mientras Ayolas caminaba» subió luap
Sal azar á reforzarle según vimos núm. 26, quien
con bastantes fatigas llegó a la Candelaria, y
— 45 —
^Montró á Domíiigo M artioez de Irala poco sa^
tisfecho db aquellos indios comarcanos que erati
payagnas, guanas, albayas y algunos guasaraposj
porqiie no taran dóciles ni le obedecian ^ com<)
hm guaran^ y le Tendían pocos víveres de mar
la gana. Loego navegaron juntos s^mbos capita-
nes recKMdOGtendo la costa rio arriba « y no ét^
cotitpafido rastro de Ayolas, le dejaron escritas
^i una tabla las noticias que querían supiese,
y 88 Volvieron á Gandelaría. En seguida ' trocó
Salasar un navio nuevo por otro viejo que %
dio Irálft, y quedando éste allí, bajó Sálaisar
á la Costa fuerte que fue la primera de la ciu^
dad de la Asunción. En ella dejó sesenta espa-
flolea al mando dp Gonzalo de Mendoza , de lo
que manifestó mucha alegría el cacique Kan«
doá i y djBspues navegó hasta Buenos Aires. AIK
bim rektsfon de su viaje ponderando prineipait
mente la buena disposición de aquellos guat*»^
ufe y la mayolr abundancia de comestible. Estas
Betícias determinaron á Francisco Ruiz jG^lán^
gefe de Buenos Aire^ , á encargar aquel máttdíd
á Joan Ortega, y á ir con Saladar al Paraguay
ú Ver las eosaá y acopiar víveres. AI pa^o tomó
lÉ^ttna gente de Corpus-Cristi, y llegado ala
casa fuerte , f uvo él disgusto de saber que üM
T^gñ de langosta habia devorado gran parte dé
la cosecha.
3^é • A este misnio'tíiempó llegó de rio arrir
•^ 44 -«r
ba Domingo Martínez de Irala# y al mpoienta
fue arrestado por Ruiz Galán y por haber defrt
amparado su apostadero; pero como se discui"
pase con haber esperado mucho mal» ^ del tiem-
po del que le habian mandado, y coa la pred-
sion de venir á buscar víveres^ fué luego puesto
jen libertad mediando algunos amigos de aaH>
Jk)s y ofreciendo yolver luego a w destino. Re«
cogió Rui^ Qalan, los víveres que'pqdo, y na«
vegório abajo, pero enBqena Esperanza enconr
4ró la novedad de haberse auyentsido los indios
(Comarcanos con motivo de habei; muerfo i mu?
abosf y robado sin niotivo sus pi^blos el coman^
dante Francisco Alvarado poi; consejo de au se-?
(^retario Pedro Hernández» y : de otqq á quien
ikhimidels llama Juan Baban en el cap^ 27, y
Lozano lib. % cap. 5, Juan Fabqn. E^te a^utor
y Rui Piaz lib. t, cap. 14, aplican las muertea
y robos de los indios á Ruiz Gakn^ pero la re-
lación de Scbimidels cap. 27, que iba cqu Gar
}an y quedó en Buena-E^peranza, convence quQ
^1 autor de ellas fué Alvarado, á quien equivor
^adámente llams^ FranciscQ Ruiz. Irsítado Rui?
.Galán c(mtra Alvarado y sus consejeros^ los
Cf^có de allí, dando el mando del fuerte áAnto-
Jlífi de Me^dqza y dejándole ciento^ veinte sol-
dados con prudentes instrucciones para preca*^
verse y atraer de nuevo los indios á la amistad
precedente. Al punto de ^mbarcarse^Ruiz Ga-
Iw^rseJé presentó un indio ami^> de los espa-
mies aconsejándole que no dejase ningún es*
pañol porque los indios habían resuelto eohar^
los del {mis, ó acabar con todos, y que él seguía
di nüsmo camino incitado de su &mtlia^ Ruiz
Gaian le dijo que con seguridad podía venir al
faerte con i»i familia, pues no podrían los indi(Ki
destruirlo ni forzarlo y ademas ífote el Tohreria
luego. i^Q seguida se puso en viaje con Álvara*
do y eoa los cómplices para Buenos Aires.
- 36. Allí eneontró al veedmr Alonso Cábre^-
fftvn^tural de Loja. Este babia salido de Espa-
da mandando cuatro embarcaciones , la prind-
pal llamada Mara£k)na : la segunda era un ga-
león al mando de Antonio López de Aguílar: la
tercera una caravela mandada por Antón Cabré*
iat sobrino del veedor; y la cuarta al mando de
jQnülea Barrasa. Dos de ellas pertenecian á los
comerciantes de Sefflla Martin Orduña y Do-
mingo Zomosa , los cuáles sabiendo la muerte
del adelantado, con quien habian tratado en-
viarlas, no querían hacerlo y pero les oMigó el
rey permitiéndoles ir al Peni por el estrecho de
Magallanes # en caso de no haber españoles en
d rio de la Plata. Las otras dos embarcaciones
eran fletadas por la real hacienda ; las dos pri-
meras Uegaron á Buenos Aires, y ks otras arri-
liaren á la isla de Santa Catalina. Traía este
cotivoy algunos oficiales , 200 reclutas , armas,
— 46 —
municíoilet^ fop» j tmraadMiMf todo pan
vraderk) al q«e padicae fNigafUn^ l^mbÍM fM*
fOQ^otontes do9 padite» fitíncniMí^ Fr^ Bmn
Dardo AHnenbi natafai de Gárdoba^ y Fr. AIohm
30 Lebróü hijo de GénaiÍM, oon km padrm me^i^
tenaríoft F#. inte SalMtr y otre, y el pné^
gei^ÓBÍmd Fr. Luía HenrezBélo« Loaano lib^ %f
eáp. 6) dioe^fig^roo adia fraboiwatioa y ám ^
rónifliéa) pero en ao papel del afio 1540qMlMI
visto^ aUó ae ctaMltaa loa qne he eilad#k Ltf^
q«e Uégaroo á ttiesoa Airas las doa embaiéa*
oMmds^ Ée déteriDiAáy: que Feltpd de GáMMsf
Francisco álvarado miirchai*» en la MaMftoiÉi
á mforinif at rey y al ccamjo de aquella* ee*
aka ségim la orden que traje Cabrera para Imk
cerlo. . . t
374 Apenaa hubo salida ta Marafioiiá , eü^
odotrarón loa ei^andles del faerte de Li^ae^ «I
poder de imeáíodná^ la iffia drü bign^aaiñi qM
iba y TenSa de Bueoea Ainea á Boetitt fiapetiMl^
«a*coh a^nas árihaa y vertidos^ de doilde kk^
dujeréá « qné dioba bergatitífi había ftido vm-
prisndido y faiaertá w li^ípaladotli Con este aar^
tecedenle y los qué se téniMí de \^ earacaráa
y tamboS)^^ temió Rute Craian, una finalidad en
Buena fisperadm^ para donde despachó alina^
4ante aeienta honbreft en dos bef^gaatinee matK»
dados poír Sinitm Jaquee de Rxusion y fiíego.
Abran. Ho se engáfid Rmt Gateoy porqne dichos
^ «y -
vio qiM Im bi^a Alvdr&da# 4&vMti^ii mI fui^rta
MÜr d9 alU p»m que ^¡e^dcommámle^rqm
despachase algunos españoles á buscar á su hev^
man^ , ap^ qupria co» sq faooilia ir i vivir en el
fiíert^ cosa que w se atrevía á hi^^rsin 6^0!*^
4fi« Supo fingir tan lüm ñ\ \^áiQ , que el córner
. tfkmte le dtó ciecueeta españoles al mando det
«Iferes Alofifio Suarffl de Figueréa. Caminó esta
tfppa ooma fiedla leg^a fausta el ^blo da los
mÁm f y filé bien recibida y regalada ^cem buer
HA oomida ; pero á lo niíajor del banquete^ ae
aMrojaroa sobre dlofi los muchos indios quehar
him emboioadosi y los mataron á todos, mw^
á mi joven llamado Calderón ^ <pie se escapó y
ÜMé la iríste noticia al fiíorto. Or^losoy los
kldios ofiin oste ensayo y armados eon las espa-
dn ¿m lea muertos, bloqpiearan al bmt^^ la dio-
rMit repelidoft asaltos, y Jliatarw al gefe oon im
4»é0 qne k atravesó ui^. ingle cuando lifid»
«m sdlida; pero £»Jta»do que eomer á k>i^iqdiofii'
4espntt de quiooe días, se ausentaron el ^ai 3
de fidurero de 1538. Los estofes atríbuyaroxi
eirta retirada á S. J^s , santo del día 1 y I0 pro-
^fauníMcm por patrono do la conquista. A ^ste
4itmpo liegaron ias embarcadottes de Biiooos
t Airas, y Mflexiomndo que se ballafaÉQtínenm-
4os de eneOHgos, y isin medios para submlír, de
^ 4« ^
«cnerdo doidod^se embarcaron y ^eUtfpA tódcKJ
á Buenos Aires, fie <!opiado aqtti á SdiMiid«l9^
testigo presencial en ei capítqio 28 sio fíar^uroie
efi lo que á su modo cuenta Rui Díaz yliOf
taño.
38. Quince dias después del arribo de los
de Buena Esperanza , llegó alli una de las- efii\.
barcaciones que en el núm. 36 dejamos* ep*saiHli
Catalina diciendo haber quedado^ allá:. la «^otáft
con necesidad de ausilios. Inmediatamente ¡aKi^
td R«iz Galán una embarcación peqifeoatyi^ 1m
«usilios pedidos coii Teinte hombresy entre i^os
Sckimidelsy quien es el capitulo 3d^ eqoívaca
^1 nombre del que la mandaba. Llevó erte bo-
que la orden de comprar en santa CataKiia mái
dioca y otros TÍveres. Y cdmo casi todos ^carejam
ya que Juan de Áyolas era muerto, de acmrdo
común se determinó dejar el mando ídeBoéaM
Aires al capitán Juan Ortega coalagente m&om
posible y y pasar los demás á la. Ásmicíps pan
-elegir nuevo gefe^ en caso de haber* nóerti
AyoIas^ tfbedeci^ndof en estd k rieal cédala feilm
en Yalladolid á 12 de setiembre de 1537, ,qae
habia traido el veedor Cabrera, y que aos^ €»'
pia Rui Díaz lib. A. cap. 16. . . / ^. ^
39. Cuando esta conñtiva arribó á la^ Ám»
don, encontró haber llegado poco antes Do^»
mingo Martiqez de Irala. Habia este subida
buscando á Ayolas hasta el puerta de san^F^rw
■-=- 4é '—
íiatidó 'siti cónocef fáitró éñi ía üóstá. Dé allí
subió y en* el puerto dé'CándeTaria supío hsídia
poco que habla salido de uiiía^ toldería de indios.
Fondeó irécélo*ó en riná felá/ y se le presenta-
ron cuatro canoas dé iridios gifosarapós á quíé«
nes preguntó ptor Ayófeks y póí él tíléf igo^ Aguílár
que con dots tdás se había ré¿á^ado á péácar étí
mía 6ánda lá tai'de antes ]|f 'rió parecían ; pero
éaredíéndb de intérjírété; riada áé supo. Al.dia
áigureütey^ btíscatido á dicho clérigo; ' se cbígtó á
nri pa^'gika |)éséaiida cdn sü mü^er ; y qué(íári¿
dóse cbri éiíta ñe dio Hbertad á'ác(uei dándole^
á entendfet* con áéfiás que sé Üeseaba'hablaf
éott lo» dé 8* pueblo. Etí efecto á ía^ doSde lá
ir** •
t»dé dél diá siguiente Hegárori d(G^ cáhóaá m^
yagafias edn pescados J y mientras se les éxární-
tí9í\fá'sé aidfírtid qtíé veiíiari cornfo ^cUaréñía ca-
noas más 'llenas de payagtía^. Cómocíéritó dé
esto^ tofldíanMi tiétrk én la parte inferior dé la
isla etí" <{^e estaba Irala y sé dirigieron á él: '
fteroháéiéridó alto' antes de llegar 7 dieron por
áéf&te ií entender que tenián dé paz» desnudos
y sin afamas;' y qué predian á los españoles de-
jasen las suyas para acei^cársé sin receló. Como
Irala deseaba hablarles , mandó arrimar l'ás^
armas déla ^érite que teniarien tierra sin ale-
jarse dé éllás: Eiftohcés los páyágüás' sé ácér-*
carón y mientras Irala preguntaba á algunos^
pijr AyolaSi sin poder entétíder lo que le res-
Tamo 11. * 7
r- ÍW -
l«f,^fi|t9 qfifi i píuk^fffffn^ ivi»i^v<m 4P^íilwh
imKo» de I?» «c?ii(MS yiniesen ^ ma^íM^Ml
4id<»/á íiwipp 4^e ya ertj^íjpii Mrw'italíqiHe
chaitaq; pero £|^mpMf)9»fQ0 mH^^^üfirSirtflie
retirarse, siq ^^pr 4^ J^Kie j(raP|!iki»'4SfüH>
Boles qup iqf ««eiguif^p. Al miwo líwniXÍ^^W «^
noas ¡ntei|t^pQi^ -.f^pp^enir^- 4^ li# -«m^rc^o
dones; pero 646^:09 r^c)i8Xf[|dpii ijt^fxf^^tdme
allí los soId^do^C^piffl^Q y AJIfMiniT. Mnn^ «sí
este día d^ jp %pIvhh^ ep fel |P> r<gwHf d on foim
Carbajal y f|G|S^4Bd/9f /y hj^^ «caarpnta he-
ridos eiUre el|Q9 119)? C09 (tii^^ {|eiidi|s; pero
li: Ui|8 piiyagu^i^cl^ 1999. ^ podes com-'
^^je^ifiT 4p 918^^9^ heridos que eUes 'habnuí
9]|qertQ 9I dérigo A|gnihw. y sus cbs ooa)pa<-
8er(^.
4O1 Nategór irala ^f día siguiente sin eii^
-^ 84 —
d6ftiMi( ñiblieo alguno de gékitd^> y paBÓ,I« tíd)"
^k^fttúéeíáá» fití medio dei-rb, pei«y oyétkto
áldlfiíi<i^e»,eit-la cost^-Oeéidetital^'y^yieiidd
^'las^ dabk- M» sofo indK» desde la^ orilh^ lé
b^'HÍMjÉ^'á Mi> ^reseDícia' dtmde en^ cáBtélkano
KízW tjsbRii^tf di» iá. jotrnadtt de Acolas sasUMi-'
éRÜtUéMcf' 6b mtú6- téirmioos; aJüafi^ d^ A'^W
é^létti^»'-r0{>Hádi« veiees atvave^ |>or mubhaift»
ftiÉ^i&tl^ de'ifK^y unatde ^las» h iaiti'$ d<$^
«áMt4elie»M«ív<é pw s«^«riái4t> iM|)0taiéQd6iiié>
*tét>tB(M!l6fiéM®o\^o. Gommüói hasta la £a}(¿i:
ade la cordillera dctt^ Férii doAd^' lé recibielroitf
4(de fMZ los indios samacosis y sihicosis facili-
«|^pÁ)1% ks»S^(lü^9r. «M^tal^S, J|^j4 r>?n>ffti^<B!
«fe» iSftfiinmMt y hf!rido«Ki|ij'e9SDsó>Lt9fl?bie«B
dy lWBi Ítt r i'iiii(«il^lMtstato<r(ia^di5^e rii>( lni>
^MlllA^^Midli» í^mséi^ dé b g<ftílJéi'Ht<iM<j%^
«nada. Por üUiitttf éñtdbti^ ^JcÉ^dios albayas
«¿acaso guanas que le recibieron y trataron
4álMylob'tMÍK<fiáii^<|lié^sé d^VÉ>«^'é5^ é)Ios;-^to
JikilÉiitlUildb üá- fÉfáVchbij.H^ éítikldk álbtfy>áá ¿>
^IjftÉUMit <i6(ífíkl^<á4él6s>¿i6iir' ití^ páyá^AÜ etí b
4[litftiidd^liiáí6ifté{tt^d^ábs<puk)lt>é lé> s^má^
itfM 8y^«i)íi)áfiMéi^éM!d|>áttdd' yí»: eoÉlo [Sof'
tm¡íf^.i»^ .Mr'iÁuHétfte'ét^^ario^de Otte^
Léóh* h«l-ibatt<y del' diiqué dé- Ai^ós y Lttii
niÑÑMfe'Zéjfédit'litel'tbMK>'dé sti^ db
.^lift* .uvau vity iuuires eu cuauto al numero
u^ .^ .luerto^, ii:aim¡Jels cap. 25 dice que
. ..*ur 'uufs^ oap. 49 dice que 80, y Huí
.^. ^y, ... .u). L y dice que 200. j^l cita«
« . ojt uut:z. eciid la culpa de es^ desgra*
^ . :-^ii»i, )uv «|ue le aborrecía; pero por lo
i:7«^. V h: ^e puede creer; y menos si sa
..>¿-. v^ uc .Qs^ Jumas autores no le culpan. Lo
ii; «. ..V. jc iuiiu es que la desgracia fue cerr
. ^ ^ u^tiáAu que por esto llaman de Ayola$
. t;t^.vx«u: iei rio Paraguay con quien comu«
il' ¿- de latitud*
rte de Ajóla» es elegl-
ÜL ttomlngo Martioem de
los de^eabrlmlentoo.
, finodáiidose |a olada4
de la Asunolon.
<^» ^ punUendo ya dudarse con la veni<^
^%mA. 4 iji asunción: la muerte del gefepriq-,
^ .IUéA ^ Ayolas^ sin haber nombrado. su«
;,i^ ^:^ mando ^ y eistando alli. junLe^ 1^ ma-
^H' ^^iiié^^í^ ^^^^ ^^ los conquistadores, tra*
H>^. i* -i»**^ ^^ g^f® ^ votos según la real
.^^^^l^^^j^^liisk Aunque, todos, los capitanes pre-
_^¡i^i> 4íii|pii*on niérítos, tres fueron los que
^j^i ii>i^|artido. Alonso,C^brera daba.mi^*
^ tanrtPWi^**^ '^ &u empleo de veedor.^ J^ran-;
c^^caRv^iz Galán se appyal^a con, mas cazones
q¡9^ tpdo^ien qu^ niandalia poic : el adelanta^
«P(9)i$eiid9.40 ^]^ól^t:qp splo en Rueños AW
pw^tftwiliirnrií h ^iiínrinn según se vio ^a^
ékh9rr«stó :á IraU» ^uafi^:4'? SaJ^wr; tombien
a)egafc|s^ népitos y tei»Í9> partidacios; Pei« llegan
do:(^:inoinepitp de elegjf ^m(^AfaeáÍ9AoK^\
wti dQ Í53.9 t^Q» Jo$: partidarios se ■ preiipierpii;
<^tra -Huisti y„ se. cpnyiiHerQi^ i^it upfa^rsLí^.á.
i^ranoiscQ Afartioez de Irala;,que aunque; .útnia^
gpaipild t9|leiitPí y y^kw,. pQjgq^ab^ enméiritP á
iUijz Qal^x ftw ^ifa lib. .1^,.;ipap., i^.s^ponet
qi|é Ayplíis ^alúa non^br^p. antes á I^^I^^r W
9e9r»J¡f|i;sp.q<^e;dijO;p90i^fiote^ qnp jGialw W gefp
1%M^ «fXesMo. AlvariNuñe?, icap.; 75, ,aft|áf
l^^,)a'fRBferoppd!|.der IkiÍx ^la e^perapzaqpe
í(»PWÍ.ífe,pQ4eri9 manpjaíj.pw^r'dp in^Hq^
calidad qiiue 1»^oi Ipi papitanes. ,Gpi^Q, quiera;
por ,f|f|t3^( oompetenci^ .Rui : |D|a;s nie^o-de .}t]ala
tp!#<á. I^alan 3íal,9Jerí?^,;;qaft le flril^uyeTmiJ.
¡ilifp^%^' faltando, i; la, ¡¡yerqaimiíijtui , y,,^, la
yi|nda4)í[yi|Í9 ^QQiiIta: ffí^ ^Q^buei^O: qp^í.Wzp, ^qi^
DQkj^ifiilcQ^.Lcfzanto cQi^a^ Rpi^Pjaz y; au<i ^
git<la>44;in»qd«>i(pe jwtaír á,tpdQs;lq$v e^p^
kn», M^daVKt Q|(>Mkrt Jos p^!(}os,^e {»raw paw
aostenor/fH^Qq^es pulios ,^a j^istante^ .powf»
]§v AwQC¡a4» jp^enp8;-;AJffes.>y^|jaian: (fOs l^i^Pi
tíátítíáiA^ imféi , éiibiiilii^iM # \mMmkmm
iMri«< Mí )«'AsiiíiáMlllM» áÍMÉ4«Ataft' IdPtffAMtffr
éoiyp6«ébHVaBÍ$a»'itiUteftÚrteiliz; ní(aidl«!tfv"IK'
^.m 'WáMikSdiii^füiimif tmmif'éfkam
d^ L(^att'y'Ébeá)M'ilÍ!i4s^ á^Ai ^^ÚMMcMV. ^^f '''' >
pasando el río con algwtfüf j^Yéf #i»Mh<á$>l«»
yy«MHk¡klto<liMÍtébHkiofiflftr«i9péVtf
íí? Tff *^
tO) en la «rilla oriental. del rio, dominando^^ft
^ 4^.^^4E)p«||pjj9 V^p<|0 4rff«IWl|^«Í|ff
$yiflOsl(^.qi4&l|#f]fa|9;»8MÍ?iVfH^rmj|| Qmft^
^n^^^ Jígle^ifl ,4 $<»^ $l»(^ p^ )Q$,Mej^l)jlr
^é taüád laspaeíAós de Atirá, Gtiarní^ ^
Ttiané <y Pitad: Tódós los citados iiiaidé iék>átf
gnai^süjís y ' fiíeráii repartidos á * los és^&iléíf
póft Irala en encomiendas de Mitayos y* Mfnchos
óoüducidos á la Asunción para trabajar én'lav
obras. i »• . . í ...•:.. ,¡.» , í
; ' 45. : Doraiíte €»tae»péd¡ciotí llegdá la'Á^ún-^
c?ótt Diegtf Abren con lásf ^uáníícrorieS' féfec^
tos de Ltíjan y Bnenos Aires^ i P^' ^^ ^ ^^P^
tpíé ¡A)co antes dé 'sn arbibo á Baeno6 Aires;
habik llegádcí sin triGfpieztf de saíntá Cátalráá lar
émbarcáciíob (|ue' habiá fondeado allí fáKá' dé
áusHioé séjgun TÍmoii ridm. 38, Pero la embar<¿
dación menor qribfíié á bnscar la otra con Schi^
tbidels, tardó m^s de nn mes en llegar á sántá
GátsdiAa y se' detiívtf dos aniiliandó á la ot^ y
pMvejréndose de víveres. %iKef otf después jon-i
tas, y la meáor Ham^daC Panchaldó. tócala Vis-^
"pañí áé Todos Santos en nú bluiéb^* ál eátrar
eú el riacíhüeló de Buenos Aire^^ y se perdida
león grándd parte de sn^caí^, aonqñe se 're-
cogió lóqtfe se pudo; Schimidels cap. 29 lláitia
á Fhhéliáldor Gonzalo de Mendoza, qné estaba
entonces en el Páifáguay; y stípone el líaitfra-
gío eb el b^ncb inl|glés; pero la pe<][ueñez del
bnque, y el modo soldadesco conqne piflta )á'
cosa, no se me hace tan: créible comÓ lo'qúe'
he copiado de Rui Diaz lib. 1, cap. 17, tnu^
cho menos pudiéndose dudar que SchiMdélsr
« «;í -
preseitciase M nsq^ra^))^ cnaUda en el cap*
$&^i entender qoé a^stÍ6 á b iéieccm dflh
ir^l». También di<}6 ^ue e» te aitibi^cacíiOfi)
gránele dp^e llegó feli^ent^^ visüjaQ SíQO e^p^^.
fióles i que es @i itiiiQetH) cpiQ Ir«ii8tn Isa «ii%irot
de C^hvetá. Pero tumpociQ «fi30 á * Huí Diat
l»iaiidQ dic«^ qtie la elíSbarQ^ciota perdidaí erai
genovesa, yhabia salido de IttJi» ccto a[>lo el
<4ijeto de comerciar eii Lma,* pues de ser a^í
QPi^ondvciríat como dicd muchos oficiales distíQ*^.
SñÚQ^ Qombpaodp á Aüton Cabrera » Péra&toi»
qniopy T<!'m9S Hiso y tíautista Troche; ¿i hai*
hfy^ ido i 9q$íUar tal embarcación á. la que fué
4fi 9Qeticl$^Aifes; c|ué es la que pereció, y no la
q[Q9 diqe Rwi 0¡a?5.
It6. Jautos ya todtís los conquistádfores ídé»
la A¿!^npig)i^ lois pasó Irala revista , y solo halB
GXM h^mbres^ Jbabieñdo perecido como 1,400»
de k» qne Iminin llegado á aqdellas regiones.^
Lcto wicontró Ademas escasos de Testuarío y dé*
mimiciones; ptero estando pi^ovistó de indios, sé'
(fió pHesa m fabrtear ks caiáas cubiertas de pa-^*
ja y Iw paredes de e^acas irertícalés ynidas y
^lod;aid««9 pomo son aun las mas en el país.*
Edificó ^\ primer templo y le dedicó a Ifi En^
éarnaqUm 4^ bl jo de Diósi; nombrando por pri-^
fWr <?mra al clérigo yiacaina Juan Gabriel hex^
$ai|0. A U>Ío$ Repartió en las cercániás tierras
psqra ijpiintas^ Ipmapdb para la i^uya la que ocuF
Tomo ii. g
- 118 —
pa el presidio do san Miguel en la orilla del rio
«ncima de la ciudad, á quien dio por armas fas
efigies de la Asunción y san Blas , ilda casa
fnerte y un coco , que es una especié de palma
eomunp alli. Nonibró por alcaldes á los capita-
nes Juan de Salazar y Gonzalo de Mendoza , y
por regidores á seis de los que trajo el adelan-
tado con este destino.
'47. Todo lo disponía y animaba Iralá con
suma habilidad j y circundaba la ciudad con las
estacas que encontraba en él mismo deononté;
pero fatigados los itídios con tantos tnlbajos^dé*
terminaroh acabar con los eikpañoles. Partí ésto
sie copyinieron los que trabajaban con los que
estaban en sus pueblos, en que estos seibtfod^
oirían en la ciudad insensiblemente y con- (Nre-
testo de pasar la semana santa viendo ks pro-
cesiones que hacian los españoles : y en la que
llamaban de la sangre porque los maíT sé £Rsci-
plinaban según la costumbre devota de aquéllos
tiempos, caer repentinamente sobre ellos y
acabarlos hallándose sin armas. Todo estaba
pronto, y el Jueves Sanfo de 1539 poco antes
de dicha procesión', reveló el secreto al alcalde
Salazar una criada india que tenia» declarándo-
le los principales cómplices. ínmecfiatamente se
dio parte á írala, y este hizo publicar un bando
mandando á todos los españoles , y á los indios
principales conjurados, que al instante acudie-^
.— 59 —
sen'hieii armadas á su casa /.para deliberar lo
ooOTfsoíente; pues teniao y estaban cérea de atar
, caries los guicurus y los agaees.. Verificado es*
to pantualmente» se fueron arrestando dichos
• indios cabezns puando llegaban, y tomándoles la
coofesionenqne declararon su delito, fuieroa
luego ahorcados, publicando h causa y al, mis-
mo tiempo el perdoq para todos los demás. Co-
pio este acaecimiento de Rui Diaz, lib. 1, capí-
tulo 18. Lo mismo hace Lozano Jib, % cap. 7;
'. sin embaído puede dudarse sea cierto, cuando
Scbimidels no lo menciona*.
< 48^. Añade el mismo Rui Diaz, que escar-
iOieDtiidos los guaranís con el pronto castigo de
' lípB cómplices principales, y agradecidos á la cle«
. flo^tacia con loi» demás, entregaron á los espa^
les cojuitas miigeres quisieron de las que resnl-
. tarcm después muchos mestizos que fueron re-
. potados y declarados por españoles.
JBqprJtetoii de Alvar Nanem median-
te éeairata j eondlelones estlpiila-
das eoB el gobierno.
é
49. Mientras las cqsas sobredichas pasaban
en aquellos puntos, llegó á Espapa la nave Ma-
raBOoacon Felipe Cáceres que hizo rela([;ÍQn del
estado de la conquista. De resultas de éstas, uo-
ticias determinó Alvar Nuñez Gabela de Yátta,
caballero de Jereat de la Fróülera haeér al rey
iiita propuesta, que he leído en so dé&páoho ó
litulo y existe en el archivo de la Asilttóiotí fiív
«nado el 5 de agosto de 154(K Por dUa s& obli-
<gó á espebder ocho mil dacadoA. eli^ rópm > nr-
•mas, pertrechos^ caballos y tredutás^ copleando
ademas el trasportaiio tpdo al rio de la t^lata.
*Las 'Condiciones fueron las mismas cuatro prtr
mineras déí don Pedro de Mendoza catadas* en el
«nújneM 47^ y no se le (tedió > na dmato de lo
que en la tierra se mugiera y 6htras¿^ MÜiese,
' eomo dice el mismo Alvar Náftez cap. 1% l^ero
se^rfiádió. que t$les condicionéis solo teiidMiti
*liijga^ en caso de. haber muerto Ayolasf poip^
Él é^ viviese debiá Alvar Nttnez éát^rié Mdbor-
¿inado Qdn toda bu gent^> pertx*éch<» y 'embat*
¿ádoiiies, quedándole únicamétate él góbSéHüo
particular dé-lsááta Cát^ifta cOü Sttbérdihiiciob
al citado Ayolas, quien si quisiese y Je parecie-
se podria nombrarle su ^gundo. Lozano lib. 2,
cap. o^ se equivoca prebendo que riune2 fue
noml)rado por el rey tenientá" gén^írái oe Ayo-
las , y tanibien dicieádo que lá citada contrata
se aprobó el 18 de mayo.
50. Se estregó á Ñoñez algunas órdéáes é
ia6ttiióicicineb en cpe se mandaba no p^mitír
le triados ni ptocWadotes en la, k»)iqnistn$ fior-
<que tales $;^^ ocasioMbafi pleiftbs y^dístor-
~ «1 -»
njiafó que Jos reparamientos de tierras fuesen
p(ei*pótU()& para que los poseyesen cinco años;
i|nd élotito y comercio ood los indios fuesen
ÜbMsti 'que cuando quisiesen pudiesen los es^
.pañoleS'.ttflver á Europa^ escribir á Si M.y en-
riar proiúfuradores á protfiover st» negocios: que
im úaddm ordinarios de los pueblos pudiesen
-ém^ en loB casos de hermandad; qne délos te-
-Mdüteis' se pudiese apelar al gefe principal y
•<ls^'é8te'^ consejo; que si estas apelaciones fue*
•émoriiiin^eB rijgiesen las leyes de Castilla, y
««'ttiifileiSde^iiMi mil pe arriba no &e
.áé^ÍM,^l^pélaciont qpe el jueis recusado^ se
-jcbiapa^áíe r ^qne ^isé «eñai^n exidos á los
"IpiAblostv q«ie 'loé ríos y ajguaáas líuesen comu-
nes^ -qqe á* nadie* M e|ectttase^ en icúatro'a&os
^{Kif ^idepada«^ ireál^ ^.4^^
-faMiUsMiarifa^go^ nien^niácó aSlod mas (te^^
HMstUhum por <;r¡i» de ganados^ ni quintos de
-ntHi r<ms 'qiie cke ort^ y plata; y qué se cnida-
•M^itfiMW^é los bienes de los difúátos. Lozá-
Bo lib. 2, cap. 8, refiere estás^ órdenes ó con-
- 5U Compró Alvar ^^efe^^Sevi^^
»aí5y "pertrechos^ vívereisi, étc;^^^ dos ^naves y
• ^h ^ehi^telaií' tlecem^iíatiáo Comprar otra en
-QibHrftts) rechtté^n^o^JittMOS^dados sihcídii*
'ttrlos marmérós y «uüreíáu y seis eabatlos. Lps
* «Al!ildéSffíftdip:áMf^et^ httpm éia-
^ 6Í —
dianOy hijo de Cádiz y Juan Pabon de Bada-
joz: de Jerez de la Frontera, fueron Pedro £s*
topiñan » primo de Alvar Nuñez« Alonso Riqioél
padre del historiador Rui Diaz de Guzman^
Alon$o de Fuentes, hijo de nú veinte y cuatro,
Antonio Navarrete, don M&rtin Yillaviioeacio y
F^id». Peralu: d« Se,aia R» m.Mel«*
rejo con su hermano Francisco, Vergaiía^ Slar^
tin SuareZ' de Toledo^ Pedro E$qnivel^ h/m^^
brera, y Fernando Saavedra* De Córdobu AIoOp-
so Yalenzuela, JU^e de los Rios, PedroSeml-
ta, Alonso Augusto, y Lqi$; Ribetoaci'de tíntim-
ros Giarcia JEVodi^iguez^ yergaira^;h<^cnlaiiQ»de^ Fr.
.Domingo Soto confesor del r^y: de AQJ«r{€iliach
tor Pedro Dorantes: de Madrid yjelvíatJ^biíi^
de Gáceres con JutwDelg^doiy elicap^R'&i-
margo : de AlmodoKar'^: Agqslw iCk^mpte iivj^
.Tpi<jiUoNufia.de.Cbaye$<^ |LuÍ3:P^6i^,de5Y4tff^
' gas, y él capitán Herrera; de san Liíeaififif»»*
cisco Espinokjiyde Yi^ay^y GiiípiiaK)oa>yMw*
tin Orue, Ocboa T^arre» Mattel íYotiMÍ! y i#l
* capitán EstigacRibí*.:.. . ; . : ,: .iiS *'
52. Salió esta espedicion de san Lucsirisl
2i de !ttwiembre deyi54^fti*y;no uiDañri des-
pués QOíno dicei L9pe* capítulo. §9fAslo$;««^
vedias fwdeó en feJRídttia , p^];ir.dfE(.;^«^'
. donde se idetu.v^ {Vein^e y: !e¡nc«,:y%^n>dl*?í4««-
; pues aí^ribó; ala de )Sa«tiago rMlC^h». ^YM^*
-Allí ocupé mütn y cidCQ 4ia& eD;¿£K^r.^i|{(da
— 63 —
y tomar un rumbo á la capitana, y pasando al
Cabo fHo f fué luego á fondear en la Cananea»
Altar NoñeSE cap:* 2 dice le sucedieron en esta
trayesna circunstancias increibles^ lo cierto es
qoe al instante fijó el escudo de sus armas en
la costa , cf eyeildo pertenecia aquel distrito al
de su gobierno de santa Catalina , á donde el
29 de marzo de 1541 fondeó y desembarcó la
gente v los pertrechos , y los 26 caballos y ye-
guas qife le restaban. Como en el caso de vivir
Aybliig tolo debia mandar en dicha isla y tomó
posetkm de ella ; y procurando reconocer la
costa de tierra firme, una tormenta le echó á pi«
qne úáío leguas de allí dos embarcaciones, sal-
vando^ la gente/
53. Alvar Nuñez capítulo 3, dice , que los
padres franciscanos Bernardo Armenta y Alon-
so Lebrón estaban á catorce leguas de aili en
Viasa y temiendo á los indios bttscáron la pro»
tección de dicho Nuñez , pero no nos dice
como los religiosos estaban alli; no pudieíoido
ser> sino por haberlos abandonado Cabrera: que
los llevó de España y fondeó en santa Catalina,
ó por haberse ellos separado de Cabrera' que
los llevaba, ó por haberse escapado por tierra
desde la Asunción. Lozano lib. 2, cap. 8; ésel
linico qne' sin apoyo lo dice disculpando la idea
del supuesto viaje de los padres con él celo de
predicw á los indios. Pero no advierte que
igndi^bslii el idícNua gaapüídy i» qbe eüicnd» l9
lo 8up¡e9<^n era entraño fuesen á biiscaf neéfit09
ea Viaza cuando los tenían efa laa provincia»
del Paraguay del Gnaíráyda Vera qñe debíe^
\ron atravesar antes, Nuñez supone en el ca^k 4^
c(ne le llegó á santa Catalina nn batel d bote
con nueve desertores de BúenoS' Aires que iban
á quejarse al rev de stís gefes» Pero cpitao baeia
dos afios y medio qoe est aba de8{Kd>lada Bue^
nos Aires, es falso que itolier^n de alli los ^ter^
teres, y que pudiesen ir á España eb tan pe«-
queña embarcadoil* Si la deserción se supone
adterioi'i no pudieron tales gentes iofomiarle
de la muerte de Ayolas, ni de Jo detoas que
dice de íraia sin arreglarse tin todo á h seft-^
dad. Lozano ¿frúiem supone la deserción del Pa-
raguay , sin apoyo de otros esiTitp», y wí pal<
imc las dificultades de su aser'cion. Rui D¡a< U^
bro 2 eap. 1, di<e# que Alvar Nuñez rejcog^ en
santa Catalina á deis desertores de Bnaivw; Ai^
lies que le informaji'on del estado de la rprotin*
(na# y f^ repite }^ bistoríá de tales d^serJtp-
i;es que refirió en el lib. í cap. 16* Pi^o yo'
tengo por cueiíto fabuloso lo que dice, y aun.
por imposible^ Asi sigo la historia conu) creoí
quesucedió»
54. Recodó Alvar Ifiinez á dos e(^pi9fiole$
desertores de la embarcación de Antón Car
farera ó de la que fue á socorrerlo con
V
^ es —
ááñi ijae esiabafl en Yiaza. Ellos le ififoí^inaroii
lo 4]rie sabism y se redace á que la ciadad de
Beraos Aires se hallaba con el ar ribo de Alón-'
sa Cabrera surtida de víveres y soldados y ^e
wcecUa lo mismo á la de la Asunción ^ de^e
dODdd halHa salido últimamente Irala en soliei^
tad de Ayolas ; á quien generalmente se creía
Boerto^ segoii lo que tardaba eii volver. Nó
podieiroo informarle de la despoblación de Bue-
nos Aires> pues la ignoraban > y por esto en
fiuyo del541> despachó Alvar Nuñeás á Felipe
dteCiáceres en una embarcación á saber lo que
fiMaba alli; pero un temporal tío le permitió
llegar t y le pareció arribar á santa Catalina.
Aili se sifócitó la duda sobre ir á la Asunción
potr mar .ó por tierra : el piloto Antonio Lope?^
y Felipe de Cáceres opinaron que por lanzar;
pero Alvar Nuñez con la perdida de dos de sus
embúcaciones y otra que tenia muy quebran-
tada temió embarcarse, según Schiniidels capí"-
tido 31 9 ó le pareció llegaría antes por tierra,
según él dice cap. 5. Ignoraba el rumbo y la
dtstanciajy para tomar noticias destacó algUf'
nos españoles é indios con el factor Pedro Do^
nantés^ quien volvió á los tres meses diciendo,
que después de atravesar serranías, y gt^üdes
iHlsques y tierras desiertas # había encontrado
campiñas pobladas de indios. Resuelto por fin
á ir al Paraguay por tierra é informándole Ids
Tomo íl 9
\
^
— 66 —
naturales que podría llegar antes á las cttadai^
campi&as iatroduciéndose poF el rio Yubncá
que desemboca enfreate de la punta de la islli
á 18 ó SO leguas da donde estaba fondeado^
dispuso reconocer dicho rio ; y entretanto des««
hizo unfi de las dos embarcaciones que le réalft«>
ban recogiendo la jarcia y clavazón. LoaaoOí
libro 2 cap. S, dice que los padres franqisetnos^
citados niim, 53 que habian ido desde la Ásnn^
cion informaron á Alvar Nuñez del camino;
pero de ser a^i no venia al caso el reooQoci««
miento de Donantes ni Alvar Nunez habría
s(do el primero qqe hizo este viaje de lo qaé
se vanagloria.
55. Hecho el acopio de los víveres y c^so^
ios que creyó preciso llevar por tierra , qoeda*
ron en sania Catalina ciento cuai^nta e^paiki^
les con lo que debia ir por mar^ y el IS da
octubre de 1541» marchó Alvar Niiñez á en*
trar por el citado rio Ytabucd con 250 arca^
bttceros y ballesteros , todos sus caballos y mo-
chos indios del pais. Navegó por dicho río^i y
no pudiendo mas^ desembarcó la gente y lo
que habia de llevar ^ y despachó la eoobaroah
cion par^ que embarcando lo que babta <ie«
jado en santa Catalina^ lo condugesen á Bue^
líos Aires bajo la la dirección y mando de Fe«
ipe de Cacares* según dicen Rui Díaz y Lo*
kano; y les cr^o mas que á Alvar Nuñez que da
— 67 -*
eáte miMido á Pedro Estopifian ; pof que este
tíb tenia la práctica que nquel del pais. Ed se*'
goida tnarchó Alvar Nuñez á los indios y espa-
ñoles que cai^roQ á cuestas todo el matolotftjei'
y al día 2 de noviembre del mismo año, prio^
eípió su* eamino penelrando los bosques dé
montaiñas d^iertas hasta que á los 1 9 dias sa-
Uó á las dilatadas llanuras de Yidluá pobladas
de mdio» g«iarsinís. Tomó posesión de ellas ante
el esi^ribaAo luán de Áraoz y las denominó
prwineia de F^m» Continuando el viaje cortó el
i4o¥goa2;á el día 1.^ de dieieníibre, y dos diasr
dmpWé ei TibahMi doitde encontró á muchos
io^o» gnaranís. Estos relevaron á los que He*
fabaii que* fueron despedidos. Siguiendo su
detTOta« encontró el 19 del mismo mes muchos
da aquellos pinos descritos en el cap. 5, niime-
fo 12^ Alvar Nafiez cap. 8, dice que en un solo*
dia de esta ultima distancia echó 18 puentes
solNñe los rios y ciénagas que pasó; pero no le
oreo; ni ^mpoco cuando supone que sus gentes
solo caminando podbn digerir lo que comian^r
Eq el cap. 9^ refiere ^ que su tropa se alimeiH
tadba imi frecuencia de gusanos etc. de una
especie de hormigas de que suelen en santa Fe
hacer tortillas. Entre los citados pinos ó curiys
se detuvo hasta el 28 de diciembre en nn pue-
blo gnarani^ y después encontró otros el 10
de enero de 15^2. Continuó, y el dia li
— 68 ~
del mismo mes llegó al rio Pequirí desde doiide^
escribió á la Asudcíoo pidiendo le enviasen aa-.
silios y embarcaciones al rio Paraná. Hecho
esto dispuso se quedasen atrás catorce enfei>
mos que tenia , para que le siguiesen poca á
poco j y él coa el resto se metió por despo*
blados caminando por ellos los ocho diaa ante-
riores al 1 «^ de febrero en. que llegó al río
Yguazü encima de su salto grande que queda
descrito en el cap. 4. núm 11. AUi encontró
los guaranís que después forniaron el pueblo
de santa María la mayor á quienes compró
algunas canoas que hizo bajar arrastrándolas
por tierra y en hombros hasta lo inferior del
salto, y luego hasta el Paraná. En ellos pasaron
todos este rio sin mas desgracia que ahogarse
un español por volcarse la canoa. Alvar Ñafies
capitulo 14 dice que se vio muy confiíso aqoi
porque los españoles de la Asunción sabiendo
que él iba no le habian enviado los bei^;ant¡ne8
que les habi a pedido desde el rio Pequirí ad
cual equivocadamente llama Paraná. Pero, sí
hubiese reparado que desde el 14 de eaero en
que llegó al Pequirí , bástalos primeros dias
del mes siguiente no habia pasado el tiempo
BuGcíente para llegar de la Asunción los ber-
gantines ni aun la respuesta á su carta habría
cesado toda su confusión. Lo cierto es que
viéndose en el Paraná con 30 enfermos , é iaip
— 69
posibilitado de contínuar por tierra^ formó bal-^
sas con ks canoas apareándolas de dos en
dos, y atravesando encima za;rzos de cañas y
palosy en ellas embarcó sus enfermos al cuidado
de Nuflo de Chaves para que bajando por el
Paraná basta encontrar el rio Paraguay, su-
biesen por este á la Asunción. Él siguió por las
inmediaciones del rio Mondai^ donde encontra-
ría precisamente los cuatro pueblos formados
por Irala, según vimos en el núm. 44. Continuó
lu^^ hasta los del Tbitiruzü formados igual-
mente por el mismo; desde donde según Rui
Díaz:,e8cribió á Irala ¡y este envió para cum-
{Cimentarle á los capitanes Juan de Salazar y
Joan de Ortega, y al veedor Alonso Cabrera.
Estos lo entontraron en el pueblo de Acani, y
di día 11 de marzo de 1542 á las nueve déla
mañana entro Alvar Nuñez en la Asunción con
aplanao general , encargándose al momento del
mando aunque no presentó sus títulos ni prestó
di juramento ante el cabildo hasta el dia 13 del
mismo mess segunhe leido en las diligencias
míginales qne están en el archivo de la Asun*
cion. Rui Dia^ lib. 2 cap. h dice que Alvar
Nnñez en este viaje desde santa Catalina no
perdió ni un hombre. Lozano lib. 2 capítulo 8
que solo uno, y Schimidels con mas verosimi-
litud cap. 31, qué ciento. Alvar Nuñez capí*
lulo \3p dice que encontró á Felipe de Cáceres
— lo-
en la Asunción sin advertir que venia de Espa-
ña en su compañía» y que él mismo le habia
embarcado en el buque que aun no había lle^
gado de santa Catalina.
56. Luego que Irala recibió la carta qqe le
escribió el adelsmtado desde el Pequtrí despa«>
chó bergantines al Paraná; los cuales encontra?
ron á Nuflo de Chaves con sus impedidos en la
isla de Apipé, donde los embarcaron y condut
geron á la Asunción llegando un mes después
que el adelantado^ con la desgracia de haberse
comido á uno el yaguareté. Poco después del
arribo del citado Chaves, despachó igiiahnente
bergantines el adelantado á socorrer la einbaí^
cacion que venia de santa Catalina/ y la encodr
traron debajo de donde hoy está k ciudad de
Corrientes, la proveyeron de víveres y la acom«-
pañaron á la Asunción. Asi lo dice Rui Diaz lír
bro 2, cap. 2. Pero Alvar Nnñez cap. 15, su-
pone que él construyó los bergantines citados,
y que los despachó con orden de poblar á Bue-
nos Aires y de fundar la ciudad de san Juan;
aunque no lo verificaron y regresaron á la Asun-
ción con la desgracia de haberse derrotado una
barranquera del río volcando la galera», etc. Pe-
ro ni tuvo tiempo para construir los berganti-
nes, ni necesidad de tal cosa, pues los habla em,
la Asunción, y acababan de Ibgar con Chaves.
Lo que añade de fundar á san Joan y del fra-
túáo de la gáleí^, son cosas acaecidas mticihos
años después, segoa aseguran Rui Diaz ibid, y
lionno Ub. % (iap. 16^ y yo.ci^eo que llegaron
á su noticia y se las apropió eii sus comenta^
Hosy sin advertir que entre las embarcaciones
que despachó no había ninguna galera> siendo
todas bwgantines. Mas no le faltó la ádverten^
da de dilatar la vuelta dé las embarcaciones
liasta el 20 de dícienibre para darles lugar de
hacer lo que dice«
$7. Míenti<as el adelantado alistaba los ber*^
gantiiies, que era ló mas tirgeiite, pasó i^evista
y encontró 800 españoles según Schimidels ca^»
titulo 32^ mas de 1,300 ^ según Rui Diaz, \U
brd 2, cap. 2, y según Lozano» lib. 2, cap. 9;
padimidó venir la diferencia de que el prime*,
rd ooKtó solo a los presentes y no á los que ve»
nian con Gácefes y Chaves. 41 mismo tiempo
trabó tan estrecha amistad con Domingo Mar«-
tinea de Ii'ala , que le nombró su segundo ó
maestre de campeí» haciéndole jurar anión fra*
tenfaU Luego juntó á los oficiales y eclesiásti^
cíes y y después de haberles leido una real c¿-
dola que mandaba tratar á los indios con sua^
iridad y justicia, Ids exortó al cumplimiento y
á los eclesiásticos á que los doctrinasen^ entre-
gánddbs cuando llegaron las embarcaciones ali*
gunós ornamentos , harina y una pipa de vino
para misas. Poco después sucedió lo que acos*»
— 78 —
tumbran ejecutar todas aquellat nácíoiies eiiMi*
do están en paz, y es ir algunos'á ofrecer obe*
díencia# vasallaje y.fidelidad al nuevo gobenuH
dor pidiéndole álgun regalito. Fueron loü. prime*
ros los guaranís de los pueblos ya reducidoSy y
el adelantado los recibió, según es costnmlMre,
exortándolos á continuar con buena annonia
en la obediencia, ofreciendo favorecerleft* Al-
var Nuñez cap. 16 después de manifefiítar las
quejas que supone le dieron los guaranis de loe
oficiales reales ó ministros de hacienda dicci; que
los exortó para que no comiesen carna^ huma-
na. Pero debia saber que estando los indios en
encomiendas , no pagal^ tributo ni derechos
reales^ ni los oficiales tenian medio alguno para
suscitar quejas. También es tan falso oomíMeii
<:ame humana como dice el sermón campoesto
por Lozano lib. 2, cap. 9. Con este motivo He-
gar(Mi después á ver al adelantado losagaoes^
echando la colpa de algunos robos hechas á los
guaranís inmediatos^ á unos mozos que ellos ba-
ldan ya castigado , y pidiendo se les restituyesen
•algunos indios y mugeres cogidos por los espa<-
ñoles en las guerras pasadas ; pero se les con-
testó que convenia quedasen las mugeres para
instruirlas en la religión y mandándoles obser-
vasen mejor la paz, sin acercarse con sus ca-
noas á donde pescaban los guaranís » y españo^-
les ^ ni á sus quintas cercanas al rio.
t
/
•^ 75 -*
^* He leído en el archivo dé lá Asunción
UDS formal justificación en que consta que ha-
biendo llegado por este tiempo Felipe de Cace-
ras con los que venian de santa Catalina, pre-
sentó ál adelantado un pedimento solicitando
le pusiese en posesión de una plaza de regidor,
en tirtdd de un real despacho que habian leído
muchos; y era publico traia de Madrid, aunque
se le había perdido; y que el adelantado sin ad^
nfítífd pedimento! trató á Cáceres con dureza^
coúduyeudo que no le pondría en posesión de
uA'^tísifiMiBe la misma justificación consta que
,^afi Nüñez era áspero, incomplaciente, impo^^
Iftiéor coniüdios y españoles, y que por esto le.
aborp^ian generalmente, según dicen támbieo
Sobifliidéls^ tiapi 34 , y López cap. 89. Dicha
jqstMwia¿i<m/ftié> pocos años después á la corte:
ooQ d' taiismd Alvar Nuñez dónde este la víó/y
pntt.preGarwrse escríbió en el cap, 18 de sus
aonMitairios, 'qué chocó COR los oficiales ideales
wfaoí^-.etlosGácéres porque no qiiiso darlestel
ainüiéq«e lepédian p«rá cdbrár «ai ímpi^i.:
emifüiieTa inventada :por eilos> sobare el pescan
áOf raan^edaf/^nuiél, maiz^/été.y porque n<jápre<^
baba liW]afj^áiric|s^y yéjacionek que hacían: i co^.
iNRandteftoíK^plii seidébia-á S. M^; sobre >io! cual
iKm se le> quejaron i^áosi los ccinquis*taidor6& j
poUtdMesi Mi'3i^era:repahi Alvaí Nú&ez aquí
ea qiie.4€f Mr eíerlo lo que dice, los oonqoista-
Tono u. i o
— 74 —
dores alMírrecia» á los oficiales reálies; y no era
sino al contrario, qm los sosteiúaa tanta et>«io
á' él* le detestaban: conociéndose claro que todo
le que dice es supuesto,
59. Por este tiempo Pedro de Afeodí)» ,
Juan de Salazar Guparatí, Francisca Ruíai-Mai^.
rani^ Lwenzo Moqueratí, j CroMalo^ Mblrai^
indios todos mongolas que tiyiaaen Ja Asur;^.
cion cuyas hijas eran mancebas de loa es^don-^^
1^ y cuyos apellidos habian tomado, se ;qa0j|ir.
ron de. que loa de su pueblo Jlamqdo hojják¡t^.
guáy habian sido asaltados en siis^qimti^: pM"
los indios guaicurús, que les habían, mn^^ 2Q\
personas y robado lo que tenian en Tapiia : iéA^l
yar Nnñez cap. 19 eqqivxKa el nomboedi^'pmhi
blo. De resultas, declaró el adelimta^Q IhifÉHlii^:
ra. á los guaicunis y alistando ^0& amáfaiiQétosj
y ballesteros con 12 caballos» salid eL 13 de }i^
nb dé 15i2'para.eiípuéblo.de/Aregná> éi|Mb»«'
gola distante cinco.leguas^ y allkae Jeijntrtafloa»
trepáis, de loa gnaeanBramJges de.loscpnebiósüAa^
ki<£qn£llecaí. ELtdia siguiente ;dmpácb<))é9iL a»*'.
pafideB <oon indios inongqlaá)ptoavadqiiiiWiiimk^
Tas del eirami^ yvoI^rMí dicie9db^q[ml lol»
guaioucósliafatan ievantado sutpneb^;palí»]ilír,á
establecerse* en.otca. paa*té4iCbn>est9^:oQlidbiipaH
sdel adelantado el diaavl>t>fceft sus trc^as^ ¿i^
ot|ra orilla del/rio ;Paraguay>i«|i.dos betf^iftiAea
y. muchas canoas de lascua)e8ise'Voted^inna^]abo«-
.u
— 75 —
gándose Diego Isla natural de Málaga , y Juáh
Valdés hijo de Falencia. £1 dia siguiente mar-
éa& la tk*opa ; y las avanzadas dieron v&^ú*
dos avisos de que el etíemigo caminaba sin
manifestar tener noticia de los españoles; pe-
«a^pKpi . después de puesto el sol hizo él a(k|-
^4e»lcender las mechas á precaución sin
la marcha üonla luna. Casualmente sú-
csséÜB^ MegD) que encontró la tropa con un ya«
gupeté^.y ie tiraron algunos arcabuzazos cuyaif
jpaiolas dice Alvar Nuñez cap; 24 le pasarcM^ ^
laÍE dé la.cara.y que se tuvo entonces por cier^
Id se las tiraron pura matarle por complacer á
lraia« Pel^ si esto fuese verdad habría descon-
fiado de Irala^ no se habría valido de éldespues
-mmo fe hÍ2ó para todo ^ reputándole su mayor
amig^ y dd mayor confianza. £s de saber que
cuando escribía achacándole esta maldad le
abórrobia mucho. Cenó la tropa y conUnuó,
Plasta que antes del alba atacó la toldería guaü-
eoniy: matando á muchos, y poniendo en fuga á
Im deáias con pérdida de los españoles y doce
auxiliares ccm una yegua: cuyo cuello ¿abrazó y
-airavesó con tres flechas un gúaicurd sin que-
rella soltar hasta que le mataron. El adelanta-
da siguió un poco á los fugi4ivos« quemó la tof^-
- dería ó pueblo y regresó á la Asunción por el
camíoa que había llevado. Alvar Nuñez cap. 25
dice que U#vó artiUeria á esta jornada cosa que
— Te-
le era imposible y en los caps. 29« 30 y 31 aia^
de que en ella hizo cuatrocientos cantivos 0¿pi4-
sioneros los cuales recogió y sacó de las ínanúos
que los liabiau pillado para que no los tuviesen
mo esclavos ; díó libertad á uno para qoe di-
jese á los demás que fuesen á ajustar la* p^UDOp-
como lo hicieron, de cuya resulta dí4fái4HÍW
la libertad* Pero yo me atengo á..un piflriiiéi
aquel tiempo que leí en el archivo, de la Asvn*
cion y dice : que el recoger dichos prisionerte
^|ae para venderlos inmediatamente por esda*
vos y aprovecharse del producto como la hizo.
*Rui Diaz líb. % cap. 3^ pretende justificar á su
tio Alvar Nuñez diciendo contra el testimooÍD
de este, que los prisioneros se interpolaron con
los mongolas; pero es falso. lambió te equi»
voca poniendo esta jornada después de la ?qQe
Nu&ez hizo al puerto de los Reyes.
60. Al regreso dio libertad á seis indíoslen-
guas á quienes Alvar Nuñez cap. 27 y 3Sí Ua»
ma mal Yaperues y Apernes* Se habían presen-
tado pidiendo la paz á Gonzalo de Mendoasa ge-
fe de la Asunción el dia antes de llegar i ella
el adelantado, temerosos de que se lej& hidese
igual guerra que á los guaicurús# y- Mendoza
los detuvo hasta el arribo de éste. De resultas
de alli a pocos dias regalaron los lengua» al
adelantado unas mozuelas, que dice Alvav Nu^
ñez cap. 32, entregó á los eclesiásticos para doo-
— 77 —
trinarlas: lo que era imposible igaora&do el idio-
ma. Poco después los agaces rdbaron algunas
^uiBtas de los es|)añoles matando algunos mdios
:éé eneomiendas y llevándose sus mugeres. So-
lare la marcha Íes formó proceso el adelantado
f UDÍén<iblo á otros que antiguamente se les har
-Ua formado, les aclaró la guerra á sai^re y
fuego, y vendiór por esclavc» á catorce qMtüh
úíst presos, segtiif he leído en un papel detijlpl
tiempo en el archivo de la Asunción, quétVk
-liMe mas fé que el cap. 33 de Alvar Nuiez
que dice los hizo ahwcar.
• • • • .a
Pr#yeet# de e«pedl4^lóñ al Perú qae
-«M se Terffleé : variéft afeentéelmleit-
Émmj S«err«Mete. llegada al pnertm
t 4^Ja» B^jes y resresa 4 la A«im-
elon.
-'-"firl* Viéndose el adelantado en pais tan
fK^nre ^e metales, désealia encontrar un cami*
lia para ir al Perú donde los habia# y á lo mis-
mo le obligaba su contrata' con eli rey. Para
€ftta después de informarse cuanto le pareció,
resolvió que Irala llamada generalmente en-
' tantees capitán Veteara, subiese todo lo que pu-
diese por el rio Paraguay con tres bei^ntínes
^ tremta españoles, á fin*de averiguar por los
indios de BUS riberas lo que habia en lo inte-»
rior del país, y si seria dable kiterpafte al Perú
por entre méimkw tjae pro^rcfpnisiseii vívareB
y auBÍKoB. Partid Irata d30 de botdbre ' de
IS^S MU orden de disponer id paso qoe tos
iddbs de k>i ptiebbs de firoaranbbalré y ipanéy
Adra hioieften ansí ehtradii al Oeddettte por éí
(Ifaaco eon^el niimo objetó dé dei^nbrir uñ «ia^
al PerdvEii efecto rtcogiólÉralaSOaiiidida
dtadoB paebk» ^ bonfirieodo el matizo de
^al cadqoe Arafcaná bajo la direcoiott de
tvea^ españoles lenguaraces^ y pasánddbBfai:Ott«
cidente del rio en las Píedraa Partidas qué eatan
en los 22 grados y 3i minutos de latitud , y no
donde» dJM Mfwt Nunoi cap* 34(# la» desjpojpbó
á su espádidon jeimtíiiiíaado él lil m»f»r^ f itíh
«ribid&do desdé álti ál ádetatttado. Partierotí
pues los tres espáftdlei escoliados áe ItJs 600
guaranís , pero comd estos tienen terror pánico
á los indios del Chaco, comenzaron a titubear
y á los cuatro diab dé camino faltáiidoles ;tive«
r6s* se retiraron á sus pueblos, sin que losrj tres
espaftoles les pudiesen tencei' á pasar ade»*
kñte. 3e incomodó mttcdigio d adeiáütado ecn
está noticia que supo pdir loe citados tres^ es^
pañoles que regresaron á la Asuncjlon ; y sia
perder tiempo juntó 1500 gnaráKÍs de loepuei»
blos da Ytá^ Táguaron y Acáaí/ y desloa de
Aregua, Altos, Yois y Tobatí y loa dnpachó con
cuatro españoles el 15 de dícíendare ; parte en
^ w ^
(^iMtoiSi.dal rid y lob deixiasportttffr^ con órd^
de :cet>étír ^: inisni^: reeoiM>ctii^nto. Cuaoido
este v^ntet lIeg6.eQq90/ eiía pre(^o> á los pue-^
bbfc 40 la pcoTÍAcia dia^ Ytal;! de donde eran* lo»
ifidiascpté ñó.qutsieiion S9g«¿rl» jornada aole^^
rÍM^.pD^Diiló'á Alearé y á su» indio» el mo»*
tito de t&n tetiiiida^^^.JiBiifespiíeata le^ imprno:
maekíOrnásáo^Mmiqpe\^^ haslai las: Fie^
deásPáMidáSf Alli paonii^il él rio^ yt^ffiiqavon
ait^ócidQiititeipor lieifmd«ipoblad8) padeoiandc
gMpde» trabajos^ do. (]nérj<iiiirieii^ lalgunos^
htrtai^^poe fallánd^es; iguíasF, víveréd y a^ua pana»
bóbeb retirocedibiicm á la Atsnnqión.
' i 62i- ■' i i ÜKiki aégan^ ;dtgsfno8¡ en> %h m mero ípre^
ovIentiE^veókitiniió. poR:eb BÍoidésde la^ Piedras
liitídaii^liaslÁf^blifi.de éttMoldbrl5 lle^
d^!imi^nge*<|iiep^ Hamói
pMM0F«; d^tm RejesiSí^ fiiattUkLi 2¿ytBp.:2
péa»iM»i pne&rti). di$tiinfcéi:^0! le^s> (ib la
A Éi mim yí má»ido tiOO. <\d6 hi.lagunarvd)^ A.y0f
kk^SofaíoAlels eap¿ 24! á)fiD.delQ»,guásaraf>ós y.
y8rtfK¿r«i(is)ooiidmtA¿eiitM;loícaleáv. c»^^^ quo^^está
elMos 17 grados 57 minutos deílatitod^ y* ^
e#láMl:qp]iia l^aiMí «itiiada^ al Bonieüt^ dd rio,
dondeteriniíiailiK iáerrajqtiéenttacea llamáis
<te?saiila.||ii}€Íatá>quieÉr;lo8(deaiiarda d^^lfr
iiihes^.'délr ano idfe ^I7i50iy ^ el^miapa} de Jbaní é^
la Cmsi^ namanmál der sot EemaQdtK QoiMWt^
IralUriípie ^pw. t^ha^ aierra^,. Mgoa mai^ifes^
-. 80 -*
taban sns cumbres escarpadas; ifo'eiha he\í
penetrar en el pais , y qae podría verificarse
por el paerto de los Reyes; pero parra íyeii*
gaar lo qae pudiese, solicitó informarse de loé
indios orejones que yivian por alli; No satis-
fecho con lo que pudo entender de elloff^ de^
sembarcó Irala, internándose al Poniente 'coa-
tro jomadas, hasta encontrar un pueblo de guiH
ran», según Scliimidels cap. 32 y 39 de'quie^
nes entendiendo d idtdmapuda aTeriguaírv^^é
acia el Occidente habiai muchos indioB qttb.pOr
drian surtir de viVeres y ausiliós. Coneqjkir'.JMi*
ticia regresó alipuerto y tomó lá vuelta: de!la'
Asunción; pero el acerearise á la phxtinciáOde
Itati lé encontrónn» canoa? que ilé llevaba fÉA
carta del ladelantada- maridándole .aliqKhr*:flft
cacique Aracaré>:coíbo'lare]ecn^fi|ft'(di^€iil-r:
tad^ Esta muerte ^sfe juzgó. muy ÍB^atii yíiMDOT^]
pellada segpñ SctímidelsNcláp. 32 y pafá^kmkj
parla Alvar'Nune¿ cap; 35 y'36'oahBannai&d/k
sámente á Aracaré/ Hecho esto ebntiflinór.Iralá
hasta la Astmcion á hacer al adelantadbJa^jie*
lacion de SU viaje. ■ ^í. ; • ím^ ; Tf ?ol4t.
63. Por esté mismorliempa, 'esto '{^-lelklia
3 de febrero dé 1 543 aprendió fuego ¿¡una úom^
dé la ciudad y se comúnbóá otrai&;:^eclk{oamb
eran de poco coste y ti^^^ájo según ^ídioa)tivh>
mero 46 se reparó luego él daño que. AlvwiNu^
ñezcap. 38 pondera con escesa* ;CkNBfiadb:*iél
— 81 —
adelantado en las noticias que trajo Irala del
puerto de los Reyes y deseando internarse por
alli al Ferd dispuso que Gonzalo de Mendoza se
anticipase con tres bergantines á acopiar ví-^
Veres en los pueblos de la provincia de Ytati#
pero apenas bubo llegado al rio Yejui supo por
los indios del pueblo de Atirá, que Guarambaré
y Tabaré ó Tamba y caciques principales esta- -
bán preparados y resueltos á veiigar la muerte
de Aracaré que era pariente del primero y her^'
mano del segundo. Yo corrijo los nombres de di-
chos caciques por los papeles de aquel tiempo que
he leído y co|ñode Schimidels caps. 32 y 33 en
cuanto al motivo de esta guerra que Alvar Nu-^
ñez atribuye falsamente al capricho de Tabaré.
Avisó Mendoza esta novedad al adelantado; y
este liiandó, que Irala marchase con cuatro ber-
gantines y 1 50 españoles y bastantes caries o
goaranís de los pueblos cercanos á la Asunción.
IJegada esta gente al trópico de Capricornio
desembarcó en la costa orientah y al tercer
dia hizo proposiciones de paz á los enemigos;
pero ño habiendo querido admitirlas los aco^
metió el 24 de julio de 1543 en el pueblo de
Guarambaré • tres horas antes de salir el sol^
y mató a muchos , cogiendo varias mugeres y.
muchachos. Hubo sin embargo algunos espa-*
mdes heridos y seis muertos. Habiéndose pre«
sentado luego después Tabaré ó Tamba pi^^
Tomo '114 M '
— »2 —
diondo iadulgeocia y que se les deyohriescfn
las miigeres y muchachos se les coucedíó to-
do, é Irala regresó á la Asudcíoq. SchroÑdels
<jue se halló en esta espediciou dice, cap. 33,
que el pueblo estaba circundado de fosos y pali-
zadas ; pero no pudo haber tal no teniendo los
indios con que cortar tantos troncos. También
exagera el número de indios muertos # y Alvar
Nnñez cap. 42 sobre atribuirse el honor de la
batalla, dice erradamente que los enetn^os
usaron flechas envenenadas. Rui Diaz lib. 2,
capitulo 2 falta á la verdad diciendo que su
pgidre mandó la batalla y por eBO la pinta y
llena de circunstancias todas falsas; Lozano
libro 2 cap. 9 copia y aumenta á Rui Diaz , y
ambos anticipan un año la fecha.
• . Gi. Concluida esta guerra, aprontaba el ade-
lantado lo necesario para pasar al Perú adonde
ne quería fuesen los oficiales reales de hacienda
sino otros que él noinbró. Con esta novedad le
representaron dichos oficiales de palabra y por
escrito que debian ir á recaudar los derechos
del rey, que era cosa que tocaba á ellos y no á
otros; pero el adelantado les contestó negativa-
mente con desatención, dureza y desprecio ar-
rebatado de su carácter que disgustaba á todos^
según he leido en una justificación del archivo
hecha en aquel tiempo, la que formó parte del
proceso que hicieron. Viendo tal despotismo es*
— 85 —
cr3>ieron los oficíales reales al rey lo qoe pasa-*
ba; y siéndoles imposible dirigir su carta por ias
víais ordimarias^ pensaron hacerio por la eos*
ta -del Brasil* Se ofrecieron los padres franci^
eos :Arm^«ta y Lebrón y algunos espanokiilá
Nevarlas por el mismo camino que habia ^ef¡É¡^
dd AlyarNniez# gaiados del indio DomingO'qlie
babia ¡do con él <lesde santa Catalina : con va-
rios pretestos y flor düerentes caminos salieMn
de la AsiMicicm; pero habiéndcio sospechados^
adelantado, io6 arrestó á todos cogiétidoks l66
canas, á pocas legtas de la Asunción. Iiimedia-
Camente les formó proceso, ineti^ido en (a cár^
cel i los cnatro oficiales redes annque despuéis
les pemitió salir bajo fianzas al contador Feli-
pe de Cáceres y al factor Pedro Dorairte^ para
qm le acompáaaseit en sn espedicion, quedando
el^ veedor Alcnsd Cabrera y el tesorero ^Gai^oía'
Venegas suspendidos ^e sus empleos eñ la cár-
cel bien recomendados al alcaide ordinario. Asr
lo dice Alvar Nuñez, y para justificar su proce-
der refiere «n e1%3»p. 43# tales cosas de dichos'
elides jreáles y de 4os frailes, que solo ^1 pudo
inveiltar; pero con tan poca habilidad 'que ellas
mismas persuaden que son calumnias: Sin em-
ímh^o las eopía Loeano lib. % cap. 10, exage-
rándoias aun con creces, pero Rui Diaz aunque
mbrino de Nuñez las caüa, sin dar otro motivo
á ^106 ^escándalos, ^tte el ridículo de que los ofi-
-- 84 —
cial^ reales pretendian que su tio nada hiciese
sin su parecer.
65. Se alistaron para ir á buscar camino
que condujese al Perú 400 arcabuceros ^battea*
Uros, 12 cabaUos y 1,200 infantes, digo, HuUos
alHiliares, á quienes Alvar Nuñez cap. 44'adoi^
D» con planchas de metal sin reparar en qne mú
lo habia en el pais. Quedó mandando en la Asunr
oíoa Juan d^ &ilazar, y no Martinez de Irala, co*
mo dice Rui Diazlib. 2 , cap. 3^ equivocándose
también cuando dice que finé á la ésp&dicion;el
veedor Cabrera. Pronto ya todo con los víveres
ne^sarios, mandó el adelantado quitar de las
embarcaciones las armas del rey y reemi^lázár»
las <^on Jas suyas, según he leido en una justifi-
(S^cion de aqnel tiempo que hay en et archivo
de la- Asunción. Lu^o dispuso que los c^Uos
9Mt;lá mitad deja gente costeasen el rio Para»
guay ha^ta el paralelo de 21^ 22^ y él con lares^
tan te embarcada en canoas y bergantines,, salió
ocho dias después , esto es el 8 de setiembre
de 1543 y no el 13 de diciembre de 1541, co*-»
mo dice Rui Díaz, lib. 2, cap. 3. Navególa ds-
pedición recibiendo visitas y víveres delm mm^
golas y de los pueblos de la cordillera bajita > el
puerto de Gqarambaré por les 23^ 23^ de lali^
tud, donde mandó que le acompañasen Io& dacir
ques Tabaré, Tamba y Guarambaré (foe se'ln
presentaron y eran los vencidos por Irala en la
— 85 —
guerra del nüinr. 63. Mandó también que regre-
sase a la Asunción él factor Dorantes/ y que le
reemplazase su hijo según dice Alvar Nuñez capí-
tulo 46 á quien copio no sih desconfianza, por con-
servar la especie de haber leido en los papeles
del mencioiíado archivo , que no llevó ningún
oficial real en. su «pedición. Siguió esta y por
los 23^ 16^ 26'' dé latitud, le salieron á visi-
tar los indios del pueblo de Pitun ó Tpané
con quiénes se. detuvo tres dias para recoHocer
fin- m<fia ^imihí qae habiá ^ »do' mucho» doos
cautivo deles pajraguas, ál cual necesitiiMpA-*
ra- . qAe Je mostrase su ? pueblo , y parki Hegor
cisHriporltíi :médio que le enitregasen las sbsen*
tii:y:BaÍ8í¡éíu^8tle plata y oro robadas á: Juan
de. Ayohs' y su gente cuando los mataron; pues
dieron ál adelantado que á tanto montaban di-
dios metales; Contiuuó la espedicion bástalos
veíiife y dos grados dé ktitúd que era donde
habíCaban los últimas indios guaranis de la eos*
ta orienlaldfd rio^y estos dieron noticia de ha-
ber pErtado ya mas arriba la tropa que iba por
tierra ; por cuyo motivo navegó el adelantado
basta que Godos se juntaron en< el cerro de san
Bemando ó Pan de azücar qué Alvar Nuñez ca*p
pítalo 47 llaiítn mal Ytabitan.
i . '66; Allí pusieron dos caballos en cada ber*
gabtin > : y en dos ! dias se embarcarotí los que
lial>iani ido por tiert*a. Luego nav^aron al
puerto de Caadehra dcNide dfUfluiió Ayo-
Im csando 'w dtñffó al Peni; y UñeBdoK
pnegenlado en la ribera iiele payugaii iMigiif ^
los acarició y regiló el addaolado» ofredéad»*
les b pac y pidiéndoles le tragesen los mebdes
de Ayohs. EHos oírederan Ineetlo hmañaia
siguiente^ mas riendo^ae no rabiao en cnairo
dias qoe se les esperi, tañó h Tai^aardb y pasó
la annada la angostnai óeslrecho llaín»lo do
saa Francisco Jarier por los demarcadoras de
límites el afio de 1750, qw está en los f9* 53'
de btflBd y no mas al Norte donde kailaaAi<
irar VttAec, añadiendo na caento ¡aventaéo por
él sobro los pescados doradosJ Rni IKai likS
cáptenlo 3 sopeae qne ios payagoas pSIaronal-»
ganas canoas de los españoles t y qae estos ar»
mandóles ana emboscada^ mataron á madioa;
pero todo essopaesto y ooatra el silencio do
Alvar Niiñez y ScUiiñdéls leMígos presencndés.
En ^ paralelo de \9^W 30^ encontró Airar
Noñee por su dereclia la boca del riofianinr»-
p6 ó Goachíc ipié nace de onas lagpaas bablta-
das por los indios gaasarapós , de los <uales se
presentaron anos tr4»iMa. Dice Alvar Nuftes
capfwloSO que les habió lai^aoieide; pera lo
tengo por imposible por que no^vába íñiérr
prete. Mas arriba <n los 1^ Í5< SO'Me latitad
y no en 4a de 19^ ^20^^ qwe observaron* los pilo-
tos , fondeó la armada en la boca Albotetes,cii»
~ 87 ~
yo noiahte na supo escribir áWar Nuñez. Es
rio caudaloso^ qo^naceea los campos de Jerez
habitados entonces por los indbs ñuaras y su
boca está en firente dd estremo austral de la >
sierra de santa Lucia. Alvar Ñoñez cap. 52
pone entre las bocas de los dos últimos ríos» va^
ríedad de naciones que él se figuró » y mas ar«
riba en los 19^ 18^ de latitud dep al poniente»
y no á la derecha como dice Rui Di|z libj 2
capítulo 3, la laguna de los guatos á quienes
dice trató contra el silencio de Schimidels y de
Nnñez. Este encontró en los 19^ 11' la boca
mas meridional del río Tacuari por la que boy
bajaíi los porti^ueses que van de san Pablo á
Olíabá y Matagroso. Es rio caudaloso, que cor^*^
re de levante a poniente y entra en el del Pa-
raguay por tres bocas distantes cuatro iniUas
nna ád otra. En los 19^ 5' halló el adehntado.
•
que el rio Paraguay presentaba dos brazos , los
cuales separándose en los 18^ 28' encierran
una grande isla llamada por el citado Rui Diaz
ibidem del Paraíso; cuya estremada amenidad
y bufias calidades junto con la afabilidad de
sos hdlHtantes, dice que conndaron á. los espa-^
fióles a fijarse en ella; y que no queriendo
ccmdescrader el adelantado , comenzaron á
abcMrrecerie. Pero todo es falso puesto que la
isla es inhabitable por anegarse con las crecien*
tes del río que la convierten en el lago de los
\
— 88 —
jaraíes; síq producir sino plantas acaáiicsts^
Entró el adelantado por el. brazo occidental
del rio cortando la falda oriental de la sierra
citada de santa Lucia , cuyos picos pelados le
hicieron sospechar que tenia metales. Alvar
Nuñez cap. 53 sitúa mal esta sierra poniéndola
e^ la isla del río y dice^ que en una laguna
que creo sea la Maniore, habitaban los indios
lacoeies^jyaqueses y chaneses que no dudo eran
pueblos de los orejones. Finalmente llegó la es-
pedición con bastante trabajo al deseado poarto
de los Reyes llamado por Barco canto 5^^ de san
Femando equivocadamente. Después que ei
adelantado , Uegó su retaguardia diciendo que
sehabia ahogado Juan Yolaños, y que hab^
matado á cinco españoles los guasarapós.
67. La novedad atrajo al puerto los mdíos
orejones de un pueblo distante medk l^ua y y
también á los de otros dos de la misma nacioa
que Alvar Nuñez llama cacocis y chaneses pero
careciendo de intérprete, solo se piído entender
de ellos que en lo interior habia muchos pueblos
que Nuñez cap. 56, llama guaranies, chímenos^
carcaraes, gorgotoquies, paizuñoes» estarape-^
cocies y candirees , se puede creer, que estos
nombres están alterados, y que muchos de ellos
pertenecian a una sola nación; pero todos, eran
de la provmcia de los Chiquitos, y ninguna cria-
ba patos y gallinas con^o dice dicho autor. Para
— »« -
«danur 199 Ofi^ípias vag}« desti^cé el adelaat^t^o
algwm^psj^I^^, quq,vdvierQai4ic¡0P(l99PP
hgitfc jeqcoptriidQ á los guacao^S; quRi biiscab^m ;
lnorque s^guo (Hroian »e h^bia^ ; ai^al^cjQ; pnra
joQtarse 09» Afro» de m p^^^paquct Y^vian iojitfh
^tQ» 4 l<W jai^ies distantes cqatrp.ó cíocQ diacü
da canníao ^gWo> amuiíie Q9Tega^do, ppdrifi.
l|(}garp0«O fifibo ódi^x jprnad^s, ItunedÜaUn^Or
19 4^9ff^Á a dps f^pañol^s l^nguarap^ ()pura
qiM hQ«Cf(9ep á los ciladps guarfuj^s y á. los ja*
f^í^ dfí qmn^ ffii preia teniap pro y plai{).J^6-
grenrop ^c» (isp^ñgl^s á los qc^o días dígiendo:
qti^ 9P 0I dli wi salida Uegs^roa, al pueblo de los,
aRbipesp^^ f despnes ^ dp |o$ artiaue^íe^ b^^sta
1)119 al fifi QDCpptraron oti;o de lo^jaraies ^eq«
do en tpdús bÍ9n repibídos. Lp9 ties p^ebl ps
%nm m duda de; la naciQn jaraie y pobreí» pn
eatrawftf d9)>téodose, crepr apócrifo todo lo qqo
Altur. Hunet dice c$ip. 58 del recibimiento jie«
<bfl ji.líW pBpTOOJes por el principal de Iq^ ja-
f9¡0S(« TragplRpn de es(e rpponocimjeptq á. uo ia?
dJM^glWrapiíqne dkí^ algunai; notjcjas dp Iq iqte-
rior^ con |m ciiale^llen^ Alvar ^iiñez su cap. 6Q1
«a depir »fm pafa i^í su^t^upial pí creíb^:. 4 h
yi^rdad a«p |N9ede diidar$p dp i^jgp dp lpqu(^ bq
copiado 4* (^ en e^tp iitinaerp, porque qolp/df^.
ce DI. Ip d4 4 enteoder ^himjdek^ . . , .
• 68^ ConiQ qiiíera ^ dejó ^1 adelantado cijfft-
dando la» pnibarcacipQes á Jqaa Hpiuprp pon
Tona II. i i
— 90 —
cim espufíolÁ y doscieotos aoxiliareB, mientras
él coa el resto de la gente el dia 26 de nofieuH
bre de 1 543 entró en la provincia de Im Chk-
quitos, caminando como al Poniente , y no al
Norte cbfflo qniere Rui Diaz lib. ^ carp^ 3. Átra*
TOSO bogues, y al quinto dia cort^ el arroyo que
dreo llaman hoy Turnquis. El dia siguiente en^
oontró un pueblo de solas catorce almas que le
informaron babia á dos jornadas de alU otro con
dieiE personas también guárante # y que habia
otros de la misma nación hasta el confin de los
indios jaraies con quien solian estar' en guwra»
Continuó el adelantado anticipando dos españo-
les para que averiguasen de aqudlas diez pe¡r»
aonas noticias délo interior delpais^y ¿^ter-
cera dia escribieron estos espandes que vm. in-
dio les decia que á 16 jornadas desiertas y tnr
bajosas se hallaba el cerro Ttapucuguazü desde
donde se descubrid mucha tierra poblada' dic-
tando el primer pueblo una jomada. Copio aqut
á Alvar Nuñez cap. 61 # pues aunque SchimíddB
cap. 34| dice que no vieron á ninguK guaraní^
presumo que siendo tan pocos los reputó DínK
gunosy ó que los creyó de los que 9ian de aíosi-'
liares en la espedicion. Rui Diaz lib. 2, cap. 9|
al contrario supone encontraron muchos pije-'
blosy lo que seguramente es tan fabuloso cornos
lo que refiere de una serpiente. Oe resultas de
la carta citada, y de las mismas noticias que el
— 9! —
-dia líiguiente repitieroa los dos españoles Uevaor
dó ál indio que las daba /se juntó consejo d«
gnenra. En él expusieron los oficiales que har
hiendo sacado del puerto víveres paraveintediafs^
de los cuáles habían paáado ya diez (Schimidels
dice 18) sin haber usado de economía los sol-
dados ci^yen'do ios encontrarian^ solo les resta-
ba que comer para cuatro ó seis; por ;consíguíen-
te qué era temeridad empeñarse en buscar aquel
cerro distante 16 jomadas que podrían ser mu-
cha» mas. El adelantado manifestó lo mucho
que á todos perjudicaba y lo sensible que le^ra
retirarse sin llegar por allí al Pení# siéndoKlM9(i«
sihle sacar vivieres de las embarcaciones > door
de no los tenían ni los habia ea los iadios ore.
jones; ni los podía lleva? del Paraguay no dán-
dole tiempo la innundacíon del país que ya prinr
cipiaba* Pero' los oficiales insistieron requiriián^
dde que se retirase el adelantado» y aunque def
bió conocíer la razón que estaba de parte de los
oficiales dice; en su cap. 65 que lo hizo porque
todos lo deseaban, y porque de no hacerlo, le
iiabria sido preciso castigar la insubordinación
y desacato de algunos^ Á la verdad podia temer
porque según Schimidels testigo ocular é impar*
dal cap. 34 dice> le aborrecían los oficiales y
BcMadoB por su poca piedad con los siibdL-
;tos, y por su inutilidad para tales empresas.
Aui Diaz líb. 2, cap. 3, funda está retirada en
— 93 —
una multitud de cosad qne inTenta. Pero al tck
tiráráé destacó el adelantado á Francisco de R¡^
tera con algunos españoles voluntarios en so-
licitud del citado cerro Ytapucuguázd.
69. Llegó el adelantado eñ ocho diás ál
puerto, donde en su cap^ 66 supone que^le iúr
formaron que en los diet y ocho dios de- sn aud-
iencia habían querido los orejones ibatáf á lob
eÉípañoles que hábian quedado én él; lo qtié
nó es creíble en táh cortó tiempo, y menos el
que hubmsen entrado én la conjuración lOb
guasarápós tan distaútiBs: Tattapoco es de créét
qM kiviése qué mañteilér á mas de veinte inS
afanas cuando antes eñ el cap. 44 nos drjo MráA
1.600. En lo'qtte és creíble tss On* que ño tenk
Tivert^ siiló para diez ó dc^ce <f¡as y én ^tté no
encontl*ó en los pueblos vecinos. Para ^bté^
herios destacó á Francisco Mendoza cOn em^
barcaciókiés y getite el 15 dé diciembre á uñas
laguüas distantes nueve leguas , donde estaban
los pueblos que áqui (cap. 67 y 68) llama 5a-
óorihesi Saécdes y Ariáricócies ^ y creo son loB
qué^^ el cap. 59 llama de otro modo# y érMk
orejones segúik dije en el nüm. 66 que vivían éfi
la laguna Máüíóre y én alguna ot^a. EáVóis te-
dios abandonaron dé miedo sus pue))]oSy doh^é
cargó Mendóte bastantes víveres que encontiHk
Supone Alvai* Nuñéz qde éstos indios llamaron
en aúsilíos á los guatos y guasarapós> y qiie me^
— ^3 —
itté j otro (M i«ef«ibl@. TáiVibien dcü^tió «I
4M| de dícfembfé «fn «Abergáñtihü ¿bñ iM»Idado^
á fiehiandó dé ftiveira f^ra récairtocei> á los
JMrftÍ6s> y «I 30 de ^ttei^^tuediüto llegó por
tiirinñ FraBdscó de itivefá, i^iéfa fidbla désítá'-
«adb caando él se i^tiróal t^Aétfo. Lá relación
qne 'este Ríveim hheo ^ los treinta y tres dias
éé so jórttadá ise f^dejó , sM^ Scbfmidels capf-
fldo '$^^ Á qne dés^i^es dé haber pisá^ üú tío
que «eüriá Uh ét^eütleble y <!ee6 sea el del
Viaíiám> éeim t)ró>nhcia8 dé les Chiquitos, ha-
l»íA MfeottttKifdo las sétaiéDt^nífe de un pueblo
4M tto -sé ati^vió á i<éeonócer por qué !sé lé
teMata h^rdd S<de los 11 indios í{úe le acdriipa-
AáMM.Attifr Nttfiez emplea Bu (!»p. 'J'O conlá'
tetedbft'qñ^ te hi2o Rivera He&áúdolii de púe<-
frilidddeft é {hféürbiriiÉíírttudés, y én el 71 áñadef:
l^litdili^ddse he'cbo salobre tas agiiás coa
Tá*ctfttíikité del ríój le énfótinó y marió ihücha
-géÜMeVdafUdó'eifto ocasión á que se !e tévelaséh
4dS óí^jóiie^ del Puerto uñidos tóh los guatos y
gttliséfñipdB knatáridolé una multitud de solda-
■ddsi P'eh>lodo es hablar sin reparíñ' qtte lás
•íifgítíisñé lá «oménie 'eran dulces yno ptfdiah
'^ñffilfr. Schltatdels nada dice 'de tiles aconted-
«déhtdB.^ dtiaiíiíto á Hernando de Rivek^, ha-
S^ éóA BU h^ergamlfm hasta la i^á Larga , Ilá-
niMíá maM íá fmás», pero Rtii Wtm fft). 1
— 9i —
<3apítulo 4 dice que eslá mas arriba del Poerfo
de los Reyes» y no mas abajo como dice líb. 2
capítulo 3 siendo falso que produzca uyas^ pe-
ras etc. Los indios que la habitan llamados por
Schimidels guebuecusis cap. 35 , eran orejones
de nación, y recibieron con paz á los españolrá.
A poca distancia de alli entra en el rio Para-
guay por el Occidente el rio Jauni que ^ene
como del Nordeste y toma el nombre de los
indios jaraies. Es caudaloso , y los portogneBes
lo navegan contra su corriente diez dias (qoe
hacen tres ó cuatro al bajar) hasta un arrecife
invencible donde hay un puerto portugués dic-
tante cuatro ó cinco jornadas de Matagroso.
Por este rio se introdujo Rivera hasta el arre-
cife donde encontró un pueblo de jarales ha-
biendo dejado atrás otros dos , todos en h ori-
lla. Alli dejó el bergantín y por tierra fue en
solicitud de otro pueblo de la misma nación
jaraie» donde como en los precedentes fiíe
bien recibido ; tomó víveres y otras cosuelas.
Schimidels que iba en esta espedicion, alarga
capítulo 36 las distancias de los pueblos» por
que iría despacio ; y hace una descripdon del
recibimiento que les hizo el cacique del mismo,
toda tan apócrifa como la historia de las ama-
zonas de su cap. 37. También es añadidura soya
el decir que después de lo dicho estuvieron en
otros tres pueblos mas , por que habiendo em-
— »» —
pleaidoeo esto los dias que dice no pudiera estar
de r^^feso en tos Reyes como estuvo el 30 de
enero, después de haber visto los cuatro pueblos
de jaraíes citados no podía ser asi. Apenas arri-
bó Hernando de Rivera al Puerto dé los Reyes,
pasó según Schimidels cap. 38 el adelantado á
so bergantín; y sin permitír que nadie saliese de
él, se apoderó de las mantas y frioleras que en
el yiage habian adquirido los soldados # de k>
que estos se disgustaron y porque los apoyó
Rivera, fíie arrestado. Entonces los del ber-<
gantin con el apoyo de los del Puerto^ se tumul-
tuaron amenazando cara á cara al adelantado
sino daba libertad á su capitán restituyéndoles
ka prendas, como lo hizo inmedia támbente. Añade
Sehimidels que en lo quitado á los^soldados' ha-
bía alhajas de plata , y do hubo tal; pues no pro-
duce este metal aquel pais, sino el oro y piedras
preciofias qile hoy sacan de Matagroso los por-
tugueses. También da por causal de la prisión de
Rivera ^ el haberse demorado mucho y aleja-
do mas allá de lo mandado ; pero esto no pudo
ser motivo para apoderarse de las prendas de
los soldadoa, ni otro que el de la avaricia. AI-
Tar NidoK cap. 72 corre el velo á estos sucesos
dicienda que no pudo oir la relación de Rivera
por que estaba muy enfermo, y lo mismo con^
firma la apócrifa declaración que pone al fin de
sus comenítarios^ para que le sirva de apoyo;
— 96 —
cbiado que aospechar pudo ser ioTenoiDn iwya
por qua adema& el estilo, es el mismo. Jl^editd
sm embaído repetir olra e^dtcion ooot|a k»
jaraie»; pero su gente no condescendió, pon que.
l^ibia bastantes enfermos , y por que el paiae^.
taba ya inundado. Pensó pues no salir do idlLiy
despachó cuatro bergantines con cieatp.nfair
cuenta españoles y muchos ausiliaraa 4 Ift v)ft
larga da mas arriba^ y i^oi baja del tfúpica
como dice Schímidels cap. 39^ eo» orden 'de
cautivar á todos sus habitantes que enii| Mia-
ñes, matando á los Tiejos. £st0S; infeücea reci-
bieron de paz á los huéspedes; pero luego pi^r
cipió la cosa por los ausiliares , y dispanando
adgunos tiros que mataron algunos isleños, fyer.
ron todos aquellos orejones presos y. llegados al
adelantado que aprobó el hecho. Asi se despo*.
Uó aquella isla que con tenia cerca de 2.QQfíL orer
jones según Schímidels, y mas de 3.0QOi s^un
Rui Diaz lib. 2 cap. 3. Luego después con apro^.
bacion generala regreso rio abajo con su gente y
cautiTOS, y el 8 de abril de 15ii llegó á la Asun-
ción, sin otra desgracia que haberle muerto un
español y herido algunos indios al p^sar enfrente
de los guasarapos. Alvar Nuñez cap. 73 dice ver
rificó su regreso en doce dias, cosa quf) es impo-
sible. En la Asunción encontró á los españole^
preparándose para guerrear con los agaces que
acababan de quemar algunas casas de los gua-?
— 97 —
raáísdelás: encomiendas, matando á muchos if
llevándose, á sus •Eatmilías; pero los sucesos que
'Toy á referir na dieron lugar a ir contra los
agacés; :
'Pl*iitiHi^ del adelantado por mwm «olf
-daidom^ if.eleeelon ;de Ikon Domlng*
^MartAm^ff :de Irala jpara el mando.
Jkiwttr IHi^ex-es eonduoldo á Espafta
eon otros presos, y sentenelado por
eí consejo supremo. Qlstprblos y re-
liélléneii de Indios : proirldenélas de
li^iala para soseg;arÍos y rédaelrlos.
f
71. Llegó el adelantado tan .triste y enfer-
mo dé .cuartanas que no salía' dé casa; y següñ
Schímidels cap. 39, si hubiese' muerto qo le ha-
br!an llorado los soldados pues le ábórrecian por
qué'Ios trataba mal, con poca deciencia y tnauh
' dándoles con aspereza y soberbia. Como Sohí-
' nífdels era soldado raso, y escribia esto en Alé-
imania años desdes, sin motivo de adular, espe-
rar y- íeiiier, se puede creer que su modo de
pensar *y hablar era el. general dé sus camara-
'ijfes.- De-aqüi resultó que de común acuerdo de
liébles*y plebeyos, y aun de Jósmismos ctii^dds
del ^adelantado, 'Se tomó la resolución de avréá*
tárief.'^sto con vence ser equivocación el dec|r
'Alvm>''Ni]fieis cap. .74 que los soldados bo que-
rían prenderle. Se^ pusieron á la cabeza de tan
Tomo ii« i 5
— §8 —
atrevida rcRoIucioa los cuatro oficíale» reales^
porque ya babian salido de la cárcel. Cabrera y
Vénegas, no sé cuando , con ciento ó doscien-
tos soldados pasaron á casa del adelantado. Se
detuvieron á la puerta ; pero abriéndola Anto-
nio Navarro y Pedro Oñate, ambos también de
Jos conjurados^ criados del adelaDiado, y el ul-
timo su maestre sala, entraron los cuatro oficia-
les reales, Juan de Salazar , Nuflo de Chaves,
Francisco de Mendoza, Jaime Resquin^ Diego
Acosta, un tal Solorzano y pocos mas y gritan-
do, libertad, tiberíad, viva el rey, llegaron al
cuarto del adelantado; y asentándole Resqnin
vua Xara, le prendieron y llevaron á an aposen-
to de la casa de Yenegas, donde le posiertm
grillos y cincuenta hombres de guardia.
72. Alvar Nuñez cap. 74 echando Ix colpa
de su prisión á los oficiales reales ^ no les atri-
buye los crímenes que en otras ocasiones» y ha-
bb tan confusamente, que no entiendo 16 que
les achaca sino haber despoblado el mejor y
principal puerto con el fin dé alzarse con la tier-
ra. Pera pudo saber que na fué obra de di-
chos oficiales la despoblación del pnertOi metí^
ta podia servirles para alzarse con la tierra, Rur
Diaz sobrino del adelantado lib. 2, cap. 4v Mh
pone que los oficiales reales persuadieroa á Im^
soldados que el adelantada gobemaba'^tifáiiiQa-
mente^ cuando sabemos por Schimidela^ teirtigo
— M —
ioifafcjal que los sloldados sabias y tocaban. U
ütrfiiña fiiA necesidad de que nadie se la, persua^
diieKe» Añade Rui Díaz que el principal conjura**
d<> , filé GacereSy y dá por causal la desavenen^
eía.referídn en el núm. 58, que él cuenta fal-;
tmdo á la verdad. Herrera citado en la pota
al 4pap* 39 de Scbimidels,¡ dice, dec. 7, lib. 2^
cap. 11 y 12 que los soldados aborrecían á 41r
var Nunéz«|)orque no les dejaba cauliv;u:.índipf
DÍ hacerles los daños a que estaban acostoniY
bradoB.'Pero debió notar Herrera que Alvar Nul
fiezjDA clttlpa ;á los soldados en su pfision,síno
á loa oiciales reales, y que solo Alyai^ Nnfiea
y. xmdi» mas vendió por esclavos á los agaces y
guaipnriis, y msitó, cautivó y espatrió á los ore-
jofK^ En la nota^al cap. 40 de Schi mide Is dice
González Garcia,; que en Alvar Nnñez nunca huh
i^ijin^l^prander y que siempre solicitó ob^em
irar. las i reales órdenes en favoü de los indios^
gqardiar las leyes é impedir los nuevos impuesí»
toa>y.l9¡trocinio6f etc. Tq creo que no hablaría:
a^i si fbubíe80 visto á Alvar Nuñez cuando ar?
tnlntíd^t las ai;mas del. rey dejas embarcacjonefty
cuando ahorcó á Aracaré, cuando arrestábala
Rivera y, despojó á sus soldados, y cuando v^^i
dio. por esclavos á los agaces y gnaicuriís, y cai^
jüvó á Jos orejones. Barqo canto 5 y Lozano li«
hto % cap. 1 2, toman el : empeño de Gareía soSt
.leniendo que el aborrecer á Nuñez venisiid^ no
-^ 160 —
{ierttiitiir tiúeVcM impue^ios^ y te(rDeiüio8;ísiii>TCH
parar <)u6 de haber máo asi, los sold&dós oprf^
midós por talék! impOBÍcíones , era* imposible*
aborreciesen á qaietf se las quitaba. Kdfibtbdó*
cQántó dicen los' autoresy nopbdo 501^ de taatiai
ptüó toíúú él'saber'qti'é el coAséjosupremo! (d«l
ínáüáÜ tbUMl los antos f óido á Alvar I9«ñez^pctp
^i4lD=7 de palabra', falló contra élfa seniendaí
nM^>tei¥ibÍeyisegmi se dirá^ aprobandala prisioif
póiPltMitoUqúistadoMs. * ,
^3i'- ' árMstKd6 él adelantado y pasaroa' á la^
fcasá-del aldailde luán Pabon'^ á'iadéhsdgM^cil
ína^ Francisco Péi«^lt![i /á qoieMes^ qtiitá las
f aráis MáftCn Ohié , y' ^egptdamente díerbivli^
béiíád áiós presos de la' cárcel'^ y se^ pregonar
por las calles, libertad, y ▼iva'el rey> naandaim
dó que en lá tfiañtoa ininédiatá' acudiesen tCN
dos delante de la casa dé' Dddingcy i MíítÚííeá
de Iráta, comO'ltt verificaron. AUrsé'fléy^'M
pdbKco el papel qüe'^presaba' los «moti^^dtrl
arrestó' del' adelátítado > y sé pidió 6 wéck 'jcfaé
votasen y ^digieseh títítí que lob^obéraMÓJ Ba>
efecto eligieron por' gobernador át dtádO'' .fimkl
€0A gusto y aplauso^ gétíérál> menos^de^al^nnw
pocósf pariiintes y familiares del pnesii^, de qttiei*
líes nó i^ hko caso; Barco cantO' 5,' d¡^ qué
IralA se hizo el enfertnOi y que ftié elque^-fomeni.
tola sublevaoioiií; pero' no fuá asi óiíando nci^asin^
tió áUa* pi^iáion» tí Alvar Nttñéz^le dfi ps#tfr^«á
— )0I; —
eHxiRtií i>iaz lib. 2, cap. 4 cuentai largamente
laelecciobde Irala,jSupon>éndole enfermo con
la sania Unción en el pueblo iJe Acaai; pero to-
dores tas falso como lo que añade que esto su-
cedió á 15 de agosto de 1542. De estar ausen-
seni& Irala, nú se habriaa juntado delante de su
casa. Barco yerra igualmente suponiendo lapri-
fflon en elaüo de 1547 pues fue el 25 deíibri)
deil5i4. Eldia ¡nmediaio lomó Ii-ala posesión
del mando y nombró alcalde áPedí'O Dia^delVa-
lleypara alguaciles á Bartolomé de la Marilla y
Sanobo Salinas. Dispuso también que se arresta-
•ei) ocupándoles los papeles, aquel Pero ó Pedro
Hernández que ciié en el niím. 35 y á Barlolo-
me González. Rui Diaz lib. % cap. 4>. supone
también arrestados á su padre Alonso' Riquel-'
me y á otros muchos caballeros y soldados; pe-
ro DO hubo tal cuando noi lo dice Alvar Nuoez>
Sff einbarcaron y depositaron en manos securas
los' bienes. del adelantado' y los de sus confídea;-
les presos; no pudieñdo los del primero ^asceir
der corno! dice cap. 74 amas deeioii rail caste-
llanos que hacían millón y medio de reales;
puesto que todo lo que llevó de España no lle^
gaba á noventa mil. También se dispuso con
acuerdo comun^coBstruiruna caravela para/Ile-
Yar \«9 tres presos á España, en' lo que emplea-
ron; na año sega»' Schim ¡deis y diez meses según
Rtíi Diaz. £t adfidantbdoideói en la privón nohir
brar por sd tehiente -á Jiiaa tte Ssíladéi fi^iisiák
dose qoe si este qaeria, (^Qn^'paifúdanoslpoil
dría* sacarle de la cárcel: y ireponerfe^eá elanml
do; pero Salazár no qiúsodarle libertad atmqvék
le oiveció admitir la ténenoíá para después :í|whf
él sé hubiese eilibarcáda! Concluida Ja ícarayeb^
se an^ló la tripulación con veinte y fiHÍlepeiH».
sonas, entre ellas Gronsialb Acosta deí-pibtoufb'v
capitán^ Jaime Resquío deprocurádóf déJa^ircri^
vincia» Ldpe Ihiárte de apoderado dé Jbrala|'í^.
los oficiales reales: Gabreaia; y Yenegas iider|OpBM¡k:
ductores del procesó. que sehabia formado; ítamítít
biéit'alísuron üa.bergántiD, p.ra qoe acomp»^.
ñáse la cáravelá basta !'CÍertáxUstepcsa;.iyf;viádily
dose! id adelaiitadb eálaxcüUe!,; dijo doS'.iré^iftif^
en alta yoiLieú medio dorios qué le> «scidtíilMMMíii
y ^n él fin de metékp.dtscordia: entre, lote icOBüta
qoistadore^'segáii d¡ee>8(.!8obríiibfiui.D¡a« üw
bro:!^xavp:'5; que;iiotíibt^ a ^n de SalazMÍ.^
por satenienfeéii pats^qúenuóidaséén suianbett^ ,.
cia:)<witembargd llevai'on loé; presos i kii^upfle < :
Tela y iésta navegó uuuécSátainente* : Akfar, Kih
Bez contando estos^uoesosien él oáp. .l^i-fíitli ,
güientes dice tantas/ y itakji cbsd» que; »sio>4in^^.
pugnarla^ ellas mísiiiasiliácién: ym el poeo: taltiii^ ..
4o.y vei[dád/del qufiJai'Tefwtre.::.^^^^:^ ;.í-jj í; .
74¿i ; Jioiegb ídespAecf ^é niaccbó: la) os^^mtr <
la» comenzó Satazará!tKajGalrji(ioi»;los40.:Siifpfiffy»
lido y GOñlos paiieAtesf del.ieidelántado' i^ltr
— 103 ^
el modo de apoderarse del mando , y sabién*
éolo Iralá.'le requirió para que ño turbase la re-
pública* !Salázár le contestó que no debía ni el
podia ceder un mando que le había cofaferído el
único que tenia autoridad legítima para hacer-
lo. Dé aqui resultó qué Irala le arrestase y. tam-
bién á Pedro Estopiñan primo del adelantado ,
y que formándoles proceso por perturbadores,
los despachó con Chaves á alcanzar la cara ve-
la! que los Uéyase á España con el adelantado.
Ruiz Díaz lib. 2 cap. 5 y Lozano lib. 2 cap.
12 suponen preso con Salazar á Riquélme y á
otro», contra el silencio de Alvar Nuñez cap. 83
y dé Schimidels cap. 41. En la isla de san Ga-
briel 9e separó el bergantin de la escolta que
volvió á la Asunción » y la caravela con el ade-
lantado, Salazar y demás presos continuairon y
llegaron felizmente á España y á la. cor te. Rui
Diaz lib. 2 cap. 18 y Alvar Nuñez cap. 84 con
8a copiante Lozaiio lib. 2 cap. 12, cuentan de
e&te viaje cosas tan incompatibles con los he-
chos' qae nadie podrá creer. Presentado el furo-
cesor en el consejo supremo , mandó este per-
maneciese arrestado Alvar Nuñez, y que tam-
bién sé arrestasen Cabrera y.Yenegashastsi tér-
nñnar la causa. Las dos partes fueron oidmen
el tribmial, y Alvaií Nuñez nó omitió! esjponer
cuanto dice en sus comentarios, ni déjaria de
presenta? los muchos papeles que sus partida-
-fiosle^metieronen laicaravelaalt salir .JUPia^
-ragaay 86guü dicetcap. 83. dSl Twdtodbofitf
endonar íá Alvar Nilnez al presidio 'de ^CIrÜB>
mandando ademas que: mantavieee ááusiei^en^
sas seb lanceros en: el mismo prt8Íd¡o.;A8t :1o
refieren sn sobrino, Aai Draz y mí apasionado
rl/Nsano en «I lugar citado. ÁWar Ñdnes ^no
«mencionaUl sentencia y (liipitáadose- i deciif ia
-quelo'sdió en apelación ocho ^aine» ffesÍNná,
iráudo no bábia ya* parte contraria' qnei^iíta-
ae, y fiíé darle «por libre # pero -despulidio
áéí gobierno f sin poifer pretender jg ^m mpe ú'
H» alguna por lo que gastó en tla< caranda
^ae -lleTÓ, ni por les descubrimiedtos.qiie 'Hísd.
•Rui Diaz y Lozano contra el e apreso.
'de AWar Nunez suponen, :qtte. en la-dltímá
lenda se le asignaron dos* mil ducados asfodés
dé sueldo, y que falleció en SefiUa de pMBJdÁ-
'le <Íel eonsubdo.iBareo canto 5 nada cespaéifi-
oa dieieodo uáicam>ente quelasentenekJopri-
'"90 del título de ad elantado. No pudiendo :iJ-
T ar Na&ez tachar de injusto al raspeldbite' jisth
premo tribunal que le eoodenó, aupóos qae.-el
cielo puso' de maaifiesto su justicia y :iajiaiqM-
dad de sus contrarios, iiaciendo qne Vengas
muriese f que Cabrera* se voltiese iocQ,*iyitqBe
ios frailes pereciesen. Asi k>\cuenta*iiNKOidiido
que se le pueda creer.* • ^: >
75. Apenas pardo pMsoScdazac^jsas^H^
— t08 —
tidaritts V- átifigos qué eran muchos j unidos á
Ibsué'AIváFNtiñez^ se manifeistaroQ muy dJs«
gastos jríiBséntidos ; y tomandd el título de
feálééi ttámabán áloi^ demás traidores y tumul^^
tuarios. Entonelen según Sebimídels cap^ 40 y
ll 'pi^iücipó la guerra civil con disputas^ pen^^
denbiái i^ deiscoufíañssas sínque nadie se fia«
Se áéúttO''iY'W& sucedió esto cuando Alvar
NuñéÉi estaba alK preso y como quiere persua-*
dirio él»'ílntsfiló éiap. 76 y siguientes, Rui Dias
Hb/S, tap.'5*y Lozaiio lib. 2, cap. ]3..Irala
falMili^dtfnttíreittaba de su parte por conciliar
fM'mibfoS^ Asando de buen modo ^ haciendo
Mcffébdál 5^'^b€fnfe6cfod^ disimulando mucho y
)MM»i(&éndd ^ y tsástígaudo con blandura^ solo
M sé Hallaba otro recurso. Lozano en
^ írcitsáo'dicésm apoyó ^ que para calmar
kW í¿Rétuí^i¿^ quiso Irai^ hacer un viaje al
9Wé f^qjáé'tíeXé opusieron los oficiales reales^
^rtf1árwéá?érdi in^racttcable entonces ó in-«
%bmj[kitiBle^otf Ik prudencia de Irala. Barco
tMftb'S sü^ité que este ahorcó á muchos obli^
^Ijliftéty á óttóÉ á' réfiügiari^e en los bosques; pero
W éi|dÍ¥i}Qá''ponibiído aqui lo qye sucedió ^9f
)fMíéé:' :Firih(«|)iÓ( ttjicha guett*a civil ^n febrerp
^lM5'Weg0it claramente se deduce del l;a]i^
i9j ^libí' 8 de jRlii Diaz; ó poco ma& tarde seiguá
ISishítmdc^Mip. 4^0} y los indiost lu^gé que ló
eoBOcíeroD) pei*dieron la subordinación^» negáii»
TOHO tu i A
dose á prestar ningún serticio sin estipendio á
los españole»^ y retirándose á so» pneblofti
Llegó sn atrevimiento hasta matar algonm
iadio0 á los españoles á quiette» serviaft en sus
próiÑafl^ casas# y algunos que pittaroii e« sus
pueblos. Para ataj^ur estos males ^ publieá Irala
él 22 de setiembre de 1545 el bando íq/M-hñ
en e) aróbiio de la Asunción imndaiido> en sna*
tancia : 1.^ que ningún arcabucero, de dia ni de
noche saliese de su casa, s¡i> su arcabw» qiectuí
encendida, frasqnillo con pólfora# y botociM
pelotas ; ni los ballesteros sin gafas ni cam:
SL^ que nadie saliese de la ciudad sia su Ijcoa*
cía; y que á nadie la daría sino llevaba; ci|^
companeros mas todos bien armados:. 3j?rg|tt0
lUYÍesen todos eo^ su casa una' escaleca dUffifta^
no pronta para subir sobre los 6díficioS;á,ap;ig9i(
el fuego ea caso de qilie prendiese; 4^? qfKfmHk^
die conservase en su casa de noche iadi^ l^lgür'
no mayor de trece afios: 5w^ que «adíesoWs^jtt
aeompanada entrase de día ni de «oche VS^M
easa de los tadids: 6/ que el que qpmf^B^wr
virse de indios, lo hiciese por sguste^ vt^^iA^M^
y pagándoles puntualmente lo esliq^utadot 7/
que nadie pasase á la banda 0|>uiSMa.d# jrícir^^^Bt
iretesto alguno: 8«^ que no se arn^^sf ^ j^p|a
de la mandioca esprimida donde pudieron*; ;b^
Iterlalos puercos» porque los niaUdi|i:y( '9'-^
qve se colgase dicha mandioca en swnie^' dpf^
— 107 —
de fio alcatUEasea los puercos , porque de co«
merla «uoririan. Para todo señaló grave peaa á
kb eMitraveelores ; siendo una de ellas cortar*
Uá «ift <leda del píe y esponerlos á la vergúeti-
tt piÉllióa. Lozano Üb. % eap. t3 dice que lo^.
«tcléaidés "mlaíban este bando sin reparo , con-
sintíénáabélo la política diabólica de Irala , j
^^[06 esta 4M8e dar gairote al capitán Camarge
"y á aii afiMgo suyo^ irritado de que le repre-
#é«taro& qve tpára quitar las "vejaciones que su-
9ámk 4eB indios, seria bueno repartirlos en en,-
'OOAiibndas fKMr{[ue asi los protegerían los enco^
^riieádaderos. Pero todo es falso, porque Camar-
'^pef*dió«iiiHioho después la vida por otro delito,
ypopque "todo íes contra el testimonio de Scbi-
itf idek , €(mtra el silenció de Rcii Diaz y contra
'^ 'Mismo Lozuio que dice que frála condenó á
*fiÉüePtaá'4io^oriado suyo, porque quebrantó -el
tullido, jlt fttisroo «tiempo tomó IraJa otras dis-
'posiCimíesc circttndó la eiudad con jQuevas pa-
lizada» y defensas , kiso atdne^heramiento^ en
tttn'tti^és, procuró hacer amistad con los len-
'^M, 4(dMis y guttiCfirüs que ii^ivian en frente
•w la huida ^opuedta del rio. f^or entonce^ pa«
• noe-^e llegó «aaeitíbar<caoi(>» de España ^n
(«pie sepamos lo que llevaba, ni tampoco lo que
i€OtiteMó Irala ^eún otra que despachó , pero
paáú ser fijativo ú proceso de Aivar Ntífiez
•^iie (Mtonces ie vetitflaba. No gesaba Irála de
#
— 108 —
persuadir á todos que dejándose de discordias
civiles 9 se amistasen de buena fe, y se naiesen
para resistir á los guaraaís, que confederados
con los agaces , se aproximaban con . fuerzas
{lara asaltar la ciudad , y lo consiguió acaban»
dose 1^ guerra civil que habia durado un año
ó algo mas. Lozano ibidem , supone que en el
tiempo de estas discordias hizo Irala una espe-
dicion contra los albayas y que despachó á Nq»
fio de Chaves al Brasil , hace regresar á este,
y le despacha á una espedicion contra los indios
que llama Triguanés. Pero los cuidados d^ la
iperra intestina y la rebelión de los indios no
pudieron dar lugar á tales cosas , que no refie-
re Schimidelsy ni hubo tiempo para hacerlas.
76t Finalizados los partidos y todos ob^-
alientes á la voz de Irala , alisto este 350 arca-
buceros y ballesteros» y pasando de la banda
opuesta del rio como unos mil guaranís, jk>bas y
lenguas á quien Schimidels cap. 31 llama tape*
ros y bathaás se puso á la cabeza.de todos y
caminó tres leguas» haciendo alto en un bosque
á media legua del ejército guaraní ^ compuestp
■de quince mil hombres según Schimidels^ que
seguramente exajera, mandados por el cacique
llamado por el mismo Macbkarias » y no dado
era Mongola. No quiso atacar Irala sobre la
marcha por tener la gente muy mojada á causa
de la lluvia ; pero lo hizo el, dia siguiente á las
— 109 —
Siete de la mañana , y duró la batalla tres horas^
reáráodose los enemigos á un puebla queSchí-
mideb llama Tremidiere y na pudo ser otro que
^ de Mongolas ó Aregua por ser el único qiie
dbtaba cuatro leguas del sitio de la batalla y
siete de la Abüncion. Perdieron los indios en la
batalla mucha gente que Schimidels bace subir
coB ponderación á dos mil; cuyas cabezas pu^
sierob en las puntas de sus lanzas los guaicurus,
tobas y lenguas. Irala tuvo solo siete muertos,
con bastantes heridos que envió á la Asun-
cioiiw
77» Persiguió Irála á los guaranis hasta el
citado pueblo, y atacándolo entre dos y tres de
la mañana siguien te [k)r tres partes , mataron
los españoles y sus ausíliares: á muchos enemi-
gos y cantivaron á cantidad áe mugeres y mu-
ibadiois aunque la mayor parte se escapó con
sik ejército á refugiarse en un puebla que, ségun
lá distancia asignada^ por Schimidels, debió ser
el de Tobatí, situado entonces sobre el rio Man-
doUrá. Schimidels cap. 42^upone al primer
«poeUo de los mongolas' fortificado con estaca-
da triple de troncos gruesos lo que un hom-
bre y altos unestado, con hoyos etc., y al de
Tobati aun con mayores. defensas, pero en am-
bas partes pondera. Lo cierto es que seliabran
reunido éíi Tobati los guerreros de los ^pueblos
Moiígolas^ Altos> Yois , . Ytá, Yaguai^on ^. Acaaí
— 1*0 —
y Tobati, y que se acaknparon en la icorta dá
un bosque, cm la idea úe sostener el pndÉio
que tenia también buena giíarmeion , y éetm^
derse desdé detrás de bsirboies en «aso denMT
atacados. Llegó Irala á a(piel panto i lasdliié»
de la tarde , y habiendo reconocido far posicÍMi
del enemigo, drridió áus fuefeas en costra Vn*^
zos; los tres puraUáqnear el poefdo, y «I fcnwi»
to para dbservar al ejéMÍto de la cesta dd bdi^
que« Cuatro diás estii'tfo Irda sin emprefidlér
iiada, esperando que le Megísen, comoMcoftÜ
200 españoles y 500 guaicurús y lenguas íqíto
hafaia pecfido á ia Ascméian, ¡éiiando deispachó
á losberidos de la pi^NMMi b&tttflá. XjOaétké
refuerzo se ifi^nta ÍTGdti fiara «tacar, -iMMfnáb
por la Bodie se le preseMó «n caci^ áe Vé^
bati, pidiendo iaduigielBeía para é¡m ^eaüm,
ofredendo facilitar laentrada en el pnefafe. Aid-
iinitió Inda ^óón benetoienciá al indio; yiqnedah
iron áoibos iacórdes én ;el modo de disfloMr Us
cosáis , para qte no padeciesen ios iafli<^' m 'mi
ípueblo^ y en qilelos espafiofes acometimia
perdos'seBdas.y líae él cádipie moátró, <aaaméo
este les hiciese señalicen «na intmaireda. Todo
Áe ^rí&eó , y remirando los efipañoles^ buyemh
los bdios que no «irán del pueblo iriénddie fséír-
didos , pereciendo niiiekos ¿ámanos: decios' smsi-
liares que estaban apostados fuera. üanáMon ^se
niatárxm bastantes dentro del puebla; donde ^óo
— m —
^msbsúJfé 9 las mugeceBy ni i los muchachos
por. «¡MÍOS tenían fuera en el bosque. Log
«•MriígMii que pudieron escapar^: se junJt^rcm al
Ciawfo r<|fe ,eateki fuera , y todos tomaroo la
JMwdft 9I Norte ápía la protiucia de TtatL Cua»
leo ám ae detftvaattL Irala curando sus heridos
sviaia <áa4ole Btedbs y víveres para segnir por
tierra ú.mVüifPf^ resolvió irle i bascar embar*
. . 79» lOm ««la ideai regresó á la Asunción,
dpttdfBk (MQaílcir(m dias alistó embaccacioaes y lo
p^eciiaríoi teemfhi&. los heridos y enfermos , y
fmtíÁ tfiV ^. r^o Paraguay en busca del enemigo
UrvMMIq partie de su gente costeando dicho río
pM tierra. Cuando llegó á la boca del río Jlan«
dqlwryi 99 le rfWRÍÓ el cacicpie que <Kó la traza
paiÁ-liNnfif 9. Tobati eon sfus vpdíbs , y continua
Ik I offiedKHipii liasta el rio Jejní que viene del
(^ñiQQla jr W ancho oosno el Danubio y de paso
dí&fil 9 . porqnie se inundan sus cercanías en las
crecientes!. EtftrQ Iraia pos* & viendo muchos
¡ndk» en la costa del Norte , envió á decir á Ta«
baré que le entregase los fugitivos de Tobati.
Efectivamente estorban reunidos allí los indios
de los pueblos de Guarambaré^ Ipané y Atirá
túa propósito de disputar el paso del Jejuí á la
gente que Irala llevaba por tierra , y de prote-
ger á los fugitivos. Así se negó Tabaré á en-
Vtefprháf Y fué preciso que Irala pasase sus
~ lis ^
tropas enr caatro trozos con los buqués yZhnjeñ^
taodo á' los enemigos coa alguaos chfiogMOir;
Eu seguida fué á encontrarlos á media. kjgtt
de la costa en el pueblo de Átirá, qqie^ forió
la misma tarde, matando á algunos y cogÍMÍdt
á muchas mugeres y muchachos. Luego se
presentaron los enemigos solicitando indulgen*
cia por lo pasado 9 y pidiendo la resti tocíoil de
sus familias: todo se lo concedió Ind»' Ídoa
franqueza y regresando á la Asunción ¿ lá^raí-
tad del año 4546 sin que después de- esttf^^Mr^
ra hubiese la menor novedad en el pliiii^iegitti
Schimidels cap. 43^ el cual llama mal Siimáiá
al rio Jejuí y Saberte ó Sabayé al pucSble'dtt
Atirá. Lozano lib. 2, cap. 13 cuenta esta gttert
ra como él se la figura # y adelanta afio ^tt^h-
dio el fin de ella para dar lugar á una jcmlÉái
contra los albayas inventada y forjada por* éij
en la que desata toda su mordacidad contra
Lrala. En seguida de esta supuesta jorQadti w^
venta otra al Paraná también apócrifa. >
.i
\
,4
— H3 —
•
ÍBm|irende Irala nueva espedfeton
al Perú, que no tuvo efeeta. RegreMí
A la Asunción, disturbios en esta elu-
diui hasta la muerte de den Dlege
Aiireu que se habla levantado eon-
tra Irala.
79« Dos años se pasaron después de dicha
guerra sin que llegase embarcación de España
y fin ocurrir notedad en la provincia; en ciiyo
intervalo fijó Irala el precio de los comestibles
en esta forma: por ocho huevos un cuchillo de
marca: por dos gallinas caseras^ tres cuchillos
Ídem; por tres libretas de pescado de espinel,
vn cnchHlo idem# y por dos libras carniceras de
pescado de red, un cuchillo id. No hablo de la
uínidtoca, matZy etc. porque todos tendrían de
esto en sos quintas» y es de creer que lo dicho.
seria lo mas caro de los alimentos, y que no co«
norian las.idonedas. Entonces hizo un discurso
á los subditos Irala diciendo, que pues estaban
en mt pais que no conocía ni tenia metales, ni
írotos precioso^ en el comercio, precisamente
serian siempre oiiserables , y que para evitar
esta fatalidad» les convidaba á hacer una entra-
da en di Perú, donde abundaban los tesoros de
^jfm podrían participar. Les prometió ir con ellos
y ayudarles con todo cuanto tenia y pendia de
éL Se admitió la propuesta con aplauso ^ hasta
Toao II. 15
— 114 —
de muclios indios qae se convidaron á ir, i eñ
tíilm ñSá me^s §é i\\&tó Vo {SfédsO. p^ó USÍH
et mando ¿e ta Ashuciod a don l^raiidkéo ¿€
Mendosa, y salió de allí en agosto dé ÍM& WB^
guD ScliiAídels cap. 43 y A% qae Aü ürtiH
mas fé que Ruiz ÜiU^ lib. 2^ cap. 7 y qne Lo-
zano lib. 2, cap. 14* poniendo aqnel la salida á
fines de 1 546 y éste un año después* Ibasí 350
españoles con muchos canos ó gnaranls # patfte
embarcados y el resto por tierra con algnooit
caballos que no pudieron Ser 130 como difien
Sóhírttideís y Lozano, pues no habla Untos en
el pais. Subieron todos hasta juntarse en el eer*
rito de san Fernando, mal llamado lío de Ititt
por Rui Diazy donde dispuso Iralaqilé las eoH
barcaciónes Tolviesen á la Asunción qnedmido
dos bergantines con cincuenta españoles phi¥ÍB«
tDs para los dos años que debian e^fSfaile |Nlm
etitar la suerte de Juan de Ayolas. Luego tono
Irala la costa occidental, y dirigiéndose por tkRr*
ra hábia el Poniente» encontró al notetao din taü
pnefato que era p^ecisamente de indios albayas é
de guanás> y me molino á los illtiinos, á qnidneá
Sbhitfiidels llama mal aleperos.
80. Fué allí bien recibido y traUídd; perty
continuó hasta que al cuarto* di a encontró onotf
mdios albayas,^ que íe instaron para qne puap^
se la noche en su pequeño pueblo. Gondest^n-
Iraia admitiendo la oferta que le hicieron
^ lis —
4« algunas alhajas de plata, que síd .duda eran
^ 1m robadas a Ayolas, do pudíeodo ser otra^.
W^lifoii Ifts e^^woles, que ya eutoaces» Qomp
kay m servido de los guaoás; pero yerra S<Aí-
miMü áixámáo teaían aves domésticas y ofe|as
40 Iiidiaa« Después de ceuar se acostó Iralá y
4]iapef tindose sospechó algüaa traición , y dis-
{Wao i|W todos estuviesen prontos y apercibidos.
AÜMfík''^ iadeinaa centinelas, y todo fue awy opor-
4in0 l^rqfH» llegaron luego como dos mil alba-
^My.9P9f jH^9Rl^eron con deno^do^ mas ftieron
iPWNwdoUi d^iieohos y perseguidos como me-
4^ Iflgua baata su pueblo principal, donde los
míHfyA» Ro ^pioontraron á nadie. En él dejó
Irsilif» VHfibl^ de su tropaf y con 1 50 españoles
yiwMMtea auiulíaresy marchó áia ligera á bus-
car JiQíf enemigos* No se detuvo sino lo muy
inipiap pana «Amor y dormid basta que al leri-
4Cfw dfeiiKXKoeiíó en un bosque otro pueblo de
iiáiw qm wM sftbiaa de lo ocunido antes; per
wt«ray««dQ jEi»}a íiwe enw^ los mismos de la
IrntaUa «¡Bterior^ mató i muchos y les cogió mu-
ch(K wiigftrw y JBwdhgtg^ «seapindose el res-
4» ana qacmto í^ñepindado de boaqne, donde se
JiBlamn m>« /autos ds su nacían* ¥o creo que
aMa liltlmo pueblo era de guanas, domo quiera
lidia vegreaó á juniama »m di resU) de su gen-
4lbf Wllre t«^ #Ua ire^rAJó los despojos y prir
M i Mitf» » daa miB aBd» >c¿hQ dii^,
— 146 —
81. Continuó Irala cuatro leguas bácia un
pueblo de albayas á quienes servían de criados
los guanas de otro pueblo que babian encontra-
do antes; pero dicbos albayas no esperaron á los
españoles» y estos se detuvieron dos días co-
miendo de sus sementeras. Siguió Irala y encon-
tró á las dos jornadas un pueblo guana y á las
catorce leguas otro de indios de la misma na-
ción , que le dieron de comer tres días; infiwn-
mándole que el país en adelante no tenia fuentes
ni arroyos, y que era difícil encontrar agoau Pa*
ra bailarla sacó un guia, que le condajo á^ otro
pueblo guana distante cuatro leguas, donde M
detuvo un dia» y sacando guia pasó á otro-tam*
bien guana que distaba ocho. Sé detuvo éa él
dos dias, y un guia le condujo á otro pnehlo
mayor distante cuatro leguas de la proj^ na**
cion y en él demoró un día. Dosiegnas nut
adelante , en un collado alto rodeado de eapí^
nos y monte bajo, encontró Irala itti podblé
abandonada y quemado por los indkis sinoaaioa
que se babian fugado; y diez y seis légudS dto«
pues otro de los mismos llamado hateúmid» qke
igualmente buyeron, pero volvieriim y fiitílita--
ron víveres para cuatro diiais. Doce legnav ade^
lante hallaron los españoles un pueblo dé mdios
laihanos y cuatro jomadas después otro ^kar^
chconos donde demoraron un día y siguictndé
seis mas. hallaron a los indios suboris. habien-
-— «7 —
-do muerto dganoft de sed no obstante que sa-
-caraadígima^agiia del pueblo precedente y apro-
rfédiaron la 'de las pitas de mí cap. 5/ núm. 34.
Los^iiidíos de fstos tres últimos pueblos eran
^de la pronncia dé los Chiquitos á quienes yo
llamo niñagniguilas. Los suboris quisieron huir-
ae, pero adyerttdds de que no recibirían daño
ae disintieron. Los nombres qae les dá Scbimi*
•dais están eorrompidos y quizste aun mas los de
<LoKaBO¿ iAquel supone que los indios recogen
d agiM efft algihesi y que beben el zumo dé lá
maoidióca; pero no tienen nr conocen más at
/gibwqiie: las lagunas ni bebeii tal zumo, sino
la cfairiía. hecha de miel de maiz ó de algáiv
roba;; t ■ -.•
-< SSii»'^ Temiendo los españoles la falta de ftguá^
dndafion^ allí sobre continuar , y resolvieron lo
decidiese la suerte que salió en favor de ir áde*
> lanttt^|jO hicicAPon á los dos días con guiáSy que
ae escaparon la primera noche, y en seis jdroa-
daauegaron al paeblo de los peisenos; que los
veeibid con fas armas; pero habiéndolos venci-
do y copdo algunos, dijeitan que Juan A'yolas
InMa dejado alli tres enfermos, él uño tfpm*
peta llamado Grer<kiimo, y que los habian muer^
ib cuatro dias antes/ Catorce dia« se détuto
linda én este pueblo ,;y sabi^do que muchos
de" ios indios se fcabian refugiado' en uA bosque;
loa acometió inatando á nfuchoí y ^catitívaiido
el resto. I#os miiigMias qmáktMktm
nadas de alli, le redbiePím de ptttn
Uo situado w un coUtde; |km di
pera atacándolo IraU por
(x>n pérdida de doee espaMos f
lifiresy les cuales se portaivn am
m, AUi se detqvo Jralfi» y «mm de müt fn b
separarop s¡a su notían 80Q guaiMl» 4» I»
qpe llevaba, y i díW leguas aeomelíertii é
niaigeoQs ftigitívos eon gpwi pérdid* 4q
partes, hast« qv« yiéadoM los guarnís
dadpsj lo avisArou i üpafo, y est9.l«« eniié
to ciqeveota españoles» Apeneii vieiipitloa
migos que sQi^acepcabii esto refuerab,: bsqforaa
sin poder darles alcance, dejando TÍvereSí dos
que pasaron euatra días y despnes se ¡nGlifp»-
raron con IrtU- £ste i3U»ín^ ciocMtttft
hasta el pajs de los oaroociies y á nueft j
das mas deseanaá dos días en moa f ^ iii^ii dit
midels, y qw yo ef*o «m (mii9af»i<# Hnh ii i to
oaaiÍDüib ewttf» jcHnwdiiH» «Btieipé Ijrab :dpr
para* W PfvibQ tlft fW c» tf pil^Ue d4 qiÍllM)i>
cíes ó f}Qn^Hyfi»( p^r» ««MI» amü tmMfl^ w
obn Uegwd9 ifi awdnigiid»* Fue bÍM Hon^iá»
y le éeifm $iiÍM» y jaoncpu m íq Iwywgo ti
^ ilt ^
im«wt> ditt» ao |!iol* eso d ej6 de lle^r al rio
Ghki|Miy> tah ta oboi ^roftfiído y grande , eomo
ipü Mnikmérai estre loe pHnoipdles coAtribo-
ycnlM del famoso Maraoob* Lo (^tisbron los esh
ptíkúkñ y fti]xili8t*ee en jangadas ^e trotusos ata-
éoa^ don téjooos, ahogándose coatiró faombres
f déspms ¿(mtmmmtíi cuatro legiiw hasta «1
piidblo de Machcisiesi Algimos indios de ésvds
a» JÉitidpaton una tognn á Hdhit á Iraki y k
Múñonbtk^ mr castellano^ qna loa dn ta ¡MiéUti
fiMiatteciaá i la encomienda lid oafAnn I^
rwoEáiHsA ¿ Pedro Anatii^ qnie» el afio l&dS
iMilm finidiid6 la ciudad der k Plata llamad*
teflibíea Gkmpftatnca. Ignalménte le bídieron re»-
kcira de tocba lert alborota»» del Perti^ y de lafc
naaerie» de Picana y Carvajal* He «^ado lá
HéIboÍoii tfe esta espediCioli de Séhitnídds que
«ÉdnifO €M ella^ emnendáhdda nmehos ném^
Bk Diaaí Gb. S/capv 7 la nhiérk y «mbt»»
nhKko: en soMai no inérroceqoese i* déd(
crédito en ¿sto^ ni, en el eap: 11 don«>
mveirta otrii e^(iedicidn ap6eri&« Tampoco
fé Lonno lib. % cap. 14 porque em«-
IimHIi \á reladoii dará y derta de Sdiimiitola
dsft las apócriG» de Rd Dfauti
^i89. Las flotidaa qne lo dieron loa iaidios^
Iddiji wt reléiíona!^ é Irala I» espoeeto^o era
iÉlemarse M:agéiMrgdbie»no$ Heno-de tttrbili»
Jusdak*^. le deicrmioarotí á ¡uúmt ñ\m en el
pueblo de los machcasíes distante 372 leguas*
de la Asunción según la cuenta de Scbimideis.
Luego determinó despachar á Nuflo de Chaves
con Miguel Rutia , Juan Oñate y Rui García
Mosquera^ para que en su nombre cumpluneD-
tasen en Lima al licenciado Pedro de la Gasea
por sus sucesos contra Pizarro, y le ofreciesen
sus tropas» concluyendo con pedir que le con-
firmase en el gobierno del rio de la Plata
que le habian conferido sus pobladores. Él
le . escribió también ^ y salieron los cuatro
citados . con la carta á los veinte dias del ar-
ribo á aquel pueblo encaminándose por la
Plata ó Potosí; donde quedaron enfermos Ro-^
tía y Mosqileray continuando los oíros por el
Cuzco hasta Lima. Agustín de Zarate citado por
Lozano líb. 3 cap. 3 dic» contra el testimonio
de todos y que Irala fue personaknente^ Muche
antes que Chaves llegase habia sabido Gasea
la apauricíon de Irala en el Perd^ y recelando
se le reuniesen los restos fugitivos de - Pizarro
y que resucítaise su partido^ le escribió una
carta llena de atención y buenas palabras; pero
mandándole <¡ue no se internasen en el «Perd'»
y que esperase nueva orden snya;^ sin eitssm
pmjoícío nt vejaciones á los indios 'vaéailób úel
rey. Resolvió Irala ciunpltr esta orden # reti-
rándose á la prorincia de Chiquitos , que laó
eran aun vasallos dd rey^ y esperar allí la noei-
• ^'
ira orden qoe MtlikeojAiQnicaba en la carta^ y
el'fesultado de sai toyiados á Lima. Pera co*
Boíeió al' mismo lienipo la dificultad de verífi*
car «DE iN^tírada tan contraria al propósito de
sos addadoe^ que no ocultaban su determí*
nÉiyfon^ de Joterttafse en el Peni y de seguir el
-jMrrtidoct contrario á Gasea imténdose á los par-
tidarios* de Pisarro, segad lo dice Schimidels
capítuIo»48 quien lio pudo inorar las ideas de
los soldados siendo uno de ^ ellos, llaó/pues^
Irala 'de artificio . ocultando la coarta orden de
Gasea, y proponiendo la i^tirada á tos Chiqui-
tos conid pensámiontb suyo^ presenfándola con
la escasez de víveres. , y dándoles e^ranzas
de 'Volver cuando regresasen sus enviados á Li-
ma. Repugnaron, raüoho los soldados mas al fin
cédamela iá la' persuasión de Irala; por que se-
gua dice' Schimidels ignoraron que era órdén
de Gasea;' pues de haber sabido que Irala obe-
decía tal orden le habrian despachado al Perú
aMdo.de pies y manos. Antes de retirarse des-
ttoó Lrala á un español j para que apostándose
cu d camino tomase las cartas. que esperaba le
-litigasen de Lima, y. las llegase á los Chiquitos
édonde él se remiraba; porqué estaba cuidadoso
teoriendo le enviasen de* Lima alguno que. le
rsMiplaaase en el mando.
- -84. Parüó Iralá á los Chiquitos , y encoñ^
trando que los carcocies se habiaa escapado
Tomo n. iñ '
con M9 familias, les a^iaó que ? oltieaaii é
puebioa donde serían biea tratádetf» La ee^
fiÉiesta de kü mák» fue decir, ser inas re^^nlaf
desamparasen los espa&oles el páisi que etn
ealo eTttarían el qne los echasen á k fiíenm. Imr
la proposo entonces á sus gentes ir á rasligar
lal arrogancia, j anoqne algunos no qnerfándi-
dendo que faltarían tirares á los iqfÉe. loeMS
del Paragnay al Peni sí se destrabil dicboa ío*
dios del .tránsito 9 preraleció el dictátafeMí dé
aconeler. Marcharon los españoles ooki éale
Aji^ió^ y hallándose á media kfna d¿l eneoiíg^^
vieron á este ja aparejado én faí falda de m
noate cerca de nn bósqne, le atacai'oii mafsíftdo
á nmefaói y cautivando mayar náneío. Dea
meses se detuvo Irala en la provinria de ksa
GfaífpMtos esperando la resdta de €2iávea y fde^
mas mensageros á Lima, estos fiferov recÍÑdoa
een agrado y hospedados y tratados espl^idí*
damente por la 6aaca;qirien les ragáló ndemaar
8000 duicados para eUos , según di ee Sdiieudels
capítulo iSfjm pa)ra todos loft soldados ^cóaser
quiere Lozano lib. 2 cap. 15. Procuró^ k Gasesí
Miiar la conBanu de Chaves , y le pidió eswi«-'
«ese á Iráia en los términos que ysí se b kai^
h{a escrita, y Lozano añade que tandibieii laf
Gasea le escribió llenándole de esperMuuMi»
Despachadas estas cartas ó quizás antes^ üem-*
kré la Gasea para gobernador del rio ^ l|t
PiaU i Diego Cmteno que estaba eu CfauquH
zacsa^ ya fuese porque era una de los que le ayiH
dasoa i destruir á Pizarro , ó y a por que sabía
los deseos é intenciones de las tropas de Irala
y desconiftaría de ellas y de este. £s creible que
con este motiyo dio Gasea á Centeno sus ínsrf
tmccioiies^ pero no que fuesen las que dice Lor
KSBo lib. 2 cap. 15.
.85. Estando ya Irala en la protincia de los
Chiqn¡tos# llegó aquel español que antes habia
apostado para que le llevase las cartas de Lima
y según Scbimidels cap. 48 le trajo algunos
«ipjo» de Grasca. Lozano lib. 2 cap. 14 in^
que dicho e^añol mató á puñaladas al
qoe llevaba los despachos á Centeno^ y
^pie se ios robó sin reparar que en el cap* 1 5
dice <fBe tales despachos llegaron á Centeno^
Tlnobiea dice erradamente que Irala no se n^
«¡ff& del Perú hasta que le llegó dicho español;
pwsScfaímidels refiere que fue despachado con
It orden da Uevar las cartas á los ^arcoc¡es#
qne Bqaa llama jcaríos; lo que {urueba que Irala
mo pensaba esperarle en el Peni y que no le
^qperów Sopo Irala pw la carta de Cbares # ó
Mjpiaás también por la de Gasc^, el . nombra^
amiento de Centeno i y que se prohibía á sus
-trapas la jnternacion en el Perú; y no pndieado
'^leidtar^eatas disposiciones las hizo saber á svs
•oUados qoe las oyeron con disgusto; pero co-
mo Irala y los demás oficiales no quisieron de*
sobedecerlas ni dirigir al Perú á los soldados,
se vieron estos precisados contra su .voluntad á
tomar el camino que habian llevado de la
Asunción ; y dirigiéndose al Paraguay llegaron
al Pan de Azúcar ó mon te de san Fernando al
fin del año 15i9 ó principios del siguiente don-
de encontraron las embarcaciones que habian
dejado, y supieron por ellas los alborotos recién
o^^urridos en la Asunción. ;Copio á Schimidels
en esta retirada sin hacer aprecio del modo
con que la cuentan Rui Diaz lib. 2 cap. 7
y Lozano lib. 2 cap. 14, porque ambos igno-
raron hasta el camino que Irala llevó. ñ *
86. Como hacia mas de un ano que había
salido Irala de la Asunción siguiendo las pisa-
das de Juan de Ayolas, sin saberse nada de éU
comenzaron algunos á dudar si le habría suce»
dido lo que á dicho Ayolas; esto es que le ho^
biesen muerto» en cuyo caso era preciso elefft
otro gefe según se hizo y se dijo núm 4>1«, Co-
braron cuerpo estas voces y hubo quien acon-
sejó a don Francisco de Mendoza gefe ^e. la
Asunción, que ya se estaba en. el caso de la
elección y y ^ue juntase á los españoles, para
hacerla 9 no pudiéndose dudar que saldtia á su
favor, ni que sus parientes en España conse^
guirian la real confirmación. Entró Mendoza en
la especie y la propuso al Cabildo secular el
— i25 —
cual le contestó no debía pasara á la elección
que propomia hasta constar debidamente que
Irala ¿abia muerto ó renunciado el mando ó
que se hallaba, imposibilitado de volver. No hizo
caso Mendoza de este acuerdo , y mandó por
un bando que acudiesen los españoles á hacer
la elección de gobernador, señalando el paraje,
el dia y hora. Viendo esto Diego Abren, intri*
gó con sus amigos que eran muchos ; y llegado
el caso salió electo con mas votos que Mendo-
za. Barco canto 5 dice que Abren fué con otros
á la votación desde los bosques donde estaba
fugitivo, pero se engaña lo mismo que en lla-
mar pérfido á Lezcano. Rui Diaz lib. 2 cap. 8
y Lozano lib. 2 cap. li suponen que prece-
dió ala elección el renunciar Mendoza el man-
do particular que tenia, mas esto no venia al
caso.
87» Avergonzado y resentido Mendoza de
la <^leccion , comenzó con sus amigos á es-
parcir vocea de que la votación era nula , y á
sostener el dictamen que le habia dado el Ca-
bildo secular antes de votar. Estos discursos le
atrajeron algunos partidarios, y con su ausilio
.86 propuso arrestar á Abren ; pero sabiéndolo
este, le previno y arrestó; le fornió procesó por
perturbador de la república , y le sentenció á
ewtarie la cal)eza. Apeló al rey de esta sen-
tencia, y propuso casar á sus dos hijas con
Abren y Roí Días Mdgxf^o ; pero se despreció
está propuesta y se tnaiidó ejecutar la sen-
tencia. Estovo casado con Mária de Aogslo d#
quien tuvo cuatro hijos Diego, Francisco, EIví«
ra y Juana. Se sintió so muerte por que era ca^
ballero venerable por sus canas y mochoe ser*
vicios, y muy ilustre por su cuna. Roi Dias
libro 2 cap. 9, dice que Abreu despacha una
earavela á España en que iba Alonso Rtqneldie
y deseoso de ponderar los trabajos de eMe que
era su padre, refiere tma relación llena dé ¡ik-
verosimilitudes y aun falsedades, de modo que
la tengo por fabulosa. No go^ Abren mocho
tiempo de su mando; por que le esctibió' Irala
antes de llegar á la Asunción, que debía desat*
en él , puesto que se lo habían dado bq'o el m^
puesto falso de que ^ iio existia. Receló Aforen
que Irala quería castigarle por la muerle de
Mendoza que era uno de sos mayores amigos^
y figurándose que tenia íbeneas bastantes, nb
solo quiso sostenerse en et mando ^ eiino qof
aun ideó enviar gente ¿ontra los que qoeriM
quitárselo. Antes que estd sucediese^ H^ Iraia
á las puertas dé la Asunción, que Abrsiilece^
ró pretendiendo défendef«é. Irala eQtoqcea
puso sitio á la ciudad y adn)itía cona a^ée
muchos soldado» que abandonaban á Abreu:
b que dio tanto cuidado á este, que «e escal-
pó' con dncuenta de sus mayofed' amigo^^
téomttdo h &sMB^mm »ü<^ mjem^ tropas»
. 88t; Abrw y k^ ^^j^ ú^B los bosqtK»
éfili» pueblos d0 b Qor^U^fí^^ JbUiruw y
ddijcerro d^ 4wfti# y pq diside los de Yillarka,
tiom» i{iii«i'# {i09mv> » ^alUii como salteadores
C(Wtm A^ da k andad ><|0MidQ , se 16$^ presen^
lidia oQuswa im h pampij»a» £d e^tas circu^»*
tatici»» U«9$ de Líf»a á la AsutMPion JXnflp d?
Oiavi» y Jk^ atro» tres ioeofiai^^^ de Ii*aUi
^rca.4)^ pritsideiíte Gasea* LIegaf«p coa, ejlos
el iia^tfM Pedro Segura» soldado imperial ei)
ItaiUaj aotíguo en Ipdias^ JuaaQpajte, Fraii*-
cisca Cartón y Pedro So tallo, y Alonso Martia
cea oitK» «uerenta soldados. Esta geite fue
de^ttdiáda de Lima por Gasea á servir en H
Pwnagmytiioiiel imiiatMralAiépte de ÍQterpolar*-
1é€o^ la de Irala ^ dé la qiiie Gasea descansaba;
y bftbieiidtf llegado ¿ Chuquiwca á iqeorpoi-
hme con Diego Cepteno,. hallarop^ue e§te bar
bia :iitiierte de i^eavlta» y tres días d^pues d^
iin graiide convite 9 apte^ que le llegasen los
4Qspacbos de gd>ernador del rio de la Plata^
MI iqpe.se le.ajsgnabau por ntievo» limites des^
de. el Coco y \m Charcos dei Brasil, y cat(krce
§r«ioijle JbSitud ccoitádids deede.el tróf^l^
cía di Mediodía. Lcftamo lib. 2 €ñ^ 1$ laHirmtira
áa Ipraacatt Irala y de bis paratg^ajos^fy baee el
ywMgfric» de Ceateno euponieado mwio (my^
iMOJuio; fMO e& nada le cneo^ Lo cierto es que
dichos soldados sé incorporaron con Chaves jr
sus compañeJos^ J V^ Ufaron juntos al Pa*
raguay donde Irala los recibió con singulares
demostraciones dé afecto. Barco canto 5 difí%
que volviendo Chaves en este viaje fundó 4
&anta Crdz de la síeri;^/ lo que es tan falso .eo^
mo el decir que cuando fue conquistó á los
Chiquitos. Trajo Chaves y sus compañerofl^ del
Pera las pqpieras cabrás y obejas que huboint
el Paragnay ; y supone Rui Diaz lib, 2 c^fH. d
que ellas le libertaron de ser atacado en «( ea*
Mino. Lo mismo copia Lozano, mas no ^ le
creo. . . . . j
89. Pasados algunos días, determinaron ma-
tar á puñaladas á Irala el capitán Camargo^
Miguel Rutia y el sargento Juan Delgado coa
otros de los que habian llegado de Lima , sioi
que la historia nos diga que esta conjura^
cion tüvd su origen en Lima ó en AiMrea
ú oti^. Avisado Irala del casó# arrestó á 'loa
cómplices y y justificándoles el delito se dio gai^
role i Catdargó y á Rutia, y se perdonó* á to*"
dos los demás. Rui Diaz lib.^ 2 cap. 3 es ^
único que habla de este suceso , y Lozano qo^
lo copia lib<r 2 cap. 15^ lo altera pomendo en al
suplicio á Delgado en lugar de Camai^o, á qaüem
en su cap. 13 supuso de su cabeza que Irala
habia quitado la vida por un motivo frívolor é
increíble* Por este tiempo se cató NuAo.de Chap
— 129 —
Yes con Eif ira hija de D. Francisco de Mendo-
za > y lo^ 66 presentó pidiendo justicia contra
los autores de la muerte de su suegro. En con-*
secuencia salieron partidas á prenderlos en los
bos^es donde estaban con Abreu y y lograron
arrestar á Juan Brabo y á un tal Rengifo , que
fueron ahorcados por perturbadores de la paz.
También se arrestaron algunos otros y los pu«
sieron en la cárcel ^ de la que sacó á Rui Diaz ^
Melgarejo 9 un negro, esclavo de Chaves. Obra«
ba Inda en esto contra su genio , y promovió
la especie de la paz , h aciendo que los eclesiás-
ticos la ofreciesen á Abreu y á todos sus parien-
tes con indulto general. En efecto lo admitieron
los mas presentándose en la ciudad , y saliendo
los que estaban presos. I rala no solo los recibió
y abrazó con cafíño , sioó que casó á sus hijas
Marina j Úrsula con dps de los amigos princi<-
pales de Abreu , Francisco Ortiz de Yergara y
Alonso Ríquel ó Riquelme. Casó también á Isa^
bel y Grímberta sus otras dos hijas con Gonza-r
lo de Mendoza y Pedro Segura. Todos aplau-
dieron )a generosidad de Irala , menos Abreu y
pocos mas que no se fiaron de las promesas de
ítala y quizás temiendo el influjo de Chaves ^tnU
go grande del gobernador. Schimidels cap.. 5^
dice que Abreu admitió las proposiciones que
selehícterpny. pero está equivocado^ porque
solo las admitieron sus partidarios citados. •
ToM© II. i 7
90. La obstínaícion de Abreu hizo temer
que no habría paz en la república mientras
anduviese libre , y ademas Chaves instaba por k
satisfacción de la muerte de sn suegro ; por óQ-
jas consideraciones y viendo su terquedad se
determinó Irala á prenderle. Rui Diaz lib. 2
cap. 4 supone que esta determinación íoé dé
Cáceres estando Irala ausente en una espedi-
cion contra los albayas hecha el año de 1550;
pero por Schimidels sabemos que Abren éstidm
libre el año de 1552 y que tal espedicidn es
apócrifa y aunque la copie Lozano lib. 2 cáp.
15. Despachó pues Irala á veinte hombres
mandados por un tal Escaso para arrestar á
Abreu , los cuales dentro de un grande bosque^
que presumo fuese en el Acaai ^ encontraron
de noche una choza y y mirando* por unahuge-
ro vieron que habia dentro tres ó cuatro espa-
ñoles dormidos y solo Abreu dispierto, porqoe
no le dejaba dormir una fluxión de ojos. Le dis-
pararon por dicho ahugero con una ballesta ofllá
jara que le atravesó el costado , y quedó al ins-
tante muerto. Barco canto 5 anticipa dos áfios
este suceso poniéndolo erradamente aAtes tle
llegar Chaves de Lima. Llevó Escaso el cadá-
ver de Abreu á la Asunción y al verle sos par-
tidarios se incomodaron mucho príncipalínente
Rui Diaz Melgarejo ^ quien nó sólo desaprobó
el hecho sino que tomó & su cargo vengar la
— 131 —
muerte de su amigo antiguo. Temió Iraia la^
resultas que podría tener el sentiíiiiento de los
partidarios de Abreu por el arrojo de Melgarejo
ar^tó á este/ pero como era hermauo de Fraap
ei&co Qrliz de Vergara, se disgustó este yerno
de bala de ial prisión. Viéndolo el Gobernar
dor díó libertad secretamente á Melgarejo , y
proveyéndole de ropas y alhajas para comprar
víveres, le dio su misma espada y canoas, para
ffQe »e .fiíese á san Vicente acompañado de dos
.Qsj^Bole» y dos portugueses. Efectivamente
•ttbió Melgarejo por el rio I*araguay hasta en-
trar por el Jejuí y en el pueblo de A tira encon-
tró á Schimidels. Este habia salido de la Asun-
dott poco antes que Melgarejo el 26 de diciem-
bra de 1552 en dos canoas con licencia de Ira-
la, y desde dicho pueblo marchó por tierra
4S0II Alelgarejo y sus compañeros hasta llegar á
san Vicente en la costa del Brasil , padeciendo
oiDchos trabajos , y con la desgracia de haber-r
Jm. muertos los indios tupís á dos hombres, el
•aaó llamado Florez. Rui Diaz y Lozano dicen
que los indios se comieron á Florqz ; pero es
4^90 p pues no lo dice Schimidels cap. 51 ni los
topíft ni otros indios de por alli han comido ja-
jDas tal manjar. Se quedó Melgarejo y sus com-
-ptfieros en san Vicente y Schimidels se embar-
có para España y entregó en Sevilla al rey un
pliego que le habia encargado Irala, y que cou-
— 132 —
tenia una descripción de aquellos paises j de
|os sucesos.
ITarlaft e«pedtelones j guerra^: se
fonda la etadad de üan Jínaii que
después finé abandonada, j fundar
elon de la villa de Ontlveres. E«l-
eenela del rey 4 don Jíuan de Sana-
brla para eontlnuar la iMinqutsta,
mediante los paetes de eontrata fir-
mada , la eual slgulé don Jínan dé
Salasar. Lilegada del obispo eon al-
gunos elérlgos, y estableeintlente
de eatedral en la iksunelon.
91 . Sosegada la provincia con la muerte de
Abren* determinó Iraia fundar un pueblo hacia
la embocadura del rio de la Plata ^ para qpe
sirviese de escala á las embarcaciones que Ue^
gasen de Europa. Para esto á principios del
año de 1 553 despachó dos bergantines con mas
de cien españoles á la orden del capitán Juac^
RomerO; que llegaron á la confluencia ddi Pa»
rana con el Uruguay. Alli encontraroii Is bocs
del rio llamado de san Lorenzo por GabQto se»
gun se dijo nüm. 6, y determinaron fundar oi
ella una ciudad que denominaron de san ^ Juan
en obsequio de su capitán, ó porque la fundar»
ron el 2i de junio de dicho año. Luego que los
indios cercanos charrúas y chañas notaron el
4 >
— 435 —
proyeéto de los eipañoies» iotentaroa impedírse-
lo con mucbos asaltos # y embarazándoles las
obras. Ademas advirtieron que los frutos y se-
milláis que llevaron de la Asunción prosperaban
poco^ de donde resultó un descontento en los
^pañoles del que se dio: parte á Irala^ E¡ste en
cooBecnencia despachó la embarcación que lla-
maba k «galera mandada por Alonso Riquelme»
eon^^en de obrar según las: eireunalaQ.cias.
Estas fberon encontrar aquellos pobladore^^sm
esperanza de poder prosperar ni de dominar
aqneDos indios, porque estos «eran mucho mas
iodomables )(]ue los guaranís# y porque el clima
-pedia 'los 'frutos de Europa, los que nociera da-
ble vn^ívarsin los. cuadrúpedos y aperos corr
respondieates. Estas consideraciones determi-
muNM á todos á embarcarse desamparando la
€Mdad-y navegando rio arriba, se amarraron en
Ja>oiifla^ saltando en. tieira para comer el dia
1 de tHmembiíe de 1554, Mientras lo practica-
IniD'ácaeeiói que: la barr^foca del rio que estaba
tajada verticalmente, se derrocó. con quipce per-
aooaa que habia- sobre ella , pereciendo todas.
Ademaá eon la caida de esta mole se conmovie-
roo tanto las agnas/que volcaron á la galera, po-
niendo fto quilla arriba, y llevándola piíl :pasos
rio abajO) hasta que se: detyvo en um banco.
•Aeudiéroa lodos al remedio, y lograron resta-
•blecóía, admirándose de encontrar yiya dentro
~ 134 -*
á ana muger. Los indios de la Yéoibdbd noti-
ciosos de lo que pasaba atacaron á los espano*
leS; qne los rechazaron con valor y continuando
llegaron á la Asunción. Rui Diazlib. % cap. 18
Y Lozano lib. 2, cap. 16 pones estos sucesos en
e! ano de 1552, sin advertir que fiíeron nray
posteriores á la ausencia de Schimtdeb jamer^
Cede Abren ocurridas al fin de 1552.AW2rNn-
ñez anticipa la fecha diez anos en sa to$f.ii^
para que sucediesen en su tiempo y para lenér
parte en ellos.
92, Al mismo tiempo qne IraJá ; desjpaché
á Romera para fundar á san Idan, llegaron é ili
Asunción algnaos indios déla províndádéliGcm^-
rá á solicitar la protección de<^>lrala cocihra ios
insultos que les haeian los portugobses, oaolih
váAdoIos y llevándolos hacia la costa del Brasil»
donde los vendian para esclavos perpétiioa cb^
ino á los negras de África. Rui Díaz Kb. 2» etü
pitulo 13^ y Lozano lib. 3, cap. 1 ponen la sd-
plica de estos indios después de ta despobbeÍDii
de san Juan, lo que nó puede componerse t^oft '-
los sucesos posteriores. Aprovechó Irala la oea>-
sion que ofrecían dichos indios para veoonootfr
)a provincia del Guaira, de la quedóse tenian
noticias vagas, y aprontando «na cpmpania "de
españoles con algunos indios ^miliares, se eis-
caminó por fierra hasta llegar sobre el salto
grande del Paraná, llamado entonces de Ganen*
— 13S -^
dojil» ftitnado en los 24^ 4' 27^' de latitud y des*
etilo en el cap. 4^ miin. 8. El cacique Caücu*
doydy otros, iodios de las riberas del Paraná^ Ift
froilitaro& víveres y canoas, con que pasó este
ftf> y continoó hasta el pueblo del cacique Guai-^
ti áú qnien tomó el nombre aquella provincia*
Fué bien irecibido de estos indios que le acom-
fiarm en la navegación que hizo con las mis-*
mas canoas Paraná arriba hasta la boca del rio
Tiete ó Áfiembi , que es caudaloso y corre al
Occidente. Subió Irala navegando el Tiete has*
ta que en su segundo salto llamado Abañanda*
ÍMii le acometieron por tierra y agua los indios
que Rai Diaz y Lozano llaman tupís , y que yo
prosomo eran guaranís como todos loa aaterio-
jMS. Los rechazó y ahuyentó Irala y se apoderó
^M pueblo^ matando á muchos. Luego corrió
el paia, y á costa de algunos reencuentros , le
rediqo en pocos dias á su obediencia* Desde allí
deq[Michó nn pliego á la costa del Brasil con
Juan Mdma, para que lo condujese a la corte
ibfdrmándola del estado de la conquista. Asi lo
dice Aut Diaz ibid. Lozano ibid. llama al meiir
wgevo Esteban Vergara , acordándose que en
lüi. % oap. \3p habia despachado á Molina cOn
el ptDpio objeto* Hecho esto se dirigió Irala al
fio Pequirique es caudaloso y corre al Poniente
etttnndó en el Paraná poco encima del cítenlo
sallo grande* Preguntó Irala á los indios pobla-
~ ISO —
dores de este rio «i se podría nategar: jBl..Pjlra-^.
ná debajo del salto grande^ y. aunque: le. pusiien
roa mil dificultades y. no le parecieron iarencH.
Ues, y determioó superarias. Para disculpar. dn
esta temeridad y de sib* resultas á Irala fingen,
su nieto Rui Diaz ibid. que se informa por media,
de un mestizo intérprete y que este lodo .to la.
facilitó con el fia de que saliese: maL rPudiem
advertir Rui Diaz que este cuento no puede,
creerse; pues Irala- y sus españoles entandiaot
bastante el guaraní, y no oecesitaban de*. ¡At^
prete ni éste los podia engañar. Aci^ptó fiuest
Irala canoas y dispuso que en hombros y. acras-*,
traado por tierra las llevasen debajo del salta y»
mucho mas allá, hasta que les pareció tque, yfi.
podría navegarse el Paraná. Allí las echó aiftgM
dirígiénddbs una á una, hasta que pasados lonoa
remolinos y tragaderos^ las apareó de do9 en den
formando balsas^ en las que embarcó Jos vive-?
res y lo que le embarazaba por tierra. Asi fuerv
ron bajando veacieado los peligros que 4 P^4^
paso se ofreciau, hasta que ea el sitió llamad^
Acaiere se fueron á pique, sin poderlo remediar
muchas ^balsas y caaoas, ahogáadose machos ¡Br
dios y alguaos españc^ á la vista de Irab» 49
tu compania# y de la mayor parte de . la gente
qiae caminaban por las pmas y riscos.de li oi^r
lia. €on esta fatalidad se espsmtaron tanto, loa
indios del Pequirí y demas^aranú^ del Guaira,
— 157 —
qae 0scat>affiop á sa pais. Entonces dispuso Ira*
la que Alonse £noinas con algunos españoles é
indio» dó los que habían sacado de la Asunción
condujese en \as canoas qae le restaban á los
ienfefiMOs.éJnqiedidosy mientraséise dirigió por
tierra alvavésSmdo bosques hasta los pueblos del
Mondaii y de aUi á su capital. Encinas superó
difícidtadetf y peligros, principalmente para pa-
sar na feínoüno ó tragadero donde ios natura-
les lejwmaron una celadaque venció saltando en
tierra y ahuyentándolos ; pasando después una
á qqa saa canoas^ continuó por el rio Paraná, y
9ubía)dp después por el Paraguay^ llegó feliz-
mente «i la Asunción.
93. ' Impuesto Irala por esta jornada de lo
qpn en^ la proviacia del Guaira, determinó
CBtaHeoer ep ella una población que protegie-
se aquellos indios; contra las correrías por tugue-
99»j y ^^ sinriese también de escala para otras
qne cpeia conveniente se hiciesen mas orienta-
Jet hasta U^r á la costa delBrasii» desde donde
affipadiese comunicar con España sin necesidad
4tii9Gerk> . saliendo á la mar por el rio de la
Plala^ joq cuya boca era difícil que existiese un
paehlo, por las razones indicadas nüm. 91. Para
desempañar sp pensamiento, despachó al capi-
laa jarcia Rodríguez de Vergara mandando
60. españoles con los ausilios que creyó necesa-
rioB el año d(d .1554. Esta gente eligió el sitio
toMS II. 18
— 138 —
en la costa oriental del Paraná ana legda so-
bre su salto grande , donde tenían m toldería
ó pueblo el cacique Canendiyú y los indios de
su parcialidad, álli; pues fundaron la tilla de
Ontiveros , dándola este nond>re por tenerlo
en España la patria del capitán García.
94-. Mientras sucedía to ^e se ha ido .re-
firiendo en el rio de la Plata ^ en la oofter ee
pensaba en fomentar su conquista. Con este
objeto después que llegó á España Almr Nn»
ñez preso, se nombró para su sucesor en el
mando al que le asestó la jara cuando le arres-
taron llamado Jaime Resquin , que había ido á
España con él para acusarle. Este no perdió
tiempo en embarcarse para su destino;* pero
habiendo vuelto de arribada^ se desvaneció- la
contrata que había hecho con el rey segnn lo
refiere una real cédula de 1.^ de novienrfire
de 1608. El motivo fue pretender ^ mismo
empleo Juan de Sanabría natural de-Tktljfllo
ofreciendo á la corte mayores ventajas, re-
sultando de aquí muchas dísenaones yaooide-
safios entre los dos pretendientes, hasta ^^fiie
el rey decidió á favor de Sanabría el^ <íe
julio de 1547 confiriéndole el titido de ade-
lantado del rio de la Plata bajó las. siguientes
condiciones que copio dé Lozano lib. 2 eap.
15. 1.' que á sus espensas había de condu-
cir doscientos cincuenta soldados y también
— 139 —
cien familids pobladoras, dando á eslias las
MinHlas para su cultivo. 2.* que habia de fun-
dar dos pueblos y uno al Norte de la isla de
santa Catalina y otro en la entrada del rio de
la IMata. 3/ que habia de llevar, ropas# ar-
iñas^ herramientas etc. para repartirlas entre
los eü^pañoles al fiado ^ con tal que se obligasen
en mancomún de diez en diez á pagarlas en los
precios que le señaló el consejo. 4.* que habian
de ir en sus embarcaciones los artesanos que lo
solicitasen con sus útiles , y una caja cada uno»
sin pagar mas flete que ocho ducados por cada
adako y seb por cada niño. 5.* que habia de
ooiidocir ocho frailes franciscos , á quienes el
rey dio eqtiipaje# ornamentos, vino y aceite
para las lámparas que pudiesen durar seis años.
6.* que ademas de las cinco embarcaciones y los
ffveres precisos para el transporte, habia de lle-
var Goatro bergantines en piezas y víveres so-
brados para ocho meses. 7.' que se le permitía
pd>1ar y repartír la tierra de los nuevos descu-
Immientos que hiciese. 8.* que se le concedían
las tenencias de las fortalezas que construyese y
los empleos de alguacil mayor de las ciudades
que fondase, y 9.^ que en la ciudad de su resi-
dencía solo hubiese doce regidores , y que el
al^dl mayor no llevase mas del cinco por
ciento en las eje cuciones que practicase.
95t Firmada esta contrata pasó Sanabria
— 140 —
á SeTÜla, y por qae se demoraba en. aprontar
808 C08a8, le escribió el rey que se diese prisa
por que iba á salir de Lisboa Tomé Sonsa con
mas de mil hombres para formar poblaciones
en el Brasil y se debia impedir qne las fundase
en el distrito de su gobierno. Quiso Sanabría
con esta novedad acelerar sus preparativos^
pero le cogió la muerte. Entonces propuso el
rey en 12 de marzo de 1549 á su bijo Diego
Sanabría» que ú quería» podia continuar la con-
trata de su padre, y admitida esta propnesta^
trabajó en disponer su espedicion ; para la que
le faltarían medios pues vemos que se demoró
mucho. La corte sin duda le apuraría por la
tardanza y para satis&ceria de algún modOy dis-
puso Sanabría que Juan de Salazar nombrado
tesorero general por intercesión del duque de
Braganza, de quien habia sido page» saliese con
lo que estaba pronto en tres embarcaciones,
ofreciendo seguirle muy luego. Mas s^gmi Lo-
zano lib. 2 cap. 15 no lo pudo cnmplnr basta
dos años después en una embarcación que ar-
ribó á Cartagena de Indias y r^esó á España
embarcándose después para el Peni, y murien-
do al fin en Polosí de minero Según dice Barco
canto 5. Sin duda cansada la corte de ver que
no acababa de cumplir su contrata , le quitó el
gobierno y lo dio á otro.
96. El citado Salazar salió de san Lncar
«^ 441 ~
el aüo de 1552 conduciendo con éuá tres em*
barcaciones i Mencia Calderón ^da de Juan
de Sanabria con sus dos hijas M^ria y Mencia >
el hijo del correo mayor de Sevilla don Cris-
tóbal SaáTedra, y á don Hernando de l'rejo te-
dno de Tmjiilo. Una de las embarbacbnes era
del capitán Becerra que la mandaba y Uetraliá
80 fiuñilia. Tocó esta espedicion en Canarias,
y al llegar al puerto de los Patw isn la cesta
del B^rasíi, se perdió en sa barra la embarca-
ción de Becerra y salvándose la gebte* Lozano
libro 2 cap. 1 5 dice , que los indios cautivaron
i los náufragos, á quienes dio libertad un je»
snita; pero no advierte que la gente de las
otras dos embarcaciones no pudieron permitir
tal cautiverio, y quizás en aquella época aun
no habia jesuitas en el Brasil , pues en el Para«-
i;oayno entraron hasta el año de 1603. Después
del naufragio discordaron los e^noles sin qué
la historia nos (figa el motivo; pero es de creai*
fiíese, por qtte los unos querian ñlndar un pue-
blo en aquella costa en cumplimienibo del aiv
ticolo 2.^ de la contrata de Sanabria , y los
otros no. Lo cierto es que de resultas !Sálazar
y les de su opinión se fueron por tierra ^1 pue-
Uo portugués de san Vicente donde permatte^
deroncasi dos años, y deqmes pasaron por
tierra á la Asunción. Lozano ibid. dice que los
acompañó un jesuka libertándoles que los ma-
— 142 *-
tasen los indios de la Canánea, íin ád?ertír qoe
la Cananea distaba muchísimo del camino que
llevó ChaTes plira ir á la Asunción.
97. En cuanto á Trejo y á los dé sa par^
tido fundaron á principios del año 1553 ím
pueblo en el puerto de san Francisco entre la
Guoanea y santa Catalina , cum[diendo la con-
trata de Sanabria. AUi se casó con lá hija de
este dcma Maria Hernando de Trejo ; de cayo
matrimonio nació Hernando de Trejo , que se
hizo fraile francisco y fue después obispo del
Tucuman. Este llevó del Paraguay á su obispa-
do una negrita esclava que murió poco ha,
computándose su edad en ciento y ochenta
tíjL.»eg«yl,«,.ge,deTrej«,eo«l-
infíilas de ser madre y hermana de Sanabria el
adelantado, querían hacer su papel en la capi<-
tal y y se hallaban disgustadas en un pueblo su-
balterno que principiaba á serlo; cuyos halntan-
tes no se daban mana para procurarse y suplir
los bastimentos y cosas que les faltaban. Asi no
cesaban de persuadir á todos hasta que logra-
ron el año siguente que se abandonase el ésta-
Uecimi^ito para ir á la Asunción. Luego se
embarcaron , y pasando á santa Catalina y des*
pacharon con alguna gente sus doa embarca-
doi^s á la Asunción , á donde llegaron poco
después que Irala del reconocimiento del Guai-
ra. Los demás desde dicha isla entraron en ca-
— 145 —
noas por el Ttabucü , como Alvar Nañez , lle«
válido la gente por el río y por tierra ; juntáiH
dose todas las noches ; pero un dia que se per-
dieron 32 hombres y se ' encontraron después
muertos dé necesidad. Continuaron venciendo
los obstáculos que Alvar Nuñez y pasando el
rio Yguazú hasta llegar al de Tibahibá. Allt
descansaron en el pueblo del cacique Suraba-
fié y que les dio guias hasta el río Huibai donde
se detuvieron én un pueblo guaraní é hicieron
una chCteay que sirvió de capilla para ^ecir viúr
sa, 'pcHf cuyo motivó llamaron á1 * pueblo ; el
Asiento de la iglesia; Rui Dias lib. 2^ cap. 15
y vLoEano lib. 2, cap. 15 /suponed que en di-
cba capilla se juntaban los indios á oir la' doc*
trína de. lea rey giosos > pero cómo Trejo ñd lle-
vaba ninguno que supiese el guaramVdebetños
sopoiieír que tal enseñanza fue cínfcuehia añds
paBléric»f en otracáípillái*'ñío pudiéndó d^raír
oc^ifies la primera. Se embarcaron tos espat-
ñoltt ¿tt canoas y balsas^ y bajando pdt" él cita-
do* río Hubaiy se detuvieron mucho cotí los
giiafaii& llamados Aguaras que íes gustaron ; y
aun meditaron- establecerse entre 'ellos/ fói^-
mafidauíí pueblo que los disculpaseí de 'haber
abandoniEido- el de san Francisco. Consultó él
pensamiento Trejó á Irala^ y este naturalmente
le contestaría no ser necesarío alÜ tal pueblos
pues ya existía en el Guaira la villa de'Ohtivé-
-* 144 —
ros. Vista ta contestación se dirigió Trejo CMi
los Jemas ;í la Ásunciop donde (rala recibió
con agrado á todost poniendo presp á Tl^jo* por
haber abandonado tan Uvianamente á aqn Fran-
cisco ñindado según la contrata de Sarabría,
tan. conveniente y preciso para contener los
progresos de los portugueses y para tener co-
municacipn con España por la costa del Brasil.
Jjozano 'úná. dice qne Trejo estuvo preso \^laL
que el rey mandó darle libertad. .
9B. Por lo que hace á Salazar y loa de su
bando dije nüm. 96, que se babiaa detenido, en
^ Vicente casi dos años. En este tiempo se
G9j»ó Rui Díaz Melgarejo, que estaba aV^ d«9de
que, le dejamos en el núm. 90 con Elvba bija
del f:apítan Becerra, Se imió Melgarejo y los
portugueses hermanos Sipion y Vicente Qoes á
Salazar y su g^ntOi y marcharon por tierm has-
ta encontrar el Pfuran^ hacia donde lé entra el
rio Ygpazü bajo del salto grande. Alli a»., epip
barcaron ea balsas y canoas facilitada» por los
indios; y siguiendo las aguas del Parap4: hasta
subir por el rio Paraguay, llegaron á J4.A3UI1-
cion á principios de 1555 casi i4 misaiio (ieiiipo
que Trejo. Lozano ibid. dice que Salazar fue
desde san Vicente á embarcarse en el, J^ñembí
y le hace seguir diferente derrota que Buí Diaz
á quien he copiado por parecerme mas conocií-'
dor del país. Lo cierto es que Salazar v su co-
ttithfáP Uetama siete vacas y un toro que fué el
ptiiner gaaido vacunó' que se vKS en el Para-
fgüoif frió 4&h fhLüaíy y que irala recibió á to^'
éri^ con las' mayores débiostráícibñesí de amistad^
élvidaddogenerosamente lasdiferencias pasadas;
•'^ 99/ 'iPéniadispueítfo Irala qde cíuaiídó enlrá^
9en«inbai«cachméB del mar por la boc^a deil rió (£d^
1* Whtai\ó¿ ítíAio» gdaraúfe de'flpcttribérá htciéSetf
tannatredas^ y ipie estas s(eftteséi¥ repitiendo rib^
arriba llanta^ la Asbnbiom Por veste telégráfo^ sieC
aupó ' ía H6gada< de- barcos? de Europa' y y algún*
tiempo ^cfspiiés uda canoa' dé aígaces 'avi^á que*
dos' (fe cellos estaban en* lá Angostura; ' Aunquo
Irbla ebtabá ausente» s^ despachó á algunos es*'
pafidfes para' saber qtíebavdos eranv • y los- <iiiv
eontraron en la fronteras VWniá ed ellos' ^'M^'
ligiosor feandsco» ' Fr. 'Pedro' de Latof^e 'ó Fr.*
Bedró f^ernaridez tde lá Torre por oVispo del rio'
dfiJH Plata, pufclsiambos apellidos le dá* Rui'EKar:
9aiiq(ie ^moti en sn historia! de la provincia^
dél'nueVo reino iibr/2j cap. 7, citado por Loza-'
no-üb.* 3, capJ 1| léhaee équívbcadamenté fran
lé dommtc0>vy! te^Bama Ttimás/ Ent^^ la'
Ásuncii^ncélfséñorobisj^ con alegría y aplauso^
galfersÁ^la Víspera:! del domingo' de R&mc^ dSel
año 1555. Ta antes el 1 de julio de 1547, ha-
bía nottixrado'iel papa Pa[blo?Ittpara obispo del
rio die^larPlatá á'JlianiBirriois el. cual' aunque
no lD¿*á 8it obispado,^ ele3r& á cátedráf la iglesia;
Tomo ii- ' i O
\
— 146 —
de la Asunción el 10 de enero de 1548^ dotán-f
dola con cinco dignidades, diez canongias, seis
raciones , seis medias raciones y otros sobalteiy
Q0S| según he leído en lá misma ereccionu Pe-
ro como DO habia rentas, y el rey se obligó á
alimentar los prebendados, se redujeron estos
al déan, arcediano, chantre, tesorero, dos ca-
nónigos' y un racionero. Habia dado el rey al
obispo Torre < una ayuda de costa paiá habili-
taraé^ y mas de cuatro mil ducados para oma-
menfcost libros, campanas y demás neeesarb al
culto. Llevó su ilttstrísima cuatro clérigos, j coar
tra diáóonos y de órdeiies menores^ y eneAntró
alli á los clérigos Gabriel Lezcano, el padra Mi-
vanda, Francisco González Panlagua , Pedro
F<»nseca,'el bachiller Martinez, Hernando Car*
rillo, Antonio Escalera, el padre Martínez , ' el
licenciado Francisco Andrada , Martin Alnaien«
sa y uno 6 dos mas; sin contar á los padres fran^
ciscanos Bernardo Armíenta y Alonso Lebrón,
ni al mercenario Salazar con otro, ni al geróni-
mo Herrezuélo. Llevó también el señor obkpo
bulas dé indulgencia para las %lesias principal-
mente para la hermita de^ santa Lutía, que e&-
taba en lo que es hoy rancheria de santo Do-
mmgo. * .
100. La ará»akkk«^é condujo al seSorobis-'
po fué al mando de Afahin Orné, el :ique Ilei^ó
preso á Alvar :Nun^, f se'tmnponia dé trei^
— I4T —
embarcaciones; de las cuales había quedado una*
en san Gabriel , esperando piídos. Noticioso
Irala del arribo del señor obispo^ se dejó coiw>
tar madera para construir una embarcación, y
se fué luego á la Asunción, donde besó la ma-
no á su ilustri[s¡ma llorando de gozOé Barco can-^^
to 6 dice, que en este lance disimuló el se&or
i^uipOy pero es evidente que fue este miedo sin
fundamento. Le entregó Orué el real nombra-
miento de gobernador del rio de la Plata > y al
momento tomó posesión de este empleo con sin-
gulares demosúracíones de gusto y aprobación
universal; porque le amaban infinito. Pocos dias
después llegó del Brasil por tierra su sobrino
Esteban Yergara con el duplicado del citado
nombramiento^ y algunas reales órdenes. En '
cumplimiento -de ellas después de declarar pk>r su
teniente general á Gonzalo de Mendoza, nom*
bró alcaldes á Juan de Salazar y FránoísGO Or-
tiz de Yei^ra y por alguacil mayor á Alonso
Riquelme. Proveyó al mismo tiempo las plazas
de regidor vacantes y las de alcaldes de laher*
mandad. Estableció dos escuelas públicas de ni-
ños: emprendió la obra de las casas de ayunta*
miento y de una iglesia para catedral: arregló
con prudencia toda la policía y aun contribuyó
'Con sus luces á que el señor obispo diese con
aderto sus disposiciones espirituales.
101. Entretanto despachó á su yerno Pe-
— 148 — .
dra Segura pon uq bengautín para que llevase
á san Gabriel los pliegos, y á los capitanas fiar?
da Rodríguez y Diego Barba que debían regra*
sar á España aquel de orden del rey, y este da
su gran maestre., pues era Sanjuanista. Luis Sa^p.
lazar y Castro citado pdr Lozano lib. 3, cap. 9 .
supone, que Barba fué general en estaeonqnisii
ta y fundador de la oiudad de la Concepcioii|
pero uno y otro es equivocación. Entregó . Se^
(tura los pliegos para la corte y dichos pasagé«i
ros á la embarcación que le esperaba en nm
Gabriel» y en cambio recibió el armamentó^y
algunos soldados que enviaba el rey, entre, esn
tos Gerónimo Acosta el que habia ¡do con Ál-«
var Nttoez y volvia con. dos bijas; de las coaJiea
casó una con Felipa de Cáceres; fio segaida.na-*
vegó la embarcación para España» y. regresó: la^
otra á la Asuncbn: repartió Irala el armaose»»^
to y municionesi a los saldados p que las necesi*^
taban» cargindoselaa á precios equitativos. RwL
JDiaz lib. 2, cap» 2^ supone que en esta ocasión
filé Jaime Besquin á. España; que volvia desr»
pues y no pudo llegar al rio de la Plata» hou^i
no ibid. le copia y añadet que volvia pana nwusn
dar después de morir Irala. Pero amboa mHOh
res se equivocan , porque Besquin se mardtt&
qou; Alvar Nuñez, y fué electo gobema<tpranftea
que Sanabcia según, vimos núm. 94 sin vdiMK
jamás al Paraguay.
— I4f —
102. ' Una de las ñálés oé<iaIÍM ordenaba i
Iralá qae répartíesé los ioídim mí éüdomié^itlas,
y qóe con una Ordenanza árragloM; bi >MpoisM
tivaá obligaciones de los indios y dolob «nco^
mendaderoSi. Ta antes habia repatticJo^en ^nüó^
miéndas los ¡«dios de lo& poebloft dv Tti y Ta^
guarbn» Acaáí, Tobapí., Mongola» 4f Areguá%i
Altos> Tois, Tobatí. Átiró, Tp»é / i(}iiáram^
haré y Cande^ría:, Ybirapariy*, T^i^^<^ f M^*'
racaiB 3; otros. Disfratabán ka es^pafiol<Mt osiaf
encomendase y no tuvolrala ({tie hader repar*:
timientos éntoiices sino sanoioiiiir lag bnienao-Á
zas sobren las qne abora estaban repariidai^ y ar-
regladfs.' Por consiguienle eteó qné se eqqivcK
can Roí Días Kb^ 3 cap» 1 y Loráno lik Suap^
1 diciendo quo Irala despách¿ enalbo dipntft^
dos por twnbos: diferentéa; y que bsftMéndo^re*
^ gresado con , las lisias que doni^niaii TSMiCe y:
sieto nilr iiidioB capaces de temar hs imam?
Itieroo estos los (fm ae repaMi^rón en enco^
miendas. También se- ^qnivocan comprendien*^
^a eno^ éstft reocMioa&níeaitO' y tepávto á los ín-'
<iioé <fet Médbdja mí dTaraná {^qtfer Ira^^
lQ.iialleg6¿'SqetariiM.ni á i^edivÑrioa á'setwi
^^ridanbi^r Ainif qñeó^ «ufgeraii diciendo fiíe^*
mnm cnaiMMsienttiS'Iiía encomiendas; porque^
«enfo 4oiteoedenteft'pan eireer qn» no llegan:
enlMpoesídlUniitadiiw Uw indio» «I' ntfniei*^
qo» . suponen. Ningnn - papel bo' leidtf qM?
— ISO ^
apoye lo que dice Rai Díaz y co[Ma Lozano.
103. Afligido el corazón de Irala viéndose
precisado a premiar á tantos y tan beneméritos
conquistadores > sin poderles conferir encomienr
das, por haber pocos indios; luego* quis 11^^
Pedro Segura de san Gabriel, que seria. en Ju-
lia ¿agosto de 1555 despachó á Nufld de Cha-
ves á la provincia del Guaira, para precisar á loa
indios* de elk á formar pueblos permanentes
y sujetarlos á encomiendas con que premiar.,
á los beneméritos que no las tenían. En esto
llevó Irala también la mira de posesionarse de.
áquelk provincia, previniendo á los portugués
ses que á toda priesa avanzaban há¿ia aquella
parte : y como et Guaira compr^idia el gran-
de espacio que hay entre los ríos caudalosos
Tiete é Ignastú desde, el Paraná, donde desaguan
hasta la mar, pensaba establecer por allí una^
comunicación con España. Salió pues Chaves
en setiembre dé 1555 con una compañia de es-
pañoles y algunos indios ausiliarés , y redujo sin
dificultad a los guaranís de la costa del Paraná,
que le franquearon sná canoas para introducirse
por el caudaloso. Parapané » el cual viniendo,
del Oriente vierte en el Paraná algunas leguas
sobre su salto grande. A^dujo á loa numerosos:
guaranís de sus riberas hasta llegar á internarse
por el caudaloso Tibahiba que. entra pw la de-,
rechaó por el Mediodía en dicho Parapané , y
— . 151 —
ttene bastantes arrecifes y saltos; BrisacuMo so^.
metió siir tropiezo á raaehos gaarabiii # les énü^e^
gó cartas para qae les sirviesen de salvaguardia;
por>siliegaba¿ los' pdrtaga^ses/hadendo' cods<^
tar por ellaá ser vasallos de &paDa^ Sin dejarr
sa navegaciÓQy se introdujo, por otro^ rio hastái
que despidiendo las canoas -y metiéndose^pón
unos pinares ó curíis redñjo'otros indioá géara;^
nísr; dejándola iguales^ telva^nardias. Desde alR
deténainó retirarse por donde no hábia estado
y M SQ %ráfi$ito 'fue afc^eádó^por los gqaitiiDiir
llaniadbs peabiyAaí incitados prindpahneáteípór
su médico ' Catiguará; Murierpii' en! él ataque
algunoi «pinoles y ausiliar^jóperóímucfaóimái
peabíyus » y Chaves ganó 'la>''rictoríaj'>De6f)Íiei*
atravesó bnós piámarés veoi^iendo^ ¿«Ibs^i'giiara^
oti «natgdnM 'encuetitmsf^ I logrón Kidte^íi^
anuque iilgniaoB-deí losrprinoqpsQery rde; todo^
los que .habla, encontrad^; ¡en-írsfi ^pedjctaip lo
noompafiasün^ iá la- cap^Ü ^ ilébd^ i InadavÍQS;ím«
cíbkSri^cariñosamehfe; De:'esfpSv!¡nliosi;(>fitodoft
guaraiiisi reducidos^ y /8i4B!b6i:poirf)Ghdves^ sé)
ibrmaroD los . Irace^ pnei^Ios' á^iá ft(mwBmííí^i
Gtoisá llaBÍados»LpretD9'spnI|^^ tor
vier». saii Jodé f Asun^iñíV saq) Ángel ^'^^axéÜM
tOBb-^i sao: Pabb» i wm^ TbBÍé9')¡^|M|^y€ou
oepoióa^ saD.*Fédré fi^mUMtáriii^. ^ r^!o'no[> o;:
. IftA.t lios pobladores d«í Jai villa; de^'finti'"
veros del Guaira qw^se oompdniafl,^e:ni¿idi¿<í
— {51 —
«artado» {>pr lndii> iñMd^i qMe M» wí;^ dw
páHo. cgt laj ^spbdicMK di9 balíi'W- aiipjiiolAci»
jBfoik <|iie ixir awuln' ^oifweftcridw Mliel-Mfw^
fadd.eoíQoíniQídM
é3ii»tariiai»ott)9f4di:94inrioi^d«l rtr^4 }' Hafié
»t^.:l^'dooéecil^]^ abiftidb
t5^:á Fedflb StegoriRi kámi oínciiefita res^iAoIet
é indíofc aiDBÍUaKfa ^paifür ífíñ apaBdgñsftná i rlóa
de Qttíúietxái yj mcc^iesief alguna: ^^ ñiddban
deacaoiad63:eriti9Qil(i9Í^^ Uegó; Sejjpini: al
Bacanal éftfretftó-.del 1?^ villa : é : luaxKi liimanida i
qué era k seftdufMíiKjqiiei k[)enTÍa^ caiioas
ed cpté >{ta9^r.> ípera'ie9¿»'de'eM0y(.idirikr^ faúi
lHC)m»>^faiiiii{itífiél€^ét:p^ sitanníbBpiinir.
ii»cdn9a»4A¡al)rigGrdet*tmfa' idaidirtadteiBrDrj£ra»
de «reabitt^detqtBiDJaitga icatoircUi&iDaftiégiías^
iin|a¡oíertxi : ^ Segbraui^(|p0;-vQli?¡0Ía:0¡Bi e»4
frab aK^^€Bi(an^/iq»Q6WBi(jpiórih^
ealitezaifnrídelpaL (|im(^fig^t^ ^!()ii]aí;aróap
etVD.'d ,i8g^éa:Nicplás(Q6Iman y j^^ l^oÉan
na derecha^ ji bid!ákbDer3Í|i]e «ilnéttaii ecfaoiónvy)
en idtraa ; pfeecedeíiMi odanífiebtóc! nnáho . irátor.
YiéndidiiSégtttá; ila,{fiiA4 rei^ iíé ííofj de^
— i55 —
jarle pasar el l^araná , intentó hacerlo de no-
che cóiK^uigadás ; pero apenas habia embarca-
do su gente le acometieron machas canoas ti-
rándole flechas y arcabuzazos y y obligándole á
desembarcar y á retirarse á la Asunción.
105é Irala, aunque resentido contra los de
Ontiveros , no dejó de conocer su razón y es-
eogitó un medio de contentarlos^ sin dejar de
llevar adelante sus miras de proveer de enco-
miendas, á los que no las tenían en la Asun-
ción 9 de contener á los portugueses , y de en-
tablar por el Guaira comunicación hasta algún
puerto de la costa del Brasil. Dispuso , pues, do
acuerdo con los de Ontiveros que Rui Diaz
Melgarejo con cien españoles de los que no te-
nían encomienda, pasasen al Guaira, y que
uniéndose á los de Ontiveros fundasen tina ciu-
. dad donde les acomodase , repartiéndose aque-^
Hos indios. En efecto marchó esta gente y paá6
ei Paraná con las canoas de Ontiveros, cuyos
habitantes de acuerdo con los de Melgarejo re-
solvieron abandonar su villa , y fundar juntos ¿
Ciudad Real á principios del año 1557 , como
tres leguas al Norte de Ontiveros en la con**
fluencia de los ríos Garaná y Pequirí repar-^
tíéndose aquellos indios en encomiendas. Rui
Diaz lib. 3 cap. 2 y su copiante Lozano libro
3 cap. 2 dicen que los indios que se repartie-
ron eran cuarenta mil familias , que la pobia*
Tomo ii. 20
— 154 —
cion floreció con abundancia de yino f vfStffiítf
cera y algodón» hasta que perecietrfliif |op ñ^
dios con las jomadas, salidas y try^jo onÜQ»^
no, y qne entoqces qnedó Ciudad Qiea) moy
diminqta y miserable. Añaden , que por ^ifar
bajo del trójMÍco era muy enfenniza de fiebres^
diarreas y modorras malignas. F^rp en tock>
me merece la misma fé que cvaiido treinta y
cinco años después mandando en Gindad Aeaft
el propio Rui Diaz , tomó gente de ella.| con h
que fundó la segunda Jerez, desde la coales*
qribió de ofiffo á la ásuncipn, qnebab^i. be^
cho esta fondadon por con(]||e|scender á lu^Mí>
licitudes é instancias de los de Civdadi Hea^
cuyos vecinos le convencieron de bab^ir |4r
tado á la verdad,, acusándole y pirolNií^qne
los habia violentado contra toda su vohfftedf
yo be leído estps pápele» origijnalQS. E||;efiap-
te nada tiene que ver el tr^pip^^ coa tftliM en)»
férmedades* ni estas se padeciap, np bubQ'VÍ-
nos, jomadas de indios, ni eran estos* ladif*-
dma parte de los, que diq^n.
106. Om el; mismo fin de proveer de 9k
comíendas á los queaoono lastenimir deter-
minó Irala fundar un pqeblo entre los javniyes
repartiéndoles estos indios y c<m. la; idea taun-^
bien de que sirviese de escafa ¿ la coiiimif^r
cion que deseaba entablar ppr el J^^iX^cqok las
provincias* de Chiquitos y s^anta Crap^f Cof^ó
— 18* —
ésta éiápteSá á s\i ainígo Noflo de Chaves dan-
ÜAe doscientos' veinte españoles, muchos indios
áVibiliflres, embarcaciones etc.» despachándolos
iñüeá dé t556 ó principios de 1557 caándo
í'Ids qtté fóérD¿ á fimdár la Ciudad Real, parte
éJ&U^áitiátfósr y ét resto por tierra, con orden de
JttoíÉEifsé en ra ptovmcia de ItSati ó de Tpane>
fonfo' lo' hicíéiy>h en él puerto dé san Fernando
ábhék los dejaré para arriba)* á los sacesos de
■ »jj .JJ -
MH^' ditr i^Má, r le ¿úéeáé en él
WSmáñm'ákrtiHaá^ tJmáméM» dé MUSadá-
fltfa Aspédlélónes de finílle'de ChaTc»
#Ée ■» hUtmé ittdépéndleii«e del PA-
vañay. Maere: Cánsalo de MeBdo-
Wl» J ^ elegldn don FranelMMi^ de
•rna de vergara, 4 «alen eonnrnia
delndleü.
r ,
1V7/ Luego que lí^'la hubo despachado
á*4ÉKivte,'fi]é á ver el éstadü de un corte de
ttkdgraií <|tté sé hiidát éni un pueblo dé indita
btífr el objétb dc$ con^tkiir una capilla para el
di^íib de lá catedral; Allí le sobre vmó una
dHéíttiáMilá ' que lé quitó la gátíá dé comer, dé-
iiflHftMólé níuéhó y' terminando en una diarrea
f¡íh' Vi aé'abó dé' postrar! Se hizo conducir eñ
— ifí6 —
UDa hamaca á la Asunción , donde creciendo
los males murió siete dias después á principios
de 1557 con todos los sacramentos ausiliadodel
señor obispo^ rodeado de todos los eclesiásticos^
á los 70 años de edad según deduzco de que
Schimidels cap. 43 dice que tenia cerca de- 60
el de 154'6. Su muerte fue muy llorada y sen-
tida de todos asi españoles como mdios. £n su
sapo juicio y salud el 14 de marzo de 1556 La-
bia hecho su testamento nombrando albaoeas
á los capitanes Nuflo de Chaves y Juan Ortega,
y en tercer lugar á Esteban Yei^gara^sa sobrino.
Declara en él que dejaba tres hijosit J)i«0O|
Antonio y y Martin, con seis hijas Gimberta»
Marina» Isabel, Úrsula, Ana y Maria^ Ta Ittbia
casado sus cuatro hijas primeras según d^ en
el núm. 89. Antonio y Marta habian iliud^to
ant^ del año de 1577 en que se casó Am con
^uan Fernandez. Ignoro el paradero de^^díog^
y Martin ; pero como en Ja lista de los que en
1580 poblaron á Buenos Aires se lea un Do-
mingo de Irala, presumo sea el Diego con el
nombre. equivocado. Uns^ familia pobre que lle-
va el nombre de Irala en e) Paraguay ,, es de
creer descienda de él. No he visto otra notj.c¡a
de los bienes que dejó , sino la razón tpmada
ante escribano por el alcalde Simón Jaqués ea
1574, y por la tasación que se hizo, ascendia el
total valor á 1432 varas de lienzo del país, re*-
guiada la vara en dos. reales de plata; porque
no había otra moiíeda.
1Q8« Como desde la áuseociá de don Pfsdro.
de MwitioEa he hablado casi siempre de Irala
dirigido poF: tos testimonios mas originales y
aiité0t¡cos#soloi me restan algunas considera-
cionea. Cualquiera ^e se considere en las cir^
cunstsmcias en vone se: vio/ Irala^ invendrá en
qae aQ pudohaqerfte Dadd.mejor.que lo que él
iiiaó; EjMre él y Hernán! Gortés y loa Vh9tro&
hvifO la grande diferencia , que estos rej^e^en-?
Ustfif^^f» papel en el teatro mas magnífico de)
mn)id9^5i lleno de lustre y esfdendor, é Irala en
«1 TOa0;p(dire y. obscuro.; Separando esto que
'ptaoidi^ de la casualidad , notaremos que si los
eonqnistadores de Mégico y el Perú hicieron
oeaaa maravillosas é inmortales , fue con mejo-
res proporeiones y medios y con soldados que
tíMWfmoa^ el mayor empeño en las empresas de
sus generales, incitados por los tesoros inmen-
sos del Inca y de Motezuma» Irala trabajó ^¡q
ausilios 9 en países incultos, con un mando pre->
cario y y con; soldados desnudos/ hambrientos,
disgustadísimos de su suerte y miserias, y que
I» tenían otro ^tímulo que la elocuencia y \^ri
bilidad de su gefe. Puede decirse de aquellos
qocf doraron para enriquecerse , y de Irala que*
Irabqjd solo, y con el fin de honrar á su patria
y de. estender la monarquía española. Tamb|ea
es d« notai* ^ae Ontév y Vaátrú «MMitinroii
sus tríonfos y trabajos casi <te ffi f^\péi tHUBa*
do Irala trabajó y pioleó'2i aÉo» «Íii-ce8#.« Si
miraaios é la esftecie dé eáéftiSgMr tfmhíÁértéí
di eierio que ki»m«gióiM»iM y ^MinKirjMÉ^
nüBtraidoii y namerúAoé; péti» cfáhAi tíd ijgjími
hÍMM 6 á k>aiMos>tt«» e8(!«dhiyálw'gftahAili«li»
foenas^«ltaianfy-4gor;4)iíée8 l»ttlteiHd'^
d«cir qw vautffipWiiléMft émsguíáué ip e im
eqtalwHuk á «it ^ú', teii^á>gtiakttiltt<»'kaMj
páyagUtyg^iáiiá f gaáiiafft^ de lóáfífW» véttiíid
Inda-. SI' 86 cJbMfk* lá éMédÜoki dé'liti éiéfDl)fíil(M
fáAt tel vto ño ({éédaí*» vtHfí^ léiilW j^ré'^'iKf
áiielidé á fe sKttHdoD d»'élÚ»/ Ift'^Tttmé
está én él céiittib'd^ Éaiitatll<^«j<Hiiéh{ikáié/ÍdAir^^
Chile, la india dHentttH' el ÁMba^ EÜíCi^iinsa
gioo y el Brasil te rddéfttt- de"niils^éi<£Ér/ iÜft»
déle eéta veilttijá< 4u& itádié'lé |^drdÍÍ9iiitiÉfi
y pdr lá oiial él> caiúétm dé'PdtdiK,'GM^
zaca y dtriiíd {JrdvidtíiSs' iétéñritftiesv tlletti^ ^
tátápór él río de Ik^ Plátá^; éádábdo" [idf é^ títuf
métfaléá y áim d^ lé'iÉfiMÁd'dé'CKilef Linas
poi' S0i4es más- feétt* é§tb <|^ é! düt^'^eltá' al
Gábó dé HbMbsr, Si m>\yt:á> eém^m M
idék de MIá ids^ qué' lé^ stíéed퀻&ilí>/ t>^ííiéieHá
boy España lá oésta' del' Btíiéll désd^ tifáH al
AdHe d^ Ut CáneñííéMic telíttá éP ffi^ffleélíd dé" Mili
galbfláefr cédifédd et'^nkefHb^ bá^y Par
giiáf , por cayé- «itf sd^é§fi4íÉJtílir dmtfáátai^té
Ia9 l^ffUfZfis y pcodnctqs de Ghiqnitos, Monos,
4^01^ Cni?; de k ^^vra y otras provincias an-
tmftre»* P<«««r¡9^P9 tao^bíen á Cuiaha y Ma-
t(«roAO. qi|0 at»u#io en oro, diam;wtes y mu-
cl^ ^K|^ {^^^r^ia pr^fUQSfiS; y qae competirían
0P9> V» tesQWi 4e 14iwi y Mágico, y ^»^ le
G^pit^ ai se n^ra la uIjíb. d^ tfi qo^iercio del
capíHilfl^ 15, al fin y si se i^exiona que antes
^einiM^lMS,^^^ CPnqivsVis de
ba^ ^¡í vnA^Q entero <le caroea s^l^das, nhOf
atjkaist, cpúy lan^ M» lo q^^ J[r^ aventaja á
lodoilos cpnqqis^is^es es ea» Kine i[^ujo y ci-
víImó, un país. I»árb9.r()¡ en. sumo g^ado f <Kctáp<f
d^B Wy^ 1^ in^ huipanas #^ jibias y ppÜtkas^
C^ipQ biien vjucc^ÍQi^ escrij^ t^n^ieo» <;oi]bo
$nnwjto(i; sw desinteve^ ae^^e en ]». t)EN»9cion d?
«w. lHeoea;.su poica. ambiciKHi y gioaAde íU«^
daden kaberneusado apodecarsedeU^emi^ y sa
pdi^y previw)Q en todaa bs espediciimes
aíMipre. felices. No se, le puede acusar de que
miARvimese. pasión en los. empleos y mandos
^ ooiifiríó> nirle fué posibloi denrainar menos
sapgQQ.paratranquilitaír tantas turbulencia»; cor
aaot sfi auftcitaron en su. tiempo, nt ewxmtfair
immQ uqigrsmde y generoso para peiyJovan d9
bnana . fiS á sus mortalea enemigos^. Apeswr de
tediólo diclv) AJvar Kunez le. acriounat
por qao pediendo, no le sacó de lii.prísío9:^ m
le repoK), en, el mando. Herrera también, (e
— 100 —
murmura y copiando á Alvar Nuñez y taoAien
los dicharachos que ep su tiempo esparcía en
la corte el escribano Pedro Hernández. Lozano
con su genio copia todo lo que encuentra cri-
minoso y aun lo aumenta sin reparar en me-
dios ni en contradicciones. Barco le dá mvh
ches elogios, acriminándole por la prisión de
AWar Nuñez y muerte de Abren; pero es autor
tan poco impuesto como Lozano en la geogra^
fia del pais y en los sucesos. Al contrario Sehi-
midels y Rui Diaz le alaban infinito con solo
hacer la relación de los acontecimientos; Me ba
movido á escribir este elogio lo heroico y ma-
ravilloso del carácter de este vizcaíno tan des-
graciado, como que se ignora hasta sn nombre
en su patria y aun en el pais que conqiniAó#
siéndolo también en no tener yo la elocuencia
de Solís para tomarme la licencia de escryínr so
historia transformada en novela.
.1 09. Nombró Irala por sucesor á m yerno
Gonzalo de Mendoza , y no á Francisco Ortiz
de Vergara como dice Barco canto 6, é inme-
diatamente se encargó del mando con giusto ge*
neral# porque era honrado y afable , y deseaba
continuar las ideas de su suegro. Con esta mira
despachó luego cartas á Melgarejo y Chaves
dándoles noticia de ser sucesor de Irala y oíre»
dendo auxiliarles en las empresas que eHaban
verificando en el Guaira y en los jaraies..
— 161 —
110. Vuelvo ahora á Chaves á quien en el
tiüm. 105, dejé. en el puerto de san Femando.
En él se reunieron los que iban por tierra, y
embarcándose todos, navegaron hasta descan-
sar algunos dias en la isla de los orejones. Rui
Diaz lib. 3v¿ap. 4 y Lozano que le copia lib. 3
cap. 2 dicen que Chaves encontró primero á
los guasarapós^ después á los '. guatos y mas al
Norte á Jos paiaguaSf píero se equivocan igno-
rando, la situación de tales indios. Añaden quei
por equivocackMOi se* metió en la laguna Aracai
ó Aracuái donde loi naturlEiles* le mataron quin»
ce* españoles y ochenta ' auxiliares él dia 1 de-
noviembre. Pero todb es falso; porque él Ara^,
cuaí es el rio Pilcomaio que entra en el del' Pa-
raguay defa l^as más abajo; di. pudo liaberi
esta equivocación entre gentes tan [urádtibas delí
río; tú los guatos de lá única lagunaique habia*
por allLerata. capaces de tales ácoinetimientosAttí;
pudó ser él dia quedicen^ pues enélcap. 5dtícei
eLn»smo Rui Diaz estaba Chaves en iesReye»
el 29 de junio del mismo año. Continuó Chaves!
internándose por. el rio Jaoru hasta itoxjoar tíet^
rá. én él piuerto llamado de los Perabazráes^ siA.
toado, en el distrito de los jaraies^ smidp «qnet
eLsitio donde debia fundar la dudad según la»
órdenes que llevaba de Irala. Pero antes 4e ve-
rificar'la fundación quiso reconocer el.pais y
sos indim; y con este objeto á fines de agosto
Tomo ii. Si
— ICÍ —
marclió y encontró el pueblo del cacique Pai'
suri que le recibió dé paz ; y seria gaalraní Be*
gun \o indica el nombre. Siguió basta los piie^
Mos que Rui Díaz líb. 3 cap. 4 y 5 llama Ja-
rama^s ó Saramacosis que perteuecian á la pro-
^ncia de los Chiquitea donde se detuvo para
Bacer provisión de maiz. Después te dirigió al
Poniente como hacia la provincia de los Moxos
racontrando algunos indios los cuales le dieron
noticia de baber por alli tniáas de oro. Luego
atravesando bosques muy cerrados eooobtró á
los indios trabasicoisis en ia provincia de los
Chiquitos. Rui Diaá ibid. supone que estos in-
dios tebian sus pueblos rodeados de fosos y pa-^
fitadaS) que usaban untsr sus flechas con yer-«
bas venenosas» que resistieron mucho á Cteives
ifaátándole á:mubhos, y mümado después por
él veneno Id españoles, 4*0 caballos» y 300 9U*
irtlbres. Yo Hada de esto creo viendo que los
kiifios n^' tenían medios páM cabáir fosos ni pa-^
n cortar tantas estacas y que ñó se conoceíi ta-
les veiáenas^ibi bübó átales bueñas, puesto que
en él Tapíttilo 4^ dice que l]¿v^^ Chaves de la
Asunción ' 220 españoles / y en ^ cap. 5 al fia
vemos que todos existían sin haber perecido uno
en' esta batalla tan supuesta <x>mo la que cótitd
antes con los guatos.
111. Hallábase Chaves entre bs trabasico*
w» de Chiquitos según dice Lptano^ eóaadó fe-
— 165 ^
<;¡bÍQ Isi noticia de h muerte de Irala y del Bopi-
l^rarníeQtQ del sucesor , que se h coni\nt}io6 f y
como no ^e i>oc|¡a consiclerar inferior en mérin
tQ^ m én talento, ni en servicios^^ se fesJAtió de
hí eleccioQ de Irala en Mendoza , y repugnaba
tener que obedecer á este. Pensó puea ^n no
fondar el pueblo que Irala le habia maiidado
en los jarales^ sino hacia los confines dtfl Perii
y trabajar con el virey de Lima para que le hi-
ciese independiente del Paraguay. Comunicó su
idea á los soldados, y algunos la aprobaron; p^
ro la mayor parte sostuvo el fundar en Icis Jar
raies ó regresar á la Asunción. Rui Hm Ub« 3,
cap. 5 y Lozano que le capia lib. 3, cap. % por
Den al pie de la letra el requerimiento que es-
tos soldados hicieron á Qhav0s con unas sesen-
ta firmas» y aiq embargo yo oreo que le formó
Rui Diaa; pcurque sobre m teñe? lecha habla de
los fosos, e^itaeadasi fl<^bas y agua» enveneiia*!
das; de comer los i^ios carne humana y <)e mú-r
chas muertiejs. de españoles que son todas tsosas
falsas según he dich^. Insistió Chacea en su i^a
y de resultas in^4 á9 eientei cincuenta soldados
<liHg^ por 06Q2W.lo 6asco^ volvieron á tomar
las. embarcaciones y llegaron feHxmente á la
Asunción. Los restant;^s que eran pooos masde
sesenta^ caminaron como al Occidente^ pasaron
el rio Guapai ,. y hallándose en los campos de
Guelgorigota, &e jsncontraron con Andrés Man^
— 164 —
SO, (pie por orden del marqués de Cañete tirey
del Perii habia ido á establecerse allí coil ana
compañia de españoles. Los dos capitanes dis-
putaron el derecho de poblar aquel pais , ron-
dándose Manso en la orden del Yirey# y Chaves
eo la posesión tomada por Ayolas é Irala, has-
ta que el regente de la audiencia de los Char-
cas señaló á cada uno su distrito. Chaves con
la idea de sustraerse del gobierno y dependen-
cia del Paraguay^ marchó á Lima dejando en
su lugar á Hernando Salazar casado con una
hermana de su muger. Este tuvo maña para ga-
nar la voluntad de los soldados de Manso^ que
no estaba muy distante, y para arrestarle y des»
pacharle preso á Lima. Chaves alegó aiute el
vhrey sus pretensiones , y consiguió al instan-
te que se formase un gobierno particular ó in-
dependíente en el pais que ocupaban sus sol-
dados» y que se hiciese gobernador de él al
hijo del virey don Francisco de Mendoza. Es-
te nombró por teniente suyo á Chaves^ que es-
taba casado con una paríenta suya, y le despa-
chó con algunos auxilios^ con los cuales y con
sus soldados fundó el año de 1560 una ciudad
en los IS^" i' de latitud, y 62« 23' de longitud
á la orilla de un arroyo^ donde aun se cono-
cen sus ruinas junto al pueblo de san José én
la provincia de los Chiquitos. La llamó santa
Cruz de la Sierra por haberse criado en santa
— 165 — ^
Cruz distante tres leguas de TrujíUo, y por la
situación en la falda de una sierra poco eleva-
da. Los indios del terreno llamados penoquis»
y todos los de la provincia, se repartieron en
encomiendas á loi^ españoles de la nueva ciu-
dad; pero solo existió allí hasta que en 1575,
siendo muy pobre, sin comercio ni minas, la
mitad de sus pobladores se fueron á fundar la
iri|Mra santa Cruz coa el nombre de san Loren-
mÚé la Barranca en los iV 4-9^ 44<< de lati-
Oíd y GS"" 42' 30'< de longitud. El resto de los
pobladores se dividió en dos trozos: el uno cons-
truyó una embarcación en la provincia de loei
Moxos, y navegando los ríos Mamore y Ma-
rafion salió á la mar y fué á España : el otro
fundó el pueblo de san Francisco de Alfaro,
donde hoy está el de san Javier de los Chiqui-
tos, repartiéndose en encomiendas los indios de
la eoraarea llamados qniemes, tonipuicas y sube-
recas; poco después se unieron estos españoles al
pueUo de san Lorenzo citado. Rui Diaz lib. 3,
cap. 2 y Lozano lib. 3 cap. 2 dicen que el nume-
ro de indios repartidos en la primera santa Cruz
de la ribera era de 60.000 y añade Lozano ca-
pítulo 3 que se revelaron matando á los españo«
les, porque los hacian trabajar mucho para enri-
quecerse. Pero todo es falso , porque no hubo
con mucho tantos indios, ni avaricia donde no
había metales^ lujo ni comercio, ni apostasia en
~ 166 —
los iodioa» pues aun no estaban catequizados.
112. Mientras Chaves se ocupaba en lo dU
cho, el gobernador del rio de la Plata castigó á
los agaces qqe se habían iosolentado después de
la muerte de Irala^ y no perdían ocasión de ro^
bar y matar. Para este castigo despachó á Gar*
cía Mosquera qon 300 espaqoles^ que atacaron
al pueblo de los agaces > ahuyentándolos^ n|a^|n-
4p y cautivando algunos que fueron Uqvmm
á, la Asunción donde acaeció la muerte del gSbf
bernador Gonzalo de Mendoza á príoieres. de
julio de 1558. Con este motivo se juntaron en
la iglesia los españolea» indusoa loa que no q«í*f
sieron seguir á Chayes que aoababan deUegar»
y eligieron por su gefb á FrauciscQ Oras de
Yergara natural de ovilla y yerno de \v^^ 4
quien el señor obispo dio despacho de gobema-^
dor y capitán general, mostrando nm rwd €0^
dula que le daba e^ta facultada Los alcaldes
Alonso Ángulo y Agustín Campos lo dieron U
posesión en ^ d^ ji)lio de 1558 , y todo» lo
recibieron con guate.
U3. Goíó el niWYQ gobíMNiadíQr mucho so-
siego en m provipQia, hasl» que PaWo y Nasta-^
rio hiJQs del i?aQÍq«e Curopirati» que habían
vuelto de lo» jaraies con I09 que no quisferon
seguir á Chave», (^onsígijuó anhlevMr á la m^yoi;
parte de los gniuranís contra, los españole»» lo-r
grande matar á algunpeqqe eogierott disperso?
— 167 —
en lá ciaaipáña^ Pi'ocüró lel gobernador cortar
la rebelión enviando algunos indios de confian-**
Éa cob propo»cloiieí conciliatorias^ mas vién^
do qiietiada adelantaba distó 500 españoles con
.irihm g».í.«i, , |»,«>rü. ^ amdií «.
dos cuerposw Dio el inando del uno á Felipe de
Cáceres con órdeü de encaminarse por Aregua
y por ios pueblos de la Cordillera > sin entrar él
con él otro, marchaiido por la de iTtáy Tagua-
ron, se le jutataria en las cercanías del Acaai.
LcB dos encontraron al paso It» pueblos desíer^
tos y porque tas mugeres y mucbaciios se ba«
bían ocultado en los bosques ^ mientras los guer-
reros obsertaban los pasos de los ei^ñoles.
l}&g& el gobernador á Carupegüá y Caceras al
Ibicui; y como les restaba solo dos jomadas
psirtí juntaras ^ détermiiiiárou 1m indios ibm^
bavazartos. Para esto ataéaron i un tiempo á
Cáéeres y al gobernador que si^ embargo ló^
graron juntarse en Acaai ^ rechazando á los in-
dios bien escármentadoSi Desde dH destacaban
partidaís á estrechar á los indios para preci>i>
áarles á salir de los bosques y á pedir la paz;
^ro el 3 de mayo de 1560 se f^esentaron en
cuatro divispolies. Vistas por el gobeniador man<>
dó á Pedro Segura y á Agustín Campos que
atacasen con SOO arcabuceros^ 80 fsaballps y
muchos ansiliares. Los arcabucera tomaron la
vanguardias á la que opusieron los indios doe de
— 168 —
sas divisiones, consenrando otra
una ladera , y destacándola cnarta por tina cai
nada á atacar al gobernador. Hicieron fuego
los arcabuces y luego acometió la caballería iOt
trodnciendo el desorden en los enemigos; pero
la división que tenian en la ladera renovó 4
ataque y lo sostuvo mucho , hasta que se viA
precisa da á dejar el campo á los eqpanolet ciH
bierto de cadáveres. Los que atacaron al .go*
bemador también fueron rechazados y fia . sA"
guida se trasladaron los españoles al rio Tagwi^
re • destacando á Adame Olabarríaga con den
españoles y algunos caballos á seguir á los lá^
dios. Estos le hicieron frente en el arroya, da
Correa que vierte eb el rio Álbuipei , logrando
matar al alférez Correa ; pero acudiendo á tiein^
po Alonso Riquelme con veinte caballos , dwr
rotaron al enemigo y le mataron mucha gente.'
Después se transfirió el gobernador al rioÁlbli«f
iapei^ de donde destacó cuatro compañías por di-
ferentes rumbos , que corrieron el pais hasta €A
rio Tabicuarii y reduciendo á los indios loa U»^
varón al gobernador,. y este á sus pud>los rttti^
rándose á la Asunción. Rui Diaz lib. 3 eap.^
y Lozano que le copia lib. 3 cap. 3 suponen que
salió esta espedicion el año de 1559 sin advera
tir que no pudo pasar el tiempo que suponen
hasta la batalla de Acaai. Tampoco eifJicm
bien la derrota de las tropas^ y equivocan los
— 169 —
notnbre9'd& los ríos y por que ignoran la geo-
grafía del pais. En fin segnn acostnmbran,
flbullao los enemigos y los muertos y renuevan
el coenta falso de las* flechas envenenadas.
- 1 1 4v También se rebelaron en la provincia
del Guaira los indios contra Ciudad Real, y Rut
Di&z Melgarejo que la mandaba la fortiBcó j
atrincheró' coni cortadorias en las calles dando
aviso ad gobernador. Este le envió 70 españolear
mandados por Aionso Riquelme ; los que pasa^^^
ron el Paraná en las canoas^qoe- les fkcilltó MeK
gaórejo , ■> y Itegaroñ á Ciudad Aeal. Luego salió
Riquelme de alii con cieq españoles y pocos
aosiliare&'i y recorriendo toda la provincia del
€hlfti^ ,' rediíjo ftoí indios á la obediencia , nro
sifl'IMieí algiAiasdiGcnltades: y después régre*
sídi^Ia AduAciOfnv
^'115. Hacia' tiempo que deseaba el gober-
nador atesar á la colote el estado de la provincia*
y se lo estorbaron las rebeliones dichas. Hallán-
dtte ya soregadas, dispuso la construt^xion de
mili caravela, y despachar en ella á su her«
dMBK)^* Rui 'Oiaz^ Melgarejo á solicitar de S. M.
qOb le eonflrttXáüe en el gobierúo y mandó que
li bai>iáií>dado los soldados* Ya estaba adelant»3a
hÉeml^áM^Giofi' cuándo envió al Guahrá'á Alen*
:90'RiqWlii)íe parbrétevar ¿ Mdlgarejo. Este coa-
{jii^mHia l^|ó áiá' Asunción el año dé 1563 y
t¿' éíUA¥f¡& de «ipresurar la construcción del bui^
Tono u. Si
— 170 —
que. Mientras tanto supo el gobernador qué 1m
indios trataban de nueva rebelión y que habiao
ya muchos abandonado sus pueblos. Para atajar
el mai alistó 250 españoles con bastantes caba-
llos y ausiliares guaranis y guiacurdsi y los divi-
dió en tres trozos. Despachó el uno al mando dé
Pedro Segura para que marchase por la actual
estancia de Añagati y por el pueblo de Acáai
ó Tabapí: el otro mandado por Rui Dias Mel-
garejo por los pueblos de Mongolas ó Aregoa
y de la Cordillera, y el tercero bajo sus órdenéft
por los de Ttá y Taguarón , y todos se juntaron
en el rio Taguarí. Desde alli salienm destacárt
mentos que tuvieron algunos choques con los
enemigos, y al fin los forzaron á volver á. wk
pueblos I retirándose los españoles á la Aann«
cion. Inmediatamente se echó al agua la carabela
y estando aparejada y lista , se quemó total-
mente, sin saberse quien fuese el autiAr del ia-
cendio. . ' * . .
1 16. Cuando el gobernador se retiró de su
última espédicion, llegó Nuflo de Chaves ide
santa Cruz de la Sierra en : busca de S|i mugor^
y familia que estaban enlaAsuncjon. Le acom-,
pañaban su cuñado Diego ^Mendoza y.Qtrós ^ y
estaba muy receloso sabiendo que él habii sido:
la causa de separarse santa Crpz del. ígobi^teo
del rio de la Plata* y que el gobemad&r Qlrtiz
de Yérgara había sentido mucho lá mnerte d«
— 171 —
Piego Abréa en que él tuvo la principal parte.
Para • poderse á cubierto de estos cargos que
sabíale harían, no omitió diligenciad fin de ha-
berse amigo del gobernador y principalmente
del señor obispo que en realidad era quien todo
lo mandaba. Ideó pues, y consiguió casar una
sobrina que tenia el señor ilustrísimo con su
cuñado que era viudo. Se olvidó todo lo pasado
con este eolace y con persuadir al obispo y al
gobernador que yendo personalmente con él á
santa €ruz y de alli á Chuquizaca, seria fácil que
aquella real audiencia conGrmase al gobernador
«D el gobierno. Este pensamiento fué adoptado
por mucbos y principalmente por el goberna-
dor y el obispo quienes en poco tiempo alista-
ron mas de trescientos españoles» entre ellos el
gobemadory el obispo, siete clérigos y frailes,
Felipe de Cáceres, Pedro Dorantes, Pedro Se-
gura con su muger y su hijo Cristoval Saave-
dra , Rui Gómez Maldonado y otros , y ade-
mas muchos indios de las encomiendas de los
referidos españoles y de las de Chaves y de su
Senté. De modo que aunque no habia objeto
e guerra, apenas se habia visto hasta entonces
espedicíon tan numerosa , como si se llevase h
idea de abandonar al Paraguay. Se dejó man-
dando en la Asunción á Juan Ortega, y en el
Giiáirá á Alonso Riquelme, salió la eispedicion
' fl fino de 1564 parte embarcada y el resto por
tierra dirigido todo por Chayes. ,^te que 4et;
seaba aumentar la gente en su pvovinpifi , ímt^
habilidad de hacer que le siguieran j|I paaQjQik
chos indios de Atirá , Ipané y Guarambafé «y
otros de los que aun no estaban /reducidaB por
los 22 grados de latitud. Llegaron á juqttvse
lodos enfrente de la laguna de los guatos y np
en la tierra de los guasarapós ni enfrente del
rio Aracaaiy como di^e Rui Diaz lib. 3 ciip.:H.^
AHÍ pasaron el rio Paraguay y entraron 411 h
jurisdicción y gobierno ^e Chaves que ¡QqhHi
Jas provincias de Chiquitos^ Moxosy MatogpiAr
«os. Chaves como mas práctico tomó la vm*
guardia dirigiendo á los suyos, y la división dc^
gobernador , que por evitar confusión le segm
con separación ; se encontraban pocos vivent
y padeció mucha necesidad de ellos. Esto y fl
baber sacado los indios del gobierno del Parih
•guay, disgustó mucho á los que iban con «1
^bemador, y mas cuando, vieron que Chama
4:on didios indios fundó un pueblo treinta legam
antes de llegar á santa Cruz, Uamándde Ilali»
por haber estraido los pobladores de la pMfíii^
4ua .de este nombre. Finalmente todos Ueganm
A santa Cruz; á la sazón se padecia bastante es-
casez de víveres.
117. La causa fué haberse rebelado los Ni-
dios reducidos y esicomendados en el pak, y
también los occidentales al rio ^Grande ó gna-
— 175 —
pas ios cuales confederados ooQ los cháciguanás
tema icortada la comunicacioa con el PenL
Sa}í¿ mmédiataincnte Chaves :con 50 españoles
^»¡giial«¡iíieroide ausilíares sosegando sÍB:niar
jor di6enltad á los indios ofértales del Gua«
pai, pero los occidentales y chariguanás le die-
ron grandes batallas en que logró derrotarlos ,
dbriendo la oosianícaeion , y dando parte «db
sus victorias á Lqpe Oarcia de Castro géberna-
doir dp las provincias del Pjscd. Mientras tatito
el j9t>Qrii^dor y el ebísjK) esJt^ impacieiite^
4^jvai!€har a Cbuquisiaoa ; pei>o Heraand»
Salaaar tanienta de Chaves en santa *Cruz ii#
se lo permitía ; ya fuese por no esponerlos es-
cando oerrada la eofUKaicacion ó ya como qnie«
nnBiiiDiaz jlib.d cap. 11 yXiOtanoJib. 3cjsq[>. i
{KMT que así se lo habia mandado Chaves, .siend9
Jo primero mucho mas natural y cpeible. El gó^
ImMadar despachó un pliego á la audiencia de
Chancas ó Chuquizaea contándola su situación
y. ludiendo permiso para presentarse en eUa; y
babiéndc^ sido acordado , partió con solo 60
«paocdesj ya porque no le quisieroja seguir
ñas como es muy creíble, ó por que Sabaar n»
h permitió otra cosa como qutem Rui Diaa.
8e dirigió por los llanos de Manso# y torciendo
por la frontera de Tomina> siguiendo el camíoo
de Cosco Toro: llegó con el señor johjspo y m
geitle i Ciinquisaca el ano de 1565 bahíando
— *7* —
tenido algunos encuentros con los chiríguaDM
que le mataron alguna gente y á un fraile mer-
cenario. Llevó este camino huyendo de Chaves,
según Rui Diaz, ó mas bien del peligro de los
indios como yo creo.
. »
Ma del g^bern^dor e#ii el oM^p^ &
.Chaqalsaea.: gestiones en aquella
andlenela sobre eonflrmaelon del
mando qne oMñvo don Joan Ortla
de'Zarate. Muerte violenta de. Cha-
creo j otros saeesos hasta la prisión
de CAeeres j su llegada 4 BsfiaAa.
' ' ■ - . . . ■ ■
*
118. Ánt^ de llegar el gobernador á Cho-
quizaca, Diego Pantoja y Juan Ortiz de Zarate
Tecinos de ella, intrigaban para quitarle el go-
biernO) y que se le diese á ellos> y no perdie-
ron tiempo ni diligencia para conseguir' sus ideas
logrando ganar á Cáceres y Dorantes y á Rui
Gómez Maldonado que acababan c|e llegar con
el gobernador; de modo que cuando este enta-
bló su solicitud para que la audiencia le con-
firmase en su mando, se presentó Maldonado
como procurador de la provincia del rio de la
Plata, haciendo multitud de cargos al goberna-
dor, siendo el mayor haber abandonado su prp-
"vincia. Contestó á esto que había sido con el fin
de solicitar socorros, pero le replicó Maldont-
— 175 —
do, que no podia esperarlo mejor ni tan co-
pioso como el que habia estraido con el ünico
objetó de solicitar la confirmación de )su man-
dd^ jcosaqúe pódia haber hecho por úDá répre-
seíitacíon. £1 gQbernádor y el señor obispo dis->
pú&iefoo también que Hernando de Vera y Guz-
man sobrino ; de Alvar Nuñez se querellase con-
tra Cáoerds y Dorantes; QQtí¡^Ql autores de la pri-
sbn . de ; su tio« Lia audiencia los arre&rtó ^ per
ro presentando, testimonio de la séptencia dada
en d; supremo consejo contra Alvar Nüñe^^^
les pufiíCn en libertad. La audiencia ^o-obstan-
te nad4 determinaba sobre [él asunto principal;
lo qué .<>cdsionQ que Cáceres con los prQt0n-
diehUes. al gobierno pasasen i ifima i y que re-i
pitodu^e^en los; cargos. boqjUraQr ti? do ;yek*g9.ril^
ante elgolíerjtiador g^ener^íl dpt Peri^^. el cu^l
qnitó.elgQbierno á dichoiO^tiz' maoc^^Qle fu^-^^
se á justificarse á 1^ tíóft^*^ ' \ >; ^ vS '« ;! /! :
119. Juan Ortí^ destrate hizo. I9 propues-
ta mas ventajosa enfre ^ : pretendientes en los
términos siguíentcis ;$^gun íGioosta de una cppja
dfj archivo de BuenOá-Aii^^yQue flfetaria cua^
tro aavios^ y c^ndjüi.ciria 5Q0 hbmbresi I09 200
labradores} y de: todos oQcios, y .los restantes
soldadons con , sus arma^ muii¡t;Í0nes^ sin gravan
men ni ausilio del erario. Que .introduciría: en
su goln^prno en tres años confiados d0sde:su ar^
ribot á él . Cuatro mil oabetas de gaqado vaquqo
— 178 —
y- ofrasr taÍDEtas de lanar^ con 500 yeguas y ca*<*
ballosi y* 500 cafaran qaé:todo lo tenia en sm
dehesas de Charcas yde Taríjái Que edíGcsffftt*
dos ciudad^' mas ; una entre Ghoqui^Oft y Mk»
Asunción neoesaríá para • ^¡recíptoco GOmerdiOj-
introducción dh \m ganados' y sújecidd: dé lew
indios; y la otra en lar entrada del itó dtf lia^
Plata; y que se le había* de ^MinfiMr el^ títiilb dtf
addantádo para^so^vída^y la de s« hereden» «ow'
bre lo descubierto^ y» qoe se-deüseóbriMd^^eftlaMí
provincias del' Paraguay , Paraná < y bust ¡eoibartf '
cas» con lo qiie comprendieran IbsígoftnieitaM!
dé don* Pedro de Mendoza y de Al^p Nofleau^
'■ l&O.. El gobernador del Perú ádnikió:i|Stlii
propuesta de Zarale; y le dio el títrfdidii'Mieil»
íántado ^ con condición de ir á ' España pbb' bí]
confirmación. fin^eféfctO el año de í^&íñtíés^^
Kó de Lima ' nonibMndo* antes poír sn 'cteflieifta^*
á Felipe de QceresV -y^ haUIÍtáttdoIé i^lti Vé^
gresaral l^rágnayl P&é Cacares ¿Ghoquil^a-
ca^,- se incorporó^ cbb 'eii señor obispo • y iofllqbb
qUiBterMí ' ácompafittirie^; ^ Y 'fo
ériíz deíá^Sierra!. GbíiíVárlos agasajó^ fs^Meñ^
cíoñ y buen -modo fnerodoausa de que se^^fkfei'*
d^sénatti lianchos délos qoe hab¡ai(^ ido-con^K
gobern^ory d obi6pi(y del Paraígu;ay'enfi^ ellblri
el 'soldado Müfioí que- entendía de nviúáis v y*
era muy ütil á 'Chaves" que se estaba áprbii^lááP!
do oara ' ir á beoeftdiiar las crue hisitíta} éd Gti^^
— 177 —
qoitos y Matogr<;)so. Ss^Ueron Cácere$ y el se»
ñor obispo com los es|;HiQoles y algunas muge-
res y niños é indios de servicio llevando gana-
do v«eiino y lanar de las dehesas de Zarate;
Chaves con una compañía salió escoltándolos
separad^ de ellos en buepa armonía. Asi llega*
roQ 9I pueblo de Tt^tí que dije ni^oi. 114 que
Chayes h^bia fiindado, y el encontrarlo sin gen-
te precisó á Chaves á separarse para ir buscan-
dpj reuniendo y tranquilizando á los itatines*
Andando en esto supo qup algunos estaban jun-
tos en un paraje y los encontró tranquilos; pe*
FO sentándose en una hamaca y quitándose la
jcel^a, le dio un indio por detras tan fuerte
l^f^tazo que le hizo saltar los sesos y caer
muerto. Sin detenerse los indios se echaron so*
bre I09 doce soldados con quienes se habia ade-
Isin^do y los mataron á todos menos á Alejo
el trompeta^ que montando pronto á caballo,
se escapó y dio parte del caso á Diego de Men-
doza que iba á buscar á Chaves con el resto de
los españoles. Si ests^ desgracia no hubiese su«
«cedido 9 es de creer que no solo habrían des«
cubierto y poseerian los españoles los minera-
les de oro, diamantes y otras piedras preciosas
que disfriitaii Ips portugueses en Matogroso y
Cuyidiáy sino también, que se habria conserva-
do abierta por el rio Paraguay la coumnicacion
del rio de la Plata con £spaña de las provio-
T0M6 II. '25
— 178 ^
cias de Cliiquítos, Moxos, santa Cruz y otrat
qae por falta do esta proporción han sido y se-
rán siempre pobres.
121. Deseando Mendoza vengar la nloérte
de Chaves buscó á los indios y acometiéndolos
de frente y por la espalda mató á muchos é hi-
zo ahorcar á los que cogió. Luego se le juntaron
algunos indios fieles , y marchó á donde habiaii
muerto á Chaves quemando su pueblo y inátíifi-^
áó á cuantos encontró: desde allí se fué á^ santa
Cruz cuyos vecinos le eligieron por su gober-
nador.
122. Cuando Chaves se separó de Cáceres^
e avisó que se encontrarían en un sitio deteMni^
ñado# donde Cáceres le esperó hasta qué Eidpo
su muerte. Entonces continuó hasta el rio Pa«
raguay, y haciendo flotar las embarcaciobies
que á la ida habían dejado anegadas > pasó á la
parte oriental en ellas toda su gente y. los ga«^
nados , despachándolas rio abajo mientras él
los seguia por la costa. Así marchaban con
precaución hasta que le avisaron sus batido*
res I que los guaranís que fueron después re-
ducidos en los pueblos de santa María de Fé
y Santiago^ le tenian tomado un paso resueU
tos á disputárselo. Se preparó Cáceres y se
preparó una batalla, que aunque dudosa .al-
gún tiempo, logró Cáceres ahuyentar muchos
indios y ahuyentar á los demás el 12 de noviem-
— 179 —
bre ^e 1568. G)Dtínuó hasta que fué bien reci-^
bído délos pueblos reducidos acia el rio Tpané;
y en el de Atirá encontró que le esperaban sus
embarcaciones , con los que pasó los ganados y
gente el rio Jejuí^ despachándolos por tierra
mientras él embarcado se dirigió á la Asunción
anunciando su arribo con un pliego anticipado*
Fué Gácerés bien recibido en la capital y tomó
al instante posesión de su empleo á principios del
año 1569, nombrando por su segundo á Martin
Suarez de Toledo y por alguacil mayor á Pedro
de Lapuente.
123. Mientras Cáceres volvia de santa Cruz
descubrieron los españoles de Ciudad-Real unas
piedras cristalinas con sus facetas como si estu-
viesen labradas , y las acopiaron en abundan-
cia porque las creyeron diamantes y querian ir-
se á venderlas á España. £1 comandante Ri-
quelme procuró quitarles de la cabeza tal idea>
pero incitados por Escalera llevaban el pensa-
miento adelante, y muchos tomaron el camino
del Brasil. Apenas habian salido llegó Melgare-
jo con 50 españoles enviados por Juan Ortega
comandante de la Asunción en virtud de aviso
anticipado que le dio Riquelme j y los alcanzó
en el camino volviéndolos á Ciudad-Real , don-
de quedó de comandante despachando á Riquel-
me á la capital. Este supo en el camino la dis-
posición del gobernador Ortiz de Yergara á la
— 180 —
llegada de Caceras y el obisfio: dé lo qué ié i
cómodo el provisor Paniagaa que faalña ido dad
Melgarejo y regresaba con Riquelme.
124. Ta se ha dicho qne Cáceres en Cha*
qoizaca y Lima había trabajado mucho paráde*
poner del gobierno á Ortiz de Yergara , y qae
el señor obispo habia tomado con igual empeño
el defenderle. La Asunción se dividió en doi
bandos el uno en favor de Cáceres y el otro ooft*
trarío. Viendo esto Cáceres y que no podia nie^
nos de ser su enemigo Melgarlo hermano déL
gobernador depuesto , le retiró del mando
viando en su lugar á Riquelme por gefe de
dad*Real con cincuenta españoles porque tSH
mia hubiese resistencia. Hizo que al mismo
tiempo saliese Adame Olabarriaga con cien -m*
pañoles á tranquilizar los indios de Tobatí que
habian tomado partido contra él^ sin esperar los
resultas alistó gentes y embarcaciones y navegó
rio abajo. Olabarriaga encontró a los indios en
un bañado cerca de su pueblo y los redujo re*
presando á la capital. En cuanto á Riquelme sí»
guió hasta el pueblo de Marcain desde donde e»>
cribió que iba a Melgarejo; pero este luego qne
supo que habia llegado Riquelme al Paraná, tuvo
maña de sonsacarle los soldados y llevarle áál
preso á Ciudad-Real, negándose abiertamente
á obed ecer á Cáceres.
125. Este á principios del570 hahiasaáidp
1Í0 idhfl^xofiifKéndo h órdte ^oe «n Lima le
]ii¿>¡ifrdad<>!Sii«aclelatttado detreoonocer antes t[ue
negase ^ de Esputa la mejer sitoackmpara bmr
4ar «liptKft>Io'eii ia boca del rio de la Piala.
fteolKiaoid Gáceres ambas costas y dejando al
pié de vtia erut en la isla de san ijrabríel naa
botella con las adverteBcias que creyó deber no-
ticiar á SQ gefe# regresó á la Asunción. Allí
WBtjpo la rebelión de Helgare|o en Ciudad-
Real ; y aunque quisiera castigarla ^ se lo estor»
barón los dos bandos que encontró; uno respe*
tándde como á ministro legítimo del rey y otro
tratando de prenderle. Todo era un desorden /y
Cáceres procesó y arrestó ásus principales ene*
■ugea» En este estado estaban las cosas cuando
Gáoeres se determinó á ir á esperar al adelan*
tadOy pue&era ya el tiempo en que debia llegaar,
para tranquilizar el pais con las fuerzas que tra-
gase de España unidas á las suyas. Con este ob-
jeto alistó 200 españoles con barcos correspon-
díenteSy y salió llevándose arrestado al provi-
Bor. JJegó á las islas de Martin García y de saii
Crabrícd de donde despachó á la de Florez y á
Maldonado un bergantinque regresó sin noticia
deiiarcos de España. Luego pasó á la costa de
BoenoB Aires y después de dejar en todas partea
fdudes y cartas para el adelantado cnando Jle-
-gssBy tomó la vuelta de la Asunción y llegó fé-
SadieDte.^RQÍz Díaz lib. 3 cap. ÍS dice que Cá-
ceres al regresar hizo guerra áíbego y sangre á
todos los indios qne encontró en las riberas 8ÍD
otro motivo que el de escitarlos para qne estor^
basen la entrada en el rio á la gente del adelaii*^
tado; pero esta es una calumnia moy clan é iiK
compatible con las cartas y conducta dcf Gáeé^
res, y aon muy contrarío á sus déseos y sítiia*
cion.
126. Los contraríos á Cáceres aproyechft-^
ron su ausencia para aumentar sus partidarios y
tenian las cosas prontas para prenderle , y ha*
biéndolo sabido Cáceres se puso 50 hombres de
guardia, y formó causa á algunos « y sentenció
á muerte á Pedro Esquivel. También publicó
bando prohibiendo las juntas de gentes en las
casas. Quitó el empleo á su teniente ó segunda
Martin Suarez de Toledo, porque se habí*
vuelto al partido contrarío. Padecia el pueblo
las mayores convulsiones ^f los de genio tran-
quilo se salieron á la campaña y vivian en sog
quintas. Francisco del Campo tuvo la habilidad
de reunir de noche sin que nadie lo supiera 140
hombres bien armados en una casa contigua á la
catedral; adonde fué Cáceres á oir misa el dia
siguiente, que era un lunes entrado ya el año de
1572 escoltado de su guardia. Entonces Campo
con su gente trató de prenderle, y Cáceres pmiién?-
dosé al frente de sus guardias se defendió á cudii-
lladas hasta que lo abandonó su gente
/
-* its«*
qw BOfióde fatf hcrídbHipe r0eÍM¿u
á» fe Ikrcaed ea óúudeíofmktímtmmm
€00 MM caMlcMi de fimofoi^
ÓBnsUyortmn (oijifidobf cmi mí
dbffeiiKHi MtftesioinK d utatwño
127* Guadúa DevaJMttáCáopTCsábprirá
áfe fina lljrtÍ0 Soaria d« Tcledo ^ ffi^^
ai jfiJfi6 del iiBaiDd<> m opoiia^
Siá»McdbrM» le ifiMío recibir 1^^ el canrto
, jr fpé tefe eo calidad de teoieMe |g^^
Jwo Oníx de Zántfe* JM ÍMUaie
tf ^^flMA^&^flbe.A^A? ^A^^^Vtf^^te^wAM.^W ^^^AwA^^lk^^K ^^^ft^h
y eoofirió fnencsedtt á mh jiwigoi^
Mfeie aool» fMir no aou> de 22 «le «clsbre
IS7S hediM» poc el ad^rbiiUdo cnuido IkgA»
Jl «MMO l«M«pii> Soanttx deToledio haciai c tt M
lMÍr MM caraireb pora llevar el preio á EiynMi
^ladffikttde Rui lüaz liel^rey>. EftcríbienMiá
|wa <|ve |MMefte á b Amoií^^
f le eoñaroifli «ooefter cmi tnwnia ioldar
dw^ Al íailMileftalió Uelgarejo de Ciudad ReJí
f«ii ie armfmió en el canino coiMÍdc^^
aunque habían reimmkiáCácerea, kabbaLpttw*
to en an lugar á.Snaret te calidad. db taiémtfc
de Zarate y no de aii hermano Ortki de Yeiguaa^
TÍéndoee claramente que ao ee hMia fe ^aiOMif
Tenía á la causa de su beroaaM. Sift.eoilMfgo^
Uegáá la Asunción y daíwte aua qni^ áSmiw
de Toledo ^ no quedó salHlecbo de eate ^ p«Ni :e)
señor obispo kis conipiw>4 E«lr0Mij«o lMK.4e
CSudad-Real no quisieron admiüi? ü "^(W^íAf/tn
que les envió Soareí» ,j sacando de .la lifSl^
Riquelme le recibieron por su gefe cam^ MHmh
do por Cáceres. : / ....
128. Por esle tiempo mandó :,Sfiairé&,.d<)
Toledo al Tizcaino Juan de Garai que.iwliitase
gente para fundar un pueblo áoia Sanüispiritus;
y estando pronta la caravéla se encargó l&s]^-
rejo de conducir en ella el preso i &paQa> y
salieron el L4 de abril de 1573 según be leído
en una declaración del. citado Garay que existe
en él archivo de santa Fé. Salió en compañia
de la caravéla uo bergantin con algunas canoas
al mando de Juan de Garáy que iba á au des*
tino con 80 españoles , parte embarcados y los
restantes .conduciendo algunas vacas , yeguas y
caballos por tierra. Guando llegaron al rio Pa«
rana, le pasaron en los buques los que iban por
tierra, y continuando estos por la costa orien-
tal se juntaron con las embarcaciones ea la
orilla de la laguna del Jarandi por los 30" 34^
^ 185 —
de latijLad llatnada por Rai Díaz lib. 3 capí 19
dé los Patos. Barco cauto 7 dice que fue en
wn O^bríel y Lozano líb. 3 cap. 6 qué en la
cosU^elJBrifiil, sin advertir que era ia)po9ÍbIe
Begádtm á tmoni á otro para^ los que iban por
tierra^con lAs ganados ni que Gatay se alejase
ianto de su destinó. AUi se despidieron contf*
ñnando la caravela hasta arribar á san Vicente
ea ia costa del Brasil para hacer víveres y ayn-
Al . Mientras se hacía este acopio, desembar?
carón i Gáceres y le pusieron en estrecha prí-
aion; pero los portugueses le favorecieron sa-
cándole secretamente de ella y ocultándole pero
deq^es'Io entregaron y lo volvieron á la pri-
sión. Determinó Melgarejo quedarse entre sus
aofígaos amigos con algunos de los suyos aban-
doáan^ á Gáceres que continuó libre hasta Es-
piia: se presentó al supremo consejo, logrando
qde se aprobase sn conducta y que se repro-
base la de sos contraríos.
• ' r
Tone H.
t4
— 188 —
liVauílacIeii de «anta Fé «le Ter«-
léruK, y de C'Ariloha del Tucnniant J
I disensiones entre Ivs pobladores JB9<J
I pedición salida de Ii^spañn en 1599
I varios sucesos con motivo de sn 11^
[ |;ada Huertc del adelantado y niaa
[ da cunio gobernador Interino do
[ Diego Ortix de Zarate y Alendletij
tuerto este le sneede Caray; atgñ
E'Ba» fundaciones entre ellas la na<l
\ va Jerez, la Trinidad y Bueno» i
res.
■ Í29. Despedido Garay de la carayela,
itilrodujo con sui buques y gentes por el hraé
del Paraná llamado de los quiloas por los {
ranis que lo habitaban pareciéndote bien un SÍQ
de la orilla occidental en los 31* 9' 20" de 1
titud observada, sentó su real por junio ó jd
d^ 1573 según inQero del tiempo que pudo t
dar en su viaje, y el que necesitó para hacer I
que hizo antes de encontrarse con Cabrera <
19 de setiembre. En seguida construyó con t
pias un fuertecillo de 150 varas en cuadro, qn
repartió en sitios para casas, llamándole ciudn
de santa Fé de la Vera Cruz , nombrando ;
caldos y regidores y dándole por patrono á sri
Gerónimo; pero se trasladó esta ciudad á dond
está el 20 de abril de 1651. Por rara casuafl|
dad sucedió que el mismo dia, mes y año fundí
Gerónimo Luis Cabrera la ciudad de Córdotó
— !87 —
del Tacataan entre los indios comeciiigones en
la latitad observada de 3 P 26' 14'' disiaoto
como 60 leguas de santa Fé ^ que le dieron el
misoñ) patrono. Rui Diaz lib. 3 cap. Í9 supone
esta fundación en 30 de setiembre; pero de sus
libros capitulares consta estar fundada Córdoba
ceséesL de tres meses antes. Mientras se liacian
las obñs en santa Fé, salió Garay con. el ber-
gantín j cuarenta españoles aguas abajo á to^
mar conocimiento de los indios de que {Kidria
disponer para repartirlos en encomiendas y si-
guió el brazo del Paraná que pasa por la actual
santa Fé y por Coronda, donde se detuvo algu-
nos dias con los timbus. Alli estaba cuando una
madrugaida se le presentaron en la orilla occi«
dental algunos españoles que le dijeron ser soU
dadps del citado Cabrera, el cual después de
fundar ¿ Córdoba se habia adelantado hasta . el*
Paraná» j tomadQ posesión de Santispiritus po^
niéndole el nombre de san Luis de Córdoba.
para ifae le sirviese de puerto por donde comu-
nicw. OOB España , y que le hsd>ia señalado: por
distoito las .costas é islas á distancia de veinte:
leguas arriba !y abajo, según consta del libra
capitular de Córdoba. Oido esto, escribió Qtn
nj i Cabrera alegando sua derechos :al pais^ y»
GÁrera se. le. presentó el 19 de setiembre de
1573 como consta del citado libro. Cada capi-
tán se esforzó en persuadir al otro cortesmenie
~ .488 ~
hablando el uno desde la orilla y el otro, desde
el barco en Coronda: mas todo lo que Cabrera
pudo conseguir fué » que Garay le diese la pa*
labra ambigua » de que úo se introduciría en
k» distritos cordobeses. Volvió Garay á sn
santa Fé donde repartió en encomiendas á los
guaraní» llamados calchaquis » tucagnés f cdas**
tines, oorondás , timbiis , caracaras, quiloasas^
formando de las primeras parcialidades el pueUo
de Calchaqui y del que todos se ban españolizadot
mas no se han consumido como pretende IiOiano
líb. 3 cap. 6 ni eran de diferentes lenguas sino
guaranis. Los que lastenian están hoyad el
Chaco como entonces.
130r Sabiéndose en Córdoba que Garay se»
giiia en su establecimiento , enviaron i Onofre
ó Nu6o Aguiiar á requerirle, haciéndole pre«
senté que aquellas partes pertenecían a Górdo^
ba por las razones insinuadas en el ndmero pN*
eedente; pero Garay contestó que hacia trena*
ta y ocho a&os que los conquistadores' del vio
de la Plata habim tomado posesioq de aquel
pai^ que él estaba poMando eob orden de so
legitimo superior y aprobación del ' rey. ifien*
tras se v^sntUaba esta cuestión, el cacique leín
con los guaran» repartidos en encomieiidas- so
rebelaron y pu^ron sitio i santa Fé ; pera^isú
Kendo Garay k» ahuyentó' á fine» de «néro^S
febrero dé 1574 y luego soiiciiaron la ptt iqne
M tai coDcbdió. Jliinediatainente llegó Yaman»
dií| GMÍque gaaraoj de las islai inferiores del
Flirakiá cún tres caooas llevando una carta del
adelantado, y leyéndola Aguilar quedó conven-
cido de qttiaaott F4 pertenecia al gobierno del
rio de la l^ta y m retiró á Córdoba, donde
desaprobaron su conducta , y el 4 de marzo de
1574 despacharon id alcalde yon regidor á re-
qnerir de nuevo á fiaray; tnas resistiéndose e^
It entablaron el pleito ante la audiencia de Chu-
quizaca que finalmente d6olaró contra los cor-
dobeses.
. 131. En el niiou 120 dije que Zarate
babia partido para España. Llegó á Panamá y
al ptierlo dd nombre de Dios, donde embarcan»
dose para Cartagena, lé apresó un corsario frán*
eéa y le Ipobó lo que lloYiaiba, menos míos tejos
de oro iqne. una esclava suya supo pcoltar^ Des*
pues pasó á España, y el IQ dejcdío dé 1569
confirmó el rey isu contrata, y le hizo merced
deihibito de la orden de: Santiago. Gfistó mu«>
cho tiempo en hacer las pruebas y en aprontar
snespodicion^que.se compuso de tresi roavios,
una cebn y un patache, con todo lo demás que
pedia BU contrata. Se embarcó también el comí*
•ario Fr. Juan YiUalta con otros 21: religiosos
feaaciscos, entre, ellos Fr. Alonso dé san fiqe->
naventura y el célebre: andaluz Fr. Luis Vola-
nos ordenados de evangdiOf el cual después de
— lOO-
baber trabajadd mas que nadie en la predica-
ción de los indios, compaso el catecismo en len-
gua guaraní, y esoribió el arte y diccionario de
este idioma que imprimieron después los padres
jesuitas. De Fr. Juan de san Bernardo, lego de
la misma orden que fué con ellos, cuentan mi-
lagros don Cosme Bueno en su catálogo de
los vireyes del Peni cap. misiones del Paraná y
Lozano líb. 3, cap. 6, llamándole Fr. Andrés.
Uno de los que fueron en esta espedicion, fue el
licenciado estreraeño don Martin del Barco Cen-
tenera autor de lá Argentina en verso.
132. Salió la armada de sanLucar bl 17
de octubre de t572 y sufrió un temporal, qne
no seria muy fuerte, pues habiendo arribado á
la isla Gomera en 25 dias, partió de ella al
tercero día, y tocó en la de Santiago del Cabo
verde» deteniéndose muy poco. Salió ala mar
y le sobrevinieron tales calmas acia allfn^qoei
se demoró mucho el viaje y fué precisa acor-,
tar las raciones, aumentándose la calamidad
con los muchos que enfermaban y morian; El
10 de marzo de 1573 se separó el patache que
arribó á san Vicente; proveyéndose de víveres
y dejando algunos enfermos, dio la vela lleván-
dose á Rui Diaz Melgarejo que se le unió con
otros que habían quedado álli. El resto de la
armada viendo el 21 de marzo la costa del
Brasil, la fue prolongando hasta que el 3 de
— 191 —
abril fondeó en una playa sin abrigo para ha-
cer aguada. Luego tomaron la derrota del rio
de k' Plata; pero un viento de travesia obligó
a tres btiques á tomar un puerto , y a la almi-
ranta á fondear en una bahía algo mas al Nor->
te. Esta compró víveres de los guaranís de lá
costa» y uno de ellos ofreció mostrarles la isla
de santa Catalina. Se embarcaron é incorpo-
rándose con los demás buquest fondearon todos
en el puerto llamado Irutní (boca chica) de di-
cha santa Catalina , á quien llamaron Corpus
Cristi por haber celebrado en él esta festividad
Juego que arribaron. Llegó la gente muy debili-
tada por tan lai^a navegación; en la travesia des-
de el cabo Yerde hasta santa Catalina habian
muerto trescientas peleonas de ambos sexos/
sqgon he leido en una carta de un soldado de
esta le^iedicion que se halla inserta en .el tes*:
tamenta de Gil y García archivado en el Para-
guay.
133. Proveyó el adelantado los víveres
que pudo de los guaranís de la isla y de Vían.
Viendo á su gente reparada con. ^ alin^ento y
la detención en tierra , navegó y entró en el
rio de lá Plata; fondeando en san Gabriel, pre-
cisamente encontró alli las advertencias que
Cieeres le dijto^ y según ellas pensó en fundar
la población á que le obligaba su contrata.
Para esto metió la gepte en tierra, y dispuso
que 96 príncipiafteii á haicer su» dtkoUB 6 caaM.
de paja al abrigo de na fuertecillo de estacas.'
Paaados algunos diaa aalíeron 40 etpafiolet á
reconocer el campo, y acometíéndcrfos los eliar«
roas de improviso , los mataron á todos , me«»
nos á dos que lleraron la noticia. Inmediata*
mente salió Pablo Santiago con dies 6 dooe^
Maittn Pinedo con cincuenta soldados y el caí*
pitan Cueyo con su compañía y se empeñó
nuevo combate en la lomita Uamada hoy real
dé satn Garios. Salió finalmente el mismo*ade<«>
kntado con mas gente logrando ahuyentar á
los charrúas^ mus no pudo evitar que ya le hu-
biesen muerto á dos capitanes Santiago y • Pi*
nodo con 80 hombres en este dia, según diee
k carta citada al fin del número precedente.
Basco canto 8 y siguientes cuenta lo sucedido,
á ¿árate en su navegación y en san Gabriel'
tan lleno de tormentas, hambres y crueldades
que se desacredita él mismo» mucho mas de
lo que quiere desacreditar á los que manda-»'
ban atrttHiyéndoles cosas increibles y Cabás; y
el genio de Lozano le copia y aun afiade mta«
chas veces.
134. Inmediatamente mandó el adcAadtado
embarcar lá gente y ló que babia en tf e rra
abandónátido las ch<NEas y el fuertecillo; y á la
mañana siguiente se presentó vestido á lá etpü-^
ik)la el cacique guaraní Tamandá ; le dijo , qne
babitabi en lás islas del Paraná ^ y que era
amigo de Juan de Garay y de los españoles
que sé habían establecido en santa Fé. Nó se
alegró poco el adelantado con esta noticia y al
instante le entregó la carta citada en el nume-
ro 129) en que noticiaba á Garay Sus mucho»
trabados y le pedia ausijios de YÍveres y gentei
incluyéndole .el ilombramiento de comandante
de santa Fé. Barco canto 11 j 12 y Lozano
qoe le copia lib. :3 cap» 7 suponen que Garay
sabia el ártibo del adelantado antes que le diese
su carta iTainandú \ y que este de acuerdo con
los chárnias no quiso entregar Ja respuesta de
Garay hasta que supo el mal éxito de la em«
presa del Tein : pero ni las distancias ni la dife«
renda de carácter entre tales indios sufren la*
les confederaciones que seguramente no creerá
el qoe los conozca. Como quiera de resultas de
la derrota desembarcó el adelantado su gente
eA la isla de san Gabriel y y los charrúas conve-
nidos con los chañas sus yecinos , que fueron
los que se dejaron ver en canoas ^ porque loa
charrúas no las tenian ^ destruyeron las chozas
y el fuertecíllo retirándose al interior ó al Uru-
guay según afirman dichos escritores; añadien-
do :haber dado esta noticia seis españoles esca-
pados de los .charrúas^. entre quienes quedaban
ireinta porque no matan á los cautivos en la
guerra. Pero no creo tal cosa; poirque ni los
Tomo ij. 25
ebarriias dí ningún indio silvestre dejade matar
en la guerra á todo varón adulto. A la sazón
llegó Melgarejo con el patache de san Vicente
con los víveres que había recogido alli y en otras
partes de la costa : el adelantado se fué á de-
sembarcar toda su gente en la isla de Martín
García resuelto á fundar en él una población.
Lozano, lib. 3 cap 6 dice arbitrariamente que
Melgarejo llegó por tierra , sin reparar en
la distancia ni en las dificultades. Desde Mar-
tin García despachó el adelantado á Melgarejo
con dos embarcaciones á buscar víveres en las
islas del Paraná; y en efecto adquirió bas-
tantes subiendo hasta el riacho Polastiné, en-
TÍándolos al adelantado con una de sus em-
barcaciones* Desde alli volvió atrás Melgarejo^
porque supo que ya estaba mas abajo Garay.
135. Este luego que Tamandü le entregó
la carta del adelantado citada en el humero pre-
cedente , contestó por el mismo portador ; alistó
treinta in&ntes y veinte caballos con balsas y
embarcaciones y los víveres que pudo com-
prando los que encontró hasta llegar á Santis-
píritus^ donde le alcanzó Melgarejo , á quien loa
entregó para que los llevase al adelantado. Este
daba principio en Martin García á la población
cuando Tamandü le entregó la respuesta de
Garay , que le llenó de consuelo , aumentándo-
selo Yamandü.con ofrecerle volver luego condiez
— 195 —
canoas cargadas de víveres , como lo cumplió.
Poco después un recio Sudeeste baró una em-
barcación en la misma isla y otra en la tierra
firme 9 haciendo conocer que alli no habia puer-
to seguro 9 por cuyo motivo determinó el ade-
lantado transferirse á donde le hubiese dentro
del rio Uruguay. £n esto llegó Melgarejo con
los TÍveres» y le mandó el adelantado que con
la gente necesaria navegase el Uruguay hasta
encontrar comodidad para una población y que
lá principiase ; de lo que dio aviso á Garay para
so gobierno. Este bajaba acopiando mas víveres
por las costas é islas y tuvo el gusto de que se
le reuniese un bergantin cargado de ellos y el
cud venia déla Asunción despachado por Mar*
tin Suarez de Toledo , en virtud de una carta
que le habia escrito desde santa Fé. Despachó
Craray este bergantin que llegó á Martin Garda
antes de salir Melgarejo de allí : continuó con
el mismo afán hasta que recibió aviso del ade-
lantado en cuya virtud se dirigió al Uruguay y
llegó á su orilla, para pasar á la costa opuesta
echó á nadar los caballos llevándolos del ronzal
desde las balsas y canoas y todos lo consiguió*
ron felizmente á pesar de la corriente , de las
olas y de la anchura.
136. Al dia siguiente navegaron las embar-
caciones por la orilla del rio , y Garay con los
caballos por tierra, pero descubriendo á los
íí
^ 496 —
charrúas y chañas , desembarcaroa veíüte ar^
cabuceros. Se puso Garay á la frente | los ataeó
y dispersó una y otra vez porque se rehicieron
y renovaron la acción matándoles mucha gente
sin mas pérdida que la muerte del caballa de
Garay. Descansaron los españoles el día sigolea»
te, y continuando encontraron á Melgarejo en
el rio de san Salvador ^ donde al instante prin-
cipiaron á construir casas de madera y barro
cubiertas de paja, en que depositaron los eqm^
pajes y se alojaron. Hecho esto pasó Melgarejo
á avisarlo á Martin García y sin perder tiempo
se embarcaron la gente y pertrechos muy con-
tentos de que Garay hubiese castigado á los
charrúas y chañas. Dejaron alli alguna gente
guardando una embarcación b arada y entraron
en el rio Uruguay , donde baró qna de sus em-^
barcaciones en un banco de arena* La alijaroá
y flotó sin lesión llegando después á san Salva-
dor. Lo primero que mandó el adelantado fué
que á toda la estension de su jurisdictón sé
diese el nombre de nueva Vizcaya porque era
vizcaino y que aquella principiada poblacícm
tuviese el de ciudad de san Salvador, de la cual
' nombró alcaldes , regidores etc. Nombró tam<<>
bien por su segundo ó teniente general de todas
aquellas provincias á Juan de Garay y lo despa«
chó á b Asunción ccm varias órdenes , mía de
ellas, lamas premurosa « que le enviasen víve^
~ 197 —
res y «ttilios. Barco canto 13 coebta poética y
eimfiífttinente los suoesbs de este numero y dos
pfieedebtes sin cionocer el país ni la situación
délas naciones^ trocándoles los nombres , y dan*
doseles guaranís á los chuarriias; y en fin sin
Terdad ni verosimilitud en varias cosas. Lozano
BU copiante añade y quita con la misma igno^
rancia del pais y de sus indios , sin olvidar á
veces su espíritu criminal.
137. Saltó inmediatamente Garay para su
destiño con Melgarejo » y cogió al paso á dos
indios chánás en una isla del Uruguay. Continuó
buscando víveres por las islas y riberas y cuan-
do ll<^ á lo6 timbüs ó mas arriba los despachó
asan Salvador con Melgarejo, subiendo él bas-
ta ki Asunción. Encontró Melgarejo a su arribo
que se babia quemado la casa del adelantado
con cnanto contenia, y que este habitaba una
embarcación. Poco después llegaron á la po-
blación los que habían quedado en Martin Gar-
da custodiando el buque barado que abando^»
naron por miedo; y esto disgustó tanto al ade^^
laiitado que puso preso al comandante temiendo
que los dianas quemasen la embarcador como
en efecto lo hideron. Aunque con frecuencia
Ifogfaban víveres á san Salvador, eran pocos;
poi<qtte los indios silvestres que los proveían
apenas cultivaban siso lo preciso para cada fa-
miHfe y Bó para vender ni almacenar las 200
— 198 —
fanegas que dice Barco canto 14 y Lozano sa
copiante. Fue pues preciso repartir las raciones
con tasa y medida ; y que cada poblador ed¡fi-<
case su choza y cuidase de sus menesteres; por
que no había alli indios para et servicio. Todas
estas cosas disgustaban á aquellas gentes qae
como todos los nuevos pobladores se ponían
de aventureros viciosos poco aplicados ^ mnr*
muradores , pedigüeños hasta de imposibles , y
en fln por lo general de lo peor del pais de
donde resultan. En efecto criticaban al adelan-
tado de todo cuanto dispon ia, y aun meditaban
a¡Nrisionarle y enviarlo á España formándole
proceso que justificase sus malos modos con las
gentes , su impericia y sus latrocinios. En estas
circunstancias llegó del Paraguay un socorro
de víveres y de indios que envió Garay con la
mayor presteza, y el adelantado resolvió ir á la
Asunción. Salió en efecto , sin que los indios
hasta santa Fé le sacaran víveres á vender»
porque no les habian quedado aun los precisos,
después de haber vendido muchos á los españo-
les. Antes de llegar á santa Fé salieron á cum«
plimentarle los españoles y los indios calcha-
quis , quíloasas etc.; y continuando • recibió va-
rios socorros de víveres enviados por Garay,
con los cuales llegó felizmente á la Asunción,
donde fué muy bien recibido.
138« Al instante despachó comestibles á
— 499 —
nn Salvador y á Garay para mandar en santa
Fé« dedicándose él á remediar los desórdenes
introducidos. Para esto el 22 de octubre de
1575 desaprobó por un bando todo lo practi-
cado cbnlra CácereSy el haberse apoderado del
mando Martin Suarez de Toledo , y todos los
empleos y mercedes que este había conferido.
Estas providencias disgustaron y perjudicaron
á machos . que comenzaron á murmurar , lle-
gando á términos que á pocos meses le dieron
veneno y murió ^ según lo dá claramente á en-
tender Barco canto 18 y según se refiere en
una relación de sus servicios fecha én Madrid
á 26 de noviembre de 1659 firmada por el li-
cenciado don Femando Giménez Paniagua y
presentada eñ el consejo de Indias por don
Francisco Sancho de Vera y Zarate Figueredo*^
Recibió los santos sacramentos , hizo su testa -
mentOy y murió con mucho ánimo. Nombró en
heredera universal á su única hija doña Juana
que estd)a en Chiquizaca ,' y por su sucesor
en el adejantazgo al que se casase con ella;
pero para mandar entre tanto nombró á su so-
brino don Diego Ortiz de Zái'ate y Mendieta,
dándole por coadjuntos a Martin Duré., Fueron
albaceas y tutores de dicha doña Juana dicho
Duré y Juan de Garay.
139. Fué recibido dicho Mendieta por go-
bernador interino ; y lo primero que hizo el 8^
^ ÍOO —
de febrero de 1576» fue confirmar á Garáy jen
el empleo de teniente general de aquellas pro-<
YÍncias que le había dado su tio , según he leído
en la declaración citada núm. 127. Era Mendle^
ta moaso de 20 años no cumplidos , y se hinchó
tanto con su empleo y que separó de sí á su
coadjunto Duré p ara maQdar solo. Era por con-
siguiente muy natural de qde los trbjos no gu&p
tasen de que los nund ase tin niño, y qoe los
que habían muerto á su tio murmurasen ile su
conducta, -que no pudo ser muy prudente y joi^
cíosa, pero no tan loca, violenta y desatinada
como la pintan Barco canto 19 y Lozano lib. 3
capítulo 9 .
1 40. Luego que supo Garay la muerte -del
adelantado y que le había nombrado tiitor de
su hij a • con poderes naturalmente de su com-
pañero Duré, sa lió para Chiquizaca coa la idea
de casar á doña Juana. No quiso pasar por
Córdoba porque aun estaba pendiente él pleito
de que hablé en d ndm. 129; y llegó felizmen-
te á su destino logrando vencer dicho pleito y
que la audiencia declarase pertenecer al rio ^c
la Plata la ciudad de santa Fé. Allí se presen-
taron varios pretendientes de doña Juina; pero
esta# con aprobación de su tutor se declaró á
favor del licenciado don Juan de Torres de
Yera y Aragoti ; natural de Estepa y oidor de
Chiquizaca. Ta estaba para verificarse d ma->
_ aoí —
Imnonio. cuando Garay recibió caria <le don
Francisco de Toledo yirey de Lima, mandán-
dole pasase á tratar con S. E. sobre el ca-
samiento de doña Juana, porque la quería ca-
sar con un amigo suyo. Pero como la muchacha
estaba muy decidida por el oidor, precipitó
la boda, para no dar lugar :í nuevos embarazos
y nombró e! novio por su teniente general á
Garay despachándole al Paraguay. Poco des-
pués de la salida de este, llegó orden del virey
para llevarle preso á Lima, y el presidente de
la audiencia despachó en seguimiento á un tal
Valero para ^ue detuviera á Garay. Se hallaba
este hacia Santiago de Cotaguita cuando supo
naturalmente por el novio que le seguia Vale-
ro y que este se le aproximaba con poca escol-
ta, pero lejos de temerle despachó algunos de
sus soldados que lo llevaron á su presencia, y
dejándolo allí siguió su viaje y llegó á santa Fé.
Luego que supo el virey del Perú que Garay
se habia escapado al Paraguay dirigió sus iras
contra los novios, mandando llevarlos presos
á Lima como se verificó.
141. Mientras Garay entendía en los asun-
tos referidos, Mendieta el gobernador interino
pasó á visitar á santa Fé donde tuvo palabras
muy piadas con Francisco Sierra. Este se re-
tiró á su casa, y enviándole á llamar Mendieta,
temió y se refugió á la ¡ylesía , de donde le sa-
ToHu II. ie.
~ sos •
carón j IleTaron preso. Coa esta novedad m
juntó mnclia gente en la plaza pidiendo la li-
bertad del preso, y fue menester dársela. En-
tonces poniéndose Sierra á la cabeza del molÍn
persiguió á Mendieta, y no paró basta qno
ante escribano lehizo renunciar su empleo. Pero '
ann no satisfccbos con esto le formaron causa j
y lo despacharon para España á donde no llegó
porque después de algunas aventuras le mata-
ron los indios de Albiazá.
l-i2. Pocos días después de haber salido I
preso Mendieta llegó Garay á santa Fé. y con-
tinuando hasta la Asunción fué recibido con |
gusto por teniente general del nuevo adelantado.
Luego dispuso despachar á Melgarejo, para qU9 I
como práctico del Guaira fundase una pobla- 1
cion en aquella provincia. En efecto salió Mel-I
garejo á fia del año 1576 según lo indican los J
sucesos precedentes, llevando cuarenta espa-
ñoles y bastantes indios de servicio: después!
de haber registrado el terreno fundó su pobla-^^
cion dos leguas distante de la costa oriental dell
Paraná , llamándola Villarica del Espíritu Sanlo,m
no por quealli hubiese indicios de metales, sinaa
por antojo. Al mismo tiempo los padres francis-
canos Fr. Alonso de san Bueriaveoiura y fray!
Luis Volaños coman la comarca de dicha Vi-p
llarica al Occidente del Paraná, y con los guaJ
ranís que doctrinaron so fundaron dos puebla
el año de 1580 que fueron asolaJos por loa
portugueses en 1632. El del P. Veíanos se lla-
mó Paaiiú y estaba en el pago de Ylaanguá a(
Norte del rio Amauíbai, en e! mismo camino por
donde los años posteriores iban á Jerez: el otro
pueblo del padre Alonso estaba al Oriente del
de \olaños antes de llegar al Paraná en la
orilla de lu laguna Curumiai. Estas fundaciones
hedías por disposición ile Garay constan de los
papeles del arcbívo de la Asunción; y también
que Villarica pasó poco después á CurahiOerá
junto al rio Huibaí distante 80 leguas de Ciudad
Real, y que rauy poco después se trasladó diez
leguas mas al Oriente y 30 del Paraná á donde
confluye ó se junta diebo Uuibai con el Curu-
bati. En la descripción particular de esta villa
&e hace mención de otros emplazamientos que
tuvo en !o sucesivo.
Ii3. Poco tiempo después de haber salido
Melgarejo á fundar la Villarica, un indio del
pueblo de Guaranibaré, y no del Paraná como
dicen Barco canto 20 y Lozano lib. 3 cap. 10,
tomó el nombre de Oberu (resplandeciente) y
BU hijo Guiraró (pájaro amargo) ambos embau-
caron á algunos indios, á quienes dieron nuevos
nombres, mandándoles olvidarlos que lenian
tomados de los españoles, y precisándolos a que
á ellos les obedeciesen. Cuasi la misma escena
M repitió el año de 161G tomando un indio del
— M4 —
mismo pueblo el nombre de Paitira, y lin|
dose lo que no era consiguió que dejasen
nombres espaüoles, y nialaron los perros, va-
cas y animales habidos de España y que le sj-
•guiesen á los bosques abandonando el pueblo.
INÍ una ni otra de estas invenciones tomaron
cuerpo , y se desvanecieron al inslaote. Garay
-que supo la primera, la despreció; pero la tomó
por pretcsto para formalizar la espedicion que
'deseaba para reconocerlos indios ñuaras y otros.
Alistó pues 130 españoles diciendo iba á cortar
líos progresos de Oberu y subió navegando el
■tío Paraguay hasta que entrando por el rio Je-
* juí bastante adentro, tomó tierra en la costa
I ndel Norle sin hacer caso de Oberu. De alii ca-
\ uninando por tierra encontró á los guaranís lla-
c amados curupaild con su cacique Yacaré y con
ellos fundó el pueblo de Jejuí repartiéndolo en
' (encomiendas. Estaban divididos en tres toldi
>ias y una de ellas vívia en la laguna tlamai
íhoy Blanca. Subsistió este pueblo hasta el ai
de 167(i Buque los portugueses llevaron á si
babitanlcs al Brasil.
Hl. Estos indios guiaron á Garay h¡
encontrar un rio que entra en el Paraná por su
costa Occidental en los 22° 33' 30" de latitud
dividido en tres br-izos. Su origen ó cabecerj
está en los campos de Jerez; es el mas caud;
/oso de los que entran cu el Paraná sobre
• en
i
salto grande por el Occidenle; y tiene los nom-
bres de Monici, Yaguarí é Ybinlteima. Es el
que en el tratado de límites de 1750 entre Es-
paña y Portugal señala por lindero , aunque sus
comisarios demarcadores no lo supieron en-
contrar y perjudicaron mucho á España. Pasó
Garay el rio Yaguarí é introduciéndose en los
campos de Jerez recogió de cuatro tolderias
unos 500 ñuaras , que llevó á las cercanías de'
pueblo de Ypané : con ellos fundó en la lati-
tud de 23" 13' 30" el pueblo de Perico guazú,
repartiendo sus indios en encomiendas á los
españoles que llevaba de la Asunción. En
1632 lo asolaron los portugueses. Esto se de-
duce de los papeles que hay antiguos en e! ar-
chivo de la Asunción. En los mismos se habla
«le una villa española fundada sobre el rio Jejuí,
llamada unas veces villa de Talavera, y otras
\illa de Jejuí. Yo creo que ambos nombres son
del mismo pueblo que lo fundó Garay al regre-
so de la espedicion á los ñuaras; por que nadie
tuvo mejor proporción que él entonces para
fundarla. Ignoro su situación precisa , aunque
fue sobre dicho rio Jejuí, y creo se despobló en
1650 cuando la atacaron los paiaguas matando
á siete españoles y quemando algunas casas.
Como quiera Garay al regreso volvió al rio Jejuf
y embarcando su gente llegó á la Asunción el
^B año de 1569. Barco canto 20 para adornar sn
poesia forja fortalezas, desafíos y batallas, qu«
copia y altera Lozano lib. 3 cap. 10; pero yo
no las creo.
145. Las noticias adquiridas por Garay eaJ
su jornada le determinaron á fundar un pueblQj
entre los ñuaras y lo encargó á Rui Diaz Mel
garejo, dándole 60 españoles y los demás ausM
Jios. Marchó esta gcntey en Í580 eiigió y sitiu
T fundó la ciudad de Santiago de Jerez en un
loma suave dominando al rio Alboretei que i
. caudaloso, entrando por la costa oriental en i
rio Paraguay bajo el paralelo de 19" 25' 20l
de latitud. Los ñuaras y los guasarapós qn
eran los indios mas cercanos, intentaron ioip
^^ir la fundación f mas no lo consiguieroo.
I sano lib. 3 cap. 10 dice que también se opal
raieron los guatos; pero si los conociera no lo d
. Llama guapis A los guasarapós y á 1
I bayas guanchas y guelús: tampoco creo que 9
[ opusiesen dichos albayas que entonces estaba
I muy distantes. Consta en el archivo de la AsQik
LcioD que esta ciudad, careciendo de minas ;
[ comercio se fué insensiblemente abandonandl|
hasta no quedar ni un poblador. No debe coi
fundirse este pueblo con otro del mismo noiB
bre fundado á principio de 1593 sobre unaj
. vertientes que iban al Paraná, y creo que eral
I del rio Pardo hacia Camuapúan según el hislc
riador Rui Díaz de Guzmau. Este scgqn con!
— fOl —
de los papeles del archivo, fundó la segunda
Jerez con gentes sacadas de Ciudad Real y de
Villarica á fuerza, y á pesar de los requiri-
raientos y protestas que se le hicieron por es-
tos pueblos que entonces mandaba, y por el de
la Asunción y por el gobernador de la provin-
cia. Esta Jerez se transfirió después mas al Po-
niente sobre el río Alboletei, de donde hizo una
salida contra los ñuaras, llevándose muchas
mugercs y niños: apesar de eso en 1605 solo
tenia quince hombres de armas, careciendo de
párroco, y en el de 1632 se fueron todos con
los mamelucos portugueses.
146. Al mismo tiempo que Garay disponia
lo necesario para fundar á Jerez, alistó 60 es-
pañoles entre ellos so hijo natural Juan, con
bastantes caballos y ganados. Despachó á estos
por tierra y él embarcado bajó por el río hasta
que todos se juntaron en santa Fé. Repuestos
allí de la fatiga del viaje continuaron del mis-
mo modo hasta Buenos Aires donde en el día
de la Trinidad de 1580, según consta en su ar-
chivo, fundó Garay una ciudad en el propio sÜ^,
tic que tuvo antes la que fundó don Pedro de
Mendoza, Se llamó ciudad de la Trinidad ypuer-
lo de Santa Maria de Buenos Aires para con-
serrar la memoria del dia de la fundación , j
del nombre que la dio Mendoza. Lé dio porpa*
trono á san Martin, y por anuas una fragata á
— 208 —
|a vela con dos anclas. Repartió sillos para c
sas, y antes de principiar la suya registró 1
cercanías y el puerto ó riachuelo , donde e
centró á diez qucrandís, que no quisieron t&
[ dirse, mató á tres y cogió á dos. Les dio lu»
I go libertad, figurándose que asi ganarla la amis*
tad de los demás; y lo que consiguió fue, qoi
los quernndís se internasen hacia el MedÍodi|
I espantados de los caballos. Continuó Garay s
reconocimiento, y sin dificultad redujo áltn
' guaranís del monte grande, hoy san Isidro* dd
Valle de Santiago, hoy las Conchas, y de las M
las inferiores del Paraná. Concluido esto, halláof
dose el 24 de octubre del mismo año en la orj
I.Ua del brazo del Paraná llamado de las Palmai
repartió terrenos para quintas y para dehesas |
estancias y regresó á la ciudad donde eligió t
caldes, regidores, etc. y repartió lospocosguan
his que habia en encomiendas de yanacona
Concluyó Garay su fundación sin dificultad; pa
que los ganados lanar y vacuno que llevó, juntt
1 al mucho pescado y caza, le proveyeron de viva
I res; y los querandis, únicos enemigos terribles n
pudieron sostenerse ni aun presentarse en pail
tan llano y descubierto contra su caballeriaC
Barco canto 21 y Lozano lib. 3 cap. 11 y 12"
amontonan en esta fundación una multitud de
hechos y de circunstancias inverosímiles é in-
compatibles con lo que eran aquellos indios que >
— 209 —
no pudieron verificarse desde el día de la Tri-^
nidad al 24 de octubre , en que ya estaba todo
dominado^ y tranquilo. Sin detenerme mas creo
que cuanto dicen es forjado por ellos con poca
habilidad* En cuanto al escesivo número de in-
dios que acumulan para sus fingidas batallas,
basta decir que los querandís^ hoy pampas,
exbten los mismos que entonces, y que los gua-
ranís se han españolizado perdiendo su idioma
y costambre: esto es, que mezclándose con los
españoles^ pasan hoy por tales ó por mestizos.
Ninguna población española ha tenido tan po*-
coa indios de encomienda como Buenos Aires*
como qué el año de 1618 tuvo que ir á buscar
los qüilmes y caíianos á Santiago del Estero.
Como quiera viéndose Garay bien establecido
lo avisó por un espreso á su adelantado, y al
rey por una embarcación.
Toiit n. ^f
I
\
— SIS —
ncbellon cu «anta Fé. Mnerte tIo-
r lenta «leí teniente general Oaraj: y
[ le Hocede por nouiliramlento del
F' adelantado Alonso de Vera y Ara-
gón. Se fnutla la eiudad de la C^n-
I. eepcion de Dnena ft:;speranza, la de
[ Mtn Jaan de Vera y otros pueblmi.
147. Por este liempo los mestizos de saata
Fé formaron el proyecto de arrojar de allí á to-
dos los europeos; y parecléndoles que les favo-
recerían los de Córdoba por estar picados i
haber perdido el pleito citado en el niím. 14i
enviaron dos diputados a tratar el asunto. Rfl
gresaron estos, y la misma noche de su arria
arrestaron los amotinados al teniente goben
dor, al alcalde y otro, mandando á todos la
europeos salir de ta ciudad y sus términos ¡
que los demás presentasen las armas y muni-
ciones para ver su estado y sostenerse contra
Garay que se figuraban irla á castigarlos. Pero
algunos arrepentidos se juntaron en secreto con
otros que no eran del molin, y dividiéndose de
dos en dos por la noche sorprendieron y mata-
ron en sus casas á los cinco autores principales,
poniendo en libertad y en posesión de sus em-
pleos á los presos. Se formó después proceso á
algunos, que huyeron, y se les prendió y quiuS
la vida. Gonzalo Abreu gobernador de Córdol ~
del Tucuman fué implicado como cómplice, po-
ro murió antes que le sentenciasen, y todo que-
dó tranquilo.
148. Considerando Garay que bastaba Bue-
nos-Aires para escala del comercio con España
para cumplir con la coiilrata de su adelantado,
y viendo que los pobladores de san Salvador es-
taban pobres, determinó sacarlos de allí. Efec-
tJTameiite los embarcó á todos inclusas bastan'
tes niugerts, y el año de 1584 se introdujo por
el brazo del Paraná mas inmediato. Siguió su
navegación sin tropiezo hasta que se amarró en
la orilla y puso mucha gentt? en tierra para pa-
sar la noche. Estaban ya lodos dormidos cuan-
do 130 indios mÍQuanes bajaron de una altura
con tanto sigilo que sorprendieron y mataron á
Garay y á cuarenta mas. Yo creo que el sitio
preciso de esta desgracia es en ios 32° 41' d«
latitud; fundándome no solo en que vivian por
allí los minuanes, sino también en que se en-
cuentra la altura que se cita, y en que el para-
je lleva el nombre de la Matanza probablemeo"
le por la que hubo entonces. Lozano IÍb. 3, ca-
pítulo 9 pone la despoblación de san Salvador
en el año de 1476 sin advertir que los minua-
nes mataron á cuarenta, que del resto perecie-
ron en otra desgracia otros 40 y que aun s^
•alvaroii odíenla; y que no habia tanta gente ea
Buenos Aires, ni ta pudo sacar Caray de otra
•■• .
_ sim-
parte que de san Salvador. Da ésta ciudad sa-
lió Garay con ella según la derrota que seguía,
que no es la que correspondía llevar si hubiera
salido de Buenos Aires. Barco cauto 24 despre-^
cia á los mínuanes por zaherir á Garay; pero
no merece fé porque no los conoció* ni ningu-
no en su tiempo. Los que escaparon de los mi-
nuanes arribaron á santa Fé, y continuando zo-
zobró una embarcación, salvándose cuatro per*
sonas y ahogándose cuarenta; las demás Oega^
ron á la Asunción. Barco ibid. supone que con
la muerte de Garay se rebelaron los indios de
Buenos Aires, y que su alcalde Rodriga Ortiz
de Zarate los desbarató , matando á muchos*
Mas como diga que estaban confederadoKS los
minuanes, querandís, guaranís, quiloasás^etc,
que es cosa íncreible atei^didas sus costumbres
y situaciones, yo po creo tal rebelión.
149. El adelantado nombró muerto Garay,
por §u teniente general á su sobriiio Alonso de
Vera y Aragón. Mandó el adelantado á sü te*,
niente fundar una ciudad en el Chaco, que era
lo único que le faltaba para cumplir la contrac-
ta de su suegro. Ya Garay con el mismo obje-
to dispuso antes, el año de 1579, que Adame
Olabarriaga con 90 españoles saliese dé la Asun*
suncion y reconociese la costa del rio P¡lcomaio>
{)ero la encontró tan baja é inundada con las
lüvias» que no la juzgó á propósito para fundar
I
en ella poblacioii. Con esla noticia dispuso Ga-
ray reconocer con la misma idea las orillas del
rio Ypitá ó Bermejo y lo encargó al citado Ve-
ra y Aragón. Este snlió de la Asunción el 23 de
febrero de 1583 con 200 españoles, y aunque
se opusieron ú su tránsito los indios lenguas,
pitilagas, tobas y mocobís logró reconocer bue-
na parte de dicho rio, y la halló á propósito pa-
ra fundar un puobI<v (]on estas noticias luego
que Vera y Ar:i;^"n fué nombrado teniente ge-
neral alistó 135 españoles y algunos auxiliares
con bástanles caballos, 50 yuntas de bueyes y
unas 300 vacas, saliendo de la Asunción el 15
de marzo de 1585. En su tránsito venció tres
veces á tos mismos indios que en su viaje pre-
cedente, y cuando llegó al río Bermejo gran co-
pia de mocobís le atacó con furin, pero fue ven-
cida ofreciendo obediencia y vasallaje. Inme-
diatamente y antes de elegir el sitio para su po-
blación, el 15 de abril de 1585 nombró los al-
caldes, regidores, etc., repartió los indios en en-
comiendas, y dio el nombre á la ciudad que iba
á fundar llamándola Concepción de Buena Es-
peranza. Al dia siguiente salió Vera y Aragón á
reconocer el país, y eligió el sitio y fundó su
pueblo en la costa del rio Bermejo, treinta le-
guas antes de juntarse con el rio Paraguay; que
era justamente lo mas poblado de indios moco-
bis. Como la idea que se llevaba era que sirvie-
Rc este pueblo de escala para comimicar con «1
Perú, y para traer de Tarija y Cliuquizaca los
ganados del adelantado, no perdió tiempo Yerftjj
y Aragón en destacar ochenta españoles qnej
llegaron á las faldas de las serranías del Perú¡j1
después fue él mismo con GO y Ilegú á los tér-1
minos de Salta y Jejui. Sirvió esta ciudad algu-iyl
nos años para facilitar el tránsito del Paraguayf
3 Salta; pero como los indios do su distrito eran^
in'tomables, incapaces de reducirse á servidum-
bre é incomparable liten te superiores en tuerzas,
soberbia y valor á los guaranís, nada se adelan-
tó. El año de 1592 mataron algunos españolesJ
uno de ellos bermano del fundador; y quer¡eii->J
do este castigarlos, se encendió una guerra qu^^J
con diversos sucesos y mas ó menos inlérvaloal
duró hasta el año de 1632, en que no pudien-i
do ya mas, abandonaron el sitio los españoles,!
y fueron á establecerse á las ciudades de I»
Asunción y Corrientes.
150. Mientras el rio de la Plata se g
naba por los tenientes del adelantado este fuaj
llevado preso a Lima según vimos al fin del mi-
mero 130. Alli se le formaron varios cargoaJ
hasta que calmando algo el enojo del virey laj
permitió volviese á ser oidor en Cliuquizaca, sial
permitirle ir al rio de la Plata. Asi estuvo dos C
tres años, y después un visitador le arrestó; pe"J
ro habiéndose purgado de todos los cargos, pa^
'^m^'
— SíB —
9Ó al Paraguay el año de 1587. El siguiente
despachó á su sobrino Alonso de Vera con 80
espaooles y ausilios para que fundase uoa ciu-
dad en el sitio que le indicó, bajando por el río
Paraguay hasta Ipgua y media mas abajo de
donde se junta con el Paraná; sobre la barran-
ca oriental que os elevada, edificó un fuerteci-
llo y las chozas precisas. Llamó á este estable-
cimiento sao Juan de Vera en honor de su tio
y le dio sus mismas armas y son una águila que
apoya sus garras sobre dos torres. Pero como
los navegantes llamaban ya á aquel paraje las
Siete Corrienles, perlas que resultaban de otras
tantas puntas de la costa , ha prevalecido el
nombre de Corrientes que dan á la ciudad. No
se perdió tiempo en fundar el pueblo de los
guacaras con los indios que llevaron los pobla-
dores, ni en repartir en encomiendas los gua-
ranis del distrito, y con ellos formaron los pue-
blos de Ylati, santa Lucia y Ohomá. Este últi-
mo tuvo dos situaciones inmediatas. La mayor
parle de sus indios fueron muertos ó cautiva-
dos por los payaguas el año de 1758 y el res-
to se agregó á otros pueblos. En el archivo de
esta ciudad hay un papel que refiere un mila-
gro ocurrido en su fundación. Lozano lib. 3
cap. 13 dice, que los primeros que predicaron
i los indios de Corrientes fueron Fr. Luis Vo-
laños y Fr. Alonso de san Buenaventura, y tie-
— 216 —
De razón, mas no en lo que añade de san Fran-
cisco, Solano que jamas llegó al rio de la Pla-
ta, ni en decir que dichos Fr. Luis y Fr. Alonso
fueron arrestados, lo que no es cierto. CpncluL
da la fundación de Corrientes, renunció su em-
pleo el adelantado y se fue á España el año
de 1591. Lozano ibid. supone que en su tiem-
po entraron los jesuitas en el rio de la Plata;
pero yo he leido la licencia que se íes dio pa-
ra entrar fecha el 28 de octubre de 1594 y
aun no entraron hasta el de 1609.
151. Por lo que hace á los señores obispos,
por muerte del primero se nombró en 1 1 de fe-
brero de 1575 á Fr. Juan del Campo francis-
cano, que murió antes de llegarle las bulas.
En su lugar se nombró en 27 de setiembre de
1577 á Fr. Alonso Guerra, quien habiéndose
detenido al tercer concilio de Lima no llegó al
jrio de la Plata hasta fines del año de 15SI. Lle-
vó, por su capellán, confesor y mayordomo á
Fr. Francisco Navarro Mendigorria de su mis-
ma orden dominicana, á quien con consentimien-
to de la ciudad dio posesión de la iglesia parro-
quial de la Encarnación y de sus ceméntenos
para que sirviesen al convento de sus frailes que
pensaba hacer venir, porque hasta entonces no
habia ido ningún dominico. Fué promovido
S. Illma. aUobispado de Mechoacán, y marchó
el año do 1586 dejando al padre Navarro que
— 217 -
murió antes del año de 1621 en que llegaroa
oíros dominicos. Estos encontraron establecida
la parroquia de la Encarnación y nombrado cu-
ra pero se les repuso en sn posesión.
152. El que ahora reflexione lo grande del
empleo de adelantado, estrañará que el del rio de
la Plata lo renunciase cuando comenzaba á dis-
frutarlo y que se desentendiese de los trabajos
ygaslo que sn suegro v él hablan invertido en
conseguirlo. Pero cesará la admiración si se
considera, que entonces se deler.ninó la corte
á quitar al rio de la Piala todo estimulo de ha-
cer descubrimientos y conquistas, y á prohibir-
le todo comercio esterior según se insinuó en el
capítulo 12, núms. 9, 10 y 11 , y en el capítulo
16, niím. 17. Ademas previo el adelantado que
un país sin minerales, sin medios de buscarlos
en sus confínes y sin comercio, debia caer en
una miseria estrema que no tuvo valor de pre-
senciar. Asi sucedió puntnalmente, y sus pobla-
dores que hasta entonces liabian sido intrépidos,
invencibles y dotados de estraordinarias luces,
se convirtieron de repente en gentes de otra es-
pecie porqne las fallaron aquellas escelenles y
heroicas calidades, pasimdo a ser poco menos
que ineptos para todo. Hasta las citadas provi-
dencias todo fué descubrir, conquislar, poblar y
subyugar indios sin el menor costo del eraiúo,
y sio que el rey se incomodase en dar providen-
— H9 —
cías; pero después que el gobierno superior d
tó dichas disposiciones, todo ha sido perd4
provincias, no fundar un pueblo, asolarse mil
chos, y no civilizar un indio, á pesar de los í
mensos caudales invertidos para ello. Aquí :
vé que puede una providencia imprudente Iroca
ios béroes en gente despreciable . y que los bom-*
I, Jbres valen en razón directa de las leyes que los
gobiernan. He finalizado mi objeto . que era el
escribir la historia del descubrimiento y caní
quista del rio déla Plata porque desde aquí ad
laote ya nada ba habido de esto.
'liii'iil
Q3®®^&934Ql
SEÑOR DON FÉLIX DE AZARA.
■ SEI
^P Hay familias de plantas en el reino vegetal,
^* cuyo principal deslino es el beneficiar el suelo
que las produce y cria, correspondiendo con
I gratitud al favor que les dispensó la pródiga
^K naturaleza. También entre los hombres existen
^P Emilias privilegiadas, cuyos individuos, seña-
^^ lados por la bendición de Dios , vienen al mun-
do para ennoblecer á su especie, y honrar con
BUS hechos y virtudes á la feliz nación que leg
■ recibió en su cuna al salir á luz. Todos los paí-
ses tienen familias ilustres en esta clase , España
^ se envanece de que su catálogo no sea muy li-
mitado, y en él aparece radiando hermosa luz,
la ¡lustre familia de \os Azaras, en la que hay
bellísimos modelos de saber, de virtud y de he-
roismo. El reino de Aragón, parte interesantísima
da nuestra Península , se envanece con justicia
— «o —
de presentar su heroica historia adornada: de
ricos briiiaotes , pues tales deben considerarse
la multitud de hombres sabios é ilustres que ha
producido en todas las clases y en todos los ra-
mos del saber humano.
En aquella porción de España de la que sa-
lieron esforzados varones que llevaron á Sicilia,
y hasta la soberbia G recia , el glorioso y victo-
rioso pendón nacional , sometiendo aquellas re-
giones á su valor y heroismo;en aquella patria
feliz de los antiguos Trovadores, en la que nació
la civilizadora poesia provenzal , entre el laúd
armonioso y sonora voz de aquellos sencillos á
ía vez que sublimes cantores , y las galantes cor-
tes de amor, en las que las bellas hijas de Aragón
premiaban á los vigorosos» tiernos y dulces
mantenedores de la Gaya Ciencia: y en fin en
aquel pais donde campea el valor proverbial ^ la
sinceridad , la jovial alegria, el tesón en las co-
sas justas j el amor patrio y la llaneza y veracidad
de sus naturales y en aquel reino, repito , y en
6u pueblo de Barbuñales, vio la luz el célebre
marino é ilustrado naturalista D. Félix de Azara,
cuya biografía tenemos el honor de escribirf
Nació D. Félix en Barbuñales, pueblo del
I antiguo reino de Aragón, cercano á Barbastro«
que es su cabeza de partido, el dia 19 de mayo
, ^de 1742. Fueron sus padres D. Alejandro de
"' Azara , y Doña María Perera/ ambos de ilustres^
— SSl —
uuiiguas y ooblesraniiliasaragoiiesas. Lugar era
este para que se eslendiese UQ diestro heraldo,
en describir los blasones de familias tan ilustres,
cantando lasproezas de sus progenitores, ha-
ciendo resonar las cíen trompas de la fama , pu-
blicando una á una las gloriosas acciones que de
{Ijcneracion en generación han ennoblecido á los
Azaras. Empero si el historiador debe hacer mu-
cho caso de estos preliminares , cuando no ten-
ga los materiales sullcieutes que ennoblezcan
personalisimamente á su héroe, ó cuando pre-
tenda lisongear la vanidad de una famíha que
estribe solo en los blasones antiguos de sus an-
tepasados toda su gloria , debe pasarlos por alto
aquel , que como nosotros , sea tan feliz que ten-
ga virtudes y acciones gloriosas bastantes con
que presentar al suyo , las cuales sobren por sí
solas para abrir pliego al blasón mas heroico,
y á la hidalguía raasdislinguida. En efecto, sí el
tener hermanos tan sabios, virtuosos y distin-
guidos como 1). José Nicolás de Azara , denomi-
nado con razón el fiel de la balanza europea en
la última mitad del siglo pasado, tal fué su suG-
cieucla diplomática, ycomo D. Eustaquio, obis-
po que fué de Ibiza y de Barcelona, en cuyas
diócesis se le tiene en olor de santidad por sus
virtudes; si el haber tenido tales hermanos y
otros parecidos á estos en virtud , saber y dig-
nidad, no le ennobleciesen á D. Félix suficien-
tcmenie , poco podría importarle su itustrisimii:
y antigua alcurnia , puesto que supo bastarse
asimismo para aparecer beróico como militar,
grande y noMe como hombre de cteucia y á%
letras, y digno como español de ocupar
puesto distinguido en el templo de los ilustn
aragoneses.
Pasó D. Félix los primeros años de su vid» \
al lado de su buena familia en el referído pue«.
blo de Barbuñales, y tan luego como lo per-
milíó su edad y precoz instrucción , fué llevado
á proseguir sus estudios á la Universidad da
Huesca, alojándole su padre en casa de su ilus-
trado bermano D. Mames dignidad de maes-
treescuela de aquella catedral, y sacerdote da
grande instrucción y elevado mérito, el cual se
dedicó con singular esmero á educar sabiamente]
á su sobrino O. Félix, como lo babia becho coa
su hermano D. Nicolás.
Esludió en Huesca nuestro marino la fílo-
Bofia y cuatro años de legislación . distinguiéndose
en todas las clases por su aplicación y aprove-J
chamiento; pero viéndole su familia ínclinadoi
á la carrera militar mas que á la de las tetras;
soliciió para él una plaza de ciidcUe en el cole-
gio de Segovia, la que obtuvo, sí bien no pudo
disfrutarla por haberse publicado al propio
tiempo una real orden , por la que se prohibió
la entrada en el referido colegio, á los quo pa*
— «s —
tasen de la edad de 18 años ea cuyo caso m
bailaba D. Félix. Frustrado este proyecto , en-
tró á servir al rey en clase de cadete en el re-
gimiento de inTantería de Galicia, el 1.** do
setiembre de 176i, empeñándose al efecto el
señor conde de Fuentes, coronel de este cuer-
po, y amigo de su familia. Al año de servicio
pasó con real licencia á Barcelona á fin de
aprender á fondo las matemáticas, estudio tan
de su agrado, que á los nueve meses fué exa-
minado, y encontrándole perfectamente im-
puesto, lo pasaron al tercer año, ascenso es^
Iraordinario, que ademas de admirar á sus maes-
tros dió á conocer su genio y capacidad. Apenas
concluyó de estudiar el tercer año , en que como
en los anteriores salió aprobado nemine discre-
pante, fué ascendido á subteniente de iníaute-
ria é ingeniero delineador de los ejércitos na-
cionales, plazas y fronteras, cuyo nombramien-
to obtuvo en noviembre de 17G7.
La noticia de su aplicación y suficiencia ma-
temática, le valió que en marzo de 1768, se le
nombrase para dirigir parte de los trabajos de
la famosa fortaleza de la plaza de Figueras que
so estaba levantando entonces, en cuyo punto
dio muestras de su saber é inteb'gencia en la
arquitectura y dibujo militar.
Como para ciertas obras qae debian verifí-
earse , fuese necesario desaguar los rios Jarama
— sn —
y Henares, mandó el rey en 1769 á D. Ped||
Cermeño, comandante del real cuerpo de ii
genieros, le envíase dos ingenieros los mas so-
bresalientes para llevar á cabo tan grave ope-
ración, y aquel entendido gefe, eligió al efecto
en primer lugar á D. Félix el cual salió para
Madrid en enero del mismo ano. Siluándose
Azara en los nos indicados, desempeñó su co-
misión á satisfacción del rey y de su gobierno,
y con tal acierto, que este año de trabajos hi-
dráulicos (pues en solo este tiempo consiguió
lo que se deseaba), le valió los merecidos aplau-
sos de los buenos ingenieros , y la fama de un
inteligente facultativo en esta clase de obras.
Apenas volvió á Barcelona, en donde esi
destacado, cuando se le proporcionó una Qiii
ocasión de lucir sus adquiridos conocimiento.
Por medio de una real orden se mandó al re-
ferido comandante Cermeño, pasase á Mallorca
á componer sus fortalezas algo deterioradas por
el descuido de sus gobernadores, y corao se le
encargase llevase consigo los oficiales que me-
reciesen mas conocimientos y en los que tuvie-
se mayor confianza, fuá don Félix el primer
elegido. No debió pesar á nuestro Azara el ha-
ber ido á aquella espedicioa, puesto que pro-
porcionándole el demostrar cuanto sabia en el
arle de fortificación de plazas, mereció ser re-
comendado al gobierno por su •¿i.-ín , y seguí
m
— 225 —
te que tcndria mucha parte esta recomeo'
ilación para su elecciou en I77i de luacslro de
los estudios de iogenieros de la plaza de Bar-
celona, y para su proinociun al empleo de ayu-
dante en el arma.
Declarando España la guerra á Argel, fué
nombrado Azara en 1775 para esta espedicioii
en la cual tuvo la desgracia física y la gloria
militar de ser el primer ingeniero que cayó
herido, lo que acredita su intrepidez en aquella
sangrienta jornada. La homicida bala que le
hirió haciéndole derramar sangre por su patria
le entró por la telilla izquierda y lo salió por la
espalda, dejándole en tal estado que apesar de
los esfuerzos de su valot- hubiera quedado en
el campo por muerto, si habiéndole visto ca-
sualmente su coronel el conde de Fuentes, no
mandase á dos granaderos le llevasen inmedia-
tamente á bordo del navio del que habian de-
sembarcado. Allí se le prodigaron los mas es-
merados cuidados; pero apesar de esto y de
los buenos facultativos que le trataron , tuvo
abierta la herida hasta enero de 1776, y aun
después le costó mucho tiempo el curarse com-
pletamente de tan peligroso golpe; y como en
su enfermedad le prohibieran los facultativos
todo alimento sustancioso , pasó doce años sin
comer pan, el que se acostumbró á no usar
después en toda su \ida. De resultas de aqae-
Ha jornada, le premió el rey con la j
teniente de ingenieros, empleo que lolo sirvió'
dos meses, por ascender á capitán de inTantena
del mismo cuerpo, con el título de ingeniero
estraordiiiario en febrero de 1776 año en el
que fundándose en Zaragoza la Sociedad Eco-
nómica Aragonesa por la real orden que orde-
nó la creación de estos cuerpos civicos en todas
las capitales de provincia, le nombró la espre-
sada corporación uno de sus primeros indivi-
duos, atendiendo á su capacidad cientifica 3
la fama que ya lenia entre los hombres instii
dos.
En eí mes de setiembre de 1780, le ascen-
dió S. M. al grado de teniente coronel de io'
fanteria, cuya gracia recibió bailándose
guarnición en san Sebastian.
Como se contratase entre España y PoH
gal poner limites en las posesiones de ambás'
naciones en la América meridional , se nombró
comisario principal para esta demarcación li-
mítrofe, á don Félix, por babérsele designado
como el ingeniero de mas conocimientos cien-
tíficos y mas apto para desempeñar operación
tan grave á satisfacción de ambas potencias.
A fin de tomar las competentes órdenes del
gobierno para el mejor cumplimiento de su co-
misión en América , pasó á Madrid en donde_
fué muy bien recibido del rey don Carlos 1
avá
scen-
e in-
e á^—
— M7 —
ti cual alabándole los talentos di piüiiiá ticos y
virtudes de su iR^rmano don José Nicolás,
agente general de España en Roma á la sazón,
le dio muy buenas recomendaciones para el
Brasil y le ofreció premiar sus trabajos. Des-
pués de tan lisongero recibimiento y de baber
sido visitado por los principales magnates de la
corte, haciendo en ello honor á la estima y va-
limenlo cu que se hallaba su espresado herma-
no, p:iriió para Lisboa y no deteniéndose en
esta capital mas que el tiempo necesario para
ponerse de acuerdo con el gobierno portugués/
y proveerse de algunos utensilios científicos, se
embarco para el Brasil, en donde fue muy biea
recibido y perfectamente obsequiado. Desde
atlí se trasladó con sus subalternos al Paraguay,
país en donde debia llenar principalmente su
comisión. Conforme se lo ofreció e! rey, no
tardó en esperimentar sus beneücios , puesto
que en diciembre de 1781 fué nombrado capi-
tán de fragata de la real armada , deslino que
desempeñó con inteligencia y á satisfacción de
su nación, lo que le valió el nombramiento de
capitán de navio á que fue ascendido en enero
de 1789.
Aficionado estraordinariamente don Félix
al estudio de las ciencias naturales y en parli-
calar á la ornithologia y á la zoología, la abun-
dancia de eslraños y variados pájaros y cuadrú-
pedos tlei Paraguay y de! rio de la Plata,
ron pábulo :t su deseo de estudiar la natura
en sus seres, y de conocer á fondo al hombre
sencillo de las razas de aquel pais. En los vein-
te años que gastó en fijar los límites de las tier-
ras pertenecientes á España y á Portugal en
aquellos dominios, demarcación para la cual
tuvo que cruzar muchas veces el p.'>'S en todas
direcciones , y hacer largos y penosos víages,
su genio fecundo le proveía de los medios mas
adecuados para evitar el fastidio y ei cansancio,
y ni un dia se pasaba sin que sus observaciones
geográficas ó botánicas uniesen un descubri-
miento nuevo á las ciencias naturales que le de-
ben el conocimiento de la mayor parte de los
tesoros que producen aquellos terrenos en to-
dos sus reinos.
£1 gobierno de Madrid recibía de tiempo eu
tiempo noticias del ilustre marino, y siempre
hallaba en sus comunicaciones alguna cosa por
que alabarle y que agradecerle, teniendo á mu-
cha dicha el haber heclio tan acertada elección.
La confianza sin limites que tenia en él el gobíer^
no, hizo conferir á don Félix delicadísimas
misiones que desempeñó siempre con gi
buen tino y acrisolada lealtad.
Habla en el Paraguay una colonia de e^
pañoles que hablan sido conducidos á aquel
punto hacia como unos vcinlicinco
"1
— 989 —
los cuales se retribuía con una pensión anual
de cincnenta mil pesos fuertes. Desde que Aza-
ra conoció las condiciones de esta especie de
colonia, concibió la feliz idea de librar á Espa-
ña de este tributo voluntario pero de justicia.
La fecundidad de su genio , le condujo basta
llevar á cabo su feliz concepción de fundar una
población en donde viviesen estas gentes con
comodidad, proporfionándoles feraces y ricos
terrenos que labrar, y enseñándoles las artes
necesarias para vivir con independencia y sin
estrechez ; logrado esto, la nueva villa de 6a-
tobi, libertó á España del tributo espresado, y
sus primeros babilantes bendigeron la mano
bienhechora de su fundador, cuya memoria no
podrá menos de recordar siempre con gloria
aquella población.
Los continuos viages y los trabajos del ser-
vicio, no le impidieron el distraerse en la lectu-
ra de todas las obras escritas sobre aquellos
países, las que cita y critica sabiamente en el
prólogo de la obra que ahora se publica, y re-
gistrando los pocos archivos y los monumentos,
se puso al corriente de cuanto necesitaba saber
para enmendar en sus obras los errores volun-
tarios ó involuntarios que habían cometido los
demás escritores que le habían precedido. Hi-
jos de su profundo estudio del país y de sus
producciones, son las obras que han aplaudido
- S50 —
ya los sabios de lodas las naciones, que se han
apresurado ú verterlas á su lengua vulgar, é¿
ja de él la que hoy se publica, no menos i
de elogio que las otras-
Así como su bermano, el célebre embajador
en Roma, gasló grandes sumas de su patrimo-
nio en hacer escavacíoiles de consideración en
Tívoli , Albano y otros punios de los estados
pontilicios, á Gn de procurarse porción de ob-
jetos preciosos del arte antiguo para formar un
magníGco musco que legar después á su nación,
del propio modo nuestro entendido marino reu-
nió a su costa un numeroso gabinete de pájaros,
cuadriípcdos, inseclos, miuerales y demás o l^
jetos naturales de aquella comarca, con el |
pió designie que su hermano. Ambos eumptí
ron su deseo , regalando aquel su bellísima c^^
lección de bustos y estatuas antiguas de már-
mol, al rey; que embelleció con ellas sus real
sitios, y que recogidas bacc pocos años, eng]
decen hoy el real museo de escultura, y i
tiendo don Félix al gabinete de historia natu-
ral, de seiscientos á setecientos pájaros y cua-
drúpedos que le enriquecen en el dia : ambos
museos tienen sellos indestructibles que enno-
blecen á la ilustre familia de los Azaras, y que
recordarán á la posteridad los buenos servid ^
patrióticos que tiene hechos á la España.
£1 gobierno de Madrid le recompensó doi
FíS O l^
la co-
már-
i realfi^^
I
— 23! —
brandóle coronel de ingenieros por este tiempo.
Al hacer Azara las demarcaciones del ter-
ritorio, trazó un plan exactísimo de él y del rio
de la Plata marcando el curso y afluencias de
los ríos Paraguay, Paraná, Filcomaio. Bermejo,
Tibiquari, Jejuí, Vacuarey, Corrientes, Boim-
boi, Ypasia y Caray, que son los principales del
Paraguay. Luego que los elogios de lan perfec-
ta obra la dieron á conocer suficientemente, el
cabildo, justicia y regimiento de la Asunción,
entró en deseos de poseer una copia de tan pre-
cioso trabajo, y en carta de 22 de marzo de
1793, se le pidió como una gracia singular y
como el mayor favor que podia liaccr á aquella
ciudad, en cuyas casas consistoriales se conser-
varia dignamente para perpetua memoria y pa-
ra el servicio del bien público (1); remitimos al
lector á la copia literal que insertamos en su lu-
gar, de la referida carta, y verá el respeto y ve-
neración con que se miraba en aquellos tiempos
á nuestro sabio compatriota. En 12 de abril
contestó Azara á la ciudad remitiendo el refe-
rido plano con las aclaraciones que pueden no-
tarse en su carta (li), y en otra misiva y diplo-
ma del cabildo de la espresada ciudad de la
Asunción, dada en la sala capitular á 23 de se-
tiembre del propio año, y firmada por todos los
capitulares {III), no solo se le dan las mas es-
presivas ijracias por su j;tíncrüso flnnalivo, rio-
— «4 —
giando con las mas elevadas palabras y eKOfj^
dos dicteriosi sus talentos^ sino que pasó uiui
comisión del capítulo á manifestarle la gratitod
de la ciudad por tan singular favor y gaierosi»
dad, y entregarle el diploma ó carta de cio^a^;
danOy en el que se le reconocía por uno de los
primeros patriotas de aquel estado agradMido.
Tanta fineza obligó á Azara mas á favor de
aquella población, y levantando planos parci^^
les de sus divisiones territoriales, se las regaló^
así como una estensa memoria sobre la historia
del pais, de sus principales producciones^ y de
sus situaciones geográficas, llena toda ella de
buenas máximas de gobierno económico y ad*
ministrativo. Esta memoria fué muy apreciada,
por el ayuntamiento de aquella ciudad, que m
apresuró á poner en práctica muchas de las
máximas de que estaba sembrada; y puede de-
cirse, que á tal escrito y á los consejos del ihMSr
tre marino, debió sus mejoras civilizadoras su-
cesivas.
Admiradores los ingleses de los talentos de
don Félix, consignaron de tal modo sus cieatí»
fieos trabajos, que bastaban sus noticias pjSfa
clasificarie como hombre de ciencia y laborio-
sidad, si se careciera de otras pruebas mas ofi-
ciales. En el Diario de la sociedad geográfica de
Londres, tomo correspondiente al año de 1837«
se describe la obra hislórico-geográfica que pu-
— 233 —
blicaba en aquel año en Buenos Aires D. Pe-
dro de Anguüísy con. el tí lulo de Colección de
obras y documentos relativos á la historia antigua
y moderna de las provincias del rio de la Plata,
ilustradas con notas y disertaciones. En el tomo
2.® de esta obra se halla la siguiente noticia de
nuestro Azara: niim. 12: Diario de la navegación
y reconocimiento del rio Tibicuari, obra postuma
de D. Félix de Azara, año de 1785; y refírién^*
dose Á esta obra, se dice en el espresado dia-
rio: uBasta mencionar el nombre de este docto
español, para despertar la curiosidad. Aquel es-
crito pudiera llamarse con mas propiedad: Es'
cursion durante un mes por el Paraguay. En efec-
to salió el autor de la ciudad de la Asunción
por el camino que conduce á Villarica que se
líalla en lo interior del pais: pasó por Casapa y
llegó á Tuti, en cuyo punió se embarcó en una
canoa para seguir el cauce del Tibicuari, hasta
entrar en el Paraguay. Volvió á caballo por la
orilla derecha de aquel rio, cuya empresa se tu-
vo por temeraria en la época en que se arrojó
á ella por lais avenidas é inundaciones del país.
Pero apesar de las malezas, de la nube de moA-
i^ito^ qtie' ¿ontínüamente le asaltaron , de \(Á
muchos insectos venenosos que le asediaron, y
^é oti^ multitud de obstáculos capaces de atér-
rar á otra alma menos grande que la suya, hi-
zo siis observaciones científicas por aqitóllos
Tomo ii. 30
— 234 —
pantanos con suma prolígidad y con tal éxacti-
tudy que bastaron para plantear un mapa ver-
dadero y fiel de una parte muy considerable
del Paraguay. El plano general de que hemos
hablado y del que regaló una copia al ayunta-
miento de la Asunción, comprende este peli*
groso y científico viage , el cual le sirvió pa-
ra consignar en la obra que hoy se publica la
parte geográfica del pais en esta dirección (1).
Lejos D. Félix de su patria, y hallándose,
entre los 21 y 36 grados de latitud austral , y
entre los 57 y 60 de longitud occidental al me-
ridiano de París > todo su conato fué como he^
mos dicho el ser ütil á su pais y á las ciencias
naturales , procurando con su constancia y es-
tudio describir cuantos objetos naturales se pre-
sentaban á su vista , y corregir con sabia críti-
ca los errores en que habia incurrido al hablar
de los animales de América el sabio fiuffon, por
haberse confiado demasiado á las noticias vul-
• ' ■ ' I ■ •
[1) EDtre las pablicaciones españolas qoe han hecho jos*
iicia á los talentos de don Feliz sobre este' particular/ ^me^
rece honpriQca menoioa el Viage pintoreseo á Im do$ Amáp;
rieas^ Asta y il frica pablicada en JBarceloaa en 181h2 en la
imprenta de don Jnaú Olirerés, en cayo tomo 1 introdoc-
clon página 12 donde se dice en -sn elogio: «El piiiyer
viagoro qne generalizó sos observaciones fué don- Félix de
Azara, sabio qne durante veinte años (de 1781 á 1801)- «•
ocupó de la geografía y de la historia natural del Par»r
guay, y nos dio á conocer perfectamente nnas comarcas
mal descritas hasta entonces, apesar del voluminoso VbfO
de lozano y del mncbo mas apreciablo, de Ghalevoís.»
— 23« —
gáres dadas por viageros poco instruidos , y
apreciadas en mucho mas de su valor por el
naturalista Daubenton. En Buenos Ayres á don-
de bajó Azara desde el Paraguay por orden del
yirejf fué donde escribió^ ó por mejor decir
puso en orden sus apuntes sobre la historia na*
toral de los cuadrúpedos del Paraguay y rio de
la Plata. Corregido este escrito , en el que se
rebaten los errores de fiuffon, le mandó a su
hermano D. José Nicolás , que se hallaba á la
sázon de embajador de España cerca de la Re-
pública francesa , á fin de que se le manifestase
álos mejores naturalistas, de quienes solicitaba
nna justa censura. Deseoso de complacer á su
hermano , dio D. José Nicolás el manuscrito al
ilustre y famoso naturalista Mr. L. E. Moreau
Saint-Meriy el que no solo alabó la obra, pro-
digándola mil merecidos elogios, sino que abu-
sando de la confianza del embajador « la tradujo
y publicó en francés, si bien no tan completa
como la que en 1802 publicó el autor en Ma<
drid, porque la aumentó porción de cuadrúpe-
dos que describió y clasificó en otro viage que
hizo después de haber enviado el manuscrito
citado, como lo dice en la advertencia que hace
á su hermano el embajador en la dedicatoria.
La aparición de esta obra en Francia , valió al
autor el elogio de todos los naturalistas que se
apresuraron Á estudiarla ; el Instituto nacional
— 236 —
ocupó cu su examen algunas de sus científicas
sesiones^ y el nombre de D. Felis: se preconizó
convo uno de los sabios que habian engrandecido
el conocimiento de las ciencias naturales. Los pe-
riódicos de la época se hicieron un deber en elo-
giar la obra del marino español, y hasta el femó-
so poeta Casti en su preciosa obra italiana títula-
da, GUAnimali parlante, dedicó algunas líneas en
obsequio y honor de nuestro sabio compatriota.
Falto D. Félix de otros libros que los cita-
dos para poderse ayudar en sus investigaciones
sobre objetos naturales, tuvo que crearse nn sis*
tema y hasta un lenguage particular para sacar
fruto de sus observaciones. Tampoco tenia hom-
bres sabios con quien consultar, y solo pudo
hacerlo en algunos casos prácticos, con su buen
amigo D. Pedro Blas Noseda, cura del pueblo de
san Ignacio Guazü, caballero que, si bien no
era naturalista, era de talento despejado, á^
bastante instrucción, y que aficionado á los pá-
jaros en particular, había hecho un buen estu-
dio de ellos.
Como el virey « noticioso de que en los ra-
tos ociosos que le dejaba su comisión regia , su-
piese se dedicaba Azara á describir las produc-
ciones del pais , le pidió con empeño sus escritos;
para remitirlos á la corte , y obedeciendo D. Fe*;
lix, se los mandó á Buenos Aires ^ en donde
viéndoles el naturalista D. Antonio de Pineda y
-^257 —
Ramírez ^ que se dirigía con dos corbetas á dar
la, vuelta al muijidO) los elogió estraordinaria-
mi^ate y pidió uoa copi^^ que le reíailió á Lima
P. £elix# siendo contestado desde Guayaquil,
en una carta muy honrosa para él.
Cuando pasó D. Félix á Buenos Ayres, ya
tenia ordenada su ornithcJogia , y viendo en
aquel punto los diez y ocho tomos de los pája-
ros por Buflfon, escritos en francés y pnbUcádos
en París el año 1770 , criticó en su obra á Bu^
0bn y áDaubenton por lo respectivo ásus erro-
res al hablai; de los pájaros de América y lo mis-
mo que lo habia hecho en cuanto á los cuadrii*
pedos; pero su crítica es tan dulce « que no se
podría resentir el mismo autor de ella» si hubie-
sen vivido cuando se dieron á luz sus obras , por
que solo se dirige á poner la verdad eq su liígar
y á. purgar de. errores cometidos , tal vez invo*
Itintiiriamente , á esta parte de las ciencias natu-
rales* Las cartas de D; Félix dirigidas al direc-
tor del real gabinete de historia natural de Ma«
drídf remitiendo los originales.de los cuadrúpe-
dos y de los pájaros del Paraguay para que los
corrigiese ó quemase si los creia inútiles, le
byceQ honor y y no le ensalivan menos las mucha»
cartas^ con que contestó á las. consultas que le
biciewa naturalistas nacionales y estrangeros»
sobneivpttnlósdudoso&de larciencia con relación:
áilfe&prodiiQGJoiies; ckr\Améríca.
— t58 —
Terminada la demarcación de límites, y de-
mas comisiones que le delenian en América, se
embarcó Azara en Montevideo para España, no
sin haber «do bendecido antes por los america-
nos, á quienes tantos beneficios babia hecho.
Üespnes de una feliz navegación, en la que es-
tudió el derrotero con la mayor atención p de-
sembarcó en Málaga en el año de 801, volvien-
do á sentir los saludables aires de su querida pa-
tria, después de tan larga ausencia.
Se dirigió Ü. Félix inmediatamente á Ma-
drid , en donde fué perfectamente recibido por
los numerosos amigos de su hermano Don
José Nicolás que todos ocupaban empleos de
alta importancia y consideración , y presentán-
dose al rey y á su gobierno , dio cuenta de sa
comisión , entregando todos los documentos y
trabajos de la misma , y alcanzó mil merecidos
elogios por lo bien que la habia desempeñado,
y el mismo soberano le manifestó lo satisfecho
que estaba de sus importantes servicios. ^
Deseoso D. Félix de que sus estudios y
observaciones sobre los objetos naturales de
América, fuesen de utilidad al publico, y de que
este conociese los animales americanos # que
mandados por él , vería en el gabinete de Hís»
tona Natural en Madrid» hizo imprimir sus dos
famosas obras sobre cuadrúpedos y pájaras del
Paraguay y rio de la Plata, la primera en dos^
— Í59 —
tomos en 4.® y la segunda en tres del propio
tamaño. Aun cuando la obra de los cuadrúpe-
dos es un tratado completo de los de aquel pais,
y la de los pájaros una estensa ornithologia
americana , la mas estensa , verídica y bien es-
crita que hasta entonces se habia visto de aque-
llos paises, y sobre todo la primera, escrita
en español. Este autor fué tan modesto como
sabio i y se contentó con dar á ambas obras el
título de aputUes para la historia natural de . los
cuadrúpedos y pájaros de{. Paraguay y rio de la
plata. El respeto y amor que tenia á su hermas
üo D.r José Nicolás, le hizo dedicarle ambas
obi^ cfitapy lo atestiguaa las dos sencillas,
pero; sentidas dedicatorias que se hallan impre-
S9L» á su frente, firmadas en 16 de mayo de
ISd^.añp (jfó^su impresión, en la entonces. nom-
brada imprenta de )a: yind^ , áe Ibarra.
Gomo lo indica J^.,.Feljx en la. d^^^^
desupbr^ de loS:q^^a|[jb^ped[j9&^ apenas conocía
á sfi herm^ino . JD«^ ¡f^ Nicolás de quien se
hajbia. separado efi lá niñez^j y á quien solc^ víq
dos dias en BarceIoi)9 ante^ de pasar ,á Apiérjca.
^^ i ^eseo. de ^abr^^le. y de , ver de cerca á ni^
bj^f*^n(> ^qfie a^^habja, hecho célebre . por su
epciarecido talent^,'^y sque pasaba por uno de los
^plómáticqil maiS profundos de Europa , le obli-
gó á solicitar una reui^ licencia para pasar ,fi,.Yi-
sitarle á París^ eii.dc^uj^ /esitabq de embajador
— S40 -^
cerca del prínrlcr cónsul Napoleón fionaparte^
y obtuvo ftu deseo en julio del espi^esado año dé
1 802, cuando acababa de concluirse la ittt jpresioii
de sus obras espresadaSi
Por mucho deseo que tuviese de abracar á
su hermano D. José Nicolás nó quiso Tolver á
salir de España sin respirar los aires natales y y
sin descansar ubos dias en el seno de su que-
rida familia. Se dirigió al efecto á su pueblo de
Barbnñales , y recibiendo en él las tiernas ca-
ricias de sti hermano D. Francisca y de su
amable familia , que ansiaba el verle , partió en
setiembre para París, y en el mismo tuto el
placer de abrazar á su hérmaíio mayor que á
la sazón era venerddo ea París como un bom^
bre de singular talento, querido de Bonaj^te*
te , que le tenia por áu mejor amigo , y por to^
dos los hombres de a^un valer en todas ías
clases y carreras. Presentó D. José Nicolás á
m hermano á sus distinguidos y numerosos
amigos que le recibieron perfectamente , y en
particular á los naturalistas , que se apresura-
ron á presentarle en sus Academias y reunio-
nes científicas , como á una notabilidad , oblí-
gándole á entriaif y tomar parte en site confe-
rencias, en las que acabó D. Félix de grán-
gearse todas las voluntades, y en las cWaíe^
aumentó sus laureles, y su bien adquirida y
perecida reputación de sábió naturalista y
— 945 —
coo tiempo, y la enfermedad, cuando nu hubiera
podido cortarse en su principio, hubiera sido
menos peligrosa. Los sabios naluralistas sintie-
ron también en sumo gi'ado el tenerse quo
privar de las luces de U. Félix , y no pei--
donaron alliagos y promesas para obligarle
á quedarse en Francia ; pero estaba decidido
:í seguir ncompañnudo á su achacoso berma-
no, y nada fué capaz de hacerle variar de in-
tención.
Estaba decretado en los altos juicios de
Dios, que no se cumpliesen los deseos de don
José Nicolás y el que fueran ilusorias sus espe-
ranzas de volver ala bella Italia al lado desús
preciosos objetos, adquiridos con tantos afanes
durante muchos años, y asi es que cuando lo
tenían todo dispuesto ios dos hermanos en ene-
ro de 1804 para emprender el viaje á su pa¡s,
para desde allí pasar á Roma en la primavera,
cayó enfermo D. José Nicolás el dia 25 por
la tarde , de tal gravedad , que fué preciso ad-
ministrarle los sacramentos al dia siguiente, en
el que falleció á las cinco de la tarde en los
brazos de D. Félix y auxiliado por su buen
amigo el cardenal Caprara.
Consternado D. Félix con tan terrible gol-
pe , fué acompañado en su dolor por las princi-
pales notabilidades de Francia , que se agolpa-
ron á rendir las últimas pruebas de amistad á
,^'t
■ %u —
aquel sabio, cuya fnlta lloraron las ciencias, I;
letras y las artes. Napoleón Bonaparte sini
infinito la muerte de sn amigo, y mandó al prín-
cipe Tayllerand á dar el pésame á ü. Félix de
su parle y á ofrecerle cuanto pudiese necesitar,
l-Bsi como la colocación que quisiese, pues de-
I Bcaria mantener á su lado al berniano de ta|
[ eminente amigo. Agradeció Azara el obsequl
I mensage del primer cónsul , y las sinceras pi
I testas de amistad del príncipe ; dispuso todo lo
I necesario para el funeral y depósito del cadáver
|de D. José Nicolás que fué conducido el 29 á
I U Iglesia de san Juan con una pompa verdade-
ramente regia, por el lujo con que se verificó,
por acompañar al féretro cuanto de ilustre
notable ofrecía París entonces. Depositados
i-estos de D. José Nicolás, que pasaron despui
á Barbuñales en cuya iglesia se colocaron en un
suntuoso sepulcro, y después de haber arreglado
todos sus asuntos, se despidió D. Félix,
primer cónsul, y de todos los amigos suyt
de su difunto hermano, y en marao del misi
año salió de Francia para Cataluña, y pasaní
algunos días con su familia en Barbuñales
dirigió á Madrid á hacer entrega al gobierno
varios documentos diplomáticos que obraban
poder de su difunto hermano.
Luego que se presentó á los reyes, le niai
testaron estos mucho sentimiento por la pérdi
1
ue^^
}ue liabia esperimentado la diplomacia españo-
lla en la muerte de su herm.ino, y le dieron
f gracias por haberles preferido á madama Bona-
arte y á los soberanos de Kusia. Inglaterra y
lAlemania, en cuanto á la venta de la preciosa
colección de camafeos que fué de D, José Nico-
Más , y la que demandada de su orden por el
|;ministro don Pedro Gevallos en 23 de febrero,
I fué adjudicada á SS. MM. por la lasa que de
ella hizo el célebre anticuario Visconti, y recibi-
da por estos hacia pocos dias.
£1 gobierno que, como todas las personas
de distinción , le dio pruebas de sentimiento
por !a muerte de D. José Nicolás se aprovechó
de su llegada á la corte para que ordenase , é
informase sobre una multitud de espedientes y
documentos relativos á la correspondencia con
Portugal, en cuanto á la demarcación de limites
que babia ejecutado en América , y se le comi-
sionó para que fuese á Lisboa á terminar los
asuntos de la linea divisoria de ambas potencias
en aquellos paises ; pero sea que este asunto se
concluyese por medio de nuestro embajador
cerca de S. M. F. ó porque se aplazase ó desis-
tiese de este plan , lo cierto es que no "se verifi-
có el proyectado viaje. En este tiempo se empe-
ñó en retratarle de cuerpo entero el célebre
pintor español D. Francisco Goya , el que hizo
una obra tan perfecta que se tiene hoy por
— «4« —
una de las mejores que salieron do su fama
pincel (1).
Don Manuel Godoy, príncipe de la PazJ
ministro de Estado, que gozaba el favor y enM
ra conüanza de Carlos IV y de su esposa Mal
Luisa, Y que asi como los primeros empleadosd
la corte, le tuvo grande amistad é Iiizo muchl
dlsiincioncs, qutso honrar en O. Feüx la i
moria de su hermano D. José Nicolás del
habia sido verdadero amigo y apasionado, y l|
efecto le brindó con el vireinato de Méjico;
ro 1). Félix, que había resuelto no volver]
América , y pasar el resto de sus dias en la Irm
quila paz del hogar doméstico, dio las gracias i
valido por el honor que le queria dispensar:
propio modo rechazó las proposiciones que j
los reyes se le hicieron para otros elevados dfll
tinos. Sin embargo, nu pudo menos de admití
por delicadeza, el empleo de vocal de la JUDJ
de forlifitacion de ambas Aniéricas, para el (
fué nombrado en junio de 1805, desempeüaa
(1) Este famoso retrato le posee hoy sn sobrino el
' actual marqués de Nibbíano , cuyo sefior le hizo esculpir
I jm IS^I^ un busto enmároiol de Carra ra del lamano US-
tural, con el Irsge de brigadier de marina; obra perfecta-
I nenie ejecotada por el eacuUor barcelonés D. Joáé Bover,
L X|uien huo también, al propio tiempo, el de D. JoséNico-
r las en la misma clase de mármol y lamaño , y vestido con
«\ manto y gola de gran cruz de la orden española de
Garlos lU. Ambos bustos adoroaq boy el estudio del es-
presado señor marqués.
— Í47 —
este destino con esmero hasta febrero.de 1808,
en que se retiró para siempre á Barbuñales, á
fin de terminar sus dias con descanso en el seno
de su amable y querida familia, lo que hizo con
sentimiento de su amigo D. Félix Colon de
Larreategui del consejo y cámara de Guer^
ra f con el que habia estudiad o en Barcelo^
na siendo ambos cadetes y con el que vivró
todo el tiempo que estuvo en Madrid en ésta
época.
Apenas se estableció en su pais# habitando
con su hermano D.' Francisco Antonio que ha-
bia heredado de D. José Nicolás el marquesado
de Nibbiano, se dedicó á leer y á escribir sobre
ciencias naturales á cuyo estudio tuvo singular
afición, y deseoso de completar sus obras sobr^
el Paraguay y río de la Hata, puso en ór^en sus
apuntes, y escribió la ^a <}ue h^ 9^ publica
con esta biografía , en cHyO capítulo 9 , sajva
las equivocaciones en que iaewtíé en su obra
sobre los cuadrúpedos y hatee ^(^bservaeiones que
no tuvo presentes al publicar la de los psijares^
por cuya razón es este o^itikl:^ óomplemenlfi^
de aquella obra. Su grande iifíeion á la ¿igpicul-
tura le tenia siempre en moviHHe^t^4^ecoft*ie»do
las haciendas de su familia^ dse la» qué levanté
planos exactísimos , y ensenaodo métodos nue«
vos de labranza para méjoirat' los producciones
y facilitar el trabajo. Su genio a^turalmente
— 2«S ^
fesUvo , su mucha instruccioo y so ciencia pai
saber hablar á cada uno en su lenguage ,
grangeó el amor y aprecio de cuantas persooi
le rodeaban, y los sencillos labriegos le escí
chaban como á un oráculo, procurando retei
en la memoria sus buenos consejos para segui
los, y sus chistes para repetirlos, quedando auD
en aquel pueblecillo de Aragón muchos dichos
agudos que hacen honor á su despejado talento
y en los que le recuerdan siempre que se
piten.
Apesar de la grande amistad que tuvo á
hermano el gran Napoleón, de la que le proft
saba á él y de los generosos ofrecimieutos qi
le hizo antes de salir de París , el amor de
patria que tenia ondas raices en su corazón, a<
lió los sentimientos de la amistad , sin fallar
la gratitud por los beneficios recibidos, y asi
que en cuanto los franceses inTadieron la P<
ninsala, y declararon sus hostiles intentos, ape-
sar de estar convaleciente de una grave enfer-
medad que acababa de padecer, escribió inoii
diatamente al gefe de las tropas españolas
Aragón el inmortal defensor de Zaragoza,
héroe Palafox , para que contase con él en de.
fensa de la índependencfa nacional, y te señala-
se el punto que fuese mas de su agrado. El
mandante general de Aragón agradeció su
nerosa oferta; pero no creyó oportuno el oci
4
parle, ateniiiftiidü á su avanzada edad y :í sus
achaques.
Luego que los franceses ocuparon militar-
meóte el país, algunos gefes y oüciale:» del em-
perador, que le hablan conocido en Francia, y
Se habian honrado con la amistad de su herma-
no, y aun con la suya, pusieron particular em-
peño en atraerle á su partido, recordándole la
amistad y aprecio de Bonaparle ; pero todos
I sus esfuerzos se estrellaron en su lealtad y es-
' pañolismo, y lejos de ceder á sus reiteradas
instancias, aumentó por el contrario su palrio"
tismo, dando voluntariamente á su nombre y s'
de su hermano D. Francisco, grandes cantida-
des y muchos efectos á las tropas españolasi á
las que como gefede superior graduación, aren-
gaba y envalentonaba siempre que se-'te-'pre^-
fentaba ocasión favorable. '^ " ■ ' '
A consecuencia de los atropellos y saqueíW
que sufrió su casa de Barbuñales durante la guer-
ra, salió D. Félix con el marqués su hermano y
su familia para Barbastro en octubre delSIO,
en donde recibieron las mayores prilebns de
esttmadoo y aprecio de toda la población; pei-p
como auQ aquí fuesen Incomodados, y como por
olra parle tuviesen casa y haciendan Bn Huesca
ciudad á la cual leaian particular afición por
¡haber estudiado en su Universidad los dos her-
manos,y estar allí cas:id.a doña María del Pilar
Tü«o II. 52
— «so —
Ilija th D. Francisco, se trasbdnroD at octi
siguiente 3 aquella población , ea donde se &
I Itlecló la casa detiniüvamente; pero los verant
[ iba D. Félix con la familia á pasarlos en Bai
[ puñales.
Tan pronto corno concluyó la gloriosa gm
I -ra de la independencia española, en la que
i señalaron tantos héroes, y entre ellos la siempí
iieroica condesa tle Bureta , que vino á ser
, .de los mejores y mas ilustres blasones de su
juilia, se apresuró D. Félix á felicitar á Ferna]
' do VII á su paso por Zaragoza, cuando de vuell
' lie su cautiverio en Valeiicey, regresó el año 18'
I Á ocupar el trono de sus mayores. Tranquilo
país y libre de los azares de la guerra, vol^
D. Félix á ocuparse de cosas útiles á su naci<
, y escribió unas reflexiones económico-pofUieas
tobre el estado que tenia el reino de Aragón en 1 8 1 í*.
' pn las que manifiesta con claridad y precisión la
ddecadencia en que entonces se hallaba esta par-
le de la Península , y los medios de mejorar la
.ígricultuva, la industria y el comercio. La coj
,de tan interesante escrito pasó al gobierno,
^uso en práctica algunas de sus proyectadáB
;p3ejoras, y mereció por él nuevos lauros, y el
[■.aprecio de sys paisanos. Instituida en 1815
..Ja real orden americana do Isabel la Católii
. J,e, brindó el gobierno con la gran cruz , perO'
jnodestia no le permitió admitirla y la reusó^
En 1817 le comisionó el rey para que visi-
tando la alberca llamada de Loreto en el tér-
m'mo de Huesca , proporcionase mayor esten-f
sion de riego á las tierras que se regaban con sus
aguas y á otras. Cumplió D. Félix lealmente y
con el celo que le caracterizaba en servicios pa-
trióticos este importante encargo^ dando al efec-
to el luminoso informe que podia esperarse de
sus vastos conocimientos como hábil ingeniero.
Igualmente informó al gobierno en 1818
sobro el pantano de Huesca que riega- la mayor
parte del término de esta ciudad á la que hizo
servicios importantes*
Agradecida la ciudad á sus beneficios, luego
que falleció su hermano O. Francisco que era
regidor decano de su ayuntamiento , nombró á.
D. Félix para sucederle, y en este noble desti-
no, supo prestar al pueblo, cuyos intereses de«
fendió con energía, tan importantes servicios,
que á su fallecimiento decian los afligidos hues*
canos que se les habia muerto su padre.
No debemos pasar en silencio, porque esto
prueba su generosidad , gran desinterés y pa-
triotismo y de consiguiente honra su buena
memoria, el que desde que salió de América el
último de noviembre de 1800, hasta su falleci-
miento, no cobró ningún sueldo ni estando en
el servicio, ni después de retirado, ni en lasco-
misiones en que se le ocqpó después de su ve-
— 25Í —
nida de Francia , pues desde aquella época se
mantuvo de sí mismo cediendo á la nación los
doce mil reales de sueldo que tenia de asigna-
nación, y cuanto hubieran debido asignarle por
sus trabajos estraordinarios.
Ápesar de algunos achaques que no dejaban
de molestarle de cuando en cuando^ disfrutaba
de una jovial alegría, cuando vino á turbársela
el fallecimiento de su hermano ü. Francisco
que ocurrió en Huesca el 2 de mayo de 1820.
Desde este fatal golpe fué decayendo su natu*^
ral alegría y abatiéndose su espíritu j no desco-
nociendo él la proximidad de su fin, como no
pocas veces se lo decia á su querido sobrino don
Agustín y en cuya compañía sé hallaba ^ desde
que este heredó el título y bienes de su difunto
padre. En efecto su presentimiento no le enga-
ñó, y cayendo gravemente enfermo de una
pulmonía fulminante el dia 17 de octubre de
: 1821 9 falleció el 20 en brazos del actual mar^^
• qués de Nibbiano^ cuyos cariñosos cuidados
tuvo lugar de conocer, puesto que recibió los
Santos Sacramentos con la mayor resignación
cristiana , y que conservó su razón y conoci-
miento hasta que tranquilamente entregó su
espíritu al Criador , siendo de edad de 79 años,
cinco meses y un día.
Murió soltero y en su testamento dejó por
heredero universal de sus bienes á su sobrino
— 585 —
I .D. Agusíin , cuyo marqués honró su buena me-
moria haciéndole un suntuoso entierro y fune-
ral con asistencia del cabildo v de lodo lo prin-
cipal de la población. Su caJiíver se depositó
en la catedral de Huesca, en el panteón de la
Ilustre familia de Lastanosa, perteneciente en-
tonces á sus sobrinos D. Leoncio Ladrón y
doña María del Pilar de Azara.
Ademas de las obras de los cuadrúpedos y
de los pájaros, cnv;is impresiones se han repe-
lido y publicado traducidas en diferentes idio-
mas, con elogios que honran al autor estraordi-
nariamente, dejó escritas el D. Félix la que
hoy se publica, que concluyó en 1806, y
aumentó después tal y como se dá á la prensa;
ía memoria rural del rio de la Piala , escrita en
1801, y la cual piensa publicar el marqués en
unión con otra memoria sobre los límites del
Paraguay escrita también por su tio D, Félix;
el exactísimo mapa de todos los viajes que hizo
por el Paraguay y sus cercanías, en el que situó
todos los pueblos, parroquias y puntos notables
por latitudes y observadas demarcaciones, de
cuyo mapa dio copia al ayuntamiento de la
Asunción, como ya hemos dicho, y el cual no ha
podido hallarse después en las oficinas del go-
bierno, ni encontrarse sus borradores, razón
por la que no hizo el autor !a impresión de la
presente obra y la ha retardado su heredero; y
— «5* -
en íin también dejó escritas las reflexiones e
nómico-polUicas sobre el reino de Aragón, de c
ya hemos hablado, el diario de la navegación del
rio Tibicuari, ya raeiicionado, y olra porcioQ de
papeles, anotaciones curiosas sobre ciencias na-
turales, geografía é historia de los puntos de
América que visitó, y del reino de Aragón.
Si bien los biógrafos estrangeros se han
ocupado casi todos en los tiempos modernos,
en hacer honor ú la memoria del Azara diplo-
mático, aunque generalmente con sobrada con-
cisión, ligereza y poca exactitud, ninguno, á to
que sepamos . se ha ocupado de consignar un
recuerdo biográfico al Azara naturalista; empe-
ro si aquellos no lo hicieron , tal vez por no
eclipsar nombres nacionales de menos valia en
la ropública de las ciencias , los americanos es-
pañoles , quisieron recordar v recordaron los
hechos y científica vida deD. Félix, publicando
en la Habana en marzo de 1839 en la Cartera
cubana, una biografía bastante exacta. En esto,
con respefcto á los españoles , fué mas feliz don
Félix que su hermano D. José Nicolás, pues si
bien Andrés. Sampere, Aso, Pérez, Bayer, Ariea-
ga y otros escritores españoles , hacen justicia en
sus obras á los talentos y virtudes de este céle-
bre español, solo La Tasa, en su biblioteca de es-
critores aragoneses, dá una brevísima noticia bio-
gráfica deD. José Nicolás de Azara, habiénd
— 9S5 —
nos tocado la suerte , sí bien por encargo de su
ilustrado sobrino y heredero D. Agustín marqués
de Nibbiano, de ser el primero que ha publicado
una estensa biografía de tan esclarecido espa-
ñol, en el diccionario universal de Idstoria y geo-
grafía , que se publica actualmente en Madrid
por nuestro buen amigo el editor D. Francisco
de Paula Mellado. El honor que se nos ha dis-
pensado de escribir la vida documentada y es-
tensa de D. José Nicolás que estamos conclu-
yendo para lapreiisa,DOS proporciona la satisfac-
ción de dará conocer documentos importantes
relativos á D. Fetix , que no podíamos mas que
indicar en esta sucinta narración de su vida , asi
como el hacer conocer al mundo los deraas
miembros ilustres que ha producido la noble fa-
milia de los Azaras, gloria de Aragón, y uno de
los selectos timbres de la culta nación española.
B.S. C.
■. • " ' '" * " f%'
•909e909®®®®®®S®t@©®
del aynntamlenlo de la jVsaneion en
el Paraguay á 1>. Fcllx de Azara,
y las eontestacltines de este.
I.
Caria al aiUor . del nutij iluxiie cabildo, justicia y
regimiento de la ciudad de la Asunción.
I
«Esta ciudad se halla cerciorada de las
particulares noticias que el celo infatigable de
V. S. tiene adquiridasde la situación, estension.
ríos, bosques, lagunas, montes, pueblos, villas
V lugares que contiene esta vasta provincia , Á
cuyo efecto ha tomado V. S. las molestias de
viajar por toda ella y reconocerla en persona,
T no satisfecho con esto , sabe la ciudad que
V. S. con incesante fatiga, lia procurado orien-
tarse mas á fondo de cuaalo vá referido , unas
veces leyendo los monuraent/>s antiguos con
particular aplicación, v otras inquiriendo de
personas inteligentes cuantas noticias ha con-
ceptuado V. S. pueden conducir á los mismos
— 3K8 —
fines; de forma que s¡n hipérbole puede asever
rar la ciudad ser V. S. eu el dia el individuo I
que puede con sólidu fundamento demostrapl
facultalivaraeute las predichas noticias; y de- j
seando la ciudad tenerlas reducidas para per-
petua memoria en un mapa que las comprenda,
como asimismo un plano de este rio Paraguay, |
ostensivo hasta las reducciones nombradas la
Chiquitos, y agregación de noticias que exhor-1
le uno y otro; satisfecha de la benevolencia del
V. S. viene en suplicarle tenga la dignación do-
poner en ejecución el mapa y plano que solicí-j
la, á fin de que colocándolos de firme en s
sala capitular , sirva de instrucción en los asun-j
tos ocurrentes, que á cada paso se ofrecen, cu-^
yo favor quedará vinculado cu un eterno reco«
nociralenio de esta ciudad, — Nuestro señoq
guarde á V. S. muchos años. Sala capitular ds
la Asunción 22 de marzo de 1793. — D. Joaql
Valeriano de Zevallos. — D. Antonio Vigil.-
D. Femiin de vVrredondo y Lovaton. — Doní
Francisco Olegario Mora. — D. Luis Pereira.-
D. Bartolomé Lacoisqueta. — D. Francisco dol
Haedo. — D. Benito Ramón Carrillo. — Doní
Francisco de Asaosi. — D. Francisco MontielJ
■=Sr. coronel D. Félix de Azara.»
Respuesta á la carta antecedente.
«Recibí el oficio de V. S. el 22 de marzo en
que solicita que le franquee el mapa que he
hecho de esta proviucia , con otro del curso de
este río hasta las reducciones de Chiquitos,
como tamhien otras noticias que cree haber re-
cibido , todo con el fm de instruirse V. S. , de
transferir estas noticias á!a posteridad, de ilus-
trar la historia pasada y futura , y de dar un
landable ejemplo y poderoso estimulo á todas
las ciudades pai'a que busquen de ud modo se-
roejanle los medios de adelantar la geografía y
la historia. La gravedad del asunto detuvo mi
contestación hasta ahora en que me he resuelto
á condescender con la atenta súplica de V. S.
Para ello estoy fmatizando los cálculos y dando
el último toque á dichos mapas y noticias , que
dentro de pocos m^^ses pondré en manos de
V. S. , porque he rellexionado que quedando
mis mapashien asegurados en esa sala capitular
ó archivo, podr;ín servir en cualquiera siglo no
solo para hacer ver cl estado natural de la pro-
vincia , y para cotejarlo con el que tuviere en-
tonces , sino también para que cuando algún
pueblo , ó parroquia se fundase ó trasladase,
— 260 —
pueda el cabildo disponer que se sitúe en dichos
mapas , lo mismo que ios nuevos descubrimien-
tos de los rios y paises. — De este modo insen-
siblemente y sin trabajo y se irá añadiendo lo
nuevo y lo que faltare , y se corregirán los yer-
ros que hubiese : todo lo cual podrá hacer cual-
quiera un poco curioso sin necesitar de hacer
observaciones astronómicas ni repetir las gran-
des penalidades que he sufrido. — Nuestro se*
ñor guarde a V. S. muchos anos. Asunción
12 de abril de 1793.— Félix de Azara.— Muy
ilustre cabildo, justicia y regimiento de la ciudad
de la Asunción.»
III.
Carta del autor al cabildo secular de la Asunción.
«Para cumplir la palabra qne di en res-
puesta á los requerimientos de Y. S. incluyo el
mapa de esta provincia « y la de Misiones, con
otro que espresa el curso del rio Paraguay , sus
confines, ó inundaciones anuales, como también
la siguiente descripción histórica, política y geo-
gráfica de la comprensión de dichos mapas;
pero como no he tenido mas tiempo que dos
meses para escribir y ordenar las ideas , y por
otra parle estoy escaso de libros y no del todo
impuesto de los papeles del archivo , no he pp-
. r^^-
— 2«J —
dido iletallar muchas cosas, y tengo por cierto
que otro con mas tiempo é instruccioD hará la
cosa mejor. — Sin embargo he locado todos los
puDtos sustanciales que pueden interesar á la
historia y á la felicidad de la provincia. Por lo
que hace á los mapas son sin duda los mejores
que hasta hoy se han visto de provincia alguna
americana. Solo falta que V. S. requiera y exija
de los demarcadores de límites cuando señalen
Ja frontera por los rios Yaguary y Corrientes, ó
Appa, un niap:i de su demarcación, porque como
DO he andado por allá , el mío no puede ser en
esta parte del Norte tan exacto como en lo de-
mas. — Con esto nada falta que hacer, porque
V. S. quede satisfecha de mi buena voluntad y
de que soy agradecido á lo mucho que he debido
á la provincia, y á los particulares en los nueve
años y medio que la suerte me ha detenido por
acá. — Nuestro señor guarde á V. S. muchos
años. Asunción 9 de julio de 1793. — Félix de
Azara. — Muy ilustre cabildo, justicia y regi-
miento de la ciudad de la Asunción.»
IV.
Respuesta á la caria antecedente.
«Ha recibido esta ciudad el oficio de Y. S.
de 9 de julio último, con el mapa de la provin-
— 58? —
ci.i, otro que demuestra el curso de este i
Paraguay , sus confínes ó ioundacioDes , coni
tambieo la descripcioa histórica, física, polítM
ca y geográfica de la comprensión de dichoi
mapas, obras á la verdad sumamente grandes 1
muy propias de los altos talentos de V. S. , poj
cuya beneficencia queda la ciudad [Msevend
alhajas tan distinguidas, de que congratula i
V. S. muchas gracias, y siendo su reconocÍJ
miento inferior á esta gran dádiva y don qué
V. S. se ha dignado dispensarla por solo na
efecto do su generosidad, en manifestación de la
gratitud en que queda, tiene acordado con esta
fecha en bus libros capitulares, pasen á la mo-
rada de V. S. dijs capitulares, y á nombre de la
provincia le hagan presente como el distinguido
favor de V. S. ha vinculado en su gratitud un
eterno reconocimiento y que en su manifesta-
ción ha acordado igualmente que á V. S. se le
tenga y recono7,ca por uno de los primeros re-
publicanos y compatriotas bajo del respeto, es-
timación y benevolencia á que es acreedora la
persona de V. S. tanto por las circunstancias
con que le adornó el Todopoderoso, como por
este particular y grande servicio que V. S. se
ha dignado hacer á esta ciudad. — Nuestro se-
ñor guarde á V. S. muchos aüos. Sala capitular
de la Asunción del Paraguay setiembre 23 de
1793. — D. Juan Valeriano de Zevallos. — Don
— S63 —
Antonio Vigi). — D. Francisco de Arredondo y
Lovaton. — D. Francisco Olegario de la Mora. —
D. José Luis Pereira. — D. Francisco de Hae-
do. — D. Bartolomé Laozqueta. — D. Benito Ra- -
mon Carrillo — D. Francisco de Isasi. — Oon
Francisco Montiel. — D. Alonso Ortiz de Bar-
gara. — Sr. D. Félix de Azara, capitán de navio
de la real armada.»
55(D^Ü©
ík la descripción é hI»itorla del Pa-
raguay y «k"! rio de la l*laia.
Versando la obra de D. Pelix de Azara sobre una
parte mny inleresanle do h América meridional , y no
babiéndüla descrito mas que en los Icrriiorios que visi-
tó, ni liecbo la historia de estos gino basta el aña
Í806 en que escribió , ó por mejor decir basta fin do
1SÜ0 en que abandonó aquellos países nos ha parecido
conveniente decir algnna cosa en este lugar acerca de
la actual formación de aquellos estados y de su bistoria,
desde que cortó su curso D. Félix, hasta el presente.
Como os de suponer será breve la narración , puesto
que se ha do acomodar á los estrechos limites de unas
cuantas notas aclaratorias , y por lo tanto sentiríamos
que se nos tachase de demasiado concisos en una cost
flD que tenemos que serlo por necesidad-
La América meridional comprende 1390 leguas da
norte ú sur y 920 de este á oeste. Sus límites por la
parte dnl norte son el mar de tas Antillas y el Occpano
Atlántico Uoreal, por la del sur el Archipiélago dfiMii-
gallanes, y por la del occidente el Occéano Pacllico. El
país mas considerable que forma esta parle de América,
es el antiguo ini|ierio del l'erú, el cual tiene de estensiou
'ÍOHO II. ^t
— «66 —
de N. á S. 433 legoas, i35 de E. á O. H50 de soper-
flcie contáDdose solo en ella como un millón y cuatro-
cientos mil habitantes. Al N. confina con los estados de
Colombia, al E. con el pais de las Amazonas y la pro-
vincia de Mr«(ogr680 en el Brasil, por el S. con la pro-
vincia del rio de la Plata de que se.form¿ la repáblica
de Buenos- Aires y por el O. con el mar Pacifico.
PERÜ.
El célebre Vascos Nuñez de Balboa fundador de la
colonia del Darien , dio las noticias de esta rica porción
de América, y concibiendo su conquista Francisco Pi-
ZAEBO, Diego de Almagro y D. Fernando de Luque^ los
dos primeros militares que babian acompañado á Bal-
boa en sps viajes , y el segundo sacerdote rico de Pa-
namá, y equipando un buque con 1 1 4 hombres, se hizo
Pizarro á la vela en 14 de noviembre de 1525 , si-
guiéndole después Almagro cop otra tanta gente y em-
prendieron la conquista. Pizarro viendo le poco t|ae
por folta de recursos adelantaba , partió á pedirlos á
España.. No habiendo logrado mas que lilulos y honores,
recluié algona gente y llevando á sus cuatro hermanos
jkJ). Francisco Castellanos nuestro pariente por gefes,
Yolvió á reunirse con Almagro que también recinto
gente en Panamá, y volvieron á la conquista.
Los habitantes del Perú eran fanáticos adoradores
del sol , de lo cual se había valido el célebre Marco-
Capae para constituirse en emperador al qoe sucedió*
ron progresivamente otros doce emperadores hasta
Buascar-lnca , que fue el catorce , y el que por su an-
tecesor fué enviado á Pizarro de embajador. Apode-
i^dose los españoles del Inca Athahualpa y de sus te*
loros, empezó la conquista que acabó después de algo*
I
p
— f6T —
nos aiaqnes por dar i, la España tan rasta y rico paü.
Mas dedos siglos disrruliton los españolea tranquila-
menle del Perú cuyas minas enviaron á la Península
rius de piala por decirlo asi; pero el año de 1782 al
descerní ¡en te supuesto de los Incas G:ériel Condorcan-
qui, sublevó una parto del país contra Ins ospüñoles , ¿
los que hubiera echado del todo sí Tuera mas humano
y generoso. Derrotado este partidario, fué preso y de-
capitado quedando en paz el pais. Esta colonia fué la
última que se hiiío independiente y aun después do
4808, se contuvo en el Perú la revolución apesar dft
haberse alzado en I8M los iudependieoles á los que
capitaneaba el general Castelli.
Chile que se halbba constituido en ri^púbüca, tenia
por generallsiuio á un tal San Martin, y deseando ase-
gurar la tranquilidad de Chde, paaó con cuilio mi|
hombres á promover la independencia del Perú presen-
tándose delante de Lima en' 4820. El Perú después de
Bufrir su capital mi sitio do scU meses, proclamó al ÜD
su inile|iendeucia haciendo salir al virey español y mim-
brando protector al rereriiIflSan Martin. Kn182l perdie-
ron los españoles el castillo del Callao de Lima, y en di-
ciembre fueron totalmente desterrados del Perú conBs-
c'ándules los bienes. Se pusieron de acuerdo San Martio
y Bolívar sobre el modo do afianzar la independencia del
Perú, pero habiéndose San Martin separado del gobierno
porque el pueblo no le quería , y nombrado un congreso
en Lima , este se apoderó del mando. Los espiiBolei
vencieron á los peruanos en enero de 1833 en una ba-
talla, y en junio del mismo volvieron á cotrar en Lima
mandados por el general Canterac que se siii^iuvo allí
hasta agosto del mismo año en que los prcsidenlea de h
república Riva-.igüero y Torres Tagle volvieron á ocu-
par la capital. Bolívar llamado el libertador 0errib6i
— «88 —
Riva-AgUero que tuvo que salir para Inglaterra en doD-^
de se reunió h su antocesor San Martin; pero tuvo qiu
retirarse porque habiendo eiiblevadu á las tropas contra
él, el entonces sargi-nto priaicro du los cuerpos del pata
J). Dámaso Moyam iltí color mulato que hace pO(
años murió en Madrid de brigadier (i) aquella Córtala
y Lima se rindieran á tos españoles y el S5 de febrer
de 183i entró en ella Canierac con sus tropas,
suerttí del Ptirú cmi respecto á España estaba decidid
por el destino, y asi es que se perdió totalmente en 1
famosa batalla de Ayacucho duda en 10 de diciembre
de este año , en la cual tas fuerzas españolas quedare
completamente derrotadas por los independientes qtH
hicieron prisioneros á nuestros generales Canierac, Val-'
des y La-Serna. Los generales españoles Olañeta y Tu-
citan, fueron Iüs ónicos que quedaron con las armas en
la mano , pero dfstruidos , y rendido el castillo del
Callao , quedó el Perú euteramenie emancipado de la
inetri'ipoU mas por rivalidades 6 impericia de los gefes
que mandaban nuestras tropas, que por el orden y fuer-
za de los naturales, á quienes levantó contra la EspaÜt
el despotismo y vejaciones que sufrían de nuestros goí
beroautes en aquellas regiones que se constituyeron ti '
tiranos insufribles de la humanidad. Si el talento, 1
consideración nacional y la humanidad hubiera prcstdi
lio en los actos de los vireyes y gobernadores de Améí
rica, esta estaría aun acatando las leyes de la PeDiosau
de la que tienen la sangre sus babitautcs civilizados p
mas que se empeñen en negarlo.
(I) Babiendo sido imigo del Tallante é inirépido Moftoo «I
•alot de csUá notas, posee un precioso manusctiludcesle milítac
cD quB se dA ra:oD circuiistanciada de Uidos sus liechos militare!
Ídela historia miliur de so país, cu;o inieresBiiie escrita aepv-
licsrtpara aciatRuiondc la bistorii. "*
El gobierDO que se ealableció en el Perú fu6 el re-
publicano-democrático- central : e) poder legislativo se
bailó desde luego sometido k un snnado y á un con-
greso de diputados elegidos por el pueblo; el presidents
de la república egerció ya el poder ejecutivo , y el ju-
dicial los tribunales. La Coiislitucion del Perú que pro-
clamó la soberattia nacional , garantizó la libertad civil,
la propiedad y los demás derechos, é impuso los debe-
res á los ciudadanos. Tiene tres artículos especiales que
por su bondad queremos recordar : el primero previene
que la nación ataca el pacto social cuando no conserva ó
proteje los derecbos de los ciudadanos. Segundo , que
el que viola alguna d<^ las leyes fundamentales del es-
tado, renuncia la salvaguardia del pacto social. Tercero,
que la nación no tiene facultad para dictar leyes con-
trarias á los derechos individuales.
REPÚBLICA DE COLOMBIA.
De la capitanía general de Caracas , vireinato de
Nueva Granada , provincia de Cartagena , de Santa
Marta, distritos de Hacha , provincia de Anllochia , Ve-
nezuela, Cumaná, Guanana, Quito, Panamá, reino de
Tierra-Firme y de otras 20 provincias, se formó la re-
pública de Colombia que tiene 370 leguas de N. áS.
463 do E. á O., y 106,9o0 de superficie que ocupa-
ban unos tres millones de habitantes. £1 territorio se
halla atravesado por los altas cordilleras de los Andes,
llenas de volcanes de los que el de Colopaxi que tiene
1C00 pies de elevación al lil, S. de Quito , es tan terri-
ble que en 1 733 se levantó ta llama á tres mil pies so-
bre las cimas de las montañas.
Su gobierno es una repüblica democrática cuyo
— f 70 —
poder e¡ecQtI?o tiene el presidente , la cotí se formó
laego que se emancipó dé España la capitanía general
de Caracas el 5 de junio de I8H en qoe proclamó sa
independencia. El gran terremoto que sepultó en 26 de
fnarzo de. 1812, veinte mil personas , volvió á poner el
pais en poder de lo.^ españoles ; pero rechazados éstos
varias veces, quedó por último enteramente indepen-
diente. De este territorio se formaron- después porción de
repúblicas de mas ó^ menos poder láendo las principales
las siguientes:
La de Nueva Granada se levantó contra la Península
en i 808 en que formó sus asambleas nacionales ; pero
el general Morillo apesar del apoyo que dio á este país
el libertador Bolivar, le sometió otra vez, quedando por
fin después en república independiente. La misma soer-
te siguió en todo Cartagena y Santa Marta , la que en
1810 proclamaron su libertad , y Quito que lo habia
hecho en 1809 siéndola primera que se sustrajo á la
autoridad del rey de España. Guayaquil apesar de que
el general Morillo redujo el pais á la obediencia en 181 6«
se rehizo con los ausilios de Bolívar, y Venezuela y Co-
lombia arraigaron por último su independencia que
constituida en segura base en 1821 ha sido por fin re-
conocida por España hace dos años. \
Dejando aparte á Chile que tiene en 1 i ,3i0 legnas
de superficie, un millón y cien mil habitantes; que con-
fina al E. con las provincias del rio dala Plata; que se
pronunció en 1 8 1 ; que desde 1 845 empegó á gober-
narse poruña república democrática tal cual cimentada,
y también la Patagonia que en el Cabo de Hornos forma
la estremidad de la América míBrídional , entraremos en
la república argentina que es la formada- de los paises
descriptos é historiados por Azara^
BEPtlBUCA AHGENIINA.
I
I
Se compuso la república argentina de las provincias
del rio de la Piala , que son la de Buenos-A ire^ , los
Pampas, la provincia de Cujo, la deTiicuman, el Cba^
CO, el Parngiiay, la Guaira , y Uruguay; pero el Para-
guay y Monlevideo se separarQii después y formaron es-
tados aparle. Este lenitorio comprende 410 leguas de
N. á S., de E. á O. 286, y 1 26,770 de supnrficie en la
cunl vivirán como udos dos millones y ireocientos mi;
liabitaiites.
El año de 1810, las provincias del vireinalo de Bue-
nos-Aires aprovechándose del mal eslado de la Penín-
sula empeñada en la gloriosa lucha de la independencia,
dieron el grilo de libertad y de a(|ui salieron las cspe-
diciones que causaron la emancipación de Cbile y del
Pera El virey español Cisneros, permilió que st con-
vocase una junla de naturales para conservar la tranqui-
lidad pública, la cual se reunió en 2 de mayo de 1810,
pero como el general Ello , que lle^ó de España, se
opusiese k las inovaciones que se pretendieron, rompie-
ron los naturales con los españoles y venciéndolos y
echando al gobierno del lerrilürío , fusilaron á los gefei
de nuestro ejército que hicieron prisicioeniü.
Los pronunciados alentados con sus triunfas , man-
daron tropas céntralos realistas del alto Perú; pero
derrotadas por estos , sus gefes fueron pas:idos por las
armas. Después de varios encuentros entre realistas y
independientes y de empezar entr» estos la guerra civil
por celos de sus gefes , se organizó por fin en i82l un
poder administrativo provisional, compuesto de cuatro
gofea que adoptaron una república. En t823 el gobier-
no constitucional do España trató de recnoucer la in-
— Í7l —
dependeDcia de esta república bajo ciertas condiciones;
pero no verificándose « en diciembre de 1 824 se instaló
en Buenos- Aires an nuevo congreso compuesto de indi-
viduos de todas las provincias llamadas del rio de la
Plata. Seis de estas que fueron Potosi, Charcas, Ca-
chabamba, la Paz, Mojoi y Chiquitos » se separaron en-
tonces de este gobierno central y formaron la república
de Solivia de que ya hemos hablado. La guerra civil
que hasta el dia ha afligido á aquel pais, no ha permiti-
do que sus estados disfruten de la paz y ventara quü
ubscan hace tantos anos.
MONTEVIDEO.
Cuando Buenos-Aires dio el grito de independencia
en 4810, le siguió inmediatamente Montevideo, pero el
general Eiio sofocó su pronunciamiento. Los oficiales es-
palióles D. José Rondeau y D. José Artigas resentidos
del gobernador de la colonia del Sacramento en 1841,
se pasaron á los independientes, y fueron sus gefesmas
respetables. Artigas hubiera llegado á Ber dueño de
Montevideo y tal vez su soberano, si los porlugueses,
en 1847, no se lo impidieran ocupando el país á pretesta
de impedir que el contagio revolucionario pasase á los
estados del Brasil. El año 1825 trataron los naturales de
sacudir el yugo brasileño , pero no les fué posible , y
esta parte de América padece también en el peligroso
estado de continuas revueltas intestinas si bien sujetos
por sus opresores. /
PARAGUAY.
* * * " .
El Paraguay se pronunció en cuanto empezóla insur-
rección del rio de la Plata, inaugurándose en acometer,
ayudados de los españoles, á los ¡iiiJe|tendieiiles que ve-
nían á pronunciarlos desde Buenos- Aires, y conclu-
yendo por desacerse de I<i8 tropas de la metrópoli, \i-
110 á declararse al fin tan independí ente de España como
del resto de la América. Después de haber ensayado
diferentes formas de gobierno, conliarou en 1 809 á uno
de sus conciudadanos Gispai- Francia, eslimablc ju-
risconsulto, un poder previsor del (|ue debia valerse pa-
ra fundar una administración estable y capaz de hacer
la felicidad pública. Francia creyó hallar la dicha para
todos en ■i\ gobierno despótico, y con su maña y tálenlo
cambió su puüer provisional en una dictadora suprema
y perpetua, anomalia eslraña en el seno üe la libertad
republicana que rodea»! país por tudas parles.
Supo el doctor l^raacia llevar á cabo sus planes con
Vi carácter y firmeza, que uoobstante de las pocas troiiai
de que podia dispuner , se hizo respetar de lodos to
demás estados que no se atrevieron á atentar contra su
limites ni aun á entrar en su lerrilurio sín su licencia, ú
pesar de la cual impedía la salida al que se le antojaUi
parasuB miras de se^juridad. Invitó Bolívar á este gcfe
en f 825 para que se uniese el Paruguayá los demás cs'
lados de América á tin de consolidar mss su indepen-
dencia: pero Francia le despreció creyendo que la de
csle país se sostendría mejor cuanto mas incomuuicadu
estuviese con lodos los otros; asi lo consiguió pues quo
logró que estuviese en paz y no le Iiabajase la guerra
civil como á los demás. — til gubíeiuo úa las utrad pro-
vincias nacidas del rio de Plata, es el republicano repre-
Fonlativo. Tanto esle pais como todos los demás eeUidoti
de América que pertenecieron á España, se haUau aun
«n el (lia aDí^idos por ten ibies revolucionen y i^uerras
inlesiinas, sín dejarse de chocar unos con oiríw y awnn-
hrondo al muii;io con sus etenius desasln" .
Monlevidco y Buenos-Airos perpetúan sus odios ape-
sar lie su mediador Urquiza apoyo de llosas anles y boy
indirereote, de este enemigo de la república de Uruguay J
y presidente de la de Buenos-Aires, contra la que t '
ha forraado a) presente uoa alianza ofensiía y defensi-
va entre las repúblicas de Uruguay, Paraguay, Entre-'
Ríos y Corrientes, en cuya guerra piensa interTenír e
Brasil.
Rn enero de este año de 1847, Rivera gefe de lai
tropas de Montevideo, ba sido derrotado ysus enemigos
lom<iron la importante posición del Salto , abandonando i
los montevideanos á Paysandu, Mercedes y las Vacaa:1
Rivera con ochocientos caballos hace la guerra de gaeM
filias pero probablemente se verá precisado á volver a
enlrar en el Brasil. Maldonado habrá ya sucumbido poíl
asalto. Urquiza so ha declarado francamente parlidario'1
de Rosas y sin el apoyo de Francia ó de Inglaterra Mon-
tevideo ó sucumbirá ¿ tendrá que capitular.
Por otra parle la perla de las Amérícaa Españolas,
el imperio de los Molezumag, el privilegiado Méjico,
constantemente combatido por la guerra civil , coge el
resultado de sus disensiones intestinas, siendo boy veja-
do y combatido por Ins Estados Unidos de América que
le hacen una cruda guerra, y que apesar de la brabura
de las tropas mandadas por Santa Ana y otros bizarros
gefes, ba perdido á Vcracruz, S. Juan de lilua y olrai
plazas importantes. Si la unión reinase cuesta república,
ya reconocida por España, poco adelanlarian contra ella
los Norle'Americanos , pero &» desunión dará el trianfo
á estos que concluirán por sugelades á su cetro de hier-
ro ó cuando menos por obligarles á pedir una p?iz ver-
gonzosa, cuyas condiciones menoscabarán su indepen-
dencia nacional. Aprendan los pueblos en csle nuevo
egemplo de que por mas poderosos que sran sin la j
_ 275 — ]
unión son Taños todos los esfüerak)s de los pueblos y
que en este caso el mas débil vence al mas fuerte* por-
que el axioma de divide y vencerás es una verdad sin
contradicción , asi jdooio lo es y será eternamente el de
que hünion constituye la fuerza.
Por este estilo se hallan boy todas las antiguas colo-
nias de España en América las que si emancipándose de
la metrópoli proclamaron y lograron su libertad» fue
solo para arrastrar una vida miserable y para obtener
en vez de un protectorado que les era pesado, millones
de tiranos que les abrumen.
B* S, C<
S^^^^J^^^^^
IVOTA ACLARATORIA
La obra sobre los caadrúpedos que como hemos di
cho publicó en francés sin el consentimiento del aul
M. Sainl-Mcry. Ilevu por título «Essais sur l' Bistobi
NiTUREUE titS Ql'ADRUPEDES DE LA PBOVtNCE DU PjtRA'
Gi'Ar PAR RON FsLis d' Azaha, capítaine de vaísseau de
la marine cspagiiole; commisaire de la majeslé calho-
liqne pour les limiles espagnoles et portugaises de I'
Amcrique mériilionale; citoyen de la ville de 1' As-
Eoniptioo, capilale du Paraguay, ele. Ecríls dcpuis
1783 jusqu' en 1796 (an 4 de la repúblique francaise},
avcc un Appekdice sur quelques repules; et formant
suile nécesaire aux oeuvres de Bcffon; Iraduits sur lea
manuscriis inedit del' auteur, pai' M, L. E. Moreau-
Sai?it-Mery, conseiller d' Elat ¡ residet de la Be-
publique Trancaise pr¿s son alLes^e royale I' infant
«luü de Parme; membre déla soeielc libre d' agri-
culture du departement de la Seine et de celle
Doubá; fie la socíeté de Sciences, tetres et arts
Paris; du lycée des arls et de la societé des belles-'
lelrcs de lu mémc ville ; de la societé phílosupliique de
Philadelphie etc. Paris a« IX (tSOlj.» Dos volúmenes
pR S." I'rancé*.
an(
es-^^^
Eli e! prólogo de la obra se Lonra el Iraduclor con la
amieladdel Bailiodesan Junn nuestro embajador en Pa-
^ D. José Nicolás de Azara hermano del autor, quien
dke le comunicó el manuscrílo que lr<idujo pero queda
fentado en sti lugar y repetímos aquí, que D. FeÜx
lolo pidió un consejo de los natura listits franceses eo-
^e su obra , pero no aulorizóá ííu hermano, ni este á
Sainl-Mery, para que la iradugesey publicase como lo
hizo en provecho propio, si bien , en nuestro concepto
cometió en esto un abuso de amistad que agradecerian
entonces las ciencias naluralps y sus apasionados, y
qne nos vemos nosotros l^mibien obligados á agradecer-
le, por lo bien que hi^o !;i traducción, y lo que contri-
buyó k realzar el mérito Je nuestro compatriota, máxime
fuando este después publicó en Madrid completa esta
obra, mérito que no tiene la primera traducción francesa
•de que vamos hablando.
En el prólogo de la publicación de Sainl-Mery
que le sirvió de prospecto, hay algunas noticias inte-
resantes acerca de D. Félix, que, tanto por lo mucho
que le honran, cuanto porque ilustran algunos puntos
de [a obra que hoy publicamos , creemos deber sentar
en esta nota en obsequio de tan ilustrado escritor, tra-
duciéndolas del referido prospecto.
Con referencia ásu comisión regia en el Paraguay
dice Saíní-J/íry. Grandes dificultades habia para fi-
jar los limites de España y de Portugal en la América
meridional, diGcultades que subsistían apesar de ta
grave decisión del papa Alejandro VI que marcó estos
limites en 1493 por medio de una linea imaginaria tra-
tada en el cielo, y apesar de porción de tratados con-
cluidos entre ambas naciones. El deseo de terminar
asunto que se iba haciendo cada vez mas grave, movió
ai r<'y de España á nombrar un comisionado para lijar
— Í78 —
la (lemarcaciüD , y crnno al efecto se necesitase un hom-
bre de grandes coiiocimienlos en aatrunomia y eQ geo-
grafía, y del cai'ácler y firmeza necesaria para empren-
der una operación lan diricil como larga y delicada, do
se bailó otro masa propóáilo para esla misión que don
Félix lie Azara, que se reputaba, con razón, sabio cíen-
lilicn y eiilenditlu militar. El gabinete de Lisboa que
no podia rechazar abiertamente fiemejante medida,
nombró tiimbíen sus comisarios para este asunto. Ci
yendo los españoles en la sinceridad de los portugue:
mandaron á Lisboa áD. Félix y á sus subalternos áfi^'
deque se conviniesen con sus colegas de aquel reino,
en la demarcación de la América rocridional, pero
cansados en esperar una espedlcion que no tuvo efecto,
partió soto D. Félix con los suyos creyendo quo le
sngiiirian loa comisirios portugueses. En vano esperó
en América el arribo de estos, pues como el PortUj
obedecía al brazo de hierro de Inglaterra á cuya nacif
no convenia de modo alguno la demarcación de los
presados limites, no se mandó á los comisarios y don
Félix tuvo que ocuparse solo por parle de España en
estos trabajos, y en otras comisiones importantes. Eo
aquellos países en que atravesó inmensos terrenos Diio-
ca pisado; por el bDmbre, aprovechando el tiempo, ad>
quirió conocimientos útiles no solo para su pais eino pa-
ra la instrucción de todos los pueblos. De este modo se
deben á su amor al estudio y á su celo por la humani-
dad, muchas cartas geográficas de las provincias del
nuevo mundo que ha recorrido, obras geográficas per-
fectamente esplicadas; la descripción histórico-flsicn -po-
lítica y geográfica de la provincia del Paraguay desde
•a descubrimiento basta nuestros dias con noticias sobre
muchas tribus y naciones de indios salvages, cuyas len-
g'HS estudió y ap rendió y acerca de las cuales
I
— 979 —
titud de dtilalles descouocidos en Europa. Una carln do
a proTÍncia del Paraguay y otra en que se luaDifiesla el
curso del río de este nombre; el plano de la ciudad de
a Asunción y de oíros muchos pueblos principales de
ísla provincia. Las memorias de sus viagBspor el inte-
ior déla América meridíoital. La bisloria nalural de
'los pájaros de la misma parte de América. El ensaya
'¿óbrelos cuadrüpeilos del Paraguay; y la descripción
i historia nalural del rio de la Plata.
No juzgue el lector , continua Saiul-Mery , que pre-
tenda timilar á esta sencilla nomenclatura las obras a un
Bianoscritas de B. Félix. Las cartas geográficas de mu-
chas provincias de la América Meridional hs conserva
'él autor que espera para publicarlas su vunllaá Europa.
i circunslaiicias favorables para remitirlas por mar.
Hace siete ú ocho años que D. Félix envió á su bor-
mano sus obras de geografía y sus memorias, pero como
estése hallase entonces de embajador en Roma y do pu-
diese cuidar de la remsiion de tan preciosos objetos, han
desaparecido etilre las personas encargadas de recibir-
los en Cádiz, las aduanas de este puerto y las oGcinas de
Indias en Madrid. Esla pérdida efecto de una negligen-
imperdonable determinó á D. José Nicolás de Azara
i escribir á su hernaai^Qj á no esponer oíros originales
jps que le aconsejó guardase basta su vuelta á la patria.
Por lo que respecta á la descripción del Paraguay y
á las interesantes cartas que -deben servir para hacíala
ano mas útil, y dan á conocer el celo de que constanlc-
mftato está animado D. Felipe, be empezado á traducir-
la (i). Esla descripción ha merecido ásu autor del ca-
(í) Sabemos por \óf parientes dv D. Félix i\ar. mandii una $ti-
ejnu memoria sobio el Firagiisr á Git lierniaiio , i i erie trab^'ji
debe referirse Salnt-Meif, pucü nogruidi-gerl Isobn qiirhoy i>u-
, porque MU la cnncl^^^O T uuii -fiirmo wn SUR Bpuiile^ iii
de fiarbnflnlrí ,.n IROfi roin-^ ;,i .Mkíiix'S ni ->i liii,í;r,,f¡í..
Itildn (le la Asunción capitaidel Paraguay el titulo i
áaJ^dmo dislingaido de osla proviacia (1).
Lüs momorias sobre los viages en lo ioterior de la
América meridional , se hallan en Roma, lo mismo que
su historia natural sobre los pájaros del Paraguay (i).
D. Félix, de Azara tiene un guslo particular por i
estudia de la historia natural, pero aun en este gut
los pájaros son su objeto dominante. lia descrito toa q4
componen su rica colección, con un esmero y exactiltt
de que puede tomarse una idea en su obra sobre los cui
drúpedos. £1 manuscrito compuesto de dos volúmenj
bastante abultados está embellecido con dibujos de d '
de quinientos pájaros, en cuyo número como dice el a
|tOr en un párrafo déla obra actual (se refiere á la de ^
I cuadrúpedos que publicaba) hay 360 do los que ya del
l-cribió Bufón; pero esU colección Ornilhológica enciffli
\ n también especies que no habla conocido el nalurata
} la francés que acabamosde mencionar (3).
El empeño que ha hecho D. Félix de enriquecer cP
gabinete de S. M. C. en Madrid, el cual le es deudor do
;i lodos los pájaros raros que se ven en él, su perma-
I nencia en el Paraguay por mas de 20 años, y sus fre-
|- Cuentes viajes en loa que ha esplorado centenares de le-
I guas, todo garantiza que sus trabajos serán dignos de la
■iosidad de los estudiosos, lisongeindome yo de poder-
los dar á la luz pública coma el presente de los cuad rú-
(I) Lo que regild D. Felii 8l cabildo do la Asancion j le tiIía
•1 (Liulo óe ciudadano fue el Hspi de que hablamos en su biogra -
fia, j DO psta obra para la que entoDcrs solo leoia apuntps.
(2J Loque dejó su hermaao D. Jo^é Nicolás rn Bi'ma furrofl
hs cartas cii que le hablaba de csias obras, que iraj» consigo de»'
pues i España.
(3) Se sabe que D.Felii dibujú mucbot de sus pijaros, pt.To nn
qaeriendo retardar la pubticacioQ de su obra á su regreso á Madrid.
)d hizo sin tas limíDas por no creerlo necesario n)eaiaale a
Tidad y ininiiTÍosida6 ron que los deserihiii.
pedos, por haberme ofrecido al efecto los loauuscrilos
su bermaoo el embajador (I ) tan luego como se loa eu-
vien de Boma á donde les dejó i s\i veoida.
Lisongéase el referido traductoi- en. su prólogo, de que
tan pronto como enviase ü. Félix la descripción é his-
oria naturdl del Río de lal'lata, que supone la última do
so» obras, se la enlregaria el embajador para traducirla
y publicarla, lo quB baria con todas las citadas, pero es-
to no tuvo efecto mas que con la de los cuadrúpedos.
Al hablar de esta preciosa obra , hace referencia al
prefacio del autor y alaba juslamenle su claridad en to-
da la obi'a, jusliricasn método, ensalza su mérito, má\i'
me atendiendo á su falta de libros y de noticias sobre los
adelancos de las ciencias naturales en Europa. Elogia el
traductor la sana critica {|ue bízo de las obras del sabia
naturalista Bufón creyendo que vivia aua cuaodo es-
cribía, en cuya critica encuentra el mas glorioso elogio
del sabio y mucLo bien para i»$ ciencias naturales, dis-
culpando el tono severo y algunas veces rigoroso con
que profiere algunas palabras al enmendar los errorcí
de Buffon ó mas bien de los que lo comunicaron noti-
cias, por la pasión con que amaba Azara á ta verdad; y
en fin manifiesta que la obra de los cuadrúpedos del Pa-
raguay debe mirarse, y el mismo Bufón la miraría , co-
mo un complemento de sus obras.
Confiesa Saint-Mery que D. Feli^ escribió su obra
con una pureza do lenguage, y ooa claridad y concisión
admirable y que él babia procurado traducirla fielmen-
te 00 perdonando medio alguno para que fuese úlíl ul
lector y para hacerla digna del público. También de-
clara que las notas geográficas que se ven en su traduc-
id No sabemos si cslo E^ri nerlo. pero loqaesl coiiBll «suiía
nrlt ruijueD. Fclít Fiiga ásu hermano nu[itiniiLa su Ím|inimi
BU ubr« drluspají
»tu ha aat^cdido.
— Í8S — "
i'iuii, ])ert«iiecen ¿ D. Félix babiéndolas lomado d«ia
(legcripcion del Paraguay que repite estaba tradacíendo,
y que con respecto á las medidas que se hacen en et
original de pies antiguos y sus subdivisiones, las ha con-
servado on la creencia de que serán exactas.
Pasando después Sainl-Mery i tratar personal menta
de D. Félix, dice tenia en esta época 49 añosorrecieodo
la singularidad de ser tal vez el único europea) que no
coiiiia jamás pan por tenerle aversión. Dá razón cir-
cunstanciada de su espcdicion contra Argel en 1 776 y
de su herida y curación de que ya hemos bablado en su
bíograGa.
Dice que considerándose como enemigo al Portugal,
desde que la España se alió cun la Francia, el rey Cár-
l-los IV tiene á 1). Félix de comandante de la frontera
Rque separa al Paraguay del Brasil , sabiéndose que et
ejercicio de sus nuevas funciones le han procurado oi
siones de enriquecer en mochos géneros , sn brillat
colección de objetos de bistoria natural.
Al manifestar Saint-Mery que D. Félix era celibato,
cuyo estado juslilica haciéndole provechoso para las
ciencias naturales á las que casado no hubiera padido
dedicarse con tal pasión, le concede adhesión á ta amis-
t tad cuyo sentimiento encantador, y lazo el mas fuertí
y duradero de la vida, pone como un dulce consuelo de
«u vidaal que se une para hacerle feliz el amor que Ire-
ne á sus hermanos.
Con respecto á esta afección, espresa el traductor
<jue l>. FeÜTC era correspondido por igual amor de parla
de su hermano D. José Nicolás, añadiendo: Testigo yo
diariamente de la tierna afeccionque el señor embajador
. de España tiene por su hermano el naturalista y al cual
la diferencia de edad parece haber mezclado algo de!
amor paternal en el corazón del primero, me consta qi
'1—1
M
M, I
I
— 285 —
á las virtudes públicas (\m han ilustrado cerca de 40
años su carrera diplumálica ; que á los couocioiientos
profundos que han asocindü al titulo de hábil negociadür
los de amigo, amaote é üiislrado juez de las artes , reu-
DÍó el señor Azara las preciosas cualidades que tam>
bien adornan al hombre privado. Y eñ üu concluys
su preracio reclamando iodulgencia para el autor y para
el traductor «bajo la influencia de un hombre (liabla
del embajador) al que la república francesa cuenta en-
tre sus mas sinceros amigos y el mas Qelmcnte afecto á
)a libertad píiblica y á las virtudes generosas sia las
cuales no liay gran pueblo posible.»
En la expresada traducción francesa de Saint-Mery,
bailamos inserto en el tomo 1.** á la página 74 el si-
guiente documento que por el honor que de él resulta
á D. Félix de Azara y á su hermano D. José Nicolás,
insertamos á continuación traducido á nuestro idioma.
• Instituto NACioNiL de ciencias t AHTES.=Estracto de
los registros de la clase ó sección de ciencias Üsicas y
matemáticas.— =Sesion de 36 de brumario año 9 de la
república francesa (1801).=Uno de los miembros ea
nombre de una comisión leyó el informe siguiente: He-
mos sido encargados por la clase de ciencias físicas y
matemáticas los ciudadanos Richard, Cuvier y Y'o do
darla cuenta de una obra manuscrita compuesta en es-
pañol por D. Fetis de Azara titulada : Ensayo sobre ¿os
cuadrúpedos del Parwjmy, y traducida al francés por el
ciudadano Moreau de Saint-Mery consejero de Estado.
«El titulo de esta obra indica el Un que ol autor stt
ba propuesto. Ha querido dar á conocer los masintere-
lantes cuadrúpedos de un vasto pais de la América me-
ridional , no recorrido hasta el presente sino por unos
pocos viageros instruidos, y el cualha podido D. Feliide
Azara observar con lauto mas fruto cuaulo que por una
— 284 —
porción án años lia llenado impurlanles fanciones pú-~
blicaíi. ?.\ nombre de Azara liace mucho tiempo que es
ipierido de los amigos de las ciencias. Nadie ignora los
grandes servicios que las ha hecho e) hermano del autor
el caballero Axara, antiguo embajador iJe España en Bo-
ma y hoy en Francia, que no ha cesado jamás de mere-
cer bien de la humanidad por su filantropía , de los
hombres ilustrados por el buon uso que ha hecho de
sos conocimienloü, de su país por los Telices efectos de
8US talentos diplomáticos , y nuestra nación por la par-
ticular afección y estimación en que la tiene. Siendo
depositario el caballero Azara del manuscrito de ea her-
mano D. Félix , le ha puesto á disposición de su amigo
el ciddadado Moreau de Saiol-Mery, obligándole á Ira-^
(lucirle y publicarle (I ).»
«Los ensayos de D. Félix comprenden la historia do
mas de ochenta cuadrúpedos los que lia visto el autor,
casi todos, vivos, observándolos en su pais natal. Nos
bastará para dar una idea de la importancia de su tra-
bajo el anunciar quo en él se encuentran artieulos muy
estensos relativos al Tirm ó Mborebi, al Peci^hi, á cua-
tro especies de la familia de los cuervos, á las hormi-
gas, al género de los tatus, á los monos, á trece especies
do ratones, á los caballos, á los asnos, á las muías , y á
las bestias cornudas , y que en un apéndice trata doa
Félix del cocodrilo de América y de muchos lagartos.»
■ Cada uno de los artículos de estos ensayos, no sola-
mente presenta una muy detallada descripción del ani-
mal observado por el autor , sino también una esposi-
cion muy circunstanciada de sus costumbres , y una es-
N
4
(1) Bcpeliraos pnr Icrcprn vei tpic est» es una íuposicion grt-
tiiiln; pnrBlo que el caballFrn Alara no autaricú & Sainl-Ueri pira
la piililirncion al menos hasliquRnr) voliicM dculroviageque
«m|iren(]i6 para reclilicHr sus obserTsciunes. '
merada esplicacioD de los diversos nombres que le han
dado los españoles y los iadios. FreciienlemeDle se lialla
lambien una discnsioD sagaz de Ins ofiíniones relativas a
la especie descrita publicadas por difi'rentes natnralistas
y moy especialmenle por Rufon. Esla cHlica anuncia
siempre en D. Feliic de Azara el talento de buen obser-
vador y de amanle de la esaclilod. Sin embargo debe-
mos decir que nos parece ha caído en algunos errores
sobre la identidad ó diferencia de las especies de que se
ocupa. Después de haberse dejado arrebatar por un celo
demasiado vivo contra la opinión de tos naturalistas que
ba rcfulado, ha podido ser s su vez sustituido por con-
geturas demasiado arrii '^;f:<lda3 á las que ha combatido,
y hubiéramos deseado que no hubiese considerado de
repcnle algunas de sus ideas, á lo roas probables, como
un principio cierto, y desechar toda opinión contraria á
este pretendido principio , únicamente porque se opo-
nía á lo que le parecía un hecho fundamental. Pero de-
bemos confesar que fallo D. Félix de bibliotecas y de
grandes colecciones de cuadrúpedos, no ha podido
comparar, como lo hubiera deseado , los resultados de
sus observaciones, con los trabajos de otros naturalistas.
Sin embargo merece grande elogia porque ha hecho
cuanto podía hac^r , y ha sido mucho para la ciencia.
na rectificado un gran número de errores importantes
sobre las formas de las especies, sus facultades, costum-
bres, denominaciones en español y en el idioma de los
indios, y acerca desús distintos caracteres. Su obra
dará á conocer la configuración y costumbres de mu-
chos animales de los que solo poseíamos imperfectas
descripciones , y dibujos infieles, y de otros de que no
sabíamos mas que el nnmbre. Enriquecerá con muchas
especies, aun desconocidas por los naturalistas, el cala-
logo de los que pertenecen a la clase de animales que
— S86 —
DM es mas útil conocer y en la cual podíamos esperar
monos descubrimientos. Apesar del modesto titulo Ua
ensayos que dá D. Peüx á la historia de los cuadrúpedos
de un país tan poco frecuentado por los naturalistas, ape*
sarde ser muy digno de sus pesquisas, su trabajo debe
mirarse como una colección preciosísima para los qaa
cultivan las ciencias naturales , y como una obra qus
honra tanto á su autor, cuanto h la naciou ilustre y alia-
da do los franceses á que pertenece. liemos sabido coa
sumo placer, que disfrutará pronto el público de uu
gran número de observaciones hechas por D. Félix so<
bre tos pájaros del Paraguay (1 ). »
■ Conocido ya el traductor por muchas obras , hft'
correspondido dignamente á la conGanza del caballero
Azara aumentando por su parte la utilidad del trabajo
de D. Felis. Ha aü.idido al testo un discurso preliminar,
ñolas, la nomenclatura de muchas naturalistas, la com-
paración de los pesos y medidas empleadas por el autor,
con los nuevos pesos y medidas de la república france-
sa ; y como nada haya descuidado de lo que puei'
aumentar el mérito á una buena traducción, optaamot
porque ¡a clase conceda su aprobación al ensayo tohrt
los cuadrúpedos del Paraifuay compuesto por D, Félix
de Alara, y traducido del español al fraueés por el cíu-
dadam Moreau Saiat-Menj. Instituto nacional 26 Bra-%
roario año 9(1801) firmado.— /itcAorá , Ctitiier ,
Cepede. — Laclase aprueba el dictíimen y adopta li
cimclusiones.=-E3tá conforme al original. Parig 27 bni7
mario año 9 de la república. =G. Cuuíer Secretario.
4
e lílnlo publlcú dnpucd
■MDICE
'^'^'^ '^S'%^ ^'^^'^''íb'^®»
Capítulo XVIII. — Del descubrimiento y conquisla
del rio de la Plata: licencia del rey y primera
espedicion
Segunda espedicion por el veneciano Sebastian Ga-
boio
Espedicion á cargo de algunos comerciantes , me-
diante contrata con el gobierno: otra por cuenta
de este y fundación del puerto de santa Maria
de Buenos-Aires
Regreso y muerte del adelantado I). Pedro de
Mendoza. Sigue la egpedicion y descubrimiento
con «I mismo titulo y autoridad D. Juan Ayotoi.
Sabida la muerte de Ayolas es elegido gefe don
Domingo Martinez de ¡rala: siguen los descubrí-
míenlos y conquistas , fundándose la ciudad de
ta asunción
Espedicion de Alvar Nuiiez , mediante contrata y
condicione» estipuladas con el gobierno. .
Proyecto de espedicion al Perú, que no te verificd:
varios acontecimientos , guerras, etc.: llegada al
puerto de Reyes y regreso á la Asunción. . .
Prisión del adelantado por sus soldados, y elección
de D. Domingo Martínez de Irala para el mando.
Alvar Nuñez es conducido ti España con otros
presos , y sentenciado por el consejo supremo.
Disturbios, y rebeliones de indios : providencias
de Irala para sosegarlos y reducirlos. . . .
Emprende Jrala nueva espedicion al Perú , que no
tuvo efecto. Regreso á la Asunción ; disturbios
en esta ciudad hasta ta muerte de D. Diego
Abreuque se habia levantada contra Irala. .
Varias espedicicnes y guerra» : te funda la ciudad
de Mn Jmn que dmpu» ftd abandonada ^ y
fundación de la vUía de Ontiveros. Licencia del
rey á D. Juan de Sanabria para contintíar la
conquista^ mediante los pactos de la contrata fir-
tnadaf la cual siguió D. Juan de Solazar. Lle-
gada dd obispo con algunos dirigos » y estable-
cimiento de catedral en la Asunción i 32
Muerte de Irala y le sucede en el mando su yerno
Gonzalo de Mendoza. Espediciones de Nuflo de
Chaves que se hace independiente del Paraguay.
Muere Gonzalo de Mendoza ^y es elegido don
Francisco Ortiz de Vergara , d quien confirma
el obispo en virtud de real cédula. Varios acón-
tecimientos y rebeliones de indios. . - . . i ^5
Ida del gobernador con el obispo á Chuquizaca ó
Charcas: gestiones en aquella audientía sobre
confirmación del mando que obtuvo D. Juan
Ortiz de Zarate. Muerte violenta de Chaves y
otros sucesos hasta la prisión de Cáeeres y y su
llegada á España 174
Fundación de Santa Fé de la Veracruz y de Cardo-
va del Tucuman : disensiones entre los poblado^
res. Espedidon salida de España en 1 572 : tóa-
nos sucesos con motivo de su llegada. Muerte del
adelantado y manda como gobernador interino
D. Diego Ortiz de Zarate y Mendietá. Muertp
este le sucede Garay: algunas fundaciones^ entre
ellas la nueva Jerez » la TrifUdad y Buenos-
Aires i86
Rebelión en Santa Fé. Muerte violenta dd teniente
general Garay j y le sucede por nombramiento
dd addantado Alonso de Vera y Aragón. Se
funda la ciudad de la Concepción de Buena-
EsperanzUy la de san Juan de Vera y otros
pueblos 310
Biografia del señor D. Félix de Azara. . . . 2i 9
Carlas del ayuntamiento de la Asunción en el Pa-
raguay á D. Félix de Azara y y las coníestaciones
de este 257
Notas 265
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Ca)qihr»^ft^JWA044'3«,, (617)495-2413
Iv* aaA/
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'fr^ J^._J^